“No existe ni una pizca de nada en el mundo que se venda en un mercado libre. ¡Ni una! El único lugar donde existe un mercado libre es en los discursos de los políticos.
La gente que no vive en el Medio Oeste no entiende que este [Estados Unidos] es un país socialista”(Dwayne Andreas, ex director ejecutivo de Archer Daniels Midland [i])
Monopolio y oligopolio: "La mano invisible del mercado" es un disparate
Un mercado es donde las personas que tienen cosas para vender se encuentran con las personas que quieren comprar. Todos conocemos los mercados locales donde los pequeños comerciantes instalan sus puestos, pero el término también se aplica a escala mundial, por lo que existen mercados globales, como el mercado del petróleo o el mercado del café.
La teoría de los mercados asume que los vendedores variarán sus precios para tratar de obtener el mayor beneficio, pero al mismo tiempo los compradores pueden comparar precios para encontrar los precios más bajos.
Si un vendedor obtiene ganancias excesivas, otro vendedor intervendrá y venderá más barato, por lo que la competencia entre vendedores impide que las ganancias sean demasiado grandes. Todos los vendedores se ven obligados a ser más "eficientes", de lo contrario, quebrarán. Si hay muchos compradores y muchos vendedores, entonces todos los compradores pueden obtener precios más bajos.
Esto se conoce como mercados competitivos o "la mano invisible" del mercado. Los economistas ortodoxos sugieren que esta "mano invisible" es la mejor forma de operar de las economías.
Hay muchos problemas con esta teoría, pero el principal es que, si bien suena bien en los manuales, tiene poca relevancia para el mundo real.
La teoría solo funciona si se aplica a un gran número de pequeños negocios. Supone que ninguna empresa tiene demasiado poder. Pero en el mundo real, muchas industrias ahora están dominadas por una sola empresa, como Google (conocida como monopolio), o un puñado de grandes competidores (conocidos como oligopolio) [ii].
Estas grandes empresas tienen la capacidad de limitar la competencia para obtener beneficios excesivos. Por ejemplo, en Gran Bretaña y en los EE.UU, existe solo un pequeño número de bancos importantes y un pequeño número de supermercados dominantes [iii]. Lo mismo ocurre en gran parte del resto del mundo. El oligopolio suele ser una realidad en el comercio internacional.
A veces, pequeños grupos de empresas dominantes colaborarán ilegalmente para fijar precios [iv]. Esto se denomina cartel. Un ejemplo notorio de esto fueron las siete corporaciones petroleras más grandes, conocidas como el cartel petrolero de las Seven Sisters (Siete Hermanas) [v]. Estas corporaciones se reunieron en Escocia en 1928 para ponerse de acuerdo y dejar de competir entre ellas.
Fijaron precios y dividieron los suministros de petróleo del mundo, garantizándose enormes ganancias para ellas. Esta modalidad de fijación de precios está mucho más extendida de lo que la mayoría de la gente cree.
El sistema de comercio global actual también tiene capas adicionales de poderosos intermediarios que controlan gran parte de la compra y venta. Los precios del tabaco, el café, las bananas y muchos otros alimentos básicos son manipulados por un pequeño número de grandes compradores, quienes de nuevo se aseguran de que haya una competencia limitada entre ellos [vi].
Si consiguen ponerse de acuerdo para controlar los precios, entonces pueden cobrar de más a los clientes y pagar menos a los proveedores, lo que genera un exceso de beneficios a expensas de todos los demás. Los precios pagados a los productores en los países pobres a menudo no guardan relación con los precios pagados por los consumidores en los países ricos.
Los altos ejecutivos de las grandes empresas afirman públicamente estar a favor de acuerdos competitivos en los mercados y el comercio, pero en la práctica tratan de crear monopolios u oligopolios que tienen como objetivo evitar la competencia, y sobornan a los gobiernos para que los ayuden y protejan. Estas son partes importantes del "capitalismo realmente existente".
Riqueza igual a poder
A diferencia de la democracia, donde impera el principio democrático de una persona, un voto, en un sistema de mercado impera el principio de una libra o un dólar, un voto. En otras palabras, el dinero le otorga a la gente poder económico.
Si viviéramos en una sociedad donde todos fueran razonablemente ricos y aproximadamente iguales, entonces sería posible argumentar que los sistemas basados en el mercado podrían funcionar.
Sin embargo, vivimos en una sociedad donde la mayoría de la gente no es rica y hay una gran desigualdad. Los mercados no toman en cuenta la existencia de la distribución desigual de la riqueza. Bajo estas circunstancias, los sistemas basados en el mercado siempre le proporcionan una ventaja a aquellos que ya son ricos y poderosos.
La forma como se ha tergiversado a Adam Smith para crear propaganda
Los partidarios de los mercados "libres" utilizan la palabra "libre" para referirse a la ausencia de interferencia del gobierno. A menudo citan al economista y filósofo Adam Smith, quien escribió sobre la "mano invisible del mercado" que genera buenos resultados para la sociedad.
Sin embargo, sus escritos ha sido deliberadamente distorsionados para convertirlos en propaganda. Smith usó el término "libre" para referirse algo completamente diferente. Se refería a estar libre de las grandes empresas y de los terratenientes adinerados con demasiado poder, que podrían obtener beneficios inmerecidos (a veces llamados rentas económicas o “free lunches”, que se han comentado en publicaciones recientes). Smith estaba a favor de la intervención de los gobiernos para evitar que las empresas adquirieran ese poder y evitar que obtuvieran ganancias excesivas [vii].
Los mercados pueden funcionar para los cortes de cabello, pero no se puede confiar en ellos para lo esencial
Si un mercado está estructurado de manera correcta y adecuadamente regulado, entonces podría funcionar razonablemente bien para algunas cosas, como cortes de cabello o comidas en restaurantes. En general, cosas que no se consideran esenciales, en las que se pueden crear nuevas empresas con bastante facilidad y ninguna empresa domina la industria.
Cuando hay escasez de algo, el precio suele subir, por lo que los ricos siempre pueden comprar lo que quieran, pero los pobres no pueden permitirse esas cosas. Si las consolas para computadoras son demasiado caras, algunas personas pueden vivir sin ellas. Esto crea muchos niños infelices, pero nadie muere. Si la comida es demasiado cara, la gente se muere de hambre. Cuando vemos una hambruna en la televisión, rara vez es porque hay escasez de alimentos en el mundo. Se debe a que la gente en algunos lugares no puede permitirse comprar alimentos [Viii]. En los Estados Unidos, millones de personas pobres carecen de atención médica. Es ampliamente reconocido que no se puede confiar en los mercados y las empresas privadas para proporcionar lo esencial a las personas más pobres.
Externalidades: las corporaciones no pagan sus verdaderos costos
Esiste un área en particular en la que incluso los partidarios del libre mercado reconocen que los mercados no funcionan. A esto se le llama externalidades, donde las corporaciones no pagan el costo total de sus actividades [Ix]. Por el momento, las corporaciones no pagan por el agotamiento de los recursos naturales, como las poblaciones de peces, el agua dulce, los bosques y el suelo, todos los cuales juegan un papel importante en la vida en la Tierra. No pagan por provocar el calentamiento global ni por otras formas de contaminación, como los plásticos en el océano. No pagan por la mala salud de los empleados ni las consecuencias para la salud de las personas en los países en desarrollo que se ven afectadas por actividades corporativas como la minería. No pagan los rescates bancarios cuando falla el sistema financiero. Algunas actividades empresariales corren el riesgo de hacer que todo el sistema financiero pueda colapsar o de que se pierdan grandes cantidades de especies animales. Sin embargo, estos tienden a ser ignorados porque los economistas no tienen forma de calcularlos e incorporarlos a sus modelos matemáticos.
La mayoría de los manuales de economía dan la impresión de que las externalidades son un tema trivial, sin embargo en el mundo real tienen un gran impacto en muchas personas. Investigaciones realizadas en 2010 sugirieron que las externalidades suman al menos 2 billones de dólares cada año [x], pero las externalidades como el calentamiento global o la destrucción de ecosistemas son muchas veces mayores que esto. Son tan inmensas que abruman todo lo demás. En realidad, el costo es tan grande que no puede ser calculado. En publicaciones posteriores discutiremos actividades específicas de diferentes grupos de empresas que crean grandes externalidades, como la mala salud causada por las empresas tabacaleras o las ciudades que se convierten en pueblos fantasmas cuando las fábricas se trasladan al extranjero.
Uno de los mejores escritores sobre el tema, Jonathan Cook, ha explicado que el afán de lucro en realidad alienta a las empresas a descargar los costos sobre otros para obtener ganancias. Cuantas más externalidades puedan descargar, más beneficios obtendrán:
“Las externalidades no son secundarias a la forma en que funcionan las economías capitalistas. Son parte integral de ellas” [Xi].
El mito de que las grandes empresas son "merecedoras" de sus beneficios -beneficios privados para unos pocos a expensas de los demás
Los ejecutivos y accionistas de empresas privadas son conscientes de que obtendrían muy pocas ganancias, o ninguna en absoluto, sin los subsidios y rescates gubernamentales (descritos en publicaciones anteriores) y sin la sociedad pagando muchos de sus costos (como se discutió anteriormente y en publicaciones posteriores). Esto se conoce como privatizar las ganancias mientras se socializan los costos [xii], y es una de las razones por las cuales mucha de la riqueza termina en los bolsillos de un pequeño número de personas. Esto plantea la pregunta obvia:
¿Por qué las empresas deberían obtener enormes beneficios y por qué los ejecutivos y accionistas deberían tener derecho a pagos enormes, cuando reciben tanta ayuda del gobierno y descargan enormes costos sobre el resto de la sociedad?
De hecho, no existe una justificación real. El sistema simplemente se ha convertido en un mecanismo que permite a los ricos y poderosos extraer riqueza de la sociedad. El afán de lucro ahora, concretamente, se trata de fomentar la desigualdad, ya que el objetivo es pagar más a los accionistas y ejecutivos, explotando a todos y todo lo demás.
Extracción de riqueza: "El mercado" implica la privatización y la desregulación.
Si los mercados funcionaran como dicen los libros de texto, ninguna empresa podría obtener grandes beneficios, y los ejecutivos y accionistas encontrarían casi imposible volverse excesivamente ricos. Los académicos y periodistas interpretan los “mercados” en el sentido de “competencia”, pero olvidan que cuando tenemos empresas grandes y dominantes, la competencia normalmente terminará con esas empresas dominantes siendo exitosas, obteniendo beneficios excesivos y permitiendo a los ejecutivos y accionistas extraer riqueza en exceso. La gente a veces usa la frase "fallas del mercado", como si pudiéramos hacer pequeños cambios para que la competencia funcione, pero esto es poco probable cuando las grandes empresas pueden manipular las reglas a su favor.
El uso que hacen los medios de comunicación tradicionales del término "mercados libres" es pura propaganda. Es un eufemismo por "menos regulación por parte de los gobiernos" (desregulación o liberalización) y persuadir a los gobiernos para que permitan que las empresas obtengan beneficios excesivos controlando más de nuestras sociedades (privatización). No se trata de buenos resultados para la sociedad o del "mejor" sistema económico. (Este es también el caso de la otra área clave de la propaganda económica, el libre comercio, que exploraremos en publicaciones posteriores). El éxito de esta propaganda a cerca de los mercados ha conducido a lo que se conoce como una “sociedad de mercado”, donde cada vez más se reestructuran más aspectos de nuestra vida diaria para permitir que las personas poderosas extraigan más riqueza.
Referencias
[i] Dan Carney, ‘Dwayne’s World’, Mother Jones, July/August 1995, at
www.motherjones.com/news/special_reports/1995/07/carney.html
[ii] Joseph Stiglitz, ‘America has a monopoly problem — and it’s huge’, The Nation, 23 Oct 2017, at
https://www.thenation.com/article/archive/america-has-a-monopoly-problem-and-its-huge/
[iii] Jonathan Ford, ‘Watchdog needs to check out merits of supermarket merger’, Financial Times, 29 April 2018, at
https://www.ft.com/content/d643b1ca-4b8e-11e8-97e4-13afc22d86d4
[iv] Linda McQuaig and Neil Brooks, The Trouble with Billionaires, p.48
[v] Daniel Yergin, The Prize, p.503
[vi] Oxfam, ‘Mugged: Poverty in your coffee cup’, 2002, at
https://s3.amazonaws.com/oxfam-us/www/static/oa3/files/mugged-full-report.pdf
[vii] Jesse Norman, ‘How Adam Smith would fix capitalism’, 22 June 2018, at
https://www.ft.com/content/6795a1a0-7476-11e8-b6ad-3823e4384287
[viii] Amartya Sen, Development As Freedom
[ix] http://en.wikipedia.org/wiki/Externality
[x] Juliette Jowett, ‘World’s top firms cause $2.2tn of environmental damage, report estimates’, Guardian, 18 Feb 2010, at
http://www.guardian.co.uk/environment/2010/feb/18/worlds-top-firms-environmental-damage
[xi] Jonathan Cook, ‘Capitalism is double-billing us: We pay from our wallets only for our future to be stolen from us’, 25 Oct 2020, at
https://www.jonathan-cook.net/blog/2020-10-25/capitalism-double-billing/
[xii] David Rosen, ‘Socialize costs, Privatize Profits’, 1 March 2013, at
https://www.counterpunch.org/2013/03/01/socialize-costs-privatize-profits/
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Publicado por La Cuna del Sol