Vicky Pelaez
Quien asiste en silencio ante un crimen, es cómplice (José Martí)
Con cuánta desventaja está luchando Manuel Zelaya por su restitución como legítimo presidente de Honduras. Tiene en su contra a los ricos y poderosos, encabezados por las diez familias que controlan a Honduras como su hacienda con el apoyo del ejército y la policía, quienes por un puñado de dólares se convirtieron en guardia pretoriana personal y se olvidaron del orgullo nacional y el deber ante la patria.
Zelaya también tiene que lidiar con toda la derecha internacional y la prensa globalizada a su servicio incondicional que aplaudió el golpe de Estado de Micheletti . Y ni que decir de Estados Unidos que percibió los intentos del presidente hondureño, de redistribuir la riqueza nacional como un peligro para los intereses de la seguridad nacional norteamericana, consistente en el dominio de América Latina y sus abundantes recursos naturales.
Sin embargo, esta vez el imperio, agotado y en bancarrota por sus pirámides financieras, sus dos guerras sin fin en Afganistán e Irak, y que busca al mismo tiempo finanzas para un nuevo frente en Pakistán, decidió cambiar de táctica. Está reemplazando la tradicional violencia por un ‘sutil’ juego diplomático para impedir el avance del populismo en América Central. En el caso de Honduras, está retrasando lo más posible el retorno de Zelaya a la presidencia. Ya faltan 54 días para las nuevas elecciones y los golpistas se sienten seguros en el poder por el apoyo inocultable de los EE.UU.
Barack Obama quien parece un loro hablando de la democracia y los derechos humanos, declara que Washington no puede hacer nada y necesita apoyo de la comunidad internacional. ¿De qué comunidad está hablando? Unión Europea está dominada por Estados Unidos y no existe ningún país europeo donde no haya bases militares norteamericanas. Asia vive su mundo y sus propios problemas. En este “nuevo” juego geopolítico, Hillary Clinton ha tomado una posición más cínica respecto a Honduras, Frente al mundo está dando la impresión que hace todo lo posible para que retorne Zelaya a la presidencia, pero en realidad está apañando al embajador de Estados Unidos ante la OEA, Lewis Amselem quien con su último discurso le quitó la máscara al gobierno norteamericano.
Dijo que Manuel Zelaya era un “Irresponsable e idiota” por regresar al país y que “debería dejar de actuar como si estuviera en la vieja película Bananas de Woody Allen”, refiriéndose a la obra filmada en 1971 que muestra a un dictador en una “República Bananera”. Se sabe que todos los discursos de los representantes de Washington no se hacen sin aprobación del departamento de Estado a cargo de Hillary Clinton. La secretaria de Estado también sabe la historia negra de Amselem quien entre 1988 y 1992 era el jefe de la Oficina de los Derechos Humanos de la embajada norteamericana. La monja ursulina Diana Ortiz le contó personalmene a Hillary cómo en 1989 fue detenida, torturada y violada reiteradamente por los militares guatemaltecos. Como su caso salió a la luz pública, fue liberada pero sus denuncias fueron desmentidas por Amselem como “ilusiones de una loca lesbiana” .