Nicaragua: “Oenegé” de Javier Meléndez Quiñónez facturó C$88 millones anuales

El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Cuarta Internacional

La IV Internacional fue una organización internacional de partidos comunistas seguidores de las ideas de Karl Marx, Vladimir Ilich Uliánov Lenin y León Trotsky, quien además fue su principal dirigente. Fue establecida en un congreso de delegados en París en septiembre de 1938, donde fue aprobado el Programa de Transición. La IV Internacional es heredera de todas las internacionales obreras, pero su modelo organizativo y programa político se basa en los cuatro primeros congresos de la III Internacional

Las internacionales obreras 

La fundación de la Primera Internacional fue el primer intento de los sectores más avanzados del movimiento obrero de dar una expresión organizativa a la política internacionalista de la revolución proletaria.

En ella jugaron un papel destacado Marx, Engels y Bakunin; en torno a este último se organizó el anarquismo.
La Segunda Internacional (1889), de la cual Engels fue uno de sus fundadores, terminó apoyando a los gobiernos de los países imperialistas votando a favor de los créditos de guerra para la Primera Guerra Mundial, enfrentando a los trabajadores de los distintos países resultando una de las mayores matanzas de la historia, y produciéndose la separación entre los socialistas reformistas (socialdemocracia) y los socialistas revolucionarios, germen de la Tercera Internacional.

Ante éstos hechos, el Partido Bolchevique fundó la Tercera Internacional después de la Revolución Rusa para recuperar la política revolucionaria a escala internacional. Después del triunfo de Stalin y la burocratización del estado soviético, la Tercera Internacional pareció convertirse en un instrumento de la política exterior de la URSS y de su política del socialismo en un solo país.

La necesidad de construir la Cuarta Internacional había sido proclamada por Trotsky al considerar que la Tercera Internacional había renunciado a defender los intereses de proletariado internacional, como se habría comprobado, en opinión de los trotskistas, por las grandes traiciones de los Partidos Comunistas en Alemania, Francia y España durante la década de los 30 del siglo XX, resultando la victoria del fascismo en gran parte de Europa. La IV Internacional se fundó de hecho en una conferencia en el año 1938.

La IV Internacional

Leon Trotsky entendía la Internacional como el partido mundial de la revolución proletaria, con secciones en los diferentes países que actuaran como un todo (con un régimen interno de centralismo democrático) en pos de la revolución mundial. Los ejes programáticos se basaron en la teoría de la revolución permanente, el Programa de Transición y el internacionalismo; por tanto se defendía que la revolución socialista sólo podría triunfar definitivamente si se daba a nivel mundial.

La sede del Secretariado General fue trasladada a Nueva York al comenzar la Segunda Guerra Mundial en 1939.

En 1940 el que entonces era el partido más importante de la Cuarta Internacional, el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) de los Estados Unidos, sufrió una división. La escisión fue protagonizada por una fracción minoritaria encabezada por Max Schachtman y James Burnman que discrepaban con las posiciones de Trotsky y James Cannon.

El asesinato de Trotsky en agosto de 1940 por un agente español (Ramón Mercader) de la NKVD mandado por Stalin, significó un grave golpe político para la Cuarta Internacional que quedó muy debilitada, con una dirección muy joven e inexperta elegida tras la Segunda Guerra Mundial en 1946 en el segundo congreso mundial.


Graffiti en el País Vasco en honor de James Cannon, destacado trotskista norteamericano
El primer gran desafío y crisis se produjo en 1953, cuando distintos grupos (entre ellos el Partido Socialista de los Trabajadores argentino, el Partido Comunista Internacionalista francés o el SWP norteamericano) se negaron a aceptar las tesis mayoritarias impulsadas por Michel Pablo (seudónimo del trotskista de origen griego Michel Raptis), quien defendía que al estallar una inmediata Tercera Guerra Mundial, los Partidos Comunistas (PC) estalinistas tomarían un papel revolucionario al enfrentarse violentamente al imperialismo; por tanto, en los estado obreros burocráticos la gran tarea no sería construir partidos trotskistas revolucionarios, si no entrar a los PC estalinistas para impulsarlos a tomar el poder. La internacional acabó el proceso rota en diversas fracciones, y las secciones que siguieron la política pablista fueron destruidas y sus cuadros absorbidos por los PC.

En la década de los 60 se produjo una reunificación en torno al planteamiento de que la revolución cubana había producido un nuevo estado obrero.

El recién creado Secretariado Unificado tendría como dirigentes a los principales líderes que se negaron a aplicar la política pablista, entre ellos al belga Ernest Mandel, a James Cannon del SWP de Estados Unidos y a Nahuel Moreno del PST argentino. Sin embargo la reunificación duró poco, al defender Mandel la construcción de guerrillas foquistas dejando en un segundo plano al partido revolucionario de masas. Los grupos norteamericano y argentino rechazaron esta política. Nuevamente la internacional estaba rota.

La IV Internacional en la actualidad 

El Secretariado Unificado, de tradición mandelista, sigue reivindicando la denominación de la IV Internacional, aunque ha renunciado a alguna de sus bases programáticas, como el centralismo democrático (funcionando como una federación de partidos, y no como un partido mundial).

Esta corriente internacional fue muy criticada por otras organizaciones trotskistas por su participación en los gobiernos de Prodi (Italia) y Lula (Brasil). La ex-LCR francesa (ahora disuelta en el Nuevo Partido Anticapitalista es uno de sus referentes a nivel mundial.

De la sección inglesa de la IV Internacional provenía Ted Grant, fundador y teórico de la Corriente Marxista Internacional, fallecido en 2006. Su principal característica, que la diferencia de cualquier otro grupo, es que la CMI se orienta a organizaciones de masas consideradas de la clase obrera, tales como sindicatos y partidos socialdemócratas, socialistas y comunistas.

En consecuencia, esta organización ha renunciado a la reagrupación del trotskismo internacional y no mantiene ningún tipo de relación con los grupos que buscar reorganizar la IV Internacional. Actualmente, su dirigente y teórico más conocido es Alan Woods. La CMI está presente en más de 30 países.

En Brasil encabeza los movimientos de ocupación de empresas y en España (El Militante) dirige el Sindicato de Estudiantes. Posee también una notable influencia en el Partido del Pueblo de Pakistán. Alan Woods ha hecho explícito en un sinnúmero de oportunidades su "apoyo crítico" al gobierno de Hugo Chávez en Venezuela.

El grupo fundado por Nahuel Moreno, la Liga Internacional de los Trabajadores - Cuarta Internacional (LIT-CI) plantea la reconstrucción de la internacional con un programa revolucionario. Está presente especialmente en Latinoamérica y Europa, donde destacan el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (Brasil) y el Partido de Alternativa Comunista (Italia) y el Partido Obrero Socialista (México). En Argentina, el país originario de Moreno, su corriente empezó como un grupo que hacía entrismo en el peronismo hasta fusionarse con la agrupación liderada por Santucho en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y luego dividirse en base a la cuestión de la lucha armada. De esa división surgiría el Partido Socialista de los Trabajadores, que después pasaría a denominarse Movimiento al Socialismo.

El MAS a mediados de los 80 llegó a ser el partido trotskista más grande e influyente de su tiempo en el mundo, contando con varios millares de militantes esparcidos por todo el país y consolidados como la principal fuerza de izquierda de Argentina.

Con el fallecimiento de Moreno, el MAS se dividió en múltiples agrupaciones, algunas de las cuales siguen reivindicando la herencia morenista. Un agrupamiento importante de partidos después de la diáspora morenista de principios de los 90 es la Unidad Internacional de los Trabajadores (Cuarta Internacional)

En 1997 se funda en Génova, Italia, el Movimiento por la Refundación de la Cuarta Internacional que reagrupaba a partidos trotskistas de Sudamérica y Europa. Siete años más tarde, en 2004, esta organización se convierte en la Coordinadora por la Refundación de la Cuarta Internacional (CRCI) con secciones en 3 continentes y 10 países, entre las que se encuentran el Partido Obrero de Argentina, el Partido Revolucionario de los Trabajadores de Grecia, el Partido de los Trabajadores de Uruguay y el Partido Comunista de los Trabajadores de Italia.[1]

También encontramos la Fracción Trotskista - Cuarta Internacional, (FT-CI) que rompió con el morenismo creando una corriente internacional. Destaca el Partido de Trabajadores por el Socialismo de Argentina, Liga Estratégia Revolucionária de Brasil o Clase Contra Clase de España.
De las ideas de Tony Cliff se formó el Socialist Workers Party británico, que a nivel internacional conforman la International Socialist Tendency. Este grupo se alejo de la IV internacional por su definición de la URSS y sus satélites como Capitalismo de Estado, adoptando posiciones no defensistas frente al imperialismo, aunque ellos se siguen considerando en parte herederos de las ideas de Trotsky, autoenmarcándose en el trotskismo crítico ó heterodoxo.

Procedente del lambertismo, encontramos la IV Internacional (Centro Internacional de Reconstrucción), organización que en 1993 se autoproclamó la IV Internacional, aunque no es reconocida por ningún otro grupo.

Existen otros grupos en Francia que se consideran parte de o la propia la IV Internacional, como Lucha Obrera en Francia.

Hoy día, el gran desafío de quienes se consideran herederos de la tradición trotskista de la IV Internacional es la conformación de una nueva dirección unitaria revolucionaria mundial que recupere las tradiciones del movimiento comunista (especialmente de la experiencia del partido bolchevique, sintetizadas por Lenin y Trotsky) para impulsar y liderar la revolución socialista internacional.

Sin embargo, el eterno problema de los trotskistas son las innumerables escisiones y divisiones internas.

Related Posts

Subscribe Our Newsletter