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La carrera armamentista de la “Defensa de Misiles”
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Moscow Times/Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Mientras la historia recordará el Siglo XX por la carrera de las armas nucleares, el Siglo XXI podría ser recordado por la carrera armamentista de la defensa de misiles. Unos 20 países poseen ahora sistemas de defensa de misiles, pero se espera que más de 40 Estados los tengan a mediados de siglo. De hecho, antes de 2050 aparecerá todo un sistema coordinado de elementos de defensa de misiles basados en tierra, en el mar, en el aire e incluso posiblemente basado en el espacio. 
 
Al mismo tiempo, EE.UU. y sus socios de la OTAN tratan de minimizar las consecuencias negativas que la defensa de misiles tendrá sobre la seguridad internacional, diciendo que es puramente de carácter defensivo. La explicación estándar es que el escudo de misiles consistirá de 40 interceptores basados en tierra posicionados en el territorio de EE.UU. continental y varias docenas más de misiles interceptores colocados en el territorio de Estados miembros de la OTAN y en barcos de guerra preparados para la guerra. 

La propagación de sistemas de defensa de misiles de EE.UU. y de la OTAN a numerosas regiones del planeta conducirá inevitablemente a un aumento de los gastos relacionados con el desarrollo de tales sistemas. De hecho, el nivel actual de gastos pronto sobrepasará los desembolsos totales de EE.UU. para la defensa de misiles en todos los últimos 25 años. Washington gastó 132.000 millones de dólares en la defensa de misiles durante el último cuarto de siglo, pero ahora el Pentágono planifica la inversión de 50.000 millones de dólares en programas semejantes sólo durante los próximos tres años. Además, el programa de defensa de misiles de EE.UU. recibirá 7.400 millones de dólares en fondos presupuestarios en 2010, y la Casa Blanca quiere pedir al Congreso 9.900 millones de dólares en 2011. 

Los misiles interceptores se han hecho continuamente más efectivos a medida que aumenta su exactitud y alcance. Esto capacita a EE.UU. para convertir el sistema táctico de defensa de misiles en Europa en un sistema estratégico capaz de atacar y eliminar misiles balísticos intercontinentales durante las tres fases de su vuelo – impulso, curso medio y reingreso. 

El desarrollo por Washington de un nuevo programa para “reconfigurar la defensa de misiles” será vinculado a las capacidades nucleares estratégicas y tácticas de EE.UU., Gran Bretaña, Francia y una serie de otros Estados miembros de la OTAN, así como a armas basadas en el espacio que los países de Occidente puedan desplegar en el futuro. 

El resultado es que la “nueva arquitectura de defensa de misiles” anunciada por el presidente de EE.UU. Barack Obama el año pasado puede ser un proyecto peligroso que podría conducir a una ruptura de la estabilidad estratégica en el mundo. EE.UU. aún no ha convencido a Moscú de que ese proyecto no debilitará la seguridad nacional de Rusia. Los responsables en Moscú se preguntan ahora si Occidente no está conduciendo al mundo hacia otra crisis de los misiles de Cuba.

Una de las paradojas del Siglo XXI es que mientras existe casi una paridad entre las armas nucleares estratégicas ofensivas de EE.UU. y Rusia, hay un importante desequilibrio no sólo entre la cantidad de interceptores en el arsenal de defensa de misiles de los dos países sino en la configuración geográfica, ya que Rusia no tiene elementos de defensa de misiles colocados fuera de sus fronteras nacionales. 

Mientras disminuye la cantidad de armas nucleares estratégicas – y está bien que así sea – los despliegues de elementos de defensa de misiles aumentan junto con su efectividad, y esto constituye una tendencia peligrosa. Al comprender que esta tendencia desestabiliza la seguridad global, muchas naciones proponen un pacto que limite a su propio territorio el despliegue del sistema de defensa de misiles de una nación. 

Si no se puede lograr este acuerdo, nos enfrentaremos no sólo a una carrera armamentista de defensa de misiles, sino a otra carrera armamentista ofensiva.
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Vladimir Kozin es jefe de la sección analítica del departamento Asia-Pacífico del Ministerio de Exteriores ruso. Los puntos de vista expresados en este comentario son puntos de vista personales del autor. 

© Copyright Vladimir Kozin, Moscow Times, 2010 

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