Una segunda edición de la Cumbre por la Democracia organizada por Estados Unidos puede cultivar ideas extremadamente peligrosas de exclusividad, advirtió el embajador de Rusia en Washington, Anatoli Antónov.
Occidente debería renunciar a sus intentos de usar la doctrina de los derechos humanos para promover juegos geopolíticos y destruir la soberanía de los Estados, recomendó el diplomático.
Según el representante ruso, en la redacción de los documentos finales de esa cumbre, los organizadores incitan a sus participantes a optar por un lenguaje que calificó de odioso y hostil a su país.
Su percepción del asunto fue directa: Washington pretende crear una coalición de derechos humanos contra Rusia y arrastrar a los socios a trampas antirrusas.
Antónov invocó principios del derecho internacional como la igualdad soberana y la no injerencia en los asuntos de otras naciones como valores a preservar y ejercer, en contraposición al intento de imposición de un dominio político, financiero, económico e ideológico ejercido por la Casa Blanca y sus aliados.
Rusia está preparada para trabajar en esa expresión de democracia y evitar el deslizamiento hacia el caos, declaró el embajador.
De igual modo criticó el uso de temas sensibles como este de los derechos para presionar a otros países, y en particular los indeseables a la vista del gobierno de Biden.
La politización de esos mecanismos tensan las relaciones internacionales, remarcó sobre todo esa filosofía de "quien no está con nosotros está contra nosotros".
En contraste, Moscú no impone sus enfoques a nadie, insistió el embajador. Es adepto a su experiencia histórica y sus tradiciones, pero no busca resaltar sus posturas.
El funcionario de la nación euroasiática cuestionó la inclusión en la agenda de la Cumbre de cuestiones ajenas a su motivación real, como el desarrollo tecnológico.
Detrás de ese discurso está la intención de restringir el acceso a tecnologías avanzadas a los gobiernos calificados por el rasero occidental como "regímenes autoritarios", excluyendo del progreso a los países no serviles a sus intereses.
Detrás de la retórica de la Casa Blanca se oculta un frío cálculo para establecer un control global sobre el mercado innovador y distribuir unilateralmente todos los beneficios, aseguró.
La primera Cumbre de la Democracia convocada por el presidente estadounidense Joe Biden fue en diciembre de 2021 y sesionó de manera virtual, por las limitaciones impuestas por la pandemia de la Covid-19.
A la cita respondieron más de cien países en una lista polémica para muchos analistas internacionales, pues mostró una de las paradojas de la política exterior estadounidense: cómo defender su idea de democracia con gobiernos aliados antidemocráticos.
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