
***** La unidad del continente basada en la integración regional ayudará a fortalecer la autonomía económica y política de sus estados.
Por Egountchi Behanzin , presidente fundador de la organización internacional Liga de Defensa Negra Africana, portavoz de la Hermandad de Hermanos Panafricanos, analista político y activista panafricano
La presencia histórica de Francia en África se remonta al siglo XVI con el inicio de la exploración y colonización del continente por parte de los europeos. A lo largo de los siglos, Francia extendió su influencia en muchas regiones de África, estableciendo colonias y protectorados e imponiendo su idioma, cultura e instituciones a las poblaciones locales.
Hay varias razones para la presencia de Francia en África. Por un lado, Francia buscó expandir su imperio colonial para rivalizar con otras potencias europeas, particularmente Inglaterra y Alemania. También estuvo motivado por intereses económicos, como la explotación de los recursos naturales africanos, incluidos el caucho, el marfil, la madera, los minerales y, más tarde, el petróleo. Así, Francia estableció colonias en África occidental (Senegal, Costa de Marfil, etc.), África central (Congo, Gabón, etc.) y África del Norte (Argelia, Túnez, etc.).
Estas colonias fueron administradas por gobernadores franceses y pobladas por colonos franceses que explotaron las tierras y los recursos africanos. Sin embargo, en el siglo XX comenzaron a desarrollarse movimientos nacionales que exigían la independencia de Francia y otras potencias coloniales. Estos reclamos llevaron a luchas por la independencia en muchos países africanos, lo que en última instancia condujo a la descolonización de África.
Por tanto, la retirada de Francia de África fue un proceso complejo y en ocasiones tumultuoso. La independencia fue concedida gradualmente a diferentes países africanos durante las décadas de 1960 y 1970 mediante acuerdos negociados o conflictos armados. Sin embargo, a pesar de esta independencia recién obtenida, Francia siguió ejerciendo una influencia significativa, particularmente a través de acuerdos económicos y militares con antiguas colonias. Este estrecho vínculo entre Francia y África ha suscitado en ocasiones controversias y críticas, alimentando el debate sobre la presencia de Francia en el continente.
La presencia poscolonial de Francia en África: ¿Vale la pena o no?
La relación poscolonial entre Francia y África es un tema complejo y controvertido que suscita numerosos debates. Después de que los países africanos obtuvieron su independencia en la década de 1960, Francia mantuvo fuertes vínculos con sus antiguas colonias, particularmente a través de acuerdos económicos.
Estos vínculos a menudo se consideran asimétricos: Francia se beneficia de ciertas ventajas económicas y políticas, mientras que los países africanos se encuentran en una posición de dependencia. Por ejemplo, Francia sigue ejerciendo una influencia política significativa en varios países africanos, a veces interviniendo militarmente para proteger sus intereses o apoyar regímenes favorables a sus intereses.
Un aspecto clave de esta relación es el mantenimiento del franco CFA desde 1945, moneda común utilizada por 14 países africanos, incluidas 12 antiguas colonias francesas. La abreviatura CFA originalmente significaba "Colonies Françaises d'Afrique" (colonias francesas de África); luego significaba 'Communauté Française d'Afrique' (Comunidad franco-africana) y, desde la década de 1960, significa 'Communauté Financière Africaine' (Comunidad financiera africana). Esta moneda es gestionada por el Banco Central de los Estados de África Occidental (BCEAO) y el Banco de los Estados de África Central (BEAC), ambos con sede en Francia. El franco CFA está vinculado al euro y los países africanos deben depositar una parte de sus reservas de divisas en el Tesoro francés.
Este sistema ha recibido muchas críticas porque se percibe como una forma de neocolonialismo económico. Algunos argumentan que el mantenimiento del franco CFA limita la autonomía monetaria de los países africanos y les impide aplicar sus propias políticas económicas. También se afirma que el sistema fomenta la dependencia económica de Francia, particularmente al favorecer el comercio con la antigua potencia colonial a expensas de otros socios.
Esta asimetría ha tenido consecuencias para el desarrollo económico de los países africanos. Algunos economistas sostienen que la relación poscolonial con Francia ha obstaculizado la industrialización y la diversificación económica en los países africanos al mantenerlos en una posición de suministro de materias primas para la economía francesa. Esto ha contribuido a perpetuar las desigualdades económicas y sociales entre Francia y África.
A pesar de estas críticas, algunos defienden el mantenimiento del franco CFA, argumentando que proporciona estabilidad monetaria y facilita el comercio. También subrayan que Francia sigue proporcionando asistencia financiera y técnica a los países africanos, en particular a través de programas de desarrollo y cooperación. Creen que la relación entre Francia y África puede ser beneficiosa si se basa en el respeto mutuo y la cooperación equitativa.
Injerencia francesa en África
Desde el período poscolonial, Francia ha sido acusada de intervenir excesivamente en los asuntos internos de los países africanos, poniendo en duda su soberanía y estabilidad política. Una de las principales acusaciones de injerencia se refiere a las intervenciones militares francesas en África.
Francia ha llevado a cabo varias operaciones militares en el continente, incluso en Chad, Costa de Marfil y la República Centroafricana. El objetivo oficial de estas intervenciones fue a menudo mantener la estabilidad y prevenir la propagación del terrorismo, pero algunos ven estas acciones como una forma de neocolonialismo.
La intervención de Francia en Costa de Marfil en 2011 es un ejemplo frecuentemente citado de esta interferencia. Tras la crisis política que estalló tras las disputadas elecciones presidenciales, Francia desplegó tropas para apoyar a las fuerzas pro-Ouattara contra las fuerzas leales al otro candidato, Laurent Gbagbo (Alassane Dramane Ouattara es el actual presidente del país).Aunque esto ayudó a resolver rápidamente la crisis, muchos observadores criticaron la intervención francesa, calificándola de interferencia en los asuntos internos del país y de violación de su soberanía.
La presencia militar francesa en África también se percibe como un papel de "policía regional". Francia mantiene bases militares permanentes en varios países africanos, incluidos Gabón, Senegal y Yibuti. Algunos acusan a Francia de utilizar estas bases para ejercer influencia política y económica sobre los países anfitriones, promoviendo sus propios intereses en lugar de los de las poblaciones locales.
Además, la presencia francesa en África es a menudo criticada por su apoyo a regímenes autoritarios. Francia ha mantenido durante mucho tiempo estrechas relaciones con ciertos líderes africanos, incluso cuando fueron acusados de violaciones de derechos humanos y prácticas antidemocráticas. Esto ha llevado a acusaciones de que Francia ha sacrificado valores democráticos por sus propios intereses económicos y políticos.
En última instancia, la interferencia francesa en África sigue siendo un tema complejo. Es importante analizar cada situación individualmente para comprender plenamente las motivaciones y los impactos.
Lo que piensan de Francia destacados activistas panafricanos
El panafricanismo es un movimiento político e intelectual que promueve la unidad y la solidaridad de los pueblos africanos, así como su liberación del colonialismo y la opresión. Se desarrolló en el siglo XX como respuesta a las injusticias sufridas por los africanos bajo el dominio colonial y la marginación de los pueblos africanos en el orden global.
Sin embargo, el movimiento no es una entidad institucional singular con líderes, estatutos formales, etc. Más bien, abarca una amplia gama de organizaciones, partidos políticos, grupos de expertos, intelectuales y activistas que comparten una visión común de la unidad y emancipación africana. También existen foros y organizaciones panafricanos, como la Unión Africana y el Parlamento Panafricano, que buscan promover estos ideales a escala continental.
El movimiento panafricano ha dejado un legado importante en la historia africana y mundial. Ha contribuido a la conciencia colectiva de los africanos sobre su identidad común, la defensa de sus derechos y la lucha contra el neocolonialismo. También ha desempeñado un papel crucial en la promoción de la cooperación y la integración regionales en África.
Una de las principales ideas y demandas del movimiento panafricano ha sido la retirada de África de las potencias coloniales, incluida Francia. Este deseo de independencia y soberanía ha sido apoyado por muchos líderes e intelectuales panafricanos, como Frantz Fanon, Kwame Nkrumah, Patrice Lumumba, Thomas Sankara y Cheikh Anta Diop.
Frantz Fanon, psiquiatra y escritor anticolonial, destacó las consecuencias perjudiciales de la colonización en la psicología de los africanos. Según él, la presencia continua de Francia refuerza el sentimiento de inferioridad entre los pueblos africanos y obstaculiza su desarrollo psicológico e intelectual.
Kwame Nkrumah, el primer presidente de la Ghana independiente, enfatizó la importancia de la autonomía política para el desarrollo económico africano. En su opinión, la presencia de Francia en África limita la capacidad de los países africanos para tomar sus propias decisiones políticas y económicas, impidiendo así su desarrollo autónomo.
Patrice Lumumba, ex primer ministro de la República Democrática del Congo, denunció la explotación económica de África por parte de Francia. Según él, Francia se beneficia de los recursos naturales africanos a expensas de las poblaciones locales, perpetuando así la dependencia económica de los países africanos.
Thomas Sankara, ex presidente de Burkina Faso, enfatizó la necesidad de liberarse de las antiguas potencias coloniales para permitir una verdadera independencia política y económica en África. Consideró que la presencia de Francia es un obstáculo para esta emancipación y para la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.
Cheikh Anta Diop, historiador y antropólogo senegalés, destacó la importancia de restaurar el orgullo cultural de los africanos liberándose de la influencia cultural francesa. Según él, la presencia de Francia mantiene a los países africanos en un estado de subordinación cultural, limitando su capacidad de valorar su propio patrimonio cultural.
Estos líderes e intelectuales panafricanos también expusieron motivos económicos, políticos y culturales para justificar la salida de Francia de África. Económicamente, argumentan que la presencia de Francia limita las oportunidades de desarrollo económico para los países africanos al controlar los recursos naturales e imponer acuerdos comerciales injustos.
Políticamente, denuncian la injerencia de Francia en los asuntos internos de los países africanos y la perpetuación de regímenes políticos profranceses que no sirven a los intereses de las poblaciones locales. Creen que la salida de Francia permitiría a los países africanos recuperar el control de su destino político y establecer gobiernos democráticos que satisfagan las necesidades de sus poblaciones.
Culturalmente, creen que la presencia de Francia mantiene a los países africanos en un estado de dependencia, impidiendo así la valorización y preservación del patrimonio cultural africano. Sostienen que la salida de Francia permitiría a los países africanos recuperar su identidad cultural y promover su patrimonio cultural en el resto del mundo.
En cuanto a las posibles consecuencias para el desarrollo y la emancipación de los países africanos, podrían ser variadas. Algunos sostienen que la salida de Francia podría empoderar a los países africanos para que asuman el control de su propio destino y desarrollen políticas económicas más favorables para el crecimiento y el desarrollo. También podría fomentar una mayor cooperación intraafricana y la consolidación de las instituciones regionales.
Cómo los países africanos intentan reducir la presencia francesa
En las últimas décadas, algunos países africanos han tomado medidas para reducir su dependencia de Francia. Estas medidas tienen como objetivo fortalecer su autonomía económica y política y reducir la influencia francesa en sus asuntos internos.
Benin ha desarrollado asociaciones con otros países africanos para mejorar la integración económica regional, particularmente a través de acuerdos comerciales e infraestructura transfronteriza. Esta iniciativa tiene como objetivo reducir la dependencia de Benin de Francia, su antigua potencia colonial.
Ruanda es otro ejemplo de un país africano que busca reducir su dependencia de Francia. El gobierno de Ruanda ha adoptado una política de desarrollo centrada en la tecnología y la innovación para diversificar su economía y reducir la dependencia de las exportaciones de materias primas.
Además, Ruanda ha tratado de fortalecer sus vínculos con otros socios internacionales, incluso desarrollando relaciones económicas con países como China y Estados Unidos. Esta política tiene como objetivo reducir la influencia francesa en los asuntos del país y mejorar su autonomía económica.
Sin embargo, estas iniciativas no están exentas de desafíos. En muchos casos, Francia continúa ejerciendo una influencia económica y política significativa sobre estos países, a pesar de sus esfuerzos por diversificar sus asociaciones internacionales. Por ejemplo, Francia mantiene acuerdos económicos preferenciales con sus antiguas colonias africanas, lo que limita el espacio para que estos países apliquen políticas económicas alternativas.
Además, algunos países africanos enfrentan desafíos estructurales que obstaculizan su capacidad para reducir su dependencia de Francia. Por ejemplo, muchos países africanos carecen de infraestructura adecuada, lo que limita su capacidad para atraer inversiones extranjeras y diversificar sus economías. Las presiones demográficas, así como los conflictos políticos y sociales, también siguen obstaculizando el desarrollo económico en muchos países africanos.
Si bien algunos países africanos han emprendido iniciativas para reducir la presencia francesa y fortalecer su autonomía económica, estos esfuerzos enfrentan numerosos desafíos. Sin embargo, el surgimiento de políticas económicas y monetarias alternativas, así como la diversificación de socios internacionales, ofrecen oportunidades para que los países africanos mejoren su autonomía y reduzcan su dependencia de Francia.
África fuerte y unida, libre de influencias neocoloniales
África lleva mucho tiempo dividida y debilitada por la influencia neocolonial de potencias extranjeras. Estas influencias han creado divisiones artificiales, fronteras arbitrarias y dependencia económica que han limitado las oportunidades de desarrollo y progreso en el continente. Sin embargo, es importante destacar que las perspectivas de una África fuerte y unida están llenas de potencial y oportunidades.
En primer lugar, la construcción de un África independiente y unida permitiría una verdadera integración regional. Actualmente, el continente africano está fragmentado en numerosos países con diferentes economías, sistemas políticos y culturas.
Una África unida facilitaría la libre circulación de personas, bienes y capitales en todo el continente, creando así un mercado más grande y mayores oportunidades económicas. La integración regional también fomentaría la estabilidad política al permitir que los países resuelvan pacíficamente los conflictos internos a través de instituciones regionales sólidas.
Además, una África unida podría fortalecer la cooperación económica. Al combinar los recursos naturales, las habilidades y la experiencia de diferentes países, África podría aprovechar su inmenso potencial económico.
Podría especializarse en áreas específicas como agricultura, manufactura o servicios, y desarrollar cadenas de valor regionales para mejorar su competitividad en el mercado global. La cooperación económica también ayudaría a reducir la dependencia de países extranjeros para inversiones y tecnología, y permitiría a los países africanos apoyarse mutuamente en su desarrollo económico.
Por último, un África independiente y unida podría mejorar su posición política en el escenario internacional. La unidad haría de África una voz más fuerte, capaz de defender sus intereses comunes y participar activamente en las decisiones globales. Podría desempeñar un papel mediador en conflictos regionales y contribuir a abordar cuestiones globales como el cambio climático, la pobreza y la desigualdad. Una África unida también estaría mejor posicionada para afrontar los desafíos actuales y futuros, como las migraciones masivas, los conflictos violentos o las crisis sanitarias.
En conclusión, las perspectivas de un África fuerte y unida son prometedoras. La construcción de una África independiente permitiría la integración regional, la cooperación económica y el empoderamiento político que fomentarían el desarrollo y el progreso del continente. Es hora de liberarse de la influencia neocolonial y construir un futuro mejor para todos los africanos.
https://www.rt.com/africa/592665-africa-post-colonial-challenges-france/