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Nicaragua: “MALDITO PAÍS”

--- “Maldito país es una entrevista-reportaje hecha en 1933 por el periodista y escritor José Román al General Augusto C. Sandino, teniendo como escenarios San Rafael, El Embocadero, Bocay, Rio Coco y otros parajes montañosos que luego de la firma del Tratado de paz, el jefe del EDSN recorría sin saberlos (o tal vez ya sospechándolo) por ultima vez.

Por las circunstancias, contenido, relevancia histórica y biográfica, este trabajo periodístico es uno de los más importantes, para intentar entender muchos pasajes de su existencia, su lucha, pensamiento, las motivaciones y estado de ánimo de un hombre sin par en el umbral postrero de su vida.

En distintos momentos durante los siete años que duró la guerra contra el gringo invasor, el General Sandino fue entrevistado por periodistas de varias latitudes y de gran relevancia en su época (Beals, Belausteguigoitia, Maraboto y otros), escritos que ya publicados tuvieron gran relevancia para difundir y explicar la guerra asimétrica y libertaria que se libraba en las montañas del norte de Nicaragua.

Cada una de esas entrevistas también tuvo sus propios propósitos coyunturales -de antemano advertidos por el genio táctico y propagandístico del General- pero que también retratan para la posteridad el nivel in crescendo de la madurez y visión de nuestro héroe nacional y ofrecen una “radiografía” histórica del momento político en que fueron hechas.

Pero lo que diferencia a la entrevista del jinotepino José Román de estas otras es su emotividad, producto de la evidente conexión y empatía alcanzadas en la brevedad de esos días entre el mundialmente admirado héroe guerrillero y un (aunque) desconocido, joven y talentoso periodista y futuro escritor nicaragüense.

La portentosa intuición de nuestro principal héroe nacional descubrió al vuelo el talento y la sinceridad del novel escritor y puso en sus manos detalles de su vida, pesares y anhelos cuando ya las épicas batallas habían terminado en rotunda victoria contra el gringo invasor y estando ya firmado aquel acuerdo de paz que sólo Sandino estaba dispuesto a cumplir y sin él sospecharlo, a poco tiempo de su abominable asesinato a traición.

La gran pregunta que todavía “flota en el aire” es el por qué José Román tardó cuarenta y seis años en publicar su entrevista.

El autor de obras como Cosmapa y un par de novelas más, pudo haberse convertido instantáneamente en un escritor famoso fuera de Nicaragua, aprovechando el reconocimiento mundial que en aquellos años el general Sandino y su gesta anti-imperialista tenía.

Recordemos que fue el mismo General Sandino-al final de una cadena de hechos fortuitos- quien amablemente invitó en Managua al por entonces joven y desconocido José Román, a seguirle a las montañas segovianas (“… véngase a la montaña conmigo, a convivir personal y estrechamente conmigo y mi gente. A oírme todo lo que tenga que decirle de mi vida y privada y de mi guerra.”), para contestar cuantas preguntas quisiera hacerle sobre su lucha, su pensamiento, cosmovisión, credo, su futuro político y su vida privada. Una pieza periodística mayor, un legado histórico y tal vez el mejor retrato de un hombre legendario.

Algunos historiadores suponen que el periodista “congeló” por casi medio siglo la publicación en forma de libro (aunque hizo circular algunos borradores) hasta el año de 1979, precisamente el año del triunfo de la Revolución Popular Sandinista sobre la dictadura militar somocista, motivado por el “momentun” político.

Me atrevo a conjeturar que tal vez el nombramiento que Somoza García le diera (casi de manera vitalicia) al maestro Román de cónsul de Nicaragua en Nueva York, posteriormente al asesinato del General Sandino y sus lugartenientes, pudiera resolver el misterio de tan extemporánea publicación. Y aunque existen otras hipótesis, el misterio persiste, aunque eso realmente no es importante.

Fue el propio Sandino que sugirió al escritor titular la obra, producto de la entrevista, “Maldito país”, porque así era percibida nuestra tierra, especialmente la zona de combate, por los extenuados marines gringos, con sus suampos, sus montañas llenas de espinas, sus torrenciales e interminables vendavales, sus precipicios traicioneros, sus ríos prolijos en poderosos raudales y aguas profundas, sus alimañas emboscadas, el acosos de los guerrilleros sandinistas, una herida invalidante, el terror al “corte chaleco”, a la decapitación o la muerte certera proveniente de la oscuridad y la sensación cierta de estar siempre en tierra enemiga. Maldito país” decían los aterrorizados marines empantanados en las montañas segovianas, donde Sandino parecía ser obedecido hasta por las piedras. “! God-damned country!”

Al final, la valiente resistencia activa y combatiente sandinista hizo marchar hasta el último invasor y el héroe halló la inmortalidad apurada por la traición de sus propios paisanos, pero ordenada desde las entrañas del Imperio.

Pero para muchos el “maldito país” se ha quedado acá, hasta hoy en día:

Este es un “maldito país” para la oligarquía que no ha podido perpetuar a su antojo un poder, según ellos “heredados de los invasores españoles.

Es un “maldito país” para los traidores y vendepatrias.

Es un “maldito país para los yanquis, que durante más de ciento cincuenta años han querido imponernos su bota y sus cadenas.

Es un “maldito país”, para la ultraderecha internacional y también para los que fingen ser nuestros amigos.

Es un “maldito país” pues el resiliente y combativo pueblo nicaragüense, siempre guiados por Diriangén y aquellos bravos caciques que murieron con la macana de piedra y su arco y flechas en sus manos defendiendo a su tierra; los patriotas de San Jacinto, los Generales Zeledón y Sandino, Rigoberto, el Comandante Carlos, el Frente Sandinista ahora liderado por el Comandante Daniel, para quienes la soberanía, la libertad y la búsqueda del bienestar y la paz de los nicaragüenses o se defienden o se muere peleando por ellas.

Y entonces pidió el General Sandino al periodista José Román: “Por favor, póngale ese título a su libro “¡Maldito País!”

“¡God-damned country!”

Edelberto Matus.

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