Pablo Gonzalez

EEUU: De cómo las “sanciones” son un disparo al pie del propio capitalismo global



No existe en la historia contemporánea un país más agredido por otro país -a través de “embargos” y “sanciones” económicas y políticas- que la República Socialista de Cuba por parte de los Estados Unidos.

La coerción a través de medidas económica ha devenido en una verdadera guerra en tiempos de paz con el objetivo mayor de desestabilizar le economía cubana, llevar al fracaso y al aniquilamiento a la revolución cubana.
  No importan el sufrimiento del pueblo cubano, la transgresión del Derecho Internacional, la violación flagrante de los Derechos Humanos, ni el daño económico a terceros.

Estas medidas de guerra híbrida han sido respaldadas a lo largo de sesenta años continuos de feroz agresión (en la forma de un bloqueo económico) por más de doscientas leyes y medidas promulgadas y tomadas por el sistema judicial y el gobierno yanqui y que al presente se contabilizan en un costo para Cuba de cerca de un billón y medio de dólares americanos.

Esta estrategia de guerra ha sido tomada (con sus respectivas variantes y particularidades) como base para que el imperialismo yanqui, sus lacayos de la Unión Europea y otros países subalternos (entre ellos Japón, Australia y Canadá) asuman el bloqueo económico y las “sanciones” económicas como armas y herramientas para implantar su voluntad y poder a otras naciones independientes y no adeptas al esquema de sumisión que pretende perpetuar la política exterior de esos agresores.

En las últimas décadas, países como Irán, Iraq, Birmania, Zimbabwe, Bielorrusia, Siria, República Democrática del Congo, Sudan, Somalia, Libia, Costa de Marfil, Líbano, Yemen, Sudan del Sur, Rusia, China y Venezuela, entre otros que incluyen (sin sorprendernos, pues los intereses de las empresas multinacionales yanquis priman) las mismísimas Alemania y Francia (debido supuestamente a la construcción conjunta con Rusia del gaseoducto “Nord Stream-2” y la imposición de impuestos a gigantes tecnológicos, respectivamente), sin llegar –claro- a los limites criminales y el dilatado periodo de tiempo del bloqueo económico contra Cuba.

La agresión gringa y de la UE contra Venezuela a través de esta política de “sanciones” y medidas económicas, reviste la misma virulencia y odio y se remonta a poco después de fallido golpe de Estado contra el gobierno del Comandante Hugo Chávez.

Sin embargo, desde el año 2017 aumentó la proporción y contundencia de los mismos de este método de agresión, aunado a acciones políticas descabelladas, servilmente aceptadas y apoyadas prácticamente por todo el sistema global del Capitalismo, han hecho un enorme daño a la economía (calculado, solamente desde el 2014, en 120 mil millones de dólares); al gobierno y al pueblo venezolano, robándole y congelando activos en el extranjero, obstaculizando el acceso al sistema financiero internacional, saboteando el tejido productivo nacional, bloqueando exportaciones e importaciones y amedrentando a otros actores del comercio mundial en un vano intento de poner de rodillas al proceso de cambios- en favor de las mayorías- que impulsa vigorosamente el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Los nicaragüenses no somos ajenos al daño que ocasiona esta arma de desestabilización utilizada tan frecuentemente por el Imperialismo yanqui. Funcionarios de gobierno e instituciones del Estado nicaragüense son objeto de “sanciones” emitidas con carácter de “leyes” por los Estados Unidos, la UE y algunos organismos internacionales supeditados a la voluntad imperial.

Pero como en Cuba y Venezuela, tales maniobras (aunque causan gran daño a nuestra economía y al desarrollo social) no han podido ni podrán evitar que sigamos junto al Frente Sandinista por la ruta del progreso, la paz y la defensa de nuestra soberanía. 

Y esto está plenamente demostrado con los enormes logros en todos los campos, alcanzados con esfuerzo y voluntad por el gobierno revolucionario del Comandante Daniel Ortega.

En la física como en la sociedad humana y su interacción, a cada acción corresponde una reacción y ese nefasto modo de querer imponer la voluntad imperial por parte de los yanquis y el sistema global capitalista no escapa a esta ley.

China, Rusia y otros países como Bielorrusia, cuyas economías y seguridad se ven amenazadas por las “sanciones” económicas a ellos impuestas por los gringos y sus lacayos, han venido tomando medidas reciprocas y contundentes a tales abusos. 

Han impuesto sus propias sanciones y restricciones a los “sancionadores” que de alguna manera también causan daño a la economía y bienestar de los agresores.

A la par de esto, la naturaleza cíclica sistémica inherente ampliamente demostrada por la terca realidad (como las crisis financiera del 2008 y sus secuelas no resueltas), el Capitalismo global enfrenta simultáneamente tres crisis: Una crisis climática y una crisis económica acelerada por una tercera, la crisis sanitaria que juntas hacen tambalear a todo el sistema y sus modelos de dominación.

Y como si esto no fuera poco, el enfrentamiento por el liderazgo mundial y preponderancia económica con China, la competencia militar con Rusia, el distanciamiento de sus viejos aliados occidentales, su declive como potencia unipolar, sumado a los problemas internos de todo tipo, hacen que los Estados Unidos tenga que revisar (si quiere al menos prevalecer como potencia en la multipolaridad) muchas de sus viejas políticas.

Somos un mundo globalizado, interdependiente y que gracias a la observancia básica del Derecho Internacional, hemos funcionado en relativa paz y colaboración como Sociedad durante los últimos setenta y seis años.

Hoy la guerra, la escasez de alimentos, la pobreza, las enfermedades entre otras muchas desgracias nos amenazan. Veamos los siguientes ejemplos:

-China es el mayor productor de “chips” electrónicos para la industria automovilística y de contenedores para el transporte de mercancías, los Estados Unidos y Europa occidental son los mayores fabricantes de automóviles y los mayores exportadores e importadores de bienes… 

Y los yanquis sancionan a las industrias chinas incluyendo a las tecnológicas y a las que producen los contenedores y son dueñas de las mayores empresas multimodales y buques porta-contenedores.

-Bielorrusia es uno de los tres mayores fabricantes de fertilizantes químicos y Estados Unidos y la UE los mayores importadores delos mismos… Y los yanquis y europeos sancionan a Bielorrusia.

-Rusia es el mayor exportador de gas natural del mundo y Europa depende en un 40% del gas ruso…Pero los yanquis y europeos sancionan a Rusia.

-Venezuela seguido muy de cerca por Irán tienen las mayores reservas de petróleo del planeta y el mundo se arrodilla por los altos precios de sus derivados…Sin embargo, los yanquis y el Capitalismo global sancionan a Venezuela e Irán.

-Cuba posee una de las más potentes y creativas industrias bio- farmacéuticas a nivel mundial y el mundo está siendo diezmado por las enfermedades y virus…Y los yanquis y sus socios cercan cruelmente a los cubanos.

-Nicaragua, aunque a pequeña escala, es productor neto de alimentos y su potencial está lejos de estar agotado y Centroamérica al igual que todo el mundo se acerca inexorablemente a una escasez de alimentos…Y los yanquis y la UE nos están colgando un collar de sanciones.

Podríamos seguir con estos ejemplos de insensatez solamente justificados por la ambición y el odio ideológico de los yanquis y sus socios, pero creo que son suficientes para comprobar que estos señores se están disparando ellos mismos, a su propio pie, es decir, están dañando a su propia economía y atentando con el bienestar de sus propios pueblo, sus socios, clientes y la economía global capitalista en su conjunto.

Europa ya está asustada por la escasez de combustibles, sin los que es imposible mover su enorme economía y dar seguridad y bienestar a sus ciudadanos.

 Al mismo tiempo que los habitantes de Estados Unidos presienten un futuro cercano de desabastecimiento y posible paro de su industria alimenticia y de todas las otras ramas…Entre otras desgracias.

Así que debemos esperar que se imponga la sensatez, dejando a un lado la imposición y la confrontación, si ya no por altruismo social, por colaboración, intercambio comercial necesario y sana convivencia, por cálculo y auto- conservación.

No es utopía, es solamente sentido común.

Edelberto Matus.

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