***Escribí para Compact sobre la decisión extraordinaria y sin precedentes del Tribunal Constitucional rumano de anular los resultados electorales basándose en acusaciones infundadas de interferencia rusa, y por qué señala una escalada escalofriante en la guerra cada vez más abierta del establishment de la UE y la OTAN contra la democracia:
El fallo sienta un precedente aterrador.
Si las acusaciones vagas de interferencia extranjera pueden anular los resultados electorales, cualquier resultado electoral futuro que amenace a las élites arraigadas podría ser anulado de manera similar.
Lamentablemente, lo que sucedió en Rumania no es un caso aislado, sino una escalada de una tendencia demasiado familiar que ahora afecta a las sociedades occidentales, por la cual las élites impopulares y deslegitimadas recurren a métodos cada vez más descarados (como la manipulación de los medios, la guerra cognitiva, la censura, la guerra legal, la presión económica y las operaciones de vigilancia e inteligencia) para influir en los resultados electorales y suprimir los desafíos al statu quo.
Considérese que en Estados Unidos, el aparato de seguridad y sus aliados mediáticos pasaron casi la totalidad del primer mandato de Donald Trump tratando de deshacer el resultado de las elecciones de 2016 mediante el engaño del #Rusiagate.
En otras palabras, el establishment utiliza tácticas de desinformación e interferencia electoral para contrarrestar supuestas (y a menudo inventadas) campañas de desinformación e interferencia extranjera, que suelen afirmarse que provienen de Rusia en beneficio de políticos y partidos populistas locales.
Sin embargo, esas tácticas están demostrando ser ineficaces para generar consenso y, de hecho, están empezando a resultar contraproducentes, por lo que ahora se están poniendo en tela de juicio incluso los elementos formales de la democracia, incluidas las elecciones.
También explico cómo esta decisión sólo puede entenderse en el contexto del papel clave de Rumania como guarnición crítica de la OTAN:
No es casualidad que estas medidas se empleen con mayor agresividad en aquellos países que tienen un valor estratégico particular para la OTAN. Rumanía es un buen ejemplo de ello.
El país ha desempeñado un papel decisivo en la prestación de ayuda militar a Ucrania.
Además, es en la 86ª Base Aérea de Rumanía donde los pilotos ucranianos reciben entrenamiento en los aviones de combate F-16.
Esta instalación sirve como centro regional para los aliados y socios de la OTAN.
Además, la Base Aérea Mihail Kogălniceanu, en la costa del Mar Negro, está experimentando un importante desarrollo para convertirse en la mayor base de la OTAN en Europa.
Esta expansión tiene como objetivo apoyar las operaciones de la OTAN y fortalecer la presencia de la alianza en la región del Mar Negro y su control del "exterior cercano" de Rusia.
Es evidente que la Alianza Occidental no puede permitir que la mera soberanía popular ponga en peligro el papel de Rumanía como guarnición de la OTAN.
No es extraño, entonces, que el Departamento de Estado de Estados Unidos haya apoyado la decisión del tribunal con el argumento de que “los rumanos deben tener confianza en que sus elecciones reflejan la voluntad democrática del pueblo rumano”.
También es muy improbable que el establishment de la UE y la OTAN no haya estado involucrado de una manera u otra en el golpe judicial contra Georgescu.
Las medidas empleadas para socavar a Georgescu son indicativas de una voluntad más amplia de erosionar las normas democráticas en pos de objetivos geopolíticos.
Por la misma razón, las mismas potencias están tratando de fomentar un derrocamiento violento al estilo de Ucrania del gobierno en Georgia, donde el partido gobernante pro paz ganó recientemente las elecciones.
¿Cuánto tiempo pasará antes de que se apliquen las mismas medidas contra los países centrales de la OTAN en Europa occidental que se desvíen del camino prescrito por la alianza?
https://mronline.org/2024/12/13/a-nato-coup-just-took-place-in-romania/#
