Rosa Miriam Elizalde (Sancti Spiritu, 1966) periodista cubana, ex redactora jefe de Juventud Rebelde y actual editora de Cubadebate, autora de libros sobre prostitución en Cuba, internet o sobre Venezuela, es sin duda la periodista que más ha investigado sobre la ‘guerra’ cibernética y la manipulación de EE UU en internet.
Asegura que más de 1.600.000 cubanos son usuarios de internet y se enfada cuando a su paso por Madrid se topa con amigos españoles, que a pesar de no haber pisado nunca la isla, aseguran que el Gobierno impide el libre acceso de la población a internet.
DIAGONAL: Parece verse ahora en algunos medios oficiales y en vuestros congresos un mayor nivel de debate y crítica interna.
ROSA MIRIAM ELIZALDE: Sí. Recomiendo leer la sección de Cartas del diario Granma, y el Acuse de Recibo, de Juventud Rebelde; escuchar el programa Hablando claro, de Radio Rebelde, o el Noticiero de Televisión, que tiene casi a diario un reportaje crítico contra la burocracia y otros problemas muy sensibles de la gente. Y ese debate se da también entre los propios periodistas, en el seno de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). En la red están muchas de nuestras discusiones, son públicas.
Tanto interna como públicamente, discutimos a camisa quitada los problemas de nuestra prensa, que padece de casi todo: empobrecimiento del lenguaje, pérdida del oficio, funcionarios que intentan controlar la información y tratan al periodista como un eterno menor de edad, redacciones que no han evolucionado desde los 70, inercia, aburrimiento, incapacidad para comunicarse con los jóvenes, etc.
Esto coincide con la opinión que tienen los cubanos. En el debate que propició el Partido a raíz de una intervención de Raúl Castro en el Parlamento, millones de personas expresaron todo tipo de quejas y los medios fueron uno de los objetos de crítica de la gente.
D: Mucha gente piensa que el Gobierno de Cuba impide el acceso a internet.
R.M.E.: Sé que algunos creen que el bloqueo de Estados Unidos contra nuestro país ya no existe, que es una excusa del Gobierno, pero desgraciadamente es una realidad. Después de casi medio siglo nos afecta en múltiples aspectos de nuestra vida cotidiana. Y el que nos bloqueen el acceso a los servidores de internet es sólo uno de ellos.
A pesar de eso, en la isla tenemos 62 computadoras por cada 1.000 habitantes, un total de 700.000 ordenadores, de los cuales 455.000 tienen conexión a internet. Existen 1.600.000 usuarios de la red. El Gobierno se limita a controlar que no se use internet para fomentar la pornografía, la prostitución, el odio racial, la incitación a la violencia u otras conductas delictivas.
D.: ¿Cómo afecta el bloqueo al acceso a internet en Cuba?
R.M.E.: Nuestro ancho de banda de conexión internacional es de unos 380 megabytes (Mb), lo que tiene cualquier cibercafé en España. ¿Por qué? La conexión es por satélite, mucho más cara y lenta. A pesar de que el primer cable submarino del mundo enlazó a Cuba con Florida en el siglo XIX, las sucesivas administraciones de EE UU han impedido a Cuba, rodeada de mar, conectarse a la malla mundial de fibra óptica submarina que agrupa ocho puntos del Caribe muy próximos.
El sistema Arcos (Americas Region Caribbean Optical- ring System) conecta con fibra óptica a EE UU, México, Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, con un servicio de alta velocidad. Pero Arcos es copropiedad de 28 operadores de la región, liderado por New World Network, accionista norteamericano con cerca del 88% de su capital.
D.: Venezuela está tendiendo un cable submarino.
R.M.E.: Sí. El cable submarino unirá el puerto venezolano de La Guaira y la playa Siboney, de Santiago de Cuba. Con una capacidad de 640 gigabytes, multiplicará por 3.000 nuestra capacidad de conexión. Sin embargo, el cable submarino y el satélite son transportadores, pero no proveedores de internet.
El acceso hay que contratarlo a otras empresas, y ahí estamos con el problema de que los servidores son estadounidenses.
D.: ¿Qué ha sido de la promesa de Obama de aliviar las prohibiciones en materia de telecomunicaciones con Cuba?
R.M.E.: Sin levantar el bloqueo es imposible un acuerdo comercial entre el Gobierno cubano y alguna empresa norteamericana para extender el cable de fibra óptica. Cuba no tendría cómo pagar y el proveedor no podría cobrar, mientras la Oficina de Control de Activos Extranjero (OFAC) siga impidiendo que los norteamericanos utilicen la red como pasarela electrónica para transacciones que puedan beneficiar a una institución cubana. El Departamento del Tesoro multa con hasta 50.000 dólares por violaciones a esa cláusula del bloqueo.
D.: ¿Desde la isla os podéis conectar con un sitio estadounidense?
R.M.E.: Cuando una página o servicio limitado para los usuarios cubanos detecta que se ha accedido desde una IP de la isla, aparece una ventana que dice: “Usted proviene de un país incluido por EE UU en la lista de países terroristas y no tiene permiso para acceder a esta página”. O simplemente te pone: “No found”.
D.: ¿Cuál ha sido la posición del Gobierno cubano frente a internet?
R.M.E.: Fidel lo vio claro. Ya en 1999 dijo que internet abría posibilidades inimaginables para la izquierda frente a las multinacionales de la información. Una década antes de eso ya se habían creado los Joven Club de Computación, para propiciar el conocimiento y el uso social de la Red.
Ahora hay más de 600 Joven Club en Cuba, que ofrecen cursos para todas las edades, y esos locales han permitido un uso intensivo y social de las computadoras. Con nuestras limitaciones, sólo cabían dos opciones: o dársela a un grupito de gente, o buscar alternativas que garanticen el más amplio y racional uso de esos recursos.
Los 134.000 médicos y resto de personal de la salud de Cuba utiliza la Red Infomed y casi la mitad lo hace desde sus casas, con correo abierto internacional y navegación en intranet. Los periodistas cubanos, cerca de 4.000, tenemos también acceso a navegación internacional.