
Rosa Sarmiento Alemán nació en septiembre de 1844 en Chinandega, Nicaragua, hija de Ignacio Sarmiento y Sixta Dorotea Alemán, quien falleció al darla a luz, quedando en manos de su padre y su tía paterna, Bernarda Sarmiento.
Al poco tiempo, su padre inicia una relación con Concepción Umaña, quien cuidó a Rosa como su hija, lamentablemente en 1847, don Ignacio fue asesinado por un hombre del que solo por el apellido Medina se le conocía, Rosa tenía tres años de edad, y así queda al cuidado completamente de Bernarda y su esposo, el Cnel. Félix Ramírez Madregil.
Rosa es una muchacha bella, de grandes y luminosos ojos negros, exornados por espesas y arqueadas cejas, de cutis más bien blanco que moreno, detalla Edelberto Torres en su libro La dramática vida de Rubén Darío.
Rosa asistía a reuniones como, bautizos, fiestas y bodas, una noche cantó en una de ellas, según la historia, ella cantaba como los pájaros, un sonido pleno y sonoro.
Rosa tenía una vida tranquila al lado de su tía, pero un día, Rita Darío, la obliga a casarse con su primo en tercer grado, llamado Manuel García. Este era un comerciante de telas en León, pero era un adicto al alcohol y las mujeres de dudosa reputación, visitaba constantemente los prostíbulos, y su hermana Rita, decide casarlo para que se enderece y deje su vida de libertinaje.
El 16 de abril de 1866, Rosa de 22 años y Manuel de 45, contraen matrimonio, ceremonia que fue presidida por el padre José María Ocón, y apadrinada ni más ni menos por Rita y su esposo Pedro Alvarado.
La joven Rosa, ahora ayuda en el negocio de telas de su esposo, que a pesar de estar casado, sigue con su vida de libertinaje, frecuentando bares y prostíbulos, muy cerca de su vivienda.
En mayo de 1866, Rosa queda embarazada, y Manuel no demuestra afecto hacia ella, sin embargo le ofrece solo maltrato, e incluso la golpea estando embarazada, y delante de quien fuera en las calles de León, afirma el historiador y biógrafo Dariano, Armando Zambrana.
Rosa cansada de su maltrato se va donde su tía Bernarda Sarmiento, que no duda en acogerla, Rita le quiere exigir sus deberes de esposa, pero Rosa decide irse con su tía Josefa Sarmiento a trabajar, pero en el camino a casa de ella, empiezan los dolores de parto justo al pasar por el poblado de Metapa, donde fue acogida por Cornelia Mendoza y durante la noche del 18 de enero de 1867, ayudada por la partera Agatona Ruiz, Rosa da a luz a un niño, al que llamó Félix Rubén.
Un mes después, el coronel Madregil llega a Metapa a traerla, Rosa se va con su hijo a la ciudad de León, pero su prima Rita Darío le sigue exigiendo que cumpla con sus deberes, al igual que le exige a su esposo Manuel, detalla Edelberto Torres en su libro La dramática vida de Rubén Darío.
El 3 de marzo de 1867, Rosa bautiza a Rubén en la catedral de León, su padrino fue el coronel Félix Ramírez; poco después, Rosa regresa con su esposo, pero las cosas no cambian, Rosa queda nuevamente embarazada, da a luz a una niña llamada Cándida Rosa, pero muere a pocos días de nacida.
Rosa no puede seguir con la mala vida que le da Manuel, se va a casa de su tía Bernarda, ayuda en el negocio familiar y en 1869 conoce al hondureño Juan Benito Soriano, del que se enamora, Benito era miembro de una familia que se estimaba mucho en San Marcos. Los Soriano fueron mandados al extranjero para estudiar, uno a Francia, los otros a San Salvador, detalla la Revista Iberoamericana en su reportaje San Marcos de Colón (Rastros de la niñez de Rubén Darío).
Rosa inicia una relación con Soriano y se va con él y su hijo Rubén a San Marcos de Colón, departamento de Choluteca, Honduras, pero meses después el coronel Félix llega a traer a Rubén, al que adopta como su hijo.
Rosa sabe que su hijo está en buenas manos, pues el coronel Félix es como un padre, y le ha brindado el trato y la educación adecuada, el coronel Félix falleció en 1871.
En 1873, muere su pareja Juan Benito Soriano, con el que tuvo una hija llamada Lola Soriano Sarmiento (tía de Lola Soriano de Guerrero, fundadora del liceo Lola Soriano, Casa de Arte y Cultura), en ese año, Rosa se reencuentra con su pequeño Rubén de 6 años, lo que para él fue algo sorprendente, ya que siempre consideró como su madre a doña Bernarda; Estaba allí una señora vestida de negro, que me abrazó y me besó llorando sin decirme una sola palabra, la vecina me dijo: Esta es tu verdadera madre, se llama Rosa y ha venido a verte, relata Rubén Darío en su libro La vida de Rubén escrita por él mismo.
Después de ese momento, Rosa no dejó de estar en comunicación con su hijo, que años después se convirtió en un pequeño gran poeta, ya que Vicente Quiroz lo llamó el Poeta niño.
El 5 de noviembre de 1888, muere su esposo Manuel García y en 1889, Rosa fue declarada pobre de solemnidad por la municipalidad de Chinandega, y declaró que no tuvo la intención de reclamar la sucesión de su marido, no porque se creyese destituida de derecho, sino porque para ella era más satisfactorio que llevase toda la herencia su hijo Rubén, que logró llegar a ser un reconocido poeta a raíz de la publicación de su libro “Azul...”
El 26 de enero de 1893, muere su nuera Rafaela Contreras, y su hijo Rubén se refugia en el alcohol, ella lo acompaña en su dolor, su nieto Rubén Darío Contreras queda al cuidado de la hermana de Rafaela, Julia Contreras, y Rosa también se dedica a cuidarlo, pero al poco tiempo, el 8 de marzo de ese mismo año, su hijo Rubén, se casa nuevamente con la joven Rosario Murillo Rivas.
Rosa Sarmiento murió el 3 de mayo de 1895, a la edad de 50 años, fue sepultada en el Cementerio General de San Salvador, donde reposan los restos de su nuera Rafaela Contreras y el padre de esta, Álvaro Contreras, en 1945 estos fueron trasladados a su ciudad natal, en el parque mausoleo Las Rosas.
Hay un desacuerdo importante entre los historiadores Juan de Dios Vanegas y Luis Cuadra Cea. Según Juan de Dios la madre de Rosa es Sixta Alemán y Luis afirma que es Concepción Umaña, (dato publicado en el libro La dramática vida de Rubén Darío de Edelberto Torres).
Su hijo Rubén Darío, falleció el 6 de febrero de 1916 en León, Nicaragua, y su hija Lola Soriano, falleció el 27 de Julio de 1949 en San Salvador, El Salvador, fue sepultada en el nicho número 1 del Puesto a Perpetuidad número 13, cuadro “R”, calle “INTERIOR” del Cementerio General Sección Ilustres, propiedad de la Sra. Margoth de Guerra Trigeros, detalla Alejandro Bolaños Geyer en su libro Rubén.