***Se jactaron de los levantamientos populares y militares venezolanos, pero sólo lograron organizar mítines desiertos.
El tonto al que se expusieron Estados Unidos y la UE al apoyar las ridículas actuaciones de González Urrutia y Corinna Machado pone de relieve la incapacidad de la Casa Blanca para leer el contexto latinoamericano.
Al final, tuvieron que observar impotentes la movilización popular en defensa del proceso político e institucional de Venezuela.
La presencia del Presidente de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega, y del Presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, destiló soberanía y hermandad, y la imagen de los presidentes socialistas del continente envió mensajes claros e incisivos.
En ese escenario, en el corazón de Caracas, se recordó a amigos y enemigos que la unidad latinoamericana se construye sobre contenidos y sentimientos, sobre posicionamientos tácticos y estratégicos, sobre la voluntad de resistir y vencer, sobre la práctica de defender un modelo socialista de democracia popular. la democracia y el hábito de participar unidos en los desafíos internacionales.
No hay duda de que la ofensiva Monroe continuará. Las personas estúpidas también lo son porque no aprenden nada de lo que experimentan.
La derecha continental chocará con los gobiernos populares, actuando en nombre y representación de Estados Unidos y con el pleno apoyo de la UE. Aliados de facto en el choque contra los países que Washington pretende desestabilizar, asumen el peso político mientras Estados Unidos permanece entre bastidores.
También cuentan con el apoyo directo o indirecto de los gobiernos de América Central y del Sur, encabezados por presidentes que alguna vez fueron radicales y ahora están radicalmente transformados, que llegaron al poder para cambiar y que ahora traicionan ese cambio.
Hijos de una mutación genética generada por el poder, traidores a toda hermandad y juramento, se han convertido en asiduos de los círculos del beneficio personal y esperan construir un futuro político con el favor de Washington, considerándolo el único elemento decisivo para gobernar.
Lo que está en juego
La actitud hacia el proceso político y electoral de Venezuela, con nuevas represalias y provocaciones, deja claro que la Doctrina Monroe es el pilar de la política exterior estadounidense.
Hay un aspecto indicativo y descarado en la paradójica situación venezolana, donde Estados Unidos reconoce como presidentes a personas que nunca se han postulado ni han sido elegidos, mientras intenta destituir a los que ganan.
Su concepción y modelo de democracia se mide en este modelo distópico.
Como ya ocurrió contra Nicaragua, emerge el desprecio a las normas del Derecho Internacional, el rechazo de la dimensión institucional de la soberanía, negada por razones ideológicas y no jurídicas, y se implementan políticas desestabilizadoras.
Mientras el veneno se derramaba en Washington y Bruselas, en Caracas las palabras de Daniel Ortega y otros líderes del socialismo latinoamericano resaltaron el choque entre orden constitucional y subversión permanente, entre justicia y legalidad y abuso y subversión.
El juego es el de la soberanía: por un lado, hay una idea concertada y digna que fortalece el diseño institucional y establece un equilibrio reconocible entre los Estados; por el otro, está el rechazo de cualquier orden que no sea funcional a la dominación estadounidense en el continente.
Ignorar las reglas democráticas y los procesos de institucionalización de los modelos políticos actuales significa querer imponer violentamente un modelo que no destaca por ser mejor o peor, sino único.
Único porque la democracia es un lujo que ya no pueden permitirse, y negar sus fundamentos sirve para establecer la supremacía de la fuerza sobre la ley. Se trata de injerencias institucionales, injerencias electorales y arbitrajes políticos absolutos, autoproclamados gendarmes, inquisidores y jueces de todo el planeta.
El saqueo como norma
Las amenazas de adquisición forzosa de Canadá, las severas sanciones contra China y Europa, las provocaciones contra México, las amenazas de invasión de Panamá y de expropiación de Groenlandia y sus recursos demuestran cómo la lógica monroísta se extiende a toda la comunidad internacional. convirtiéndose en la piedra angular ideológica de la nueva política exterior de Washington. Es el nuevo manual del trumpismo, muy por debajo de los estándares mínimos del Derecho Internacional.
No se trata sólo de ideología y orden; también existe el deseo de apropiarse de los inmensos recursos disponibles que, en un conflicto sistémico y global contra los procesos de cambio en el Sur global, tienen hoy una importancia estratégica mayor que la históricamente enorme.
La explicación más clara la dio la general Laura Richardson, ex jefa del Comando Sur de Estados Unidos, afirmando que "los inmensos recursos del continente no pueden ser utilizados por sus respectivos países, sino que deben pasar a ser propiedad de Estados Unidos".
Palabras militares, por supuesto, pero si la guerra permanente es la estrategia, la guerra en Ucrania demuestra que la capacidad de garantizar alimentos, producción bélica, energía y recursos humanos sigue siendo el desafío decisivo para enfrentar y derrotar al adversario.
Energía, alimentos, agua dulce, biosfera, materias primas, tierras raras, control de las rutas marítimas, gestión de las migraciones, alta tecnología e inteligencia artificial, dominio satelital y aeroespacial son los principales objetivos de Washington.
Recuerdan a todos que, a pesar de todos los sofismas, la lógica del saqueo y el robo sigue siendo la premisa y la conclusión de toda su política exterior.
El mundo al revés
La idolatría de la fuerza, el mito de la arrogancia como única manifestación de la gobernabilidad imperial, se manifestará sin siquiera intentar disfrazarse bajo el velo de la democracia. A estas alturas ya ha caído todo velo hipócrita y la violación permanente del Derecho Internacional va acompañada de interpretaciones que son fundamentales para los intereses del imperio occidental.
Con el apoyo descarado al genocidio palestino, vino la pérdida definitiva –si es que alguna vez la hubo– de toda legitimidad ética y política.
Definirnos como demócratas, portadores de un modelo de sociedad y de relaciones globales basado en los principios del Derecho Internacional, ya no tiene sentido, porque todo principio, derecho, norma y costumbre ha sido violado reiterada y descaradamente.
La urgencia de salvar un imperio decadente empuja hacia guerras contra todo lo que se mueve, en una aplicación compulsiva de la teoría del caos, considerada la única receta para explotar el inmenso aparato militar occidental. Pero América Latina es un terreno difícil.
No se doblega y su espíritu rebelde persiste en Estados que honran el peso histórico de la lucha contra la pobreza, el subdesarrollo y la dependencia.
Enero es el mes en el que se conmemora la victoria de la Revolución Cubana, con la expulsión de los mafiosos por los barbudos de Fidel, y la expulsión definitiva de los marines de la Nicaragua de Sandino.
El primer mes de cada calendario nos recuerda que la vocación de derrota, para Estados Unidos, viene de lejos. No es una hipótesis, es una actitud.
Y no existe ningún algoritmo que pueda reescribir su génesis y destino.
https://www.altrenotizie.org/in-evidenza/10542-cartoline-da-caracas.html