Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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Nicaragua: La OEA no es más que una pandilla de pendencieros


Mi primo Hernán, que ahora es un honorable anciano, era para nosotros -los chavalitos del barrio- como nuestro verdadero superhéroe.


Se enfrentaba a los muchachos y pendencieros que desde otras partes del pueblo llegaban a “tomarse” nuestras calles, enamorar a las cipotas y golpear a los más pequeños o temerosos. 

Hernán no era corpulento, pero tenía un cuerpo correoso y grandes habilidades y condiciones atléticas, por lo cual lo apodaban “la pulga”, además de ser un irreductible boxeador callejero de valentía rayana en la temeridad. Cada “intruso” recibía lo suyo, aún si estos se agrupaban para “echarle la vaca”.

Llegó un tiempo en que sin atreverse a violar las rondas de nuestro barrio, las pandillas de mozalbetes ajenos solamente amenazaban desde lejos al primo Hernán y se conformaban con tirarle piedras, palos e improperios. Los contemporáneos del primo siguieron su ejemplo y juntos hicieron de aquellas polvorientas pero amadas calles y callejones un lugar asediado, pero donde valía la pena vivir.

La Organización de Estados Americanos fue creada por y acorde a los intereses yanquis en el Continente americano, los cuales desempolvaron sus doctrinas neocoloniales acomodándolas a la época de la Guerra Fría, que marcaba el inicio del enfrentamiento a muerte del Capitalismo contra el Socialismo en construcción en varios países de Europa del Este y Asia, los cuales a su vez se convertían en ejemplo y apoyo para otros pueblos en lucha por su liberación nacional.

Enmascarada en objetivos válidos y necesarios para un Continente empobrecido y de grandes conflictos sociales, la OEA pretendió servir de instrumento para la integración, el desarrollo y la paz de los países suscriptores. Sin embargo, desde sus inicios mostró su rol histórico de mastín y sicario de los yanquis y las élites oligárquicas continentales.

No es de extrañar que esta organización hoy extemporánea y caduca, haya venido jugando ese mismo rol nefasto, acorde a los planes yanquis de desestabilización en contra de los gobiernos legítimos de Cuba, Venezuela y Nicaragua e inclusive en otros países latinoamericanos, donde la OEA ha interferido descaradamente en contra de la voluntad popular y a favor de las fuerzas ultra-conservadoras.

En Nicaragua, desde abril del 2018, el Secretario General de la OEA (uno de tantos traidores de la izquierda latinoamericana) y los representantes de los países más alineados con los interese yanquis de la región, han sido parte de un incesante esfuerzo político y diplomático (que algunos de ellos pretenden escalar al campo económico, financiero e incluso militar) para derrocar al gobierno constitucional del Comandante Daniel Ortega.

El Sandinismo, por lo visto, no les agrada como opción de gobierno pues es un gobierno que a lo interno no deja robar a los rateros de saco y corbata, da preferencia al desarrollo inclusivo, a la libertad e independencia de nuestro país en favor de los intereses de la clase trabajadora, la convivencia social y la paz, pero sobre todo, el resguardo de nuestras leyes y nuestra soberanía.

Los sandinistas no esperamos nada bueno, nada en favor de nuestra patria en esas reuniones y conciliábulos, siempre convocados interpósito por los gringos bajo cualquier pretexto, pero siempre con el mismo objetivo: Doblegar la voluntad de nuestro gobierno por la defensa de nuestra soberanía, amenazándonos con el caos y la destrucción.

Pero eso es imposible.

No porque ellos no puedan conseguir en un futuro próximo una mayoría calificada para expulsarnos de esa organización (aunque sea consiguiendo los votos de los “renuentes” con la amenaza a sus débiles economías, el chantaje de no proporcionarles vacunas contra la pandemia o con otras presiones propias de su gansterismo internacional); no porque decidan declararnos “Estado-fallido” o que hemos ocasionado una “ruptura en el orden democrático” o una “alteración del orden constitucional” al utilizar nuestras leyes en contra de golpistas y delincuentes comunes; no porque en los mismos Documentos constitutivos, Cartas o las Declaraciones oficiales firmadas por todos los miembros, se mencione taxativamente que ninguna resolución de la organización y sus órganos es vinculante y que el principio de la Soberanía de cada uno de las naciones signatarias prima por sobre todas las asuntos, ni tampoco por que algún país o grupo de países tomen la iniciativa de buscar alguna salida consensuada y respetuosa a la “crisis” de Nicaragua…No.

Es imposible doblegar la voluntad de defender nuestra Soberanía nacional, porque así nos lo enseñó el General Sandino, el más grande y humilde patriota del siglo XX del mundo, que por cierto fu el primer patriota que ha hecho morder el polvo a los soldados invasores del Imperialismo yanqui;

Es imposible doblegar la voluntad de defender nuestra Soberanía nacional porque somos sandinistas los que estamos y estaremos en la primera trinchera, si es necesario hasta la muerte, para ver a nuestra patria libre, hermosa y en paz;

Es imposible doblegar la voluntad de defender nuestra Soberanía nacional porque existe el Frente Sandinista y porque inspirado en nuestros héroes y mártires, al frente de nuestro partido está un líder sereno y capaz: El Comandante Daniel Ortega.

Seguiremos dentro de la OEA aunque parezca inútil y muchos no nos quieran ahí, pues no les gusta escuchar nuestra voz siempre al lado de la verdad y la independencia. 

Seguiremos dando la lucha desde adentro hasta que la correlación social y política cambie en América Latina a favor de los pueblos.

 Seguiremos ahí, en medio de nuestros enemigos de clase, de cobardes, tibios, timoratos y chantajeados, pues el revolucionario utiliza como trinchera de lucha cualquier hoyo, aun el más oscuro y hediondo. 

Seguiremos ahí dentro, hasta que ellos quieran pagar el costo de suspendernos o expulsarnos por motivos ideológicos, en contra de sus propios Estatutos y Cartas. 

Pueden tener en cualquier momento los votos, ¡lo que no tienen es nuestra voluntad y nuestros "güevos"!

Cuando trato de encontrar un símil, una comparación aunque sea caricaturesca con esta OEA y sus cabezas principales, se me viene a la mente aquellos pendencieros juveniles que llegaban al asalto de la paz de mi barrio y aunque las cosas hoy son más serias, no puedo evitar sonreír evocando a aquellos pandilleros miedosos a los que sólo les quedaba amenazar y apedrear desde lejos los techos de nuestro vecindario.

Definitivamente, Almugre y “su” OEA, son sólo una pandilla de pendencieros.

Edelberto Matus.

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