La isla desconocida
Ahora viene el problema. Los ex presos llegan a Madrid. La prensa los acoge por unos días. Si tienen suerte, empezarán a vivir de su trabajo y no de la actividad subversiva, que estaba bien remunerada. Quizás alguno logre enganchar un puesto en la guerra del ciberespacio.
Pero no es fácil, como decimos los cubanos, en medio de la crisis. No sé a cuánto pagarán los comentarios (las diatribas ofensivas o amenazantes que lanzan a los blogs de autores revolucionarios), pero si no las publicamos, no cobran. Poco a poco serán olvidados. Ya no sirven. Es decir, ya no son útiles para el antiguo promotor, el imperialismo estadounidense.
La ecuación es sencilla: un contrarrevolucionario en las calles de La Habana vale algo, pero vale poco. No inspira a nadie. Los que pagan los prefieren presos o en huelga de hambre.
Preferiblemente moribundos o muertos. ¿Cuantas historias de secuestros y de golpizas públicas de quince minutos, sin testigos oculares ni huellas en la piel, ha tenido que inventarse Yoani, para poder suplir la crónica falta de espectacularidad o de heroísmo que padece su “disidencia” ciberespacial? ¿Sobre qué argumento montar la próxima campaña mediática? Fariñas tendrá que tomarse unas vacaciones antes de lanzar su huelga de hambre número 25 ó 26, no sé. Y tener a mano un buen pretexto. Pero las Damas de Blanco se quedaron sin pincha. Sin objeto social, en el lenguaje burocrático de la empleomanía.
En el nerviosismo triunfalista empieza a vislumbrarse la desazón. Las demandas de las trasnacionales de prensa y de los políticos metropolitanos se travestían de razones humanitarias, pero el objetivo no era liberar a los mercenarios, sino impedir –esgrimiendo el chantaje-, que eso ocurriera. Lo que se quería –lo que se quiere-, es derrotar a la Revolución.
Y un mercenario preso vale más que cinco en la calle y que diez en España. No ha pasado nada, dicen ahora. Raúl Rivero, cuya pluma de poeta se solventa en las redes de la derecha hispano-estadounidense (me refiero a la derecha-PP, no a la derecha-PSOE), asegura, según EFE, que la excarcelación es “una decisión unilateral” del Gobierno cubano que no ha estado influida por las conversaciones con el Gobierno español y la Iglesia Católica, una especie de jugada de engaño. El PP trata de prolongar todo lo posible el show mediático de los ex presos en suelo español, con escaramuzas anti-PSOE.
La Revolución cubana sabe conversar, sobre cualquier tema, de igual a igual. Si el Gobierno de Obama quisiera hacerlo, no encontraría obstáculos. Sin embargo, la escalada subversiva no se detiene. La USAID licitó el pasado 18 de junio 3.650.000 dólares para financiar programas y redes subversivos en Cuba: 500.000 para los que llama “presos políticos” y sus familiares; 1.500.000 para abrir espacios de “libertad de expresión” (estadounidense en Cuba); 500.000 para crear o fortalecer a los grupos religiosos y espirituales alineados a Washington; 500.000 para promover sindicatos privados; etc. Este dinero se suma a los 15 millones de dólares recientemente descongelados del programa Cuba de la USAID.
¿Recibir dinero de un gobierno extranjero con el propósito explícito de subvertir el orden en el país propio, no es un acto execrable y punible? Las leyes europeas y estadounidenses condenan a largas penas a quienes incurren en ese delito. Nadie se lo cuestiona. ¿Quién los llamaría “presos políticos”, o “de conciencia”?
Nada ha cambiado si la Revolución no se desmorona. Y los viejos mercenarios ya no sirven. Ahora sólo son bocas hambrientas en Madrid. Hay que buscar a los nuevos, a los sustitutos. Los hallarán, claro. Y serán detenidos y juzgados, como en cualquier ciudad del mundo. Serán los nuevos “héroes” mediáticos, estrellas fugaces de la guerra imperial.
Las Damas de Blanco, otras por supuesto, y quizás algunas de las viejas nostálgicas que se apunten esta vez “de apoyo”, desfilarán con su gladiolo frente a las cámaras de CNN o de TVE. El circo recomenzará. Los presos son útiles para el imperio, solo para él, pero Cuba no tolerará la impunidad.
La Revolución tuvo, una vez más, un gesto de altura política, de humanismo; pero Obama al parecer no tendrá la osadía política –los huevos-, de liberar a cinco presos políticos cubanos, esos sí, que lucharon por evitar la muerte de un lado y otro del mar.