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Armas biológicas en Ucrania, la verdad silenciada


Los laboratorios biológicos de Estados Unidos, repartidos por el mundo, representan una amenaza para la humanidad, pues lo que allí se desarrolla puede generar una hecatombe contra la vida en nuestro planeta.

La presencia de parte de esos laboratorios en Ucrania ha demostrado la justeza de las exigencias de garantías de seguridad esgrimidas por Rusia. Ya antes de la pandemia del Covid 19 el problema de los desarrollos biológicos militares del Pentágono en Ucrania preocupaba, a la Federación rusa, como también a la República Popular China, que dieron cuenta, repetidamente, de la aparición de brotes repentinos de enfermedades sospechosas entre la población y los animales domésticos, en las áreas donde se encuentran los laboratorios estadounidenses en territorio europeo y en especial en Ucrania.

Washington en Ucrania y su amenaza a la humanidad

La pandemia por el Covid 19 atrajo la atención a la idea que dicho virus pudiese haber salido de alguno de los cientos de laboratorios de investigación biológica, repartidos por el mundo, los cuales, la mayoría de ellos pertenecen a Estados Unidos. Laboratorios que funcionan fuera de su territorio, por la serie de restricciones que las autoridades sanitarias en aquel país decretaron en materia de evitar el financiamiento en investigaciones destinadas a modificar determinados virus. 

Así, por ejemplo, se detuvieron, el año 2015, las investigaciones realizadas en la universidad de Chapel Hill en Carolina del Norte, destinadas a modificar el coronavirus presente en murciélagos SHC014, diseñado para crear un coronavirus “quimérico”, caracterizado por un mayor peligro en los seres humanos.

Los laboratorios estadounidenses, bajo liderazgo, apoyo y financiamiento de sus administraciones de gobierno operan en África, Latinoamérica y en gran parte de los países que conformaron la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Recordemos que existen bases militares estadounidense en 136 países del mundo y en una treintena de esos países – se cuentan con Centros de Investigación Biológica en el marco de su negativa a firmar un Convenio Internacional que prohíba el uso de esas armas. Se calcula que al menos 200 laboratorios de investigación biológica se encuentran financiados por Washington. 

En el territorio postsoviético existen ciertas restricciones referidas a los especialistas estadounidenses, pero que no significan el freno a las investigaciones, denunciadas como tendientes a crear y modificar varios patógenos de enfermedades peligrosas destinados a usos militares.

Ese campo de acción ha sido desarrollado en Ucrania, bajo imposición norteamericana y aceptación sin restricción por las autoridades ultranacionalistas del país euroriental. Tal realidad ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejar a Ucrania destruir aquellos patógenos, considerados una alta amenaza de entre los que se encuentran almacenados en los laboratorios del país para evitar cualquier potencial propagación que derive en la extensión de enfermedades peligrosas “Hemos trabajado para asegurarnos de que los patógenos de alta amenaza sean esterilizados y destruidos. Trabajamos también en asegurar y monitorizar cualquier ataque o daño a instalaciones químicas, así como a centrales nucleares de Ucrania”, expresó el pasado 10 de marzo, el Dr. Mike Ryan, director ejecutivo del programa de Emergencias Sanitarias de la OMS.

El mismo día de las declaraciones de la OMS, el jefe de las Tropas de protección radiológica, química y biológica de Rusia, teniente general Igor Kiríllov entregó detalles respecto a los proyectos que se realizaban en laboratorios biológicos en ucrania, con financiamiento principal de Estados Unidos, pero también del ministerio de defensa alemán. Kiríllov ha señalado que durante la operación especial militar que se lleva a cabo en Ucrania se constató y comprobó en terreno que el régimen de Kiev ha estado destruyendo todo tipo de evidencia del programa de armas biológicas financiadas por el Departamento de defensa de estados unidos 8pentágono). El gobierno ruso señala que la destrucción apresurada de los trabajos y evidencias de estos son pruebas irrefutables de labores de reforzamiento de las propiedades patógenas de los microorganismos utilizando métodos de biología sintética.

Las informaciones entregadas por Rusia consignan, que con el apoyo financiero y organizativo de Washington, tras el derrocamiento del presidente Viktor Yanukovich, los regímenes ucranianos han desplegado en Ucrania una red de 30 laboratorios biológicos destinados a trabajos de investigación y estudio de enfermedades mortales, especialmente patógenos y virus posibles de utilizar en una guerra biológica. Medios de la India han denunciado afirman que esos laboratorios en ucrania han trabajado en la creación de armas biológicas de acción selectiva dirigidas a ciertos grupos étnicos . El proveedor de fondos y receptor de las investigaciones es la denominada Agencia de prevención de Amenazas de defensa (DTRA) dependiente del Departamento de defensa de los Estados Unidos. Los laboratorios ucranianos, dependientes del ministerio de defensa de este país, ubicados en Kiev, Odessa, Lvov y Járkov han recibido, desde el 2014 a la fecha 32 millones de dólares de Washington según denuncio Igor Kirillov.

El Ministerio de Defensa de Rusia acusó, igualmente, que el denominado fondo de inversiones Rosemont Seneca Thornton, fundado por Hunter Biden, hijo del presidente del actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto al Fondo de Inversiones del especulador George Soros han financiado los laboratorios de armas biológicas en Ucrania, que cuentan con el beneplácito del Pentágono. “Llama la atención la implicación de estructuras cercanas a la actual dirigencia de Estados Unidos, en particular, del fondo de inversiones Rosemont Seneca, dirigido por Hunter Biden”

La subsecretaria de Estado de Estados Unidos Victoria Nuland, sostuvo el pasado 8 de marzo, en una audiencia ante el senado de su país; que en Ucrania hay laboratorios biológicos cuyo contenido Washington quisiera ocultar de Moscú. “Ucrania tiene instalaciones de investigación biológica […] Las fuerzas rusas pueden estar tratando de establecer control [sobre ellas], por lo que estamos trabajando con los ucranianos en cómo pueden evitar que cualquiera de esos materiales de investigación caiga en manos de las fuerzas rusas, en caso de que se acerquen” declaró la funcionaria, reconocida aliada e incondicional de los regímenes de corte nazi ucraniano. Palabras que generó reacciones incluso en el gobierno chino, que a través del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, declaró que su país había solicitado que EE.UU. revele detalles sobre los laboratorios biológicos en el territorio ucraniano. “China quiere que, entre otros datos, se haga pública la información sobre los tipos de virus que almacenan y las investigaciones que llevan a cabo esas entidades”

Objetivo: Exterminar grupos étnicos

El descubrimiento de documentos incriminatorios por parte de las fuerzas rusas, dan cuenta que Estados Unidos desarrollaba en laboratorios de Ucrania, un nuevo tipo de armas biológica. Diseñadas especialmente para provocar enfermedades mortales en poblaciones genéticamente determinadas signadas como “grupos étnicos enemigos” mediante técnicas de ingeniería genética, basándose en su ADN, según ha advertido un informe de la Universidad de Cambridge y consignado en un artículo en segundopaso.es . El proyecto con nombre en código UP-4 busca identificar las enfermedades de aves, que presenten un mayor nivel de peligrosidad para los seres humanos de determinado grupo étnico, con potencial para desestabilizar la situación epidemiológica, en una región determinada por un periodo extremadamente limitado de tiempo. Su finalidad es estudiar la posibilidad de propagación de infecciones especialmente peligrosas a través de las aves migratorias, mediante el uso de enfermedades altamente patógenas como la gripe H5N1, que mata al 50 por ciento de las personas, y la enfermedad de Newcastle. El peligro que se alerta es que “lanzar estas armas vivientes” implica la pérdida de su control y extender la epidemia no sólo por el espacio postsoviético sino también afectar a Europa occidental.

Se identificaron, al menos dos especies de aves migratorias, cuyas rutas pasan principalmente por Rusia y por otras zonas de Europa del este, con población eslava “De todos los métodos desarrollados en Estados Unidos para desestabilizar la situación epidemiológica, este es uno de los más temerarios e irresponsables, porque no permite controlar el desarrollo ulterior de la situación”, dijo el jefe de Protección Radiológica, Química y Biológica. de las Fuerzas Armadas Rusas, teniente General Igor Кirillov, quien además detalló que Washington también ha financiado investigaciones que permitan la transmisión de enfermedades a los seres humanos a través de los murciélagos. Investigaciones que se llevaron a cabo en el laboratorio de Járkov en colaboración con el centro Richard Lugar (inaugurado el año 2011 y dedicado, especialmente a la investigación del coronavirus) ubicado en las afueras de la ciudad de Tbilisi, capital de Georgia, uno de los países junto a Ucrania que tienen regímenes pro-europeistas y pro-otanistas.

Las denuncias de Rusia, respecto a la peligrosidad de lo que Estados Unidos está realizando en materia de investigaciones con armas biológica, hay que sumar la publicación de documentos, por parte del teniente general Igor Kirillov que confirman la entrega de 5 mil muestras de suero sanguíneo de ciudadanos ucranianos al centro Richard Lugar, así como el envío de 773 muestras a un laboratorio de referencia en el Reino Unido. Recordemos, que en septiembre del año 2018 el ex ministro de seguridad de Georgia, Igor Giorgadze denunció, que una serie de experimentos, realizados en la población georgiana, a través de un estudio llevado a cabo por el centro Richard Lugar en el tema hepatitis, tuvo como resultado la muerte de 73 personas, 30 de las cuales murieron en un día.

Giorgadze señaló que “a mediados de septiembre (del año 2018) solicité al presidente de Estados Unidos, Donald Trump investigar la actividad del laboratorio estadounidense Richard Lugar en las afueras de Tiflis, donde, según denunció, posiblemente se realizan pruebas letales en humanos”, Por otra parte, el Ministerio de defensa ruso divulgó un acuerdo, que prevé entregas de un número ilimitado de materiales infecciosos al Instituto Friedich-Loeffler en Alemania centrado, según sus propias palabras “en la salud y el bienestar de los animales de granja y en la protección de los seres humanos frente a las zoonosis, es decir, las infecciones que pueden transmitirse de los animales a los seres humanos”

Medios estadounidenses conservadores han exigido el cierre inmediato de todos los biolaboratorios estadounidenses en el exterior. La delegación rusa ante el Consejo de Seguridad de la ONU ha planteado la conveniencia de una investigación internacional del programa biológico-militar estadounidenses. Biolaboratorios dirigidos por el Pentágono funcionan en Latinoamérica poniendo en peligro a la población. Lima, Brasilia, Tegucigalpa, San José de Costa Rica, Santo Domingo en República Dominicana, Porto au-prince – la capital de Haití – Georgetown (capital de Guyana) son algunas de las capitales, en el continente americano, donde funcionan estos biolaboratorios militares. En Perú las ciudades de Iquitos, Cusco y Puerto Maldonado tienen un despliegue de estos laboratorios.

Gran parte de estas oficinas en Latinoamérica, con centros de investigación fueron abiertas a principios de este siglo y tienen, mayoritariamente, personal estadounidense. Las tareas oficiales, las que se conocen públicamente son monitorear la situación epidemiológica, sanitaria principalmente con ciertas enfermedades como la tuberculosis, virus de inmunodeficiencia humana, gripe en sus distintas variantes, bajo la idea de apoyar a las autoridades locales en el trabajo de sus sistemas locales de salud. Fines, aparentemente positivos, pero que no permiten escudriñar las actividades más profundas y secretas de estos laboratorios

En Colombia, por ejemplo, causó revuelo la decisión del gobierno estadounidense de Joe Biden de designar a Colombia como aliado no miembro de la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Tal camino de sometimiento de un país a una organización cuyo objetivo es la agresión contra otros pueblos generó que el senador Iván Cepeda enviara, el día 17 de marzo pasado, una carta al presidente Iván Duque, visualizada públicamente en su Twitter donde señala que “En derecho de petición, solicité ayer formalmente al presidente Duque informe si se ha comprometido a que Colombia almacene armamento nuclear o biológico de Estados Unidos”. Asimismo, el legislador también pide al mandatario, que informe sobre qué medidas adoptaría Colombia, para garantizar que la implantación de equipos estadounidenses en su territorio no se convierta en una amenaza para el país suramericano.

Para este tipo de proyectos, cuyo contenido es secreto y difícilmente es divulgado la Agencia de Prevención de Amenazas de defensa (DTRA por sus siglas en inglés) asigna, anualmente cientos de millones de dóalres y la OTAN, a su vez, proporciona financiación adicional a través de la denominada STO (Science and Technology Organization) que es la principal organización de Investigación en Ciencia y Tecnología de la OTAN con sede en Bruselas, Bélgica. Su objetivo es satisfacer, obteniendo el máximo beneficio posible, las necesidades colectivas de la OTAN y de las Naciones en el ámbito de Ciencia y Tecnología.

Desarrolladas principalmente por Estados Unidos, las armas biológicas pueden disfrazarse de epidemias ordinarias y atacar rápidamente a un gran número de personas. Esto significa, que en el caso de un accidente en cualquier biolaboratorio, controlado por Washington, las consecuencias para la humanidad pueden ser desastrosas y constituirse, claramente en un crimen internacional. Tal posibilidad, que es más real que hipotética debe ser detenida por nuestras sociedades, ya que representan un peligro para el ecosistema, nuestro medioambiente, en definitiva, para la sobrevivencia de toda la humanidad.

Ya el año 2002 a Asociación Médica Mundial reconoció la creciente amenaza de las armas biológicas, que pueden ser utilizadas para causar epidemias devastadoras, propagándose por un mundo cada día más interconectado. Todos los países están potencialmente expuestos a riesgos. La difusión de organismos que producen viruela, peste, ántrax y otras enfermedades podría ser catastrófico en cuanto a las enfermedades y muertes que causarían, combinado con el pánico que generarían estos brotes. Al mismo tiempo, hay un creciente potencial para la producción de nuevos agentes microbianos, inducido por el aumento de los conocimientos de biotecnología y de métodos de manipulación genética de organismos

 Pablo Jofré Leal

https://globalnews9.webradiosite.com/noticia/1234874/armas-biologicas-en-ucrania-la-verdad-silenciada

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