VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

RUSIA AYER Y HOY



Introducción al conversatorio del CREI: “GEO- POLITICA DE RUSIA Y EL NUEVO ORDEN INTERNACIONAL”

La palabra “eslavo”, según algunos lingüistas, proviene de “slovene” es decir “pueblo que escucha” o “que habla la misma lengua”, que al tamiz de un largo proceso histórico se convirtió en el etnónimo del grupo genético que hoy en día es el más numeroso de Europa y del que descienden trece países que aunque no hablan el mismo idioma, tienen una raíz común: Los eslavos.


Las primeras noticias de los pueblos eslavos nos vienen de fuentes romanas de un poco antes del siglo I (d. e. c.) y bizantinas alrededor del siglo VI. Se refieren a grupos étnicos asentados a orillas del Rio Vístula y también tras los montes Cárpatos.

Algunos arqueólogos datan la existencia de tribus proto-eslavas (escindidas de pueblos indo-europeos o bálticos) en los alrededores de la actual región de Kiev, ya en el siglo II.

Con el paso del tiempo, estas tribus tomarían distintos rumbos: Hacia el oriente, occidente y hacia el sur, conformando más tarde los pueblos eslavos con esas referencias cardinales, es decir: Eslavos orientales, eslavos occidentales y eslavos meridionales que serían los antepasados de los pueblos eslavos contemporáneos que hoy pueblan Europa y Eurasia.

Los eslavos orientales poblarían las grandes llanuras ubicadas por el norte, entre el lago Ladoga y el actual Moscú, la región báltica por el este, los montes Urales por el oeste y el rio Dniéper por el sur. Es decir más o menos las tierras que hoy ocupan las repúblicas de Bielorrusia, Ucrania y la parte europea de la Federación Rusa.

Hacia el siglo VI las incursiones de los merodeadores vikingos (también conocidas como tribus varegas) a las grandes planicies del este, habitadas por aldeas dispersas de eslavos orientales, se convierten en verdaderas empresas de conquista hasta concluir con la toma de Nóvgorod, la ciudad fortificada más importante situada al norte de las tierras pobladas por los eslavos orientales, donde los Vikingos o Varegos imponen como rey a Rurik, quien dará inicio a una larga dinastía de gobernantes.

Su sucesor, Oleg conquistó todas las tierras y poblaciones hasta llegar a las grandes planicies del sur, donde fundan -en la existente ciudad de Kiev en las riveras del Dniéper- lo que entonces se llamaría la Rus de Kiev o “Kievsky rus”, que en el siglo IX pasará a ser la nueva capital del reino, a despecho e inconformidad de Nóvgorod.

Existen varias hipótesis acerca del origen de la palabra “rus” que designaría a ese enorme Estado medieval y a sus habitantes, que a su vez originaría más tarde, al de “Rusia” y a “los rusos”.

La historia medieval de estas tierras y “los rus” es tan apasionante como sangrienta.

Las grandes ciudades del Rus de Kiev con el paso de los siglos se independizaron formando nuevos Estados o principados medievales (como Nóvgorod, Valdimir-Suzdal, Pskov, Moscú, Smolensk, Riazán, Rostov y muchos más) cuya principal ocupación era la guerra entre ellos mismos o contra otros estados de Escandinavia, el bálticos, Europa, etc.

LOS HITOS HISTORICOS DE RUSIA

Podemos decir que el primer hito en la historia de Rusia es la fundación del Rus de Kiev que tras su decadencia y pérdida de poder político y militar, dio paso a que otros principiados eslavos sumisos o aliados tomaran sus propios caminos. El segundo punto cimero está marcado por la introducción del cristianismo ortodoxo (988 d. e. c.) que promueve un intenso intercambio cultural, económico, arquitectónico, tecnológico e inclusive, militar con el Imperio Bizantino y que 465 años después, tras la caída de Constantinopla y el Imperio romano de oriente, los principados rusos se convierten en el principal bastión de la Iglesia ortodoxa en el mundo con la importancia política que eso implica.

Otro momento fundamental en la historia de Rusia son las victorias de los ejércitos unidos de una gran parte de los principados rusos en el campo de Kulikovo en 1380, y la batalla del rio Ugra en 1480 (dirigidos por el príncipe de Moscovia, Dimitri Ivánovich “Danskoi” e Iván III, respectivamente), sobre los ejércitos invasores mongoles de la Horda de Oro y de lo que quedaba de ella un siglo después.

Tres siglos de sumisión de los principados rusos llegaban a su fin en esa última gran batalla, dando como resultado la consolidación del nuevo Estado Ruso, cuya capital sería Moscú.

El reinado unificador del gran príncipe Iván III “el Grande”, que sentó las bases del Estado Ruso, extendiendo su territorio desde las fronteras con Suecia hasta los Montes Urales y que bajo la égida del águila bicéfala, usó por primera vez la palabra “Rusia” en los blasones y estandartes de guerra y gobierno.

En el siglo VI, el primer zar, Iván IV (o “el terrible”) dio comienzo de manera exitosa a la expansión del territorio de Moscovia y sus principados va sayos, hacia el océano Pacifico, con la conquista de los kanatos de Kazán, Astrakán y el inicio de la exploración y apropiación de Siberia. Iván “el terrible” inicio la guerra contra el reino de Livonia (hoy Letonia y Estonia) y la guerra de Crimea contra Turquía, a la vez que subyuga finalmente a la republica de Nóvgorod y arrebata Smolensk a los polacos. Con su reinado (prácticamente el último de la dinastía Rurik), Rusia se convierte en un Imperio.

El último gran hito de la historia medieval de Rusia son los reinados de Pedro I, el Grande y Catalina II la Grande. Entre ambos zares, modernizaron al Estado ruso hasta ponerlo a la altura de las grandes potencias de Europa y Asia de su tiempo.

La guerra contra Suecia y Turquía y los conflictos contra Polonia y Prusia, dejaron como resultado un Imperio más fuerte y extenso. Rusia había conseguido controlar totalmente el Mar de Azov, salir al Mar Negro y al Mar Báltico.

Pedro I y Catalina II (en reinados no continuos) contribuyeron a la creación de un ejército y marina de guerra profesionales, modernos y temibles.

Se derogó la ley servil medieval, se modernizó la administración pública, el servicio civil, la recaudación aumentando las arcas del Estado, se instauró el sistema judicial, se crearon las bases para la movilidad social y en lo económico y estratégico se construyó desde cero la industria siderúrgica, las armerías, los astilleros, se ampliaron las vías de conexión hasta todo los confines del Imperio, entre otros grandes avances.

Como grandes estadistas crearon un nuevo sistema educativo con modelos europeos, implantando el laicismo y promoviendo la educación, fundando escuelas, universidades, academias científicas, construyendo o modernizando grandes ciudades y puertos, trayendo para ello a ingenieros y arquitectos de toda Europa.

Se puede afirmar categóricamente que en ambos reinados también hubo un florecimiento de las artes y la literatura.

LA REVOLUCION BOLCHEVIQUE

Sin embargo, el rigor y rapiña del totalitarismo zarista agravó aún más la situación económica y social de la mayoría de los pueblos del Imperio ruso que continuaban sufriendo los estragos de la pobreza extrema en el interior del país e incluso, en las grandes ciudades del Imperio. Los obreros en los centros urbanos y los ciervos emancipados del campo, seguían siendo explotados al límite y junto con las enfermedades, la hambruna originada por la falta de mano de obra en el campo (a causa del reclutamiento obligatorio para servir y morir en las frecuentes guerras del Imperio) y la recaudación leonina de impuestos, fueron creando el caldo de cultivo perfecto para la explosión social y un cambio de paradigma en el desarrollo socio-económico y político del inmenso territorio en el cual pronto surgiría un nuevo Estado.

La Revolución bolchevique de 1917 liderada por el Partido Obrero Social Demócrata de Rusia (Bolchevique) y por el incansable activismo político de Vladimir Ilich Lenin, liquidó al régimen zarista y al orden capitalista, fundando en 1922, el primer Estado de obreros y campesinos de la historia: La Unión de Repúblicas Socialistas (URSS), a la cabeza de la cual estaba Rusia. En URSS, luego de vencer las secuelas de la primera guerra mundial y la guerra civil, se sentaron las bases de un país industrializado, autosuficiente, solidario y pacífico.

LA UNIÓN DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS SOVIÉTICAS (URSS)

El desarrollo en flecha de la URSS fue frenado por la invasión nazi en 1941, que impuso una guerra de exterminio, pero que transcurridos cuatro años de inmensos sacrificios del pueblo soviético, los rusos y todos los pueblos de la URSS derrotaron a la “peste parda” y a sus aliados, liberando a media Europa, a la China y Corea del yugo fascista y del militarismo japonés respectivamente.

Pese a la destrucción durante la guerra contra los nazis (“La Gran Guerra Patria”) y las nuevas dificultades planteadas por la Guerra Fría, impuesta por los Estados Unidos y sus aliados, la URSS logró reconstruir su economía en muy poco tiempo, convirtiéndose en una súper-potencia mundial, con enormes éxitos en el campo de la defensa, la exploración del cosmos y todos los ámbitos del entorno y del quehacer humano.

La ciencia y tecnología soviética demostraron con la industrialización de toda su parte europea en solamente tres quinquenios, con la victoria no sólo sobre los ejércitos fascistas, sino sobre el desarrollo tecnológico de primer nivel de Alemania y toda la Europa ocupada o aliada a Hitler; la recuperación de la economía soviética, devastada por la guerra y con la fabricación de la bomba atómica propia (que terminó con el chantaje nuclear de los Estados Unidos), que la URSS era más capaz y con mayor potencial de desarrollo que sus enemigos occidentales.

La implosión y desaparición de la URSS como Estado en 1990, por causas que analizaremos en otro capítulo, marcó una nueva etapa en solitario de la Rusia milenaria. Nacida de la disolución de la URSS, la Federación de Rusia promulgó oficialmente su independencia en diciembre de 1991, heredando los deberes y derechos plenos -como nuevo sujeto en el ámbito del Derecho Internacional- de su extinto predecesor.

LA FEDERACIÓN RUSA

Nuevamente el pueblo ruso y su gobierno se enfrentaban a un periodo de incertidumbre que obliga a un resurgimiento rápido y vigoroso de tan impactante terremoto sociopolítico y territorial. Incertidumbre y dificultades que a la vuelta de un par de décadas quedarían definitivamente superadas, convirtiéndose Rusia de nuevo en una potencia global, baluarte de las mejores tradiciones del pueblo ruso a lo largo de su larguísima historia.

Rusia ha dado continuidad a la política de paz, buscando siempre mantener y desarrollar los lazos históricos de amistad y colaboración con los países del espacio post-soviético y sus vecinos euroasiáticos y todo el mundo. Ha logrado crear nuevas alianzas regionales para el desarrollo, la colaboración, el intercambio comercial y la defensa.

Sin embargo, los Estados Unidos y sus socios europeos, principalmente los nucleados en la OTAN, por intereses políticos, económicos y geoestratégicos, han continuado con una actitud muy parecida a la que desarrollaron durante la Guerra Fría contra la URSS. El Imperialismo yanqui ha tratado de cercar a Rusia militarmente, agotarla económicamente y desestabilizarla políticamente, con el insano e irrealizable propósito de desmembrarla o destruirla.

Persiguiendo ese mismo objetivo, los Estados Unidos y la Unión Europea han influido negativamente en los procesos internos de algunos países vecinos de Rusia como Ucrania, tratando de revivir discordias históricas superadas, inventando disputas territoriales, atizando conflictos armados regionales, imponiendo a gobiernos pro-occidentales, ajenos a los intereses de su propia ciudadanía y a la tradición de hermandad entre los pueblos eslavos, además de infiltrar en la sociedad y la política rusa vectores y patrones culturales propios del capitalismo global y la ideología occidental decadente y nociva para la convivencia pacífica de los pueblos de Rusia.

LA PENÍNSULA RUSA DE CRIMEA

El conflicto en Crimea ha sido minuciosamente estudiado, sobre todo sus antecedentes históricos, las implicaciones culturales, la base jurídica y la voluntad soberana de sus habitantes.

El “golpe suave” ejecutado por la oligarquía local en Ucrania y financiada desde la Unión Europea y los Estados Unidos en febrero del 2014, desencadenó una situación de enorme inestabilidad política y social e inclusive, una incipiente segregación y acoso por motivos étnicos por parte de los golpistas ucranianos hacia la etnia rusa y de otros pueblos en el territorio de ese país.

Los habitantes de la península de Crimea, invocando su histórica pertenencia al territorio ruso, la Constitución de Ucrania de 1992 y la propia seguridad de la población mayoritaria rusa, utilizando su derecho constitucional y por voluntad popular manifestada en un referéndum, declararon la independencia de la península de la republica de Ucrania y más tarde sus autoridades electas decidieron anexar voluntariamente a Crimea y a Sebastopol a Rusia.

Ya antes la población había bloqueado el puerto de Sebastopol para que fragatas y otros buques de guerra de la Armada norteamericana no atracaran con soldados de la OTAN, los cuales llevaban como misión construir una base naval yanqui en la Península de Crimea con autorización de Ucrania, sin medir las consecuencias de tan arriesgada provocación a la Federación Rusa y su Armada.

La península de Crimea tiene importancia estratégica para la OTAN y los Estados Unidos, porque ponerla bajo su control significa privar a Rusia de un puerto de entrada y salidas de bienes para su población y de una base para su flota de guerra en el mar Negro. Recordemos que además de la importancia en sí del mar Negro, a través de él los barcos de la Flota rusa acceden al estrecho del Bósforo que conecta con el mar de Mármara y este, con el mar Mediterráneo.

Ambos mares (Negro y Mediterráneo) son cruciales para la economía y defensa de Rusia, por lo cual Rusia ha jurado defender con todo (inclusive con su poderío estratégico nuclear) su presencia y control de la península de Crimea y sus puertos.

RUSIA CONTEMPORANEA

Rusia es una potencia mundial, un jugador de primer orden en el tablero político y geoestratégico global, que en primer lugar y como es comprensible, garantiza con su poder militar disuasivo la defensa de su propio territorio e intereses de sus aliados y el cumplimiento de sus objetivos y tareas como Estado. Pero que también, a la par de China, sirve de contrapeso a los Estados Unidos y sus aliados, para garantizar la paz mundial y que el Derecho internacional no sea pisoteado. Tareas que la misma ONU ha sido incapaz de cumplir.

La defensa siempre ha sido prioridad para Rusia. Luego de veinte años de transición, fragilidad económica y obsolescencia tecnológica militar, “el oso” está de regreso: Ante un presupuesto de defensa mucho menor que el de Estados Unidos y la OTAN, Rusia ha redefinido sus doctrinas militares al punto de asumir una “defensa total” y dinámica asimétrica pero puntual, inteligente y efectiva, apalancada principalmente en el desarrollo sin par de la ciencia y la tecnología militar y civil rusa. Cohetes hipersónicos de intersección y ataque, nuevas armas, equipos y vehículos con tecnologías de cuarta y quinta generación en todas las ramas de las Fuerzas Armadas, modernización del entrenamiento y equipamiento de las tropas, profesionalización del personal, etc., garantizan al país respuesta rápida y contundente a cualquier ataque a su seguridad.

Rusia ha demostrado al mundo sus nuevas capacidades en el campo militar en sus exitosas misiones en Siria y en otros escenarios donde aún se llevan adelante pequeños y medianos conflictos, donde los rusos poseen también intereses o asisten para dar cumplimiento a sus compromisos y tratados internacionales.

Sin embargo, es necesario recalcar que todo este enorme blindaje tecnológico y militar, no sería nada sin el espíritu nacionalista y profundamente apegado a su cultura, a su historia y al amor a su tierra, que aseguran la moral vencedora de los rusos y sus pueblos hermanos.

Es fácil observar un pronunciado y constante declive en la influencia y el poder en el mundo de los Estados Unidos como potencia global. Lugar que va dejando un vacío rápidamente llenado por otros actores importantes: China en el aspecto económico, financiero e industrial y Rusia en el terreno militar, pero sobre todo en el político.

Es un hecho que Rusia, aunque tiene todavía tiene terreno que recorrer en el campo económico y financiero, también camina con paso fuerte hacia la consolidación como potencia económica global, esto es algo que no es difícil para un país que cuenta con reservas inmensas de casi todos los elementos de la Tabla Periódica de los Elementos, que posee una poderosa y dinámica base tecno-científica e industrial, recursos humanos de alta calidad, respaldados por educación de primer nivel y motivados obviamente por el bienestar personal y familiar, pero sobre todo por un nacionalismo genético, incubado desde las propias raíces de su milenaria historia que han garantizado la sobrevivencia y el desarrollo de Rusia.

A lo interno, el Estado sigue siendo el líder de la sociedad rusa y la economía de su país, seguido de la empresa privada y no al revés, promoviendo un “Estado de Bienestar” dentro de una democracia liberal moderada.

Eso marca una dinámica, tal vez más equilibrada, que favorece procesos de consolidación de ese modelo único de desarrollo socio-económico de Rusia a nivel interno y el poderío casi sin paralelo político-militar que garantiza la defensa del país y el cumplimiento de sus compromisos internacionales.

Si la URSS, atendiendo el entorno internacional hostil y la consecución de los objetivos propios del desarrollo del Socialismo y las fuerzas productivas en su territorio, tuvo que llevar adelante a marcha forzada y con grandes sacrificios para su población la construcción de mega-proyectos y obras ingenieriles de inmensa magnitud, Rusia ha tenido que emprender grandes obras de proyección internacional con la participación de otras naciones para alcanzar objetivos económicos y cumplir con su doctrina de paz y colaboración internacional.

La gran victoria a nivel económico que representa, por ejemplo, la construcción exitosa (pese a la oposición de Estados Unidos) del gaseoducto “Nord Stream 2”, propiedad de consorcios privados rusos y germanos, también representa una contundente victoria política para Rusia, al igual que años antes lo fue la construcción y puesta en marcha de la Estación espacial internacional, los gaseoductos “Blue Stream” y “Turk Stream” que proporcionan gas a Europa a través de Turquía. Al mismo tiempo, Rusia lleva adelante la construcción de tres gaseoductos desde Siberia y la Isla de Sajalín a territorio chino, lo que subrayan el papel de China como principal socio comercial de Rusia.

En conjunto con la República Popular China, Rusia también lleva adelante proyectos de construcción de aviones comerciales y un ambicioso mega-proyecto de construcción de la Estación espacial lunar. El proyecto conjunto con Estados Unidos de un túnel ferroviario a través del Estrecho de Bering, por el momento y por motivos políticos, está paralizado.

Rusia (en todas sus etapas históricas) siempre ha sido una potencia científica e intelectual, cuyos logros no sólo se manifiestan en 23 premios noveles otorgados a sus científicos y hombres de letras, sino por los resultados concretos de las investigaciones y el trabajo de miles de hombres y mujeres en el campo de las ciencias y tecnologías. 

La biología, química, física y matemática aplicada a grandes invenciones han dado como resultado en revoluciones tecnológicas para la humanidad en los campos de la medicina, agricultura, ingeniería civil, hidráulica, atómica, en la aviación, náutica, aeronáutica, cosmonáutica, robótica, la industria automovilística, militar, la construcción de maquinarias y equipos, las TICS y tantos otros campos donde los rusos son líderes o protagonistas principales.

En la literatura (Pushkin, Tolstoi, Lérmontov, Dostoievski,…), en la música (Tchaikovsky, Glinga, Rachmáninov, Prokofiev, Shoshtakovich…) o en la pintura (Rublev, Shishkin, Repin, Kandinsky, Chagall,…) y todas las artes, Rusia siempre ha sido una potencia inspiradora y guardadora de lo más sensible y profundo del ser humano.

Rusia apuesta a la colaboración y no a la guerra. Esta premisa toma cuerpo en un intercambio comercial con casi todas las naciones del mundo (incluyendo a los Estados Unidos y Europa), con especial énfasis en sus socios y aliados tradicionales, grandes y pequeños como es el caso de Nicaragua.

Aunque Rusia hoy en día es parte del sistema capitalista mundial, su comportamiento en la arena internacional se diferencia del de otros países que como Estados Unidos anteponen sus intereses depredadores e impositivos frente a otras naciones. Rusia aún se ciñe al Derecho Internacional clásico, a los Tratados, a la lealtad a su propia doctrina internacional de paz y colaboración y que esperamos que así continúe.

Como vemos, Rusia es un Estado cuya historia, persistencia y valentía avala el lugar que hoy ocupa en el mundo y que seguramente, estas mismas cualidades y constantes históricas son y serán un firme apoyo para seguir construyendo bienestar para sus pueblos, aportando a la paz y a la colaboración mundial.

Edelberto Matus.

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