Hay que impedir que nos arrastren a la III Guerra Mundial nuclear
El papel de Estados Unidos en la guerra entre Ucrania y Rusia
Cualquier persona que analice los orígenes del conflicto con objetividad, desde el fin de la Unión Soviética y del compromiso público del exsecretario de Estado de EEUU James Baker en nombre del gobierno del expresidente George H.W. Bush de no extender la OTAN (1), podrá comprobar su grave incumplimiento: La OTAN se extendió hasta rodear Rusia y amenazar su seguridad.
La desestabilización de Ucrania con el putsch del llamado “Euromaidán” entre finales de 2013 y principios de 2014, organizado por los servicios de inteligencia de Estados Unidos y por Victoria Nuland portavoz del departamento de estado de EEUU (2), quienes armaron y organizaron a los grupos de extrema derecha neonazis “Sector Derecho” y “Svoboda”, no solo destituyó al presidente Yanukóvich, sino que provocó una guerra civil, con la masacre de 60 sindicalistas encerrados en la Casa de los sindicatos de Odessa incendiada por los neonazis.
La población obrera del Donbass ante la represión del ejército ucraniano se levantó en armas y en abril de 2014 proclamaron las repúblicas populares independientes de Lugansk y Donetsk (3). Desde entonces hasta el inicio de la intervención militar de Rusia, la resistencia de la población del Donbass al ejército de Ucrania ha costado más de 14.000 muertos, entre los cuales cientos de niños y niñas.
En febrero de 2015 se alcanzó el acuerdo de Minks II (4), con la participación de los gobiernos de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, dicho acuerdo establecía el desarrollo de una reforma constitucional que garantizase un funcionamiento descentralizado y la autonomía del Donetsk y Lugansk.
Dicha reforma no fue desarrollada por el gobierno de Ucrania, y recientemente hemos conocido las cínicas e irresponsables declaraciones de Angela Merkel y François Hollande (5), expresidentes de Alemania y Francia, donde reconocen que el verdadero objetivo de los acuerdos Minks II fue ganar tiempo para asegurar el rearme del ejercito ucraniano.
El gobierno de Estados Unidos ha empujado a Ucrania a la guerra con Rusia con el propósito de desestabilizarla, fragmentarla, y apoderarse de sus enormes recursos energéticos, minerales, agrícolas e industriales.
Destacados miembros del estado profundo de Estados Unidos como Zbigniew Brzezinski han justificado públicamente el objetivo y estrategia para fragmentar Rusia (6). Por otra parte, es ampliamente conocido que han estado preparando y armando desde hace años a su ejército.
Otro de los objetivos del imperialismo norteamericano en esta guerra es forzar la subordinación y dependencia con Estados Unidos de los países de la Unión Europea y especialmente de Alemania. El acto bélico del sabotaje del gasoducto Nord Stream II (7), y las sanciones de guerra económica contra Rusia, especialmente contra el gas y petróleo, tienen como objetivo además de debilitar Rusia, romper los lazos comerciales de Alemania con dicho país, forzando su dependencia energética de Estados Unidos.
El gobierno de Estados Unidos ha puesto en marcha un plan de subsidios con la excusa de la transición energética verde que busca deslocalizar sectores de la industria europea, especialmente alemana, hacia Estados Unidos, agravando la crisis económica de Europa. Lo cual ha forzado a la Unión Europea a contrarrestar dicho plan (8).
En definitiva, el imperialismo yanky en decadencia económica, frente al crecimiento económico de otros países, especialmente de China, India, etc., responde con una estrategia proteccionista en lo económico y agresiva en el plano militar. La derrota de Rusia es su objetivo inmediato, pero su principal adversario económico es China contra la que intenta tejer una alianza militar internacional.
Nuevamente, el imperialismo norteamericano ante sus fracasos en Oriente Medio, Afganistán, etc., pretende reforzar su control sobre las riquezas de América Latina, recuperar su “patio trasero”, como declara sin ambages la jefa del comando Sur de Estados Unidos Laura Richardson (9).
Ante los intentos desestabilizadores y golpistas fracasados en Venezuela, Bolivia, Brasil, el imperialismo mantiene un bloqueo injusto e inhumano contra Cuba, la represión contra el pueblo de Ecuador -que ha expresado recientemente su dignidad rechazando las medidas contempladas en el referéndum organizado por su presidente oligarca Guillermo Lasso-, y organizó el golpe contra el presidente del Perú Pedro Castillo que ha provocado una sublevación popular ejemplar.
Hay que extender la solidaridad con el pueblo en lucha de Perú y construir una coordinación entre las organizaciones libres y antiimperialista de América Latina para neutralizar y combatir los nuevos intentos golpistas promovidos por Estados Unidos, así como la ultraderecha a su servicio.
La publicación el pasado 27 de octubre 2022 de la nueva doctrina nuclear de la administración de Joe Biden (10), con la supresión del compromiso escrito de no ser los primeros en utilizar armas nucleares, es una señal muy grave de la agresividad creciente de Estados Unidos y los riesgos cada vez mayores de una III guerra mundial nuclear. Decisión que el gobierno de Pedro Sánchez, y de la Unión Europea no han condenado.
La mejor contribución a la paz por todas las personas de buena voluntad y horrorizadas por las guerras es tratar de impedir que EEUU y la OTAN, el «Occidente» capitalista, sigan hostigando, provocando conflictos, y golpes de estado, con el objetivo de dominar al resto de los países y pueblos del mundo.
El carácter antidemocrático del gobierno Zelensky
La propaganda de guerra de los medios de comunicación al servicio de los intereses de EEUU y la OTAN mienten y alteran la realidad, presentando como un héroe defensor de la democracia al presidente Zelensky, a su gobierno e instituciones. Nada más lejos de la realidad.
El gobierno de Zelensky ha prohibido 11 partidos (11), entre los cuales 6 de izquierda, por considerarlos prorusos.
Se ha discriminado el uso de la lengua rusa en Ucrania desde 2018, y recientemente la Universidad nacional de la Academia de Kiev-Moguilyansk ha decidido eliminar el ruso dentro del campus (12). En 2022 se aprobó una contrarreforma laboral que elimina derechos laborales a la clase trabajadora en Ucrania, y otorga a los empresarios el derecho a suspender unilateralmente los convenios colectivos (13).
La corrupción se extiende entre el gobierno e instituciones de Ucrania alimentada por las cuantiosas ayudas económicas de occidente y el envío de armas que son vendidas para hacer negocio, y ha terminado por estallar ante la opinión pública internacional, obligando a Zelensky a tapar sus corruptelas con el cese de ministros y responsables de su administración acusados de robar los bienes públicos (14).
No duda en obligar a dimitir a su asesor Oleksiy Arestovich por informar que el proyectil que impactó en Dnipro fue derribado por el ejército de Ucrania (15).
La guerra mediática de los países de la OTAN ha hecho el ridículo en el reciente artículo del New York Times que acusaba al gobierno de Rusia de haber organizado con grupos de extrema derecha el envío de cartas explosivas al gobierno de España, embajadas e instituciones (16).
La reciente detención por la policía española de un jubilado de Miranda de Ebro como autor de dichos envíos ha puesto las cosas en su sitio (17), sin embargo, no ha merecido una rectificación pública de quienes dieron crédito a dicha información.
La ausencia de una información objetiva, que entreviste a las personas que sufren la guerra y bombardeos en la zona del Donbass, y no solo en la zona bajo control de Ucrania, es una prueba de la perversión informativa y la falta de garantías para la libertad de información que permita tener una opinión objetiva y no manipulada y parcial.
El gobierno de Pedro Sánchez nos arrastra a sufrir las consecuencias de la guerra a corto y largo plazo
La claudicación del gobierno de Alemania a las presiones del régimen antidemocrático de Ucrania y del gobierno imperialista de Joe Biden para enviarle tanques Leopard, se ha extendido a la mayoría de los gobiernos de los países que forman parte de la OTAN, entre ellos España (18). Esta concesión, lejos de calmar al gobierno de Zelensky, ha alimentado sus exigencias de envío de armas más peligrosas, aviones de combate y misiles de largo alcance.
La escalada militar incrementa el riesgo que la guerra entre Ucrania y Rusia, empujada por Estados Unidos y la OTAN, se extienda a los países de Europa y desemboque en una tercera guerra mundial con armamento nuclear.
El gobierno presidido por Pedro Sánchez ha tomado una decisión gravísima que pone en peligro la vida y el futuro de la ciudadanía del estado español.
La subordinación a los intereses y exigencias de Estados Unidos es una traición a la soberanía popular. Implicar a España en una guerra lejana, sin consultar a la ciudadanía, es un acto antidemocrático.
El irresponsable apoyo a la escalada militar de la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, que cuenta con la complicidad de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, expresa la involución política de sectores que se proclamaban de la izquierda transformadora y que han capitulado ante el social-liberalismo y la estrategia agresiva del imperialismo USA. Y debilita su credibilidad para liderar un nuevo proyecto político al servicio de los intereses de la clase trabajadora y por la superación del capitalismo.
Las declaraciones de las ministras de Podemos contra el envío de armas al gobierno de Zelensky, apostando por la desescalada, el alto el fuego y por una solución negociada, son valientes y acertadas, pero insuficientes. Para detener la implicación de España en la guerra y evitar el riesgo de una III guerra mundial, hay que plantarse en el seno del gobierno, y llamar a la ciudadanía a movilizarse contra la escalada militar y el envío de tanques y otras armas.
La apuesta por la escalada militar implica un incremento brutal del gasto militar que supera el 2% del PIB impuesto por EE.UU. y la OTAN, que beneficia a la industria militar, especialmente en Estados Unidos, y afecta negativamente al bienestar social, recortando el gasto o no implementando las medidas que reviertan las privatizaciones en la salud pública, educación, residencias, prestaciones sociales, pensiones públicas, desarrollo de la industria pública y de la transición energética, etc. (19). Debemos exigir, más que nunca, la reducción drástica del gasto militar.
Hay que movilizar la ciudadanía para presionar al presidente Pedro Sanchez, a la ministra de defensa Margarita Robles, a los miembros del gobierno y representantes de instituciones que apoyan la escalada militar, a que no envíen armas, tanques, etc., al gobierno de Ucrania; a que retiren las tropas españolas de los países que rodean Rusia; a desvincularse de la OTAN y adquirir un estatuto de neutralidad, que facilitará jugar un papel activo de intermediación entre las partes en conflicto y alcanzar la paz.
En el corto plazo, las sanciones económicas de la OTAN contra Rusia se han vuelto como un boomerang contra los países de Europa, incrementando el precio de la energía, fertilizantes, etc., y en consecuencia la inflación, agravando la crisis económica, deslocalizando la producción industrial a terceros países y generando desempleo y pobreza.
Pero la guerra económica contra Rusia y los preparativos belicistas contra China también ha acelerado la puesta en marcha de iniciativas monetarias para no depender del dólar, así como la construcción de relaciones económicas y comerciales más justas y equitativas entre los países que forman el BRICS, favoreciendo la formación de un mundo multipolar.
No podemos permitir que la alianza de las élites gobernantes en el marco de la OTAN, desde la neofascista Georgia Meloni en Italia, el conservador Macron en Francia, los social-liberales Olaf Scholz y Pedro Sánchez en Alemania y España, hasta Annalena Baerbock del partido verde alemán, etc., gobiernen subordinados a los intereses de un imperio decadente y belicista representado por el presidente de Estados Unidos Joe Biden, que nos arrastren a la guerra, hipotecando el futuro de la clase trabajadora y la mayoría social en España y otros países de Europa y del mundo.
No a la dominación del occidente imperialista y oligarca. No a las guerras. Si a la superación del capitalismo explotador que nos arrastra a la guerra y la barbarie.
Por un proyecto socialista basado en la cooperación equitativa y la solidaridad entre pueblos y naciones, que construya un planeta respetuoso con el medio ambiente y ecológico, que elimine las armas nucleares y de destrucción masiva, basado en la igualdad, la democracia participativa y la paz.
https://rebelion.org/stop-a-la-escalada-militar-de-la-otan/