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Los voceros de dios





Por Sergio Sarmiento

"El hombre que comprendiese a Dios sería otro Dios".
René de Chateaubriand

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Siempre sorprende la seguridad con la que algunos dicen conocer lo que piensa Dios. Javier Lozano Barragán, cardenal mexicano, presidente emérito del Consejo Pontificio de Operadores Sanitarios del Vaticano, declaró esta semana que "los homosexuales y transexuales no entrarán nunca en el reino de los cielos... No lo digo yo, sino san Pablo".

Efectivamente, San Pablo condena en su Epístola a los Romanos a quienes "Dios entregó a pasiones infames: pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre" (Romanos 1:26-27). En la Primera Carta a los Corintios Pablo añade: "Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios" (1 Corintios 6:9-10).

Es bueno saber que algunas personas como San Pablo y el cardenal Lozano Barragán tienen línea directa con Dios y pueden explicarnos lo que éste piensa. Quizá tuvieron oportunidad de llegar en vida a la puerta del cielo y vieron que Dios la cerraba a algunos. El propio Jesús no ofrece en los Evangelios una condena de los homosexuales, pero el cardenal Lozano no tiene duda cuando dice: "La homosexualidad es un pecado".

Para quienes consideran las epístolas de San Pablo como palabra de Dios, no hay siquiera posibilidad de discusión. Dios no sólo impedirá a los homosexuales entrar al cielo, sino también a los avaros, afeminados, fornicarios, adúlteros, ladrones, borrachos y maldicientes, entre otros. Pero incluso los católicos más fervientes tienen diferencias sobre la homosexualidad. El cardenal Lozano afirma, por ejemplo, que "uno no nace homosexual, sino que se convierte", haciendo gala de un supuesto conocimiento del que la ciencia carece. El catecismo de la Iglesia Católica, en cambio, señala que los gays "no eligieron su condición homosexual" (2358).

El mismo San Pablo que condena a los homosexuales explica que la mujer al orar debe cubrirse la cabeza pero el hombre no. El varón "es imagen y gloria de Dios, mas la mujer es gloria del varón. Porque el varón no es de la mujer, sino la mujer del varón" (1 Corintios 11:5-8). ¿Será esto también palabra de Dios?

Yo realmente me pregunto si Dios está preocupado por impedir el ingreso de los homosexuales y maldicientes al paraíso o si considera importante que las mujeres recen con la cabeza cubierta porque no son gloria de Dios sino sólo del varón. De hecho, la costumbre machista de que las mujeres, y sólo ellas, se cubran la cabeza en las iglesias parece haber quedado descartada en la mayoría de los templos católicos. Pero todavía hay quien piensa que Dios sí quiere apartar de su reino a los homosexuales.

Siempre me ha sorprendido la facilidad con la que algunos pretenden convertirse en voceros de Dios. Si Dios existe supongo que es un ser infinito fuera de la comprensión incluso de los más sabios entre los mortales. Alguien que pretenda convertirse en vocero de Dios, y que piense que sólo él puede explicarnos la voluntad divina, estaría cometiendo así el pecado capital de la soberbia.

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