
A mí en lo personal me gusta mucho el deporte. Soy Boerista, soy Yanquista, me gusta la tradición de los “Mulos de Manhattan”, sigo a los Lakers de los Ángeles y futbolísticamente simpatizo con el Real Madrid y disfruto verlos ganar. Sin embargo, como no todo es color de rosa cuando mis equipos pierden y son masacrados por adversarios insignificantes hasta desdigo de ellos porque así es la pasión del fanático, aunque al día siguiente cuando vuelve la victoria nos retorna la alegría.
Hay ocasiones, sin embargo, como el Bóer en la profesional recientemente ganada por los Gigantes de Rivas que dieron lástima y nosotros los Boerístas, ante otras barras de nuestro beisbol también dimos lástima porque merecidamente nos acabaron y no teníamos nada qué decir ante el fracaso de unos indios que estableciendo récord tuvo la peor temporada de todos sus tiempos.
Por supuesto que como tengo muchos amigos en la crónica deportiva, algunos Dantistas y otros enemigos naturales del Bóer, -sus razones tendrán- indago con ellos la razón de los fracasos de la tribu y siempre me tranquilizan cuando concluyen que ningún partido es igual a otro y que lo misma aplica para las temporadas o los campeonatos.
Eso de que ningún juego es igual a otro lo sabemos todos, pero a veces se nos olvida y patinamos creyendo que algunas situaciones, circunstancias o coyunturas vividas en el antes siempre serán tan iguales que las podemos no solo repetir, sino que hasta reencarnar.
Generalmente llegamos a creer eso cuando recreamos en la mente episodios que generaron un resultado en el momento, pero por conveniencia o por lo que sea no sumamos al planteamiento qué es lo que generó ese resultado y es cuando caemos en la media verdad de las cosas, en los sofismas, que terminan siendo espejismos con los que se engañan gentes que se sobre dimensionan, que se auto proclaman como los ungidos para tomar la estafeta aunque hayan muchas cosas del presente que difieren con el pasado.
Digo lo todo lo anterior porque la reaparición de Cristiana Chamorro, a la que ya empiezan a llamar la “Viviana”, por su evidente actitud trepadora y oportunista, agitó las olas bravas del oposicionismo al sugerirse como la candidata oposicionista de las próximas elecciones porque es Chamorro de estirpe, independientemente de haber estado por años escondida en un baúl, por ser hija de la mami que estuvo en la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional post 1979 e hija de la mami que en representación de la UNO ganó las elecciones de 1990 y me imagino que por añadidura, por ser socia del partido de papel de la carretera norte, viuda del hombre fuerte que era el yerno preferido de mami y ex presidenta de la Fundación Violeta Barrios, ella y solo ella es la auto ungida para encabezar una coalición que ya colisionó, pero a la que quieren vestir con la misma ropa que uso la Unión Nacional Opositora, que hace 31 años por razones que nada tienen que ver con el presente venció legítimamente al FSLN que en calidad de partido desplazado del poder reconoció los resultados y se fue a la llanura para hacer posible, por primera vez en la historia política del país el traspaso de mando de un partido a otro y la alternabilidad del poder por la vía pacífica como resultado de elecciones libres donde el que ganó, gano y el que perdió, perdió.
Doña Cristiana Chamorro que se nos quiere presentar como una chavala joven, aunque tenga más de 60, es exactamente igual que Noel Vidaurre, un cometa electoral que aparecen cuando se acercan procesos como el que va a culminar el 7 de noviembre próximo para que los vuelvan a ver y así tantear si logran tocar a algún descerebrado que diga ella es, solo, por ser hija de mami.
Cuando surge este silogismo es cuando digo que ningún partido es igual a otro y que si la señora “Viviana” Chamorro cree ser potable solo porque es la hija de mami o porque mami ganó las elecciones del 90 a la cabeza de una gran alianza, tengo que concluir que todavía hay muchos herrados sin ser equinos porque entonces lo que hacen es manipular y jamás conocer la historia, porque ni doña Viviana Chamorro es Violeta Barrios, ni el oposicionismo actual es la UNO de hace 31 años, ni las condiciones que generaron la victoria de aquella coalición son las de ahora.
Estridentemente y con mucha desesperación se escuchan disparates como que el oposicionismo, que no pega una sola desde el 2006 que perdieron el poder, formará una coalición con candidato único que arrasará con el actual partido en el poder, el FSLN, y sinceramente sin ánimos de burla, algo así da risa, pero a la par pena ajena porque aquí hay embajadores que representan a países que creyeron en los golpistas en el 2018 y que ahora te dicen yo creí que los opositores en Venezuela eran lo más penoso que se podía conocer, pero cuando uno ve a los oposicionistas que hay aquí, hablan de Nicaragua, a cualquiera le quitan las ganas hasta de escucharlos por lo vacío que son, por lo mentirosos que son, por lo incapaces que son, por lo odioso que son, pero sobre todo por lo mercenarios que son.
La Unión Nacional Opositora hace 31 años encontró un terreno fértil para que su constitución no fuera tan traumática. Estados Unidos nos impuso una guerra que desbarató la economía y muchos fuimos parte de ella, en consecuencia corresponsables del fratricidio;
Algunos dirigentes de esa etapa de la revolución se desviaron moral y políticamente y fueron los rostros ensoberbecidos que limitaron muchas libertades, aunque ahora se quieran lavar las manos; El conflicto Este-Oeste se elevó a una condición tan geopolítica que nos polarizó totalmente; El servicio Militar Obligatorio fue un lastre tan pesado que ni las propias madres sandinistas lo soportaron y era tal él deseo por otros olores que no fueran la pólvora, que si el candidato de la UNO hubiese sido Cloromido “El Ñajo” este igual ganaba.
El de la UNO fue concejo de 14 partidos políticos que se repartieron las curules en la Asamblea Nacional de entrada, jamás se concibieron como una alianza de gobierno, sino que esta resultó ser únicamente electoral y la prueba es que desde el mismo día que Antonio Lacayo asume el control del gobierno, desde ese mismo día dejaron por fuera al vicepresidente electo, Virgilio Godoy, al que simplemente no dejaron entrar a la Casa de Gobierno porque las pirañas no querían obstáculos en la acción depredadora de comenzar a acabar con la Res-pública y en la medida que el tiempo fue avanzando, en esa misma medida las contradicciones terminaron dispersando a los partiditos esos que desde el edificio del otrora Banco Central, donde estaba la Casa de Gobierno de Doña Viole y las oficinas del yerno, se escuchaban aquellos cañonazos que a pecho abierto recibían los bucaneros que se convirtieron en una bisagra parlamentaria que resultaron ser un poder porque decidían lo que las restantes bancadas no podían.
El hoy es muy diferente al estancado pasado que añora Viviana Chamorro, perdón Cristiana Chamorro, porque lo cierto es que la UNO de aquel entonces, donde muy pocos pensamientos dignos existieron, eran un club de intereses, que solo por tener alguna experiencia política lograron al final, juntarse, por muy poco tiempo, pero lo hicieron. Sin embargo el oposicionismo que en el presente quiere reeditar aquellos días no tienen la menor sustancia de inteligencia y eso está claro porque se la pasan dando patadas contra el aguijón y de eso vamos a estar hablando con mucho detalle porque si de algo estamos claros es que la batalla por continuar en el camino correcto apenas empieza y créanme cuando les digo que hay suficiente munición en el arsenal que la historia nos proporciona para disparar a granel contra esa maldad que suspira por un poder que jamás merecerán.
Por: Moisés Absalón Pastora.