Los que somos escritores, los que periodísticamente nos especializamos en la línea editorial que es una de las tantas ramas de este bello oficio desde el cual podemos ser destructores o constructores, ya eso es una decisión íntima con lo negro del pesimismo o lo blanco del optimismo, gustamos utilizar figuras literarias o metáforas que te describen en el aire, con la misma fidelidad de una fotografía, realidades inobjetables que se proyectan en la mente de quien recibe el mensaje, como algo capas de ser palpado aunque todo sea abstracto, tal es la belleza y amplitud de nuestro idioma y la exuberancia de nuestra lengua.
Muy pocas veces en mis escritos menciono nombres porque generalmente me voy al origen del pecado y no al pecador porque al final existimos gentes que tenemos algún grado de consideración con el adversario por razones profesionales, por razones de género, por aspectos de trabajo y por supuesto hasta por asuntos de familia. Sin embargo, hay individuos que no realizan que callados están mejor, que hay campos que no deben invadir y que el papelón de redentores no les luce porque irremisiblemente terminarán crucificados y no porque no les asista el derecho a debatir, a disentir, sino porque hay calenturas que para sudarlas se necesita tener encima una colcha de lana muy gruesa que certifique lo calificado que estas para tal fin.
Siempre he sido un consciente de lo que digo y jamás he dudado en ser franco y directo en mis apreciaciones sobre lo que pasa en el país, sobre la sociedad de la cual soy parte, de mi origen como combatiente sandinista contra la dictadura somocista, de mi lucha como “contra” para que la revolución volviera a los caminos sobre la cual hoy anda, de mi liberalismo profesante, de mis posiciones editoriales a lo largo de 38 años en el periodismo y por supuesto plenamente cierto del proyecto político que apoyo y del espacio que ocupo en la Alianza Unida Nicaragua Triunfa donde tengo el privilegio de ser parte de la suma de millones de voluntades que transformamos y seguiremos transformando Nicaragua aunque arrechas las pulgas salten sobre el petate.
Estas pulgas de las que hablo son exactamente igual que los vampiros que se la pasan chupando la sangre de los demás y claro les molesta ser fumigadas o repelidas con la verdad.
Por eso cada una de estas miserias humanas, donde lamentablemente hay periodistas que no saben ni donde están parados, por estar desempleados e ignorados, a pesar de haberse arrastrado para lamer el zapato de sus exjefes, cuando menciono nombres y apellidos que quieren vender santidades, salen en su defensa y reaccionan como poseídos por el demonio, girando la nuca, babeando, echando verbos con voces de ultratumba y hediendo a azufre cuando escuchan verdades que les incomodan porque son parte del mal causado y la evidencia es que renquean porque saben que hay una piedra en el zapato que les chima y uno de esos es un tal Emiliano Chamorro Mendieta, -que nombrecito con el que lo marcaron-, es homónimo de uno de los más tristes personajes de nuestra historia, de uno de los más distinguidos vende patria de éste país, a lo mejor es descendiente del caudillo conservador que trajo intervenciones e invasiones, que fue parte de los asesinos que acabaron físicamente con él General Benjamín Zeledón, pero también es ex plumario del partido de papel, La Prensa, S.A, que lo borró de su planilla, a pesar de que se creyó ser un Pulitzer, a pesar de ser puesto en un nicho por la Fundación Violeta Chamorro, lo que no fue suficiente porque los Chamorro ricos lo mandaron a la calle y ni cinco bollos le dieron cuando cayó enfermo y tuvo que recurrir a la caridad pública.
Se molestó el Chamorro palmado porque resalté los titulares que los Chamorro ricos ponen en su partido de papel todos los días para vender una Nicaragua que no existe, pero que solo está en la imaginación de toda esa basura politiquera que Emiliano Chamorro Mendieta también carga, pero como sobrado, como metido, como un individuo que no tiene dignidad, porque él es una mosca más en el mosquero que se posa sobre el estiércol para contaminar con heces a todos los demás.
Yo, Emiliano Chamorro Mendieta, nunca fui el plumario que escribe lo que sus jefes le dicen, al contrario soy editorialista que es otra cosa; Soy sandinista de los que combatió a Somoza y me fui a la “Contra” en los ochentas porque siempre estoy contra las injusticias, contra las violaciones a los derechos humanos, contra las censuras, contra el crimen, contra la tortura y sigo siendo “Contra” porque todo eso es lo que vos, Emiliano Chamorro Mendieta y algunos de tus obispos y sacerdotes, de esos tus santos que ni te vuelven a ver, orientaban, aplaudían, defendían y ejecutaban y soy liberal, sigo siendo liberal, no me fui ideológicamente para ningún lado, sigo siendo el sandinista que me formó políticamente, pero sobre todo soy nicaragüense y desde el orgullo que siento por mi nacionalidad combato con la frente en alto con mis ideas y mis escritos a los que se venden, a los que se rinden, a los que claudican ante el centavo que lanza el amo al perro para llenarle o abrirle el hocico.
Reacciono ante este Emiliano Chamorro Mendieta, no porque tenga algún peso político, en el oposicionismo solo miserias humanas hay, sino porque es periodista y es doloroso ver a colegas, independientemente de cómo piensen, en la calle, sin trabajo, viviendo de la caridad pública porque aquellos que un día los emplearon y los usaron para que ladraran y sirvieran a sus intereses políticos hoy no los vuelven a ver, no les contestan sus llamadas, ya no les dicen que son la mamacita de Tarzán, es más la Chita tiene un mejor lugar que ellos, no los determinan y hasta se les corren para que no les recuerden que hay prestaciones sociales que están pendientes de pagar.
Vi en las redes sociales a un colega vendiendo bajo el sol trapos de limpieza y no es que ese tipo de alternativa sea un oficio denigrante, nada que ver, sino que este era uno de los más célebres en Canal 10 y era de los que se iba a la yugular de quien fuera para cumplir las órdenes políticas del patrón que estaba cómodamente en su oficina y cuando vino la crisis, provocada por todos esos obispos, sacerdotes y empresarios de maletín, lo corrieron como idénticamente pasó con el Chamorro de la Calle el Cerotal porque de la Atravesada, esos son otros.
Estos empresarios mediáticos deberían ser vistos con reservas por los periodistas porque son por naturaleza insensibles, no tienen ni un miligramo de sensibilidad social, no tienen escrúpulos para usarte como escalón de sus propósitos, no importa que tanto se haga por levantar la imagen de la empresa a la que puedas servir, ellos, jamás te lo van a agradecer y cuando te corren, te dan una patada y te agradecen tirándote lo que ellos quieren en concepto de liquidación si es que el arreglo es no es búscate un anuncio para que te pagues pero me das la mitad del mismo.
Por esas mismas razones, además de ser evasor de impuestos, es que Canal 12 está embargado por el colega Oscar Vallecillo y por buenos millones córdobas que en la medida que Mariano Valle no pague en esa medida crecen como la espuma y créanme tengo cantidades de historias como estas, es más yo mismo soy una historia de circunstancias sentidas en carne propia y cuando las viví simplemente me fui seguro de mi capacidad de reinventarme, de no estancarme, de no quedarme en un mismo sitio y por supuesto por la dignidad personal.
Hay colegas que hacen un periodismo destructivo porque les pagan para eso, pero cuando la línea de financiamiento se corta desde arriba y lo que va bajando viene más ralo el menos afectado es el politiquero que es quien distribuye las migajas al periodista que es el primero en irse.
Nunca el periodista que destruye tendrá más oportunidades que el que construye porque en la sociedad independientemente de las coincidencias o discrepancias que podamos tener en cualquier coyuntura, siempre pesa lo que fuiste capas de dar para afectar o beneficiar a personas o colectivos.
Cuando un periodista vende odios y defiende odios, que para colmo no son suyos sino ajenos, ese periodista se convierte en un desecho que solo la maldad puede volver a recoger, pero la maldad no sobrevive, la maldad termina muriendo porque la inmensa mayoría de la gente se inmuniza con valores que nada tienen que ver con aquellos que abraza Emiliano Chamorro Mendieta, un colega al que solo en fotos conozco desde su lecho de enfermo cuando pedía para ser tratado en el Vivian Pellas, que no se si al final por haber sido este empleado de La Prensa le bajaron en algo la dolorosa facturación, pero al que respondo porque igual que yo es periodista y porque yo no soy basura, podré venir de la basura porque estuve en ese basurero diciéndoles que había que limpiar el chiquero, que el hedor era insoportable, pero harto de tanta arrogancia, oportunismo y miseria humana, me fui, apuñaleado por todas partes, pero salí limpio, digno, de una pieza y siempre dispuesto en la trinchera que defienda el interés nacional.
Por: Moisés Absalón Pastora.