Una foto del ataque criminal a una caravana de sandinistas el 19 de Julio de 2014, con resultado de cinco muertos y 24 heridos.
Kevin Olivar tendrá a estas alturas unos 24 años, pero en 2013, cuando tenía 15 años, confesó al narco-estafador Gerardo Sánchez el odio profundo que sentía hacia los sandinistas, por lo que su mayor anhelo era poner una bomba en la Plaza 19 de Julio durante una celebración del triunfo revolucionario, a fin de causar una terrible mortandad.
Su confidencia se da pese a que admite que vivía en Comalapa, un pueblo pacífico que ya quisieran tener muchos adolescentes en Centroamérica, donde las muertes violentas ocurren a diario, obligando a los pobladores a huir hacia Estados Unidos y otras naciones,
No muestra ningún escrúpulo por el posible asesinato de niños, mujeres, ancianos y hombres inocentes.
Un año después de la petición de Olivar al narco-guerrillero Sánchez, ocurrió la criminal emboscada del 19 de Julio de 2014, cuando fueron cobardemente masacrados cinco sandinistas que regresaban hacia sus comunidades en el norte de Nicaragua. Otros 24 resultaron con heridas graves.
Ávido de sangre, este bisoño criminal le pidió al narco-estafador que pongan “…una bomba, atentados, algo fuerte que haga temblar al país”. “Voz Solidaria”, el que quería hacer creer que lucha por el pueblo, le responde “nos estamos organizando, trabajando en esta tarea todos los días”.