***Este es Saddam Hussein de Irak y aquí explicaremos cómo al voltearlo y luego ejecutarlo mediante la instalación de una falsa narrativa Occidente le dio un golpe al mundo entero.
Ud. probablemente escucha hoy el nombre de Saddam Hussein y recuerda vagamente a un villano.
Nada de eso es casualidad: hace casi dos décadas el aparato cultural e informativo de Occidente le vendió a Ud. la idea de que Hussein era un demonio.
Y la idea quedó instalada.
Los Estados Unidos acusaron a Saddam Hussein de tener armas químicas de destrucción masiva en Irak.
El entonces secretario de Estado yanqui Colin Powell incluso apareció en la ONU con un frasquito de sal que era la “prueba” de la existencia de un esas armas químicas en Irak.
Pero años más tarde los yanquis debieron confesar públicamente que no había ninguna arma química en Irak.
Ya era tarde, pues Irak había sido invadido y saqueado.
Los Estados Unidos se robaron todas las reservas de oro del país, además de otras riquezas.
Fue un saqueo pirata. Saddam Hussein fue llevado como prisionero a los Estados Unidos, donde fue juzgado y condenado, en un “juicio” donde prácticamente no se le permitió hablar, a morir en la horca.
Lo ejecutaron bajo falsos cargos y así quedó la cosa, a nadie le molestó ese atropello a la justicia.
Hoy el mismo truco utilizan para destituir a Bashar Al-Assad en Siria, quien pertenece a la rama local del Partido Baaz de Saddam Hussein. La misma narrativa, la misma saña con los símbolos.
A Ud. le están metiendo el mismo perro que en 2006. ¿Va a comprar otra vez el buzón?
Por suerte el mundo de hoy no es igual que el de 2006 y Al-Assad encontró refugio en una Rusia que está de pie. No pudieron hacer de él otro Saddam Hussein u otro Gadafi.
Pero la narrativa es la misma y otra vez le quieren vender pescado podrido.
Abra bien el ojo. Por favor, comparta esta información para que más gente conozca la verdad y sepa que el verdadero enemigo de la humanidad no es ningún “dictador” de Medio Oriente, sino el imperialismo yanqui y sus amigos sionistas que mueven los hilos desde Tel Aviv.
Nota fuente: La Batalla Cultural