VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

Para enfrentar el neofascismo en ascenso, la izquierda latinoamericana debe redescubrirse a sí misma

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***Este dossier presenta un amplio panorama de los programas políticos, económicos y culturales de la extrema derecha latinoamericana y cómo la ausencia de un verdadero proyecto político de izquierda que asegure mejores condiciones de vida ha arrojado a distintas fracciones de la clase trabajadora a las garras del neofascismo.

Introducción

La nueva ola progresista latinoamericana ha creado grandes expectativas entre la izquierda, no sólo del continente sino del mundo entero. 

Si bien las victorias institucionales sobre la extrema derecha en las elecciones presidenciales son importantes, derrotar al neofascismo es un camino largo y arduo –incluso después de una victoria electoral-. 

Más allá de influir en los gobiernos, la ideología de la extrema derecha ha permeado de manera organizada gran parte de la sociedad, arrastrando a una parte importante de la clase trabajadora a su proyecto de muerte.

Este dossier ofrece un panorama de la programación política, económica y cultural de la extrema derecha latinoamericana a partir de las reflexiones, investigaciones, actividades políticas y experiencias vividas en las oficinas latinoamericanas del Instituto Tricontinental de Investigación Social. 

El dossier analiza el avance del neoliberalismo y su impacto en las condiciones materiales de la clase trabajadora en todo el continente y examina los mecanismos ideológicos y culturales de este modelo económico, que convence a una parte significativa de la clase trabajadora a apoyar un proyecto del que ellos mismos son las víctimas principales. 

La proximidad entre la derecha y la clase trabajadora no se forjó a partir de la derecha "tradicional" o "moderada", que generalmente opera en espacios alejados de la clase trabajadora, sino durante la fase más reciente del neoliberalismo en la forma de un proyecto más radical y populista conocido como neofascismo.

Así, vivimos un momento histórico de parálisis entre las fuerzas sociales y sus proyectos políticos primarios. 

Ni el neoliberalismo ni la oleada progresista actual –que en muchos aspectos carece de una perspectiva revolucionaria– han sido capaces de imaginar un futuro para la clase trabajadora que no pase por un retorno a las políticas de las últimas tres décadas. 

Para el teórico y ex vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, vivimos en un “estupor colectivo, de cierta parálisis, en el que el tiempo parece estar suspendido”. 1

Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?, 18, nuestra traducción.Nota

Más que analizar la situación desde la distancia, este dossier explora experiencias concretas de lucha en el contexto latinoamericano actual para construir una perspectiva regional y pensar un proyecto colectivo de superación de los problemas estructurales que afectan al continente. 

Se trata, por tanto, de una invitación a crear nuevos espacios de debate, formación y lucha continua e integrada.Arriba
Neoliberalismo: de la política institucional a la ideología

Las más recientes victorias electorales de candidatos progresistas en América Latina han sido caracterizadas como una “segunda marea rosa”, generando ciertas expectativas entre la izquierda. 2

Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?NotaSin embargo, a diferencia de la primera marea rosa, que desafió frontalmente al imperialismo estadounidense al avanzar en la integración latinoamericana y la soberanía geopolítica, esta segunda ola de victorias electorales progresistas parece más frágil. 

Los gobiernos progresistas actuales han surgido en un contexto político internacional y nacional desfavorable, caracterizado por una extrema derecha envalentonada cuya fuerza va mucho más allá del nivel institucional.

Por ejemplo, la experiencia neofascista durante los cuatro años de la presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil (2019-2022) obligó a las fuerzas progresistas a aliarse con los enemigos históricos de la izquierda para reducir las posibilidades de victoria de los candidatos de extrema derecha.

 En su intento de definir su proyecto político, la segunda ola progresista, incapaz de aplicar las fórmulas del pasado, se encuentra así en una crisis. 

En este contexto, una serie de factores han inhibido el avance de las fuerzas progresistas, como:

las crisis financiera y ambiental mundiales, que han creado divisiones entre los países de la región sobre qué camino seguir;

la reafirmación por parte de Estados Unidos del control sobre la región, que había perdido como resultado de la primera ola progresista, en particular para desafiar lo que Estados Unidos considera como el ingreso de China a los mercados latinoamericanos. 

Esto incluye los recursos naturales y laborales de la región;

La creciente uberización de los mercados laborales, que ha creado vidas mucho más precarias para los trabajadores y ha afectado negativamente a la capacidad de la clase trabajadora para organizarse en masa. Esto ha dado lugar a un retroceso significativo de los derechos de los trabajadores y ha debilitado el poder de la clase trabajadora;

la reconfiguración de la reproducción social, que ha pasado a centrarse en la desinversión pública en políticas de bienestar social, colocando así la responsabilidad del cuidado en la esfera privada y sobrecargando principalmente a las mujeres;

el crecimiento del poder militar de Estados Unidos en la región como su principal instrumento de dominación en respuesta a la decadencia de su poder económico;

el hecho de que China, que ha surgido como el principal socio comercial de América Latina, no ha buscado desafiar frontalmente la agenda estadounidense de asegurar la hegemonía en el continente y que los gobiernos de la región no han sido capaces de impulsar una agenda de soberanía aprovechando la influencia económica de China y las oportunidades que presenta; 3

Para más información sobre cómo la inversión económica y el poder geopolítico de China podrían abrir nuevas posibilidades para América Latina y el Caribe y un nuevo tipo de integración regional, véase Tricontinental: Instituto de Investigación Social, Mirando hacia China .Notay

las divisiones entre los gobiernos progresistas y el ascenso del neofascismo en las Américas, que impiden el crecimiento de una agenda regional progresista, incluyendo políticas de integración continental similares a las propuestas durante la primera ola progresista.

En este contexto, el neofascismo surge como un fenómeno político y social que se manifiesta de forma muy específica en la periferia del capitalismo. 

Al igual que en el siglo XX, la decadencia actual del orden liberal como forma de dominación capitalista ha dado lugar a la manifestación más reciente del fascismo en el mundo y a las insondables regresiones políticas, económicas y culturales que lo acompañan.

Más de cuarenta años de neoliberalismo han dado como resultado bajos niveles de crecimiento económico, aumento del desempleo, un mercado laboral inestable, el desmantelamiento de la infraestructura pública y social y una mayor desigualdad de ingresos, con unos pocos poderosos amasando enormes fortunas. 4

En 2018, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó un estudio que demostraba que el ingreso medio del 10% más rico de la población de los países miembros de la OCDE era aproximadamente 9,5 veces mayor que el ingreso del 10% más pobre.

 A principios de la década de 1990, los ingresos más altos eran solo 7 veces mayores, lo que significa que esta disparidad de ingresos aumentó un 35% en 25 años.

 Véase OCDE, A Broken Social Elevator? , 3.Nota

El modelo de desarrollo neoliberal es antagónico a la vida humana, creando un clima permanente de infelicidad y sufrimiento.

No es casualidad que las tasas de enfermedades psicosomáticas y el uso de antidepresivos hayan aumentado exponencialmente, síntoma claro de una sociedad que incentiva la competencia sin límites entre los individuos a costa del ocio, la cultura, la educación liberadora y la solidaridad. 

Bajo el neoliberalismo, las ideas del mundo corporativo se imponen en todas las esferas de la vida, moldeando la subjetividad de los individuos. 

La vida ahora se estructura en torno a los parámetros del ámbito privado, enfatizando el individualismo, el consumo y el mercado como características primarias de las relaciones humanas.
Alejo R. Romero (Cuba), NEO_Liberalismo , 2020.

La ideología neoliberal en América Latina y el Caribe se aprovechó de un Estado que había demostrado ser permanentemente incapaz e ineficaz para satisfacer las necesidades de las mayorías, como lo demuestra el mantenimiento de estructuras históricas de desigualdad. 

En la década de 1980, los países latinoamericanos atravesaron profundas crisis fiscales e inflación incontrolable. 

Así, la idea del “Estado ineficiente” y el “Estado derrochador” (o el “ estado elefantístico ”, como dicen en Argentina) comenzó a ganar terreno en las sociedades latinoamericanas. Luego, en la década de 1990, comenzaron a implementarse una serie de proyectos neoliberales. 

Las medidas más comunes incluyeron privatizaciones, desregulación comercial, financiera y laboral, y políticas económicas que priorizaban el equilibrio presupuestario público sobre las inversiones sociales. 

Sin embargo, fue a partir de la crisis financiera de 2007-2008 que el discurso neoliberal se radicalizó y logró conquistar a una parte significativa de las masas.

Durante la crisis económica de larga duración que comenzó en 2007, una serie de golpes de Estado 5

A principios de la década de 2000, los golpes de Estado comenzaron a desviarse del patrón de los golpes militares clásicos del siglo XX. 

El nuevo golpe "híbrido" adopta una forma multidimensional (incorpora elementos políticos, jurídicos, militares, económicos, psicológicos y de comunicación de masas) e incluye una estrategia de movilización social. Nota y se produjeron otros esfuerzos concertados que buscaron socavar a los gobiernos de izquierda y progresistas que estaban comprometidos con el avance de las políticas sociales. 6

Para más información sobre la crisis, véase Tricontinental: Instituto de Investigación Social, El mundo en la depresión económica .Nota

Estos golpes de Estado fueron llevados a cabo por las élites nacionales y el capital internacional –con la participación del gobierno de Estados Unidos– y contaban con el apoyo de los medios corporativos nacionales. 

Después de la crisis económica, con menos recursos para repartir, el capital financiero ya no consideró viable que los gobiernos progresistas permanecieran en el poder e implementaran sus políticas sociales. 

Aunque algunos países lograron mantener la cohesión social y utilizar al Estado para apoyar a los más necesitados, la orden del día general fue la intensificación del neoliberalismo y la superexplotación de la mano de obra, por ejemplo a través de reformas laborales y de pensiones y la adopción de políticas económicas ultraliberales.

El debilitamiento y derrocamiento de los gobiernos progresistas y el ascenso de la extrema derecha latinoamericana no siempre se dieron exactamente de la misma manera ni al mismo tiempo. Es importante examinar las circunstancias de cada país para comprender mejor los cambios más amplios que se están produciendo en la región. 

Sin embargo, todos ellos están relacionados con la crisis del capitalismo neoliberal y la respuesta del capital financiero, orientada a preservar los mecanismos de acumulación. La representación política y las diversas formas de actividad política dentro de una sociedad determinada son factores clave para lograr estos objetivos. 

Ejemplos de estos procesos incluyen los golpes de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras en 2009, Fernando Lugo en Paraguay en 2012, Dilma Rousseff en Brasil en 2016 y Evo Morales en Bolivia en 2019; el encarcelamiento de Luiz Inácio 'Lula' da Silva en Brasil en 2018; y la persecución política y el intento de asesinato contra Cristina Kirchner en Argentina en 2022.

La amplia reorganización de la derecha latinoamericana se caracterizó por muchas técnicas comunes, como la combinación de medios legales e ilegales y la centralidad de la batalla de ideas –o “guerra cultural”– dentro de su estrategia política. Sin embargo, este proceso se desarrolló de manera diferente en cada país e incluso dentro de un mismo país en diferentes momentos. 

En Brasil, por ejemplo, la derecha “moderada” radicalizó su discurso y sus tácticas, especialmente cuando la derecha comenzó a afianzarse tras el golpe de Estado de 2016 contra la entonces presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores. 

Después de perder las elecciones presidenciales de 2014 ante Rousseff, el candidato de la derecha tradicional Aécio Neves impugnó el resultado y solicitó un recuento de votos, lo que provocó inestabilidad política y abrió la puerta al impeachment de Rousseff dos años después. 

En otras palabras, la derecha tradicional planeó el golpe de Estado de 2016 después de ser derrotada en cuatro elecciones presidenciales consecutivas, abriendo un espacio para que el neofascismo tomara el poder con la elección de Jair Bolsonaro en 2018. 

Las consecuencias fueron devastadoras y desde entonces las fuerzas progresistas institucionales han tenido que seguir una agenda defensiva, gestionando políticas neoliberales en lugar de construir un proyecto integral de izquierda para el país.

Mientras tanto, el monstruo neofascista sigue deambulando por Brasil. Está presente en todos los espacios, desde el debate ambiental, con sus medidas y posiciones que niegan el cambio climático, hasta el ámbito educativo, con el discurso de la Escuela sin Partido .

Nota del traductor: Escola sem partido es un movimiento social y político de extrema derecha fundado en 2004 por Miguel Nagib

El movimiento pretende implementar un currículo socialmente conservador y económicamente neoliberal bajo el pretexto de "eliminar" la política de la educación.NotaLa extrema derecha construye en estos espacios un modelo de vida y valores morales que exaltan el individualismo, la propiedad, el mercado y la “familia tradicional”. 

Los sectores más pobres de la población –especialmente los negros, las mujeres y las personas LGBTQIA+– siguen siendo las principales víctimas de sus políticas. 

Todas estas ideas, que ya estaban presentes en la sociedad brasileña, se difundieron en una escala sin precedentes a través de la (des)información posibilitada (y alentada) por las grandes empresas tecnológicas. 8

Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?Nota

En Argentina, tras la victoria electoral del expresidente Mauricio Macri en 2015, la derecha profundizó el uso del poder judicial para perseguir a sus oponentes políticos, especialmente a Cristina Kirchner. 

La derecha “moderada” hizo el trabajo sucio de radicalizar el ambiente político con mentiras y utilizó el aparato estatal bajo su control para atacar a los gobiernos progresistas. 

Sin embargo, con el tiempo, esta derecha más tradicional fue deslegitimándose en las elecciones, ya que sus políticas carecían de cualquier conexión con las demandas sociales.

 La derecha moderada luego pasó a un segundo plano de la escena política, abriendo la puerta a figuras de extrema derecha que se presentaban como anti-establishment y campeones del cambio social.

Uno de ellos, Javier Milei, que asumió la presidencia a fines de 2023, proclama que rehará Argentina con el objetivo declarado de “acabar con el populismo”. 

En esa línea, las iniciativas de su gobierno buscan acabar con los derechos laborales y sociales de las mayorías, “desregular los mercados” para favorecer a las grandes empresas –sobre todo las grandes corporaciones extranjeras– y reducir el papel global del Estado en la economía mediante la privatización de entidades públicas y el desmantelamiento de prácticamente todos los programas de desarrollo social y cultural. 

Al mismo tiempo, como en otros países, el discurso del odio es promovido por el aparato estatal y por voceros con una larga trayectoria en la difusión de noticias falsas. 

Esas técnicas se utilizan para atacar a las organizaciones que defienden los derechos sociales y deslegitimar las ideas mismas de cambio social, como los conceptos de redistribución económica y justicia social. 

Además, la idea de depositar la fe en un “salvador” en lugar de en un “político estándar” ha conquistado a un segmento importante de la población. De esta manera, el neofascismo logra el objetivo fascista clásico de asegurar la lealtad de las masas a un proyecto que va en contra de sus propios intereses.

Este respaldo masivo a un proyecto que va en contra de los intereses del pueblo es parte de una estrategia económica y un producto de la crisis que comenzó en 2007-2008. 

En general, los gobiernos latinoamericanos no lograron expandir sus inversiones sociales como lo habían hecho en años anteriores. 

Si bien la ausencia de regulaciones y la falta de un nivel básico de control estatal estuvieron entre los principales factores que contribuyeron a la crisis, la narrativa que prevaleció fue que el Estado y las políticas intervencionistas de los gobiernos progresistas fueron las principales causas de los males sociales.

En Brasil, esta ideología se ha extendido ampliamente por toda la sociedad, incluso entre los sectores más oprimidos de la población, abriendo el espacio para una nueva ronda de reformas neoliberales. 

En 2017, la Fundación Perseu Abramo publicó un estudio sobre los valores morales de los habitantes de los barrios más pobres de São Paulo que concluyó que, aunque estos residentes no se oponían a las políticas sociales, la ideología neoliberal había ganado una fuerte presencia entre este segmento de la población. 

Por ejemplo, para la mayoría de los entrevistados, el conflicto principal en la sociedad es entre los individuos y el Estado, y no entre los ricos y los pobres. 9

Fundación Perseu Abramo, 'Percepções e valores'.Nota

En Brasil, por ejemplo, el gobierno de Michel Temer, que asumió el poder tras el golpe de Estado de 2016 contra Rousseff, aprobó leyes de reforma laboral que redujeron los derechos de los trabajadores, con el argumento de que la reducción de los costos laborales generaría crecimiento del empleo. 

Luego, en 2019, el gobierno de Bolsonaro aprobó leyes de reforma de las pensiones que aumentaron la edad mínima de jubilación y redujeron el monto de los beneficios que recibirían los jubilados. 

Sin embargo, este retroceso en los derechos sociales no generó un nivel de malestar que hubiera allanado el camino para amplias movilizaciones contra las reformas.

Esta complacencia es el resultado de una variedad de estrategias exitosas que el proyecto neoliberal ha desarrollado para convencer al público de su eficacia. 

Por ejemplo, como lo demostró el estudio de la Fundación Perseu Abramo, muchos residentes de barrios pobres aspiran a ser empresarios debido a los "beneficios" de no tener un jefe, tener más flexibilidad, aumentar sus ingresos y poder dejar una herencia para su familia. 

Esta visión abre un espacio político para que los gobiernos neoliberales reestructuren el mundo del trabajo, principalmente mediante la reducción de derechos sociales, sin mucha oposición de la clase trabajadora.

Lo que estamos viendo hoy es la manifestación moderna del fascismo del siglo XX, aunque con algunas distinciones importantes, que adopta diferentes formas y recibe diferentes nombres, como populismo de derecha, nueva derecha, extrema derecha y ultraderecha. 

El neofascismo en América Latina puede definirse así como un nuevo movimiento político, económico y cultural basado en cuatro elementos principales:la implantación exitosa de una ideología neoliberal, incluso en una clase media frustrada y resentida que basa su visión del mundo en las ideas de las élites y no ha creado su propio proyecto de clase;

un antiintelectualismo entre las élites que promueven un culto a la acción por la acción misma, rechazan la razón, se oponen a los pilares de la Ilustración (negacionismo científico) y se basan en explicaciones de "sentido común" para las cuestiones más diversas y complejas que enfrenta la sociedad en su conjunto;

la producción de una identidad nacional basada en una única figura –la del ciudadano honrado– que ofrece explicaciones simplistas para cualquier situación; intenta omitir, ignorar o negar las contradicciones; y evita el análisis crítico en favor de una línea monolítica de razonamiento expresada en un discurso punitivo, militarista, negacionista, racista y misógino; y la movilización de la ideología anticomunista que, apoyada en el fundamentalismo religioso, fusiona el conservadurismo social y el moralismo político.
LaBogotana (Colombia), Narco > Justicia, 2024.Arriba

El progresismo latinoamericano y el despertar de un monstruo

Estos nuevos elementos del neofascismo latinoamericano están vinculados a las transformaciones en el mundo del trabajo, que forman parte de un programa neoliberal más amplio de reestructuración de las relaciones de producción. 

Sientan las bases para cambios fundamentales en las formas de organización y acción de la clase trabajadora, fragmentando y aislando a los trabajadores cuya separación física del lugar de trabajo y de los sindicatos les impide desarrollar una conciencia de clase. 

Esto rompe los espacios de debate y de formación política, lo que dificulta aún más el desarrollo de una identidad de clase que podría conducir a una visión colectiva del mundo capaz de desafiar los ideales neoliberales. 10

Para más información sobre estas transformaciones en el mundo del trabajo y su impacto en la organización y acción de la clase trabajadora, ver: Tricontinental: Instituto de Investigación Social, En las ruinas del presente .Nota

Como se describe más adelante, Silicon Valley desempeña un papel estratégico en este proceso, ya que proporciona el contenido ideológico y los aparatos tecnológicos necesarios para la distribución masiva de mensajes. 

Esta estrategia divide a las personas en burbujas de comunicación y utiliza la vigilancia digital para categorizarlas y categorizar sus comportamientos.

Como resultado de estos cambios, los ejemplos concretos de organización y actividad colectiva se vuelven menos comunes; la perspectiva de cambio, cuando aparece, parece opaca y vaga para la mayoría de las personas. 

En este contexto, las fuerzas progresistas, que todavía se basan en gran medida en formas históricas de lucha que no responden plenamente a las condiciones materiales del presente y, sin embargo, deben enfrentar el sentido fragmentado de identidad de los trabajadores, han encontrado difícil crear nuevas formas de organización colectiva. 

Demandas como la de turnos de trabajo más cortos ya no resuenan entre los trabajadores en un sistema en el que, para muchos, cuanto más horas trabajan, más se les paga. 

En otras palabras, muchos movimientos por los derechos de los trabajadores aún no han analizado el nuevo mundo del trabajo, insistiendo en cambio en tácticas obsoletas. 

La insistencia en el trabajo de base es fundamental, pero debe tener en cuenta información concreta sobre quién es el trabajador actual, así como sus demandas subjetivas y objetivas, y hacer uso de las nuevas tecnologías de la comunicación.

Mientras tanto, los gobiernos latinoamericanos de la segunda ola progresista no han sido capaces de enfrentar adecuadamente al monstruo neofascista. 

La correlación de fuerzas en el mundo no les ha permitido avanzar en políticas estructurales que favorezcan los intereses de los países de la periferia capitalista, una debilidad que ha obstaculizado proyectos y programas de gran escala que busquen directamente trascender el sistema capitalista. 11

Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?Nota

El ritmo de la lucha de clases en las sociedades de la periferia no favorece a la clase trabajadora ni al campesinado, razón por la cual las fuerzas progresistas son incapaces de impulsar una agenda adecuada cuando llegan al poder.

La transición de un gobierno neoliberal o neofascista a un gobierno progresista capaz de impulsar transformaciones estructurales no es posible sin una amplia base de apoyo de la clase trabajadora. En este momento, la coyuntura no favorece una amplia transformación estructural. 

Por esa razón, los proyectos electorales progresistas han tenido dificultades para conseguir un fuerte apoyo popular para sus limitados programas. 

La dificultad de construir un proyecto político de izquierda que pueda superar los problemas cotidianos de la existencia de la clase trabajadora ha desvinculado a muchos de estos proyectos electorales progresistas de las necesidades de las masas. 

Esta condición de desvinculación ha llevado a sectores de la clase trabajadora y del campesinado a buscar refugio bajo la bandera del neofascismo.

La deriva de sectores de la clase obrera hacia el neofascismo está relacionada con el papel de las drogas y las mafias de la droga en sus comunidades. 

El dominio de las mafias de la droga ha traído miedo y violencia a estas comunidades, que han comenzado a determinar la realidad de la vida cotidiana. América del Sur es una parte central de la cadena de producción, distribución y consumo y es un laboratorio de políticas que criminalizan a los pobres y la pobreza. 12

Es importante destacar la expansión de la producción de materias primas para el mercado de drogas hacia América Central y del Norte, con plantaciones de coca en México, Honduras y Guatemala (OCCRP, 'Cocaine Everywhere'). Véase Jonny Wrate et al., 'Cocaine Everywhere All at Once' y Tricontinental, Adictos al imperialismo .Nota

Los principales países sudamericanos productores de drogas (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) están integrados en un sistema con los países distribuidores (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) en un ciclo acelerado de políticas fallidas centradas en el encarcelamiento, la vigilancia policial y la fragmentación de los barrios urbanos. 13

Shahadeh y André, 'Guerra às drogas'.NotaEste enfoque darwinista social violento entrelaza a América Latina con la globalización del capitalismo contemporáneo a través de la economía criminal, ya que el narcotráfico está vinculado al mercado de armas, a los fabricantes de armas y al sistema financiero.

Para contrarrestar el ascenso de los barones de la droga, muchos gobiernos de América Latina han adoptado, en general, la mentalidad de la guerra contra las drogas de Estados Unidos, que implica el uso de la fuerza armada para ejercer control sobre los barrios de clase trabajadora. 

Con pocas excepciones, los gobiernos progresistas latinoamericanos se han adherido a las directivas y políticas de la guerra contra las drogas como respuesta a la creciente violencia en las zonas urbanas marcadas por una creciente desigualdad. 

Estos gobiernos carecen de un programa para contrarrestar la guerra contra las drogas y garantizar la seguridad pública, un punto débil principal que los neofascistas –como los gobiernos de Nayib Bukele en El Salvador y Daniel Noboa en Ecuador– han aprovechado para politizar y ampliar su base. Aquí encontramos la inevitable superposición del neoliberalismo con un componente esencial del neofascismo: el militarismo.

En el caso de Brasil, la permeabilidad del Estado y de la clase empresarial ha permitido que las organizaciones criminales y las milicias se consoliden y se expandan a través de las estructuras oficiales, haciendo uso de partidos políticos y neofascistas como la familia Bolsonaro, que sigue liderando el movimiento neofascista del país conocido como bolsonarismo.

 Según el Foro Brasileño de Seguridad Pública ( Fórum Brasileiro de Segurança Pública ), en la actualidad existen más de setenta organizaciones criminales de gran escala que operan dentro del país, algunas de ellas con alcance internacional, trabajando dentro de una red mundial de organizaciones mafiosas. 

En la última década, las organizaciones que actúan como milicias, la mayoría de cuyos miembros están vinculados directa o indirectamente a instituciones de seguridad pública o a las fuerzas armadas, se han infiltrado aún más en el Estado. 

Estas organizaciones también están conectadas con pequeñas y medianas empresas privadas que obtienen contratos públicos para proporcionar servicios básicos. 14

Zylbercan, 'Justicia'.NotaLa guerra contra las drogas ha producido "gobiernos" armados que controlan vastos territorios urbanos, entornos en los que la clase trabajadora sobrevive y se socializa.

 Gestionados por las organizaciones criminales antes mencionadas, estos "gobiernos" armados controlan y se benefician de la actividad económica y regulan la forma en que se resuelven los conflictos. 

Especialmente en el caso de las milicias, estas entidades también han asegurado cada vez más apoyo electoral para el neofascismo en estas áreas. 

Aproximadamente el 80% del estado de Río de Janeiro está controlado por estos "gobiernos" armados. 15

Fogo Cruzado y GENI, 'Mapa histórico', 28.Nota

Mientras que la derecha tiene una posición autoritaria y punitiva en materia de seguridad pública y contra el narcotráfico, los partidos progresistas se han convertido en rehenes de los mensajes electorales, apoyándose en el discurso de la derecha de encarcelamiento y castigo severo porque es cada vez más popular entre los votantes. 

Desde una perspectiva ideológica, la pobreza –y, principalmente, los pobres– se han asociado cada vez más a la imagen de un enemigo al que hay que combatir: el joven narcotraficante de los barrios más pobres. 

Cada día, los medios de comunicación bombardean el país con retratos del “bueno” y del “abusador”, legitimando ese concepto de “enemigo”. 

Cualquiera que se asemeje a ese perfil construido (joven, negro y pobre) puede ser eliminado sin repercusiones graves, pero no hay políticas sociales efectivas para las personas que encajan en esa imagen. En un nivel práctico, eso significa que la policía tiene licencia para exterminarlos.
Gabrielle Sodré (Brasil), Fake News y la batalla de ideas , 2020.Arriba

¿La Internacional Neofascista?

Otro tema de debate es si la organización y la actividad neofascistas están coordinadas a nivel internacional.

 A diferencia de Europa, donde estos grupos se organizan a través de las estructuras de los antiguos partidos fascistas, en América Latina el neofascismo se organiza a través de think tanks y cuenta con el apoyo de organizaciones similares en Estados Unidos y España. 

En Brasil, por ejemplo, Eduardo Bolsonaro, miembro de la Cámara de Diputados 16

Nota del traductor: Un diputado federal es un miembro electo de la cámara baja del órgano legislativo federal de Brasil, la Câmara dos Deputados o Cámara de Diputados.

 Los diputados federales cumplen mandatos de cuatro años.Notay uno de los hijos de Jair Bolsonaro, creó una versión brasileña de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de Estados Unidos y ha organizado cinco reuniones con cuarenta y tres líderes neofascistas latinoamericanos y ochenta y dos estadounidenses desde la derrota electoral de su padre en 2022. 17

Maciel et. Al, 'Eduardo Bolsonaro'.Nota

La tradición anticomunista y la reactivación de viejas redes internacionales han contribuido al surgimiento del neofascismo, unificando a actores de extrema derecha en múltiples países en torno a un discurso ideológico utilizado para movilizar y desarrollar un programa político.

Silicon Valley desempeña un papel clave en la creación de consensos para el neofascismo, como en el caso de Elon Musk, magnate de la tecnología y una de las personas más ricas del mundo. 

En la última década, las redes sociales se han convertido en una herramienta poderosa en la batalla por conquistar corazones y mentes. 

Hoy es posible recopilar datos individualizados sobre los sentimientos y percepciones de una gran parte de la población –sobre todo de la clase trabajadora– en relación con una amplia gama de cuestiones. Brasil, por ejemplo, es el mayor consumidor de redes sociales en las Américas y el tercero más grande del mundo. 18

Jiménez, 'Brasil é o terceiro'.NotaEn este ámbito, donde el modelo de negocio favorece un discurso de odio, los contenidos de las redes sociales refuerzan en gran medida una ideología neoliberal, haciendo uso del fundamentalismo religioso, la teología de la prosperidad y el punitivismo. 

Las redes sociales son un campo de batalla clave en una guerra cultural impulsada por el neofascismo y un sitio para los esfuerzos por unir a diversos grupos neofascistas de todo el mundo. 

Esta guerra cultural no es el resultado espontáneo del resentimiento y la indignación de las víctimas del neoliberalismo: está organizada, centralizada y extremadamente bien financiada.
Luciléia da Silva Vieira (Brasil), Violación 'involuntaria', 2020.Arriba

Neofascismo y “marxismo cultural”

Aunque el lenguaje del neofascismo puede ser más refinado y las técnicas de guerra cultural más sofisticadas que las del fascismo tradicional, el objetivo sigue siendo el mismo: fragmentar a la clase trabajadora y desmovilizar la lucha de clases. 

La batalla de ideas y emociones se libra en la vida cotidiana mediante la creación de valores que resuenan en la gente de maneras concretas. 

A pesar de las numerosas victorias institucionales de las fuerzas progresistas en América Latina, el neofascismo ha sido capaz de capitalizar el futuro incierto de la clase trabajadora, asegurándole un papel destacado en el debate público.

Sin duda, la religión ha sido un espacio clave en la batalla por conquistar los corazones y las mentes de la clase trabajadora. 

Si en el pasado la religión fue la fuerza impulsora detrás de los movimientos liberadores latinoamericanos, hoy, bajo su ropaje conservador, se ha convertido en un arma indispensable en los esfuerzos de la derecha por llegar a la clase trabajadora en la vida cotidiana. 

El proyecto neoliberal ha utilizado el fundamentalismo religioso cristiano para atrincherarse en toda América Latina, ocupando espacios institucionales y construyendo una presencia en el día a día de la población. 

Mientras las narrativas religiosas llenan el mundo con la teología de la prosperidad, en la que la riqueza y el bienestar son los frutos de la fe individual y racional (reemplazando la justicia social por el éxito personal), la derecha latinoamericana promueve la misma visión, ofreciendo también el emprendimiento como la única salida a los problemas que existen en el mundo del trabajo. 

El emprendimiento individual se asocia a la visión de que sólo los fuertes sobreviven, el sacrificio es el medio para alcanzar una vida digna y los derechos sociales no son derechos sino prebendas otorgadas a un grupo parásito.

 En este contexto económico, sociocultural y político, grandes corporaciones como la multinacional de transporte Uber y la empresa brasileña de reparto de comida iFood encuentran un terreno fértil para reclutar trabajadores en sus plataformas digitales, donde los derechos laborales están en gran medida ausentes y la remuneración se basa exclusivamente en resultados.

El neofascismo utiliza la religión de diversas maneras, como para atacar los derechos sexuales y reproductivos a través de la guerra discursiva que condena todo lo que no es heterosexual y promueve un concepto heteronormativo de familia. 

Cualquier cuestionamiento de esta forma limitada de existir en el mundo se enmarca como "ideología de género", provocando pánico moral. Los neofascistas atacan, condenan y critican como anormales diversos modelos de familia. 

Estos actores promueven un discurso de odio y llaman a la sociedad a rectificar lo que consideran actitudes desviadas, lo que resulta en una escalada de violencia contra la población LGBTQIA+. 

En uno de esos ejemplos, un hombre prendió fuego a una habitación de un hotel de Buenos Aires donde vivían cuatro lesbianas mientras estaban adentro y les impidió escapar en un ataque motivado por el odio en mayo de 2024. Tres de ellas murieron.

La defensa del modelo de la familia heterosexual tradicional perpetúa también la política pública imperante en la que las mujeres son reducidas a procreadoras, cuidadoras primarias, responsables de los hijos, los enfermos y los ancianos. 

En otras palabras, el cuidado sigue siendo una responsabilidad dentro del ámbito privado de las mujeres mientras que ellas son condenadas al fuego de la condena, culpabilizadas por la violencia que sufren y privadas del derecho a decidir qué hacer ante un embarazo no deseado, por ejemplo. 19

Para más información sobre el trabajo de cuidados, véase: Tricontinental: Instituto de Investigación Social, Descubriendo la crisis.Nota

En marzo de 2024, una encuesta de Datafolha reveló estadísticas alarmantes sobre la visión de la sociedad brasileña sobre el derecho al aborto, un tema fundamental para los movimientos feministas en América Latina. 

Solo el 6% de la población brasileña apoya la legalización del aborto en cualquier situación (este porcentaje también es muy bajo entre las mujeres, un 7%) y más de la mitad de la población (52%) cree que las mujeres que abortan, en cualquier circunstancia, deberían ser encarceladas. 20

Damasceno, 'Números de Datafolha'.NotaLa mayoría de las mujeres ya han abortado o conocen a otra mujer cercana que lo ha hecho. 

Es decir, a pesar de conocer íntimamente las situaciones específicas de las mujeres que optan por interrumpir su embarazo, una parte importante de ellas apoya la criminalización del aborto.

 En este contexto, el papel de la religión, al promover una visión limitada y cis-heteronormativa de la familia, juega un papel importante en la transformación de los diversos modelos familiares en un delito, al tiempo que cuestiona al Estado laico.

Otra nueva tendencia en las últimas décadas ha sido la organización por parte de la derecha de manifestaciones callejeras masivas en torno a las llamadas "cuestiones morales" en algunos países, como Perú o Brasil, ocupando así un espacio de movilización tradicional de la izquierda. 21

Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?Nota

La provocación del pánico moral se ha utilizado como estrategia de campaña en las elecciones, por ejemplo, asociando la defensa del aborto con el apoyo al asesinato, ignorando las profundas y complejas cuestiones de raza, clase y género que encierra el tema. 

Los grupos religiosos, junto con el conservadurismo de élite latinoamericano, han desarrollado estrategias compartidas contra la legalización del aborto. 

La alianza entre conservadores religiosos y políticos utiliza el mismo discurso y estética en varios países, creando movimientos organizados en las redes sociales, en las iglesias y en las calles que atraen principalmente a jóvenes y mujeres. 

La intervención de los fundamentalistas religiosos en los debates legislativos ha puesto a menudo freno a importantes y ampliamente discutidas propuestas progresistas que desafían el sistema del patriarcado.

La campaña “Con mis hijos no te metas”, un movimiento para acabar con el atractivo de la “ideología de género” en las escuelas, no sólo se desarrolló en las calles, sino también en el debate sobre los programas escolares, comenzando en Perú y difundiendo su mensaje por América Latina, Europa y otros lugares. 

Aunque los evangélicos han llevado a cabo las acciones más conservadoras, los católicos fundamentalistas también han emprendido acciones legales. En Venezuela, los católicos son la principal fuerza social que se opone al derecho al aborto. 

En Ecuador, diversas corrientes religiosas participaron en protestas callejeras que se presentaron como seculares, pero que sin embargo adhirieron al manual fundamentalista en sus argumentos y discursos.

 La “defensa de la vida” contra la legalización del aborto también prevalece en los círculos académicos de varios países de América Latina, utilizando los supuestos “datos” científicos para afirmar cuándo un feto debe ser clasificado como una vida. 22

Faúndes y Defago, 'Una mirada regional'.Nota

El neofascismo también utiliza la religión en su constante movilización contra un “enemigo” conjurado. Este método es complementario al ataque a los derechos sexuales y reproductivos descrito anteriormente. 

El concepto de enemigo es central en los discursos fundamentalistas, como la teología del dominio, 23

La teología del dominio es una ideología fundamentalista desarrollada en los Estados Unidos durante la década de 1970 con el objetivo de establecer una teocracia en la sociedad contemporánea para cumplir con las posiciones predeterminadas de los cristianos en el liderazgo mundial al ocupar presidencias, ministerios, parlamentos, gobiernos estatales y municipales, así como los tribunales más altos.

 Su objetivo es dar forma a los asuntos públicos mediante el logro del dominio cristiano en la esfera política.Notay está estrechamente ligada a la idea de “batalla espiritual” (la lucha contra un enemigo omnipresente). 

En este discurso, el enemigo histórico de la derecha del continente, que sigue siendo utilizado arbitrariamente, es el comunismo. 

El anticomunismo asume diversas formas, lo que refleja su naturaleza pluralista, fantástica y multifacética. 

Diferentes períodos y contextos han visto surgir frentes políticos y sociales de derecha unificados en oposición al comunismo como enemigo común. 

Sus demandas giran en torno a la reverencia absoluta a la propiedad privada, la cohesión familiar -basada en un modelo familiar unitario- y el orden y la defensa de una cosmovisión centrada en los principios cristianos.

En Brasil, estas fuerzas han asociado al Partido de los Trabajadores (PT) con el comunismo, aunque el PT siempre ha sido un partido moderado y progresista más centrado en la conciliación que en rupturas radicales con los sistemas políticos y/o económicos imperantes. 

Un estudio publicado en marzo de 2023 por el instituto de investigación de opinión pública Inteligência em Pesquisa e Consultoria Estratégica (IPEC), señaló que el 44% de los encuestados está totalmente de acuerdo (31%) o parcialmente (13%) con la afirmación de que Brasil podría convertirse en un país comunista con Lula en la presidencia. 24

Fundación Perseu Abramo, 'A “ameaça”'.NotaEn los últimos años, el sentimiento anticomunista y antipartido de los trabajadores se ha ido entrelazando cada vez más en el país, impulsado en gran medida por sectores fundamentalistas cristianos. 

Estos esfuerzos han creado la fantasía de que tener al Partido de los Trabajadores en el poder significará un ataque a las iglesias cristianas, a la moralidad y a la noción de conducta respetable.

El debate sobre los derechos sociales y cualquier señal de fortalecimiento del Estado también alimenta este imaginario anticomunista. 

Existe una visión, muy influida por Estados Unidos, de que la intervención del Estado en el fortalecimiento de los derechos sociales forma parte de una agenda comunista y, en consecuencia, el Estado como garante de los derechos es un enemigo al que hay que combatir.

La construcción del enemigo no es un fenómeno nuevo. América Latina vivió en la segunda mitad del siglo XX duros años de dictaduras que marcaron profundamente su historia y dejaron heridas abiertas que a menudo siguen sangrando. 

Una de ellas fue la lucha por la libertad en un contexto en el que se quemaban libros, se censuraban canciones y el silencio era muchas veces la única defensa posible contra la persecución y la muerte. 

El clamor neofascista por lo que hoy llaman libertad de expresión oculta un pasado sangriento. En este contexto, la palabra libertad se ha convertido en piedra angular de la jerga de la derecha, centrada en ideas como Dios, Patria, Familia. 

Esta apropiación del concepto de libertad es una dolorosa ironía dada la historia de represión del continente y permite que se cometan crímenes con impunidad, ayudados por las redes sociales bajo el control de las grandes empresas tecnológicas. 

Sin embargo, los neofascistas persisten en afirmar que la izquierda es enemiga de la libertad y la acusan de ser autoritaria por limitar la libertad de expresión. 

Al hacerlo, el bando conservador y reaccionario latinoamericano se apropia descaradamente de un concepto fundamental de la lucha popular por la justicia para justificar sus atrocidades.Arriba
El antifascismo y un nuevo futuro utópico

Incluso en países latinoamericanos donde los gobiernos actúan con el apoyo de una mayoría progresista o moderada y los neofascistas constituyen una minoría ruidosa, la extrema derecha sigue estando fuertemente presente en múltiples espacios, como las legislaturas, los partidos políticos y los grupos de la sociedad civil. Derrotar a la derecha no será una tarea fácil, ni se limitará a la esfera electoral.

Las acciones de los movimientos sociales organizados, cuyos valores colectivos de solidaridad se oponen a la ideología neoliberal, y de los gobiernos que priorizan el fortalecimiento de los derechos y las políticas que promueven el bienestar de la gente, son fundamentales para ganar esta lucha.

Parte de lo que hay que hacer es reconectar la política con las necesidades, los dolores y los deseos de la gente. 

Pero, sobre todo, para desafiar la violencia y la criminalidad de los grupos de derecha que se extienden por el continente, es necesario recuperar nuestras calles y nuestros barrios a través de la movilización y la organización social, que actualmente se encuentran en un estado de fragilidad. 

Miguel Stédile, coordinador de la oficina Tricontinental en Brasil, advierte que “para enfrentar a los monstruos del fascismo, la izquierda necesita redescubrirse a sí misma. 

Frente a los problemas estructurales actuales –la catástrofe climática, la catástrofe migratoria, los conflictos armados– la izquierda debe atreverse a proponer soluciones igualmente estructurales. 

La moderación y la gestión de la crisis […] no son suficientes para lograr cambios reales”. 25

Stédile, 'Como vivem', nuestra traducción.Nota

Agudizar la conexión entre la teoría y las realidades concretas de los trabajadores a través de la creatividad y la construcción colectiva de nuevas utopías es una tarea urgente que debe emprenderse todos los días.

Villy (Argentina) , Nadie se salva solo , 2023.Arriba
Notas

1Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?, 18, nuestra traducción.

2Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?

3Para más información sobre cómo la inversión económica y el poder geopolítico de China podrían abrir nuevas posibilidades para América Latina y el Caribe y un nuevo tipo de integración regional, véase Tricontinental: Instituto de Investigación Social, Mirando hacia China .

4En 2018, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó un estudio que demostraba que el ingreso medio del 10% más rico de la población de los países miembros de la OCDE era aproximadamente 9,5 veces mayor que el ingreso del 10% más pobre. A principios de la década de 1990, los ingresos más altos eran solo 7 veces mayores, lo que significa que esta disparidad de ingresos aumentó un 35% en 25 años. Véase OCDE, A Broken Social Elevator? , 3.

5A principios de la década de 2000, los golpes de Estado comenzaron a desviarse del patrón de los golpes militares clásicos del siglo XX. El nuevo golpe "híbrido" adopta una forma multidimensional (incorpora elementos políticos, jurídicos, militares, económicos, psicológicos y de comunicación de masas) e incluye una estrategia de movilización social.

6Para más información sobre la crisis, véase Tricontinental: Instituto de Investigación Social, El mundo en la depresión económica .

7Nota del traductor: Escola sem partido es un movimiento social y político de extrema derecha fundado en 2004 por Miguel Nagib. El movimiento pretende implementar un currículo socialmente conservador y económicamente neoliberal bajo el pretexto de "eliminar" la política de la educación.

8Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?

9Fundación Perseu Abramo, 'Percepções e valores'.

10Para más información sobre estas transformaciones en el mundo del trabajo y su impacto en la organización y acción de la clase trabajadora, ver: Tricontinental: Instituto de Investigación Social, En las ruinas del presente .

11Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?

12Es importante destacar la expansión de la producción de materias primas para el mercado de drogas hacia América Central y del Norte, con plantaciones de coca en México, Honduras y Guatemala (OCCRP, 'Cocaine Everywhere'). Véase Jonny Wrate et al., 'Cocaine Everywhere All at Once' y Tricontinental, Adictos al imperialismo .

13Shahadeh y André, 'Guerra às drogas'.

14Zylbercan, 'Justicia'.

15Fogo Cruzado y GENI, 'Mapa histórico', 28.

16Nota del traductor: Un diputado federal es un miembro electo de la cámara baja del órgano legislativo federal de Brasil, la Câmara dos Deputados o Cámara de Diputados. Los diputados federales cumplen mandatos de cuatro años.

17Maciel et. Al, 'Eduardo Bolsonaro'.

18Jiménez, 'Brasil é o terceiro'.

19Para más información sobre el trabajo de cuidados, véase: Tricontinental: Instituto de Investigación Social, Descubriendo la crisis.

20Damasceno, 'Números de Datafolha'.

21Tricontinental, ¿Qué podemos esperar ?

22Faúndes y Defago, 'Una mirada regional'.

23La teología del dominio es una ideología fundamentalista desarrollada en los Estados Unidos durante la década de 1970 con el objetivo de establecer una teocracia en la sociedad contemporánea para cumplir con las posiciones predeterminadas de los cristianos en el liderazgo mundial al ocupar presidencias, ministerios, parlamentos, gobiernos estatales y municipales, así como los tribunales más altos. Su objetivo es dar forma a los asuntos públicos mediante el logro del dominio cristiano en la esfera política.

24Fundación Perseu Abramo, 'A “ameaça”'.

25Stédile, 'Como vivem', nuestra traducción.Arriba

Bibliografía

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