Las recientes sanciones contra Nicaragua por parte de la Unión Europea, unido a los ataques mediáticos contra Venezuela y Cuba reflejan una estrategia de presión constante para demonizar a los gobiernos de esos tres países.
Por Diana Valido/ Almayadeen
Desde que el gobierno de Donald Trump definió a Cuba, Nicaragua y Venezuela como la troika del mal, con la etiqueta vino adjunto un grupo de sanciones que eran las medidas públicas para castigar a sus gobiernos por no bajar la cabeza, también venía en el paquete un financiamiento público para acciones un poco más privadas que tendrían un efecto acumulativo en el desplome de esos tres gobiernos.
La pregunta es ¿por qué contra esos tres países? ¿Qué tienen en común?
Ante los cambios políticos que ha vivido América Latina en los últimos años, Venezuela, Nicaragua y Cuba representan un estandarte de la izquierda que se ha mantenido en la región y definitivamente eso molesta.
Durante el tiempo que estuvo en el cargo el vicepresidente Mike Pence expresó en varios momentos su parecer sobre estas naciones.
El 1ro de febrero de 2019, publicó el Twitter: La influencia maligna de Cuba es evidente en Venezuela y Nicaragua (…) Venezuela merece ser libre. Nicaragua merece ser libre. Y en la Casa Blanca siempre diremos: “¡Qué viva Cuba libre!”.
Por su parte John Bolton quien fue Consejero de Seguridad Nacional de Trump, también expresó en Twitter el 20 de febrero de 2019: “los días de Ortega (presidente de Nicaragua) están contados y pronto el pueblo nicaragüense será libre”. Mike Pompeo, quien se desempeñó en el cargo de secretario de estado de Estados Unidos también afirmó por aquella época: “Se están valorando todas las opciones. Planeamos hacer cosas imprescindibles para que el pueblo de Venezuela pueda expresar su opinión y reine la democracia”
Eran declaraciones de los últimos años, porque los planes contra la llamada troika del mal, son a largo plazo. Washington tiene en su almanaque bien marcado los antecedentes de sus fracasos, por ejemplo los intentos de golpe contra Maduro, la amenaza de intervención militar humanitaria aplicada a Caracas y ahora a la Habana, y si miramos un poco más atrás, la victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1979 que derrocó a la dictadura de Somoza, apoyada por Estados Unidos.
En el caso de Cuba también la lista es larga sobre los mecanismos usados para destruir a la Revolución.
Pero miremos los hechos más actuales. En días recientes la Unión Europea sancionó a altos funcionarios del gobierno de Nicaragua, utilizando como justificación la violación de los derechos humanos de ciudadanos contrarios al gobierno.
Lo cierto es que el presidente de la Asamblea Nacional de Nicaragua Gustavo Porras, en entrevista con Sputnik aclaró que su gobierno investiga a varios individuos que estuvieron vinculados con el golpe de estado de 2018, y que buscaban repetir un escenario similar de cara a las elecciones que se efectuarán en noviembre.
Financiados a través de varias ONGs ya tenían las plataformas listas y estaban divulgando una serie de informaciones falsas para anunciar que iba a haber fraude electoral, que las elecciones no iban a ser legítimas y legales, y llegado el momento usar parte del financiamiento para generar un escenario de caos.
Pero eso no es todo, mientras le llegaban estas sanciones a Nicaragua desde la organización europea por desmontar un complot en su propio pais, Estados Unidos ya estaba haciendo sus gestiones de cara a los comicios con un programa llamado “Asistencia Responsable en Nicaragua” (RAIN).
Dicho programa contempla, desde el 11 de agosto de 2020 hasta el 10 de febrero de 2022, la asignación de dos millones de dólares para llevar a cabo, una transición ordenada del gobierno de Ortega. Por tanto, no está en sus planos esperar los resultados de las elecciones en Nicaragua.
Por cierto, también para Venezuela hubo una organización y una oficina para la transición.
La USAID tiene destinados fondos que son de conocimiento público para las acciones contra los gobiernos de estos países, las cuales van desde financiar un concierto con músicos reconocidos a nivel internacional hasta crear miles de cuentas falsas en Twitter para crear estados de opinión que desmoralicen la labor de esos gobiernos.
Por ejemplo, tan solo para Nicaragua, entre 2010 y 2020, la USAID tenía previsto transferir a la derecha la suma de 68 millones de dólares, con el objetivo de desacreditar al gobierno, tanto en el interior como en el exterior. Un mecanismo usado también en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Cuba.
Cuando ocurrieron las protestas en Nicaragua en 2018, dos años antes, la USAID había añadido ocho millones de dólares, por lo que la contribución total de esa organización a la desestabilización de Nicaragua fue de 76 millones de dólares.
Resulta interesante que, si bien la etiqueta de la troika del Mal la puso Trump, el gobierno actual no la emplea públicamente, pero los financiamientos para los planes de derrocamiento continúan. Con las tres naciones se han usado las mismas cartas: sanciones, planes de transición, ayuda humanitaria y demonización de sus mandatarios.
También entra en esta receta culpar a dichos países de todo lo que ocurra en naciones vecinas contrario a los intereses de sus gobiernos. Ejemplo cuando Colombia acusó al gobierno de Maduro por las protestas sociales.
A Washington, le preocupa más que la supuesta troika, sus alianzas. Tanto Venezuela como Cuba y Nicaragua son partidarios de la integración, del intercambio y la solidaridad como respuesta a los cercos.
Los tres países son miembros del ALBA -TCP y de la CELAC. Los tres países también ven aliados en Irán y Rusia, donde Washington ve enemigos.
De ahí que lo que hemos visto hasta el momento confirma que las etiquetas para Cuba, Nicaragua y Venezuela evidencian que son el epicentro de una guerra donde no pidieron estar, pero apenas comienza.
https://zonafrank.wordpress.com/2021/08/06/la-troika-del-mal-que-invento-estados-unidos/