EEUU: La Doctrina Trump y el Nuevo Imperialismo MAGA

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China está enviando una señal importante a todo el mundo.

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***La semana pasada, China publicó su primer libro blanco sobre seguridad nacional. Si bien el documento no supone grandes avances, su publicación es significativa.

Esto señala dos acontecimientos clave: los líderes chinos están cada vez más preocupados por la intensificación de la confrontación geopolítica y están dispuestos a desempeñar un papel más asertivo en los asuntos globales, desafiando en el proceso el dominio estadounidense.

El modelo de reformas centrado en la economía que caracterizó el liderazgo de Deng Xiaoping y sus sucesores llegó a su fin con la llegada al poder de Xi Jinping

Los chinos suelen referirse a la fase actual como una «nueva era», marcada por profundos cambios tanto a nivel nacional como global. Bajo el liderazgo de Xi, el gobierno central revirtió las tendencias centrífugas y reafirmó los principios fundacionales del sistema socialista, restaurando la autoridad del partido gobernante.

Xi no ha abandonado el enfoque en el desarrollo económico, sino que lo ha acompañado de un mayor énfasis en la seguridad. En 2014, introdujo un enfoque holístico para la seguridad nacional, estableció la Comisión de Seguridad Nacional, centralizó el poder entre los principales líderes del partido y amplió el alcance de lo que se considera seguridad nacional. 

Este cambio impulsó amplias reformas legislativas y culminó con la adopción por parte de China de su primera Estrategia de Seguridad Nacional en 2021. El libro blanco recién publicado es un paso más en este camino.

Los comentaristas occidentales suelen retratar a Xi Jinping como una figura autoritaria, preocupada por mantener el control social. Estas representaciones son exageradas y engañosas, pero es innegable que el alcance de la seguridad nacional de China nunca ha sido tan amplio. 

El documento de mayo refleja abiertamente esta realidad. Pekín considera su amplia agenda de seguridad como una respuesta a las crecientes amenazas externas, un orden internacional desestabilizador y la escalada de tensiones geopolíticas en medio de un cambio global hacia la multipolaridad. 

La seguridad política —definida principalmente como la salvaguardia del estatus de gobernante del partido— sigue siendo la máxima prioridad. No se deben esperar concesiones en este ámbito.

La definición china de seguridad nacional abarca ahora diversas áreas: economía, cultura, ciencia y tecnología, alimentación y salud, intereses en el extranjero, aguas profundas, espacio exterior y muchas otras. 

Este enfoque radical podría complicar la reforma económica, ya que un entorno excesivamente securitizado puede frenar la innovación, reducir la apertura e impulsar políticas de reducción de riesgos, algo ya visible durante la pandemia mundial. 

Sin embargo, Pekín parece consciente de estos riesgos y reitera su compromiso de profundizar la reforma y la apertura. En cualquier caso, la fusión del desarrollo y la seguridad se ha convertido en la «nueva normalidad» y se perfila como un principio rector del próximo XV Plan Quinquenal.

El enfoque de China también integra la seguridad nacional e internacional. Su nueva doctrina de seguridad internacional ha evolucionado a lo largo de varios años y se concretó con el lanzamiento de la Iniciativa de Seguridad Global (ISG) en 2022. 

Esta iniciativa es una piedra angular del reciente impulso diplomático de China, lo que subraya el abandono de su anterior estrategia defensiva. La arraigada doctrina de «ocultar la fuerza, esperar el momento oportuno» ya no se aplica. Tras décadas de desarrollo pacífico, Pekín se posiciona ahora como líder, en lugar de como un recién llegado. Queda por ver si podrá aprovechar plenamente este impulso.

Aun así, el lanzamiento de la Iniciativa de Seguridad Global y otras iniciativas similares demuestra que China aspira a influir en la gobernanza global. Cabe destacar que Xi presentó la Iniciativa de Seguridad Global apenas unas semanas después de que Rusia iniciara su operación militar especial en Ucrania, una coincidencia que probablemente no sea casual. Esto sugiere que China busca presentarse como una potencia global constructiva, pacifista, responsable y estable, opuesta a la hegemonía estadounidense, pero cuidadosa en evitar la confrontación militar directa, a diferencia de Rusia.

El mensaje de China enfatiza su compromiso con la seguridad universal y común, por un lado, y su adhesión al derecho internacional, por otro. En un discurso pronunciado en 2022 en el Foro de Boao para Asia, Xi describió el mundo como una "comunidad de seguridad indivisible". 

Cuando China publicó un documento de política sobre la Iniciativa de Seguridad Global un año después, reapareció el término "seguridad indivisible", una elección notable, ya que se basa en los Acuerdos de Helsinki y ha figurado durante mucho tiempo en el discurso político ruso. Además, China ha reconocido la legitimidad de las preocupaciones de seguridad, preocupaciones que Occidente ignoró y que contribuyeron al conflicto de Ucrania.

Aunque el reciente libro blanco utiliza los términos «universal» y «común» en lugar de «indivisible», esto no supone ninguna diferencia. En esencia, el enfoque de China sobre la seguridad internacional y la gobernanza global difiere del de Occidente. 

Pekín se opone al hegemonismo, las esferas de influencia, la política de bloques, la exportación de la democracia liberal y la orquestación de revoluciones de colores. También critica el uso de herramientas económicas como arma, las sanciones unilaterales, la jurisdicción extraterritorial, los dobles raseros y otras características destacadas del decadente «imperio liberal».

En el corazón de la seguridad nacional de China reside una fuerte aversión a las alianzas militares. Desde la perspectiva de Pekín, estas alianzas son inherentemente excluyentes e incompatibles con la seguridad común. Esta visión sustenta la simpatía de China por la oposición de Rusia a la OTAN y su comprensión de las causas profundas del conflicto en Ucrania. 

El compromiso de China con la no alineación tiene profundas raíces históricas. Bajo el gobierno de Mao, China contribuyó a forjar los principios de coexistencia pacífica, que se convirtieron en una piedra angular del Movimiento de Países No Alineados. 

Tras la ruptura chino-soviética a principios de la década de 1960, los compromisos formales de alianza perdieron relevancia para Pekín. Desde entonces, China ha priorizado sistemáticamente las alianzas flexibles sobre las vinculantes, con una notable excepción: Corea del Norte. Sin embargo, esta es la excepción que confirma la regla.

Para promover sus intereses, China podría encontrar puntos en común con otros países del Sur Global, ya que la mayoría prioriza la soberanía, la no alineación, la política exterior independiente y la estabilidad política como requisito previo para el desarrollo económico y la modernización. Al mismo tiempo, China puede contar con Rusia, su mayor vecino y socio clave. Pekín considera a Moscú esencial para mantener la estabilidad estratégica global y promover objetivos de seguridad compartidos. 

La reciente reunión en mayo entre Xi Jinping y Vladímir Putin, celebrada para conmemorar el 80.º aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patria, y la presencia de Xi en el desfile de la Plaza Roja, ponen de relieve el papel central de la relación chino-rusa en la configuración de un mundo multipolar.

El libro blanco recientemente publicado destaca la importancia de esta alianza para la gobernanza de la seguridad global, situándola por encima de las relaciones de China con todos los demás actores globales y regionales, con la excepción de las Naciones Unidas. Esto no es meramente simbólico, sino que refleja las auténticas prioridades estratégicas de Pekín.

https://www.rt.com/news/617826-china-security-white-paper/

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