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Los Estados Unidos y su asesino sistema sanitario

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Una vez más -¡y van tantas!-, los legisladores y el gobierno del imperio más poderoso de la historia de la humanidad están demostrando la nula legitimidad que poseen para impartir clases de democracia y derechos humanos al resto del mundo, arrogante e hipócrita actividad que, sin embargo, nunca dejan de ejercer. Siendo esta semana crucial, para que la descafeinada y tardía reforma sanitaria que el presidente Obama propone salga o no adelante, el deshumanizado rostro del imperio ha quedado expuesto tal y como es, sin la careta. 


En lo que va de mes y liderados por la Cámara de Comercio, agrupaciones empresariales han invertido más de 11 millones de dólares en tratar de comprar a unos 40 diputados del partido demócrata –el del presidente- para que estos voten en contra de la reforma sanitaria. Paralelamente y hasta la fecha, las empresas farmacéuticas han desembolsado 12 millones de billetes verdes con el mismo objetivo de evitar su aprobación. 

Se estima que el gasto de estás campañas destinadas a comprar votos de demócratas indecisos han alcanzado ya la nada desdeñable cifra de 30 millones de dólares. Por otro lado y aunque la cuantía económica sea menor, las agrupaciones coordinadas con el partido demócrata también han gastado lo suyo. Y esta es la “democracia” de la que el gobierno estadounidense tanto se vanagloria y trata de imponer a los países y gobiernos del mundo que se le oponen. 

Con el partido republicano decidido a tumbar la iniciativa, Barack Obama espera aprobarla con mayoría simple, aunque no lo tiene nada fácil, ya que, como ha quedado dicho, la unidad del partido demócrata es vulnerable; más todavía, como es el caso, si existe dinero por medio. 

Mientras este bochornoso espectáculo acontece en el país “más demócrata y humanista del mundo”, un estudio llevado a cabo por un equipo de investigación de la escuela de medicina de Harvard cifra en 45.000 las personas muertas al año –una cada 12 minutos- entre los cerca de 50 millones de individuos que, por no poder costearse un seguro médico privado, carecen de asistencia médica. Asegura el estudio que son los adultos mayores de 64 años y los menores de edad, que carecen del mencionado seguro médico privado, los que tienen un 40% más de riesgo de fallecer que el resto de la población. Y añade que los resultados demuestran que la cantidad de fallecidos ha aumentado en casi un punto durante el último año en los opulentos Estados Unidos de América. 

La cifra anunciada -45.000- probablemente sea bastante más elevada. En cualquier caso, si escandaloso resulta que, en 2010, en un país tan inmensamente rico y tan avanzado en el campo de la ciencia sucedan casos semejantes, más escandaloso resulta todavía el cómplice silencio que otorgan al suceso los llamados países occidentales. La UE , por ejemplo, que acaba de aprobar una resolución de condena a Cuba por la reciente muerte de un preso común, nunca ha abierto la boca para criticar estas muertes provocadas por las políticas neoliberales de los gobernantes yanquis –asesinatos más bien, puesto que poseen la posibilidad real de evitarlas y no lo hacen. 

Si Barack Obama, un indudable agente del gran capital, se está esforzando en sacar adelante su descafeinada reforma sanitaria, no es precisamente por resolver el eterno y grave problema de un amplio sector de sus gobernados –ese traje tan hermoso no encaja en el cuerpo de un presidente imperialista-, sino, más bien, porque del resultado de su intento depende –y mucho- su futuro político. 

Blog del autor: http://baragua.wordpress.com

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