Palabras de la Señora María Zajárova
Portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia sobre la injerencia de los Estados Unidos en los asuntos internos de Nicaragua
Nos gustaría dar un comentario al respecto de cómo se desarrolla la situación en Nicaragua. A medida que se acercan las elecciones generales en este país, a ser celebradas el próximo 7 de noviembre, crece una poderosa ola de presión externa sobre el gobierno legítimo del presidente Daniel Ortega.
Esta presión poco tiene que ver con la preocupación por un voto democrático libre, declarada por los que ejercen esta presión. Comienza a convertirse en una “lucha sin reglas” con el objetivo obvio y no disimulado de sacar a los sandinistas del poder, desestabilizando el país.
Es digno de mención que la interferencia actual, abierta y flagrante, en los asuntos internos de Nicaragua, incluyendo los asuntos relacionados con el financiamiento de esta injerencia, se estipulan claramente en los documentos legislativos y regulatorios de los Estados Unidos.
En noviembre de 2018, el entonces presidente estadounidense adoptó un decreto ejecutivo, calificando la situación en este país centroamericano ni más ni menos como "una amenaza extrema para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos.
En diciembre de 2018, los EE.UU. aprobaron la Ley de Condicionalidad de las Inversiones Nicaragüenses, mediante la cual los norteamericanos bloquearon el financiamiento de Nicaragua por parte de los bancos y organismos monetarios internacionales (FMI, Banco Mundial, etc.), introdujeron las restricciones a la obtención de visados y otras limitaciones en relación a los estadistas nicaragüenses, abolieron el "estatus de protección temporal" para los migrantes de este país.
El círculo de restricciones económicas comenzó a reducirse en medio de la pandemia. ¡Qué cinismo!
La Casa Blanca recortó drásticamente la asistencia financiera a Nicaragua para el desarrollo social, excluyendo al país de la lista de estados centroamericanos que reciben vacunas como ayuda humanitaria.
Se está realizando un trabajo encaminado a la exclusión de Managua de los acuerdos regionales de libre comercio. Estamos hablando del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana. Además, el Acuerdo de Asociación de la Unión Europea y Centroamérica.
Se está intentando suspender la participación de Managua en la Organización de los Estados Americanos.
Al mismo tiempo, intensifican los esfuerzos, estipulados en las leyes estadounidenses (artículo 8 de la Nica Act), con los que buscan involucrar en el trabajo antigubernamental a las ONGs controladas por ellos. Todo lo mencionado está сonsagrado en la legislación estadounidense.
La interacción directa con los opositores al "régimen" la coordina personalmente el Embajador de los Estados Unidos en Managua, quien mantiene reuniones regulares con ellos, explicando las orientaciones.
Ya lo conocemos a través de los ejemplos de muchos otros países. Según estimaciones de expertos, más de mil millones de dólares fueron invertidos en la oposición nicaragüense a través de la USAID y otras "estructuras humanitarias" estadounidenses.
Este dinero no se destina a la ayuda social, humanitaria, la lucha contra el COVID19, sino sirve para incentivar las fuerzas opositoras de este estado.
Ignorando el principio de la separación de ramas del poder, se levanta una ola histérica en torno a los juicios contra los opositores individuales.
Al mismo tiempo, cualquier paso de las autoridades legítimas, que tiene por objetivo reprimir la injerencia extranjera, se caracteriza por los líderes occidentales sólo como "la supresión de la libertad", su "estrangulamiento" y todo lo demás, de acuerdo a la lista típica.
Todo esto refleja las restricciones vigentes en los propios Estados Unidos - por ejemplo, en el marco de la “Ley de Agentes Extranjeros” aprobada en 1938 - FARA.
En el contexto de tanta ansiedad de parte de los Estados Unidos, sorprende que Washington en vez de dejar pasar desapercibidas las palizas masivas e incluso los asesinatos de manifestantes en otros países, incluyendo los de América Latina, al contrario - justifica tales acciones.
La pandemia global y la crisis socioeconómica que ha provocado en muchas regiones, incluida la latinoamericana, demuestra que hoy la principal línea de defensa de la democracia y los derechos humanos radica en gran medida en la capacidad de asegurar la gobernanza estatal.
Sin embargo, el colectivo occidente que opera en Nicaragua lo obstaculiza, la libertad de elección se sustituye por el ajuste del proceso electoral a un resultado preprogramado que responda a los intereses de la ingeniería política efectuada desde fuera.
Rechazamos categóricamente los intentos de injerencia extranjera en los asuntos internos de Nicaragua. Estamos convencidos de que el pueblo de este país tiene derecho a determinar de forma independiente, sin injerencias extranjeras, el destino futuro de su país.
Deseamos sinceramente los éxitos al Gobierno, la paz y prosperidad al pueblo nicaragüense, con el cual nos unen estrechas relaciones de amistad y alianza estratégica.
Continuaremos atentos a la situación en Nicaragua e informaremos sobre nuestras evaluaciones del desarrollo futuro de la situación.
María Zajárova