Incorporar el vital líquido a Wall Street, implica que la vida humana dependerá, como nunca, de la especulación de la bolsa de valores. Ingresar el agua dulce a este mercado la convierte en una mercancía más.
Ciudad de México.- Agua que no has de beber… Cotiza en Bolsa. Incorporar el vital líquido a Wall Street, implica que la vida humana dependerá, como nunca, de la especulación de la bolsa de valores. Ingresar el agua dulce a este mercado la convierte en una mercancía más que estará a la disposición de quienes puedan acapararla, es decir, de las multinacionales que dominan ese nicho, y esto se traduce en una de las expresiones más recalcitrantes del capitalismo salvaje.
Ahora las grandes empresas se apoderarán paulatinamente del bien más preciado que brinda la naturaleza y del que depende la vida en el planeta, con el único objetivo de aumentar sus ganancias y fortalecer su poder.
Una persona necesita beber dos litros de agua al día y su alimentación diaria requiere, en promedio, tres mil litros para ser producida. En términos generales eso tiene un costo de dos dólares, de acuerdo con los valores promedio del mercado internacional de alimentos. En la actualidad pandémica alrededor de mil millones de seres humanos, a nivel global, sobreviven con ingresos de 1.5 dólares diarios; lo cual los coloca por debajo de dicho índice.
Y aquí bien vale citar lo que la FAO plantea sobre esto último: “la concienciación sobre la relación entre alimentos, energía, pobreza, medio ambiente y cambio climático es cada vez mayor, así como la aceptación de que el agua juega un papel fundamental en todas estas cuestiones”, tan lo es que los dueños del capital ahora van por el recurso hídrico que les dará tanto poder que podrán someter a los Estados y gobiernos con un simple movimiento especulativo sobre la cotización del agua, en la bolsa, y que para introducirla a este mercado lo hicieron a través del Índice del Agua Nasdaq Veles California, de CME Group que es, de acuerdo a la información que publica en internet, “el lugar al que todos recurren para administrar el riesgo en todas las clases de activos más importantes: tasas de interés, índices accionarios, divisas, energía, productos agropecuarios, metales y productos de inversión alternativos, tales como futuros climáticos e inmobiliarios. Sobre la base del legado de varias bolsas, CME Group es el mercado de instrumentos derivados más grande y diverso del mundo, operando más de 3 mil millones de contratos por año, abarcando la más amplia variedad de productos de referencia disponibles”.
Cuando se dio a conocer la noticia de la llegada del agua al mercado de futuros, los diarios publicaron que esto se derivó de la escasez como materia prima que, sin duda, es la más valorada y codiciada por encima del petróleo y cualquier otra mercancía. Y lo es, porque como dijera el viejo Anselmo, campesino chiapaneco de grandes historias y tiempero de cepa, “sin tierra se puede cultivar, pero sin agua ni por dónde”.
De acuerdo con los especialistas el agua comienza a cotizar en el mercado de futuros de Wall Street en medio del temor a su escasez. Aunque el índice se basa en precios de las principales cuencas fluviales de California, donde la falta del recurso ha aumentado, este valor podrá ser usado como referente para el resto del mundo en los mercados del agua.
Este nuevo benchmark o índice de referencia (el agua), con clave de cotización NQH2O cerró su primer día de operaciones con una ganancia de 1.06%, para cerrar en 486.53 dólares por acre-pie --medida de volumen utilizada en Estados Unidos equivalente a 1,233 metros cúbicos (10-12-2020)--, en un rango de fluctuación de 481.42 y 486.53 dólares.
Para CME Group, NQH2O, es una nueva solución de derivados para cubrir la exposición al precio del agua, y consideran que los futuros del Nasdaq Veles California Water Index pueden apoyar en la administración del riesgo de precio asociado con su escasez en el mercado del recurso, más grande de Estados Unidos.
Vale precisar que, en esto, el activo subyacente es el agua, en tanto que los contratos de derivados son los valores a futuro que se acuerdan en la compra del recurso hídrico y que le permiten al inversionista venderlo a un tercero al precio que establezca de acuerdo con la oferta y demanda de éste en el momento de la operación.
Para el caso del agua, los ciclos están muy bien marcados; temporada de lluvias y de estiaje, que se presentan cada año y que con los avances tecnológicos son muy precisos y predecibles, y que a su vez marcan los tiempos de la agricultura y la ganadería; actividades que consumen 85% del agua dulce que utiliza el ser humano para las diferentes actividades productivas y domésticas. Durante el verano el agua será barata por las lluvias y huracanes, y en la primavera su precio se elevará por la sequía.
Es por lo que este producto resulta ser el primero de su tipo y es considerado como la primera herramienta regulada de gestión de riesgos negociada en una bolsa de valores para gestionar el riesgo de suministro y demanda de agua. También es considerado como el punto de referencia líder basado en el índice NQH2O, el índice rastrea el precio del agua en su origen, con datos respaldados por el líder del mercado, West Water Research.
Quienes inviertan en agua en el mercado de futuros, van a la segura, como en ningún otro bien o mercancía, debido a que las estadísticas hídricas es algo muy bien definido y profundamente estudiado a raíz de las proyecciones de crecimiento demográfico para 2050, año en el que deberá de alimentarse a una población de 9,000 millones de personas (1,600 millones más de la actual población global), por lo que se requerirá agua para producir 60% más de alimentos, de acuerdo con proyecciones de la FAO.
Los números que se manejan en la actualidad sobre las existencias y usos del recurso hídrico son sumamente claros para que la inversión de grandes capitales se dé en ese mercado que no sólo promete, sino que garantiza grandes utilidades.
Los estudios de la FAO precisan que, a nivel mundial, el agua subterránea proporciona alrededor de 50% de toda el agua potable y 43% de todo el riego agrícola. La agricultura de regadío representa el 20% de la tierra cultivada, pero aporta el 40% del total de alimentos producidos en el mundo. Calcula que las tierras de regadío en los países en desarrollo se incrementarán en un 34% para 2030, pero la cantidad de agua utilizada por la agricultura aumentará tan solo un 14% gracias a la mejora de la gestión y las prácticas de riego.
Y aquí un ejemplo que cita el organismo internacional: “los seres humanos podemos sobrevivir con unos pocos sorbos de agua al día, pero el "agua que comemos” diariamente a través de los alimentos que consumimos es mucha más: basta pensar en los 15.000 litros necesarios para producir un kilo de carne de res”.
Es por lo que, con el crecimiento demográfico y los cambios acelerados en la dieta de las personas hacia productos altamente demandantes de agua, debe hacerse todo lo posible para mejorar la forma en que utilizamos el agua en la agricultura y aprovechar al máximo lo que la FAO determina como recursos hídricos limitados.
En Naciones Unidas, la sequía se ve como un reto a largo plazo para el manejo de la tierra y agua, tanto en lo local como globalmente, y dificulta los esfuerzos para reducir la pobreza y la hambruna. Además, advierte que el cambio climático llevará a fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes e intensos, como sequías e inundaciones, con un impacto devastador en los sistemas de producción de alimentos. Una gestión racional del agua es esencial para aumentar la resiliencia de la sociedad contra estas amenazas cada vez mayores.
Este contexto no es ajeno para los empresarios multimillonarios, que migraron sus capitales hacia la producción de alimentos, que bien se puede decir son los vehículos o instrumentos ideales para multiplicar sus cuotas de plusvalía al invertir en el mercado de futuros del agua.
Los expertos de iagua.es consideran el agua como una de las inversiones más seguras y rentables a largo plazo que existen, muy desligada de los vaivenes de la economía mundial. Según Naciones Unidas, el uso de agua ha crecido el doble al crecimiento de la población mundial durante el último siglo. En el 2025, 1.800 millones de personas vivirán en áreas donde escaseará el agua potable y dos tercios (4,933 millones de personas) de la población mundial en zonas con estrés hídrico.
En este sitio de internet se cita la tesis de Michael Burry, el médico e inversor que predijo la caída del mercado inmobiliario americano que dio lugar a la última crisis mundial, y que dejó todas sus inversiones para centrarse en un solo producto, el agua.
“Agua, fresca y potable es algo que todos damos por sentado que habrá en abundancia, pero no está garantizado. El agua es un bien político. Transportar agua a gran escala no es práctico. Bien por razones políticas bien por razones físicas, por lo que comprar derechos sobre manantiales no tiene mucho sentido para mí. A la conclusión a la que he llegado es que si quiero invertir en agua la mejor forma de hacerlo es invirtiendo en comida. Es decir, comprar terrenos agrícolas en zonas con abundante agua para así poder transportar esa comida hacía zonas geográficas donde tienen poca agua”.
Forbes publica un artículo (14-01-2021) bajo la firma de Ariel Shapiro, cuyo tema central es que Bill Gates, la cuarta persona más rica del mundo, ahora ha dirigido sus inversiones a la compra de tierras agrícolas de las que lleva acumuladas 97,933 hectáreas, con lo que es considerado el principal agricultor de Estados Unidos.
En el artículo se cita a The Land Report que “otorga el primer lugar al presidente de Liberty Media, John Malone, que posee 890,308 hectáreas de ranchos y bosques. El fundador de CNN, Ted Turner, ocupó el tercer lugar con 809,371 hectáreas de tierras de rancho en ocho estados. Incluso el director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, está invirtiendo en tierras a gran escala, logrando el puesto 25 con su propiedad de 169,967 hectáreas, principalmente en el oeste de Texas”.
El panorama presente y hacia el futuro queda claro de quiénes son y serán los dueños del agua a nivel global y con ello del mercado internacional de alimentos, que ahora podrán manipular con mayor poderío, pues no sólo especularán con las cosechas, sino con el abasto de agua para los cultivos y sus otros usos, por supuesto, a mayor escasez del recurso hídrico mayores ganancias y el valor de los alimentos y demás mercancías aumentará tanto como los dueños de ese capital lo determinen.
-Juan Danell Sánchez, reportero mexicano, director de la revista electrónica sostenible.com.mx y autor del libro Campanas Rotas.
https://www.alainet.org/es/articulo/210569