El peso de los errores es más aplastante en la medida que no existe en la mente humana ni la razón para identificarlos ni la humildad para corregirlos.
No reconocer un error es negar el aprendizaje que la vida nos muestra todos los días en cualquier parte porque nadie tiene tanta precisión para para no cometerlos. El error, aunque no lo suponga tiene un inmenso valor cuando lo aceptamos porque con esa acción crecemos y avanzamos porque ya identificamos en qué fallamos.
Debemos admitir también que todas las personas solemos tener una habilidad realmente especial: somos capaces de ver los errores ajenos, pero no los propios. Es decir, todos están equivocados menos yo y aunque la percepción que los demás tienen de mi es que me ando dando contra las paredes, por más que me digan más meto las de andar porque la necedad se transforma en algún momento en un instrumento de venganza para el que erra.
Quien sólo se fija en el comportamiento ajeno sin observar el propio carece de habilidades emocionales, carece de empatía y de respeto hacia sí mismo y los demás. Los individuos o colectivos que identifican sus errores y los aceptan actúan con humildad e integridad, valores que todos deberíamos aprender a desarrollar y trasmitir a los demás.
Desde esta tribuna, “Detalles del Momento”, hemos sido observadores de la impresionante capacidad suicida del oposicionismo sin que esta de visos de la más mínima corrección porque el tiempo pasa y ahora mismo nos encontramos a menos de un año para las próximas elecciones generales de 2021 y la conclusión es que los que se consideran enemigos del sandinismo y se venden como los demócratas más puros no mueven un solo dedo para generar la imagen de que quieren competir por el poder, sino que quieren perfilar que aquí viene el fraude solo porque no tienen capacidad de vencer al Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Este mismo ciclo, idéntico cada cinco años a partir del 2006, lo vienen repitiendo, talvez desde siglas que tienen un nombre diferente a las de hoy, pero con los mismos nombres y tristes personajes ligados a la corrupción y al oportunismo que por supuesto lucen más viejos y más acabados, por la edad sí, pero fundamentalmente porque rayaron el disco con la misma perorata y nunca fueron capaces ni de entenderse entre ellos mismos y créanme eso no cambiará por mucho que el Tío Sam, su gran financiero, que también se hartó de ser estafado, siga llenando el buche con dólares constantes y sonantes, a estos fracasados.
Estoy descubriendo el agua helada, no; Es algo que ya todos sabemos, sí, pero lo remojo porque esto de los cuchillos largos en el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) es un molotov, una mezcla explosiva de muchas cosas donde la soberbia, la altanería, la prepotencia, insensibilidad humana y social, el autoritarismo y el desequilibrio mental armaron una descarga de profundidad de tal magnitud que viviendo de ellos mismos fue liberada por María Aidé Osuna para decapitar a la gritona y chillona de María Fernanda Flores quien si por ahora ya no es Diputada ante la Asamblea Nacional, quien sabe si mañana siga siendo directiva y hasta miembro del Partido Liberal Constitucionalista, sigla de la que hasta ahora ha sido dueño el expresidente Arnoldo Alemán, porque la esposa del llamado “máximo líder está haciendo todos los méritos para que nunca más vuelva a poner en el “3-80” un solo pie y la María Aidé como presidenta legítima que es del PLC, ratificada por el Consejo Supremo Electoral, lo puede hacer y créanme que ganas no le faltan porque ella ha sido una de las cienes de personas que han sido víctimas de la guatusa que sobre su escritorio tiene quien apuñala todos los días desde el refugio de su fundación.
El PLC tiene como todas las siglas oposicionista de Nicaragua un escandaloso pleito de perros y gatos, pero lo pongo sobre la mesa porque a diferencia del resto de los archipiélagos en el oposicionismo era el único que en los últimos 40 años había logrado ganar hasta dos elecciones consecutivas, la de Arnoldo Alemán y la de Enrique Bolaños que le robó el mandado a los “rojos, puros y sin manchas” y que juntos representaron una década de robos y de frentes abiertos donde todo fue para ellos y nada para los demás.
El asunto sin embargo es que eso envalentonó a Arnoldo Alemán y al PLC que se vendía como una fábrica de votos hasta que la soberbia del poder le fue diciendo que eso no era cierto y fue peor desde que se sumó al sentido de propiedad personal del partido la que después llegó a ser Primera Dama, una persona distante de la humildad, fastuosa en sus pretensiones y quien transformó a quien fue un carismático y campechano líder en alguien que fue encerrado en siete anillos de seguridad que lo aisló tanto que sus amigos lo fueron abandonando porque entonces el “máximo líder” se volvió matrero con sus fieles y amplio con sus enemigos internos porque según argumentaba esa era la política que real.
Se y tengo razones para afirmar estas y muchas otras cosas que conozco desde el triperio en el que estuve y que bien por la decisión de María Aidé Osuna presidenta legítima del PLC por pedir la destitución de María Fernanda Flores bajo la premisa que las curules son de los partidos y no de las personas y lo digo no porque celebre el descalabre en el Partido Liberal Constitucionalista, porque al final abona a la inexistencia de una oposición que siempre es necesaria, pero sí por el peso de la institucionalidad, autoridad, disciplina y el respeto porque también son elementos claves de la democracia porque la democracia es orden y en consecuencia la antítesis de la anarquía.
Si las personas por falta de imaginación, porque fueron alcanzados por el tiempo, ya no son capaces de dar o de aportar o se reinventan o se apartan y más cuando en algún momento fueron líderes al frente de grandes responsabilidades. Esto no lo quiso entender el expresidente Arnoldo Alemán y cuando la ambición personificada se le acercó y en vez de indicarle que buscara una escalera para comenzar a bajar le buscó una más grande, con escalones más distantes que no podía subir hasta que el máximo líder se tulló y se quedó inamovible por un tiempo en el mismo lugar hasta que la dinámica misma lo empujó al retroceso total hasta el deterioro intelectual, político, físico y personal.
Fíjense que el PLC pudo en algún momento liderar a ese montón de archipiélagos que de todas maneras juntos no le hacen ni cosquillas al Frente Sandinista, pero pudo haber preservado su sitial como la segunda fuerza del país, sin embargo hizo hasta lo imposible para dinamitar lo poco que le quedaba cuando sin dignidad le rogaba a siglas tan manchadas como la propia ser aceptado en esa pírrica sociedad oposicionista donde solo hay malos y menos malos, pero donde todos esos que son murciélagos creen estar encarnar ángeles.
Hoy Arnoldo Alemán tiene una razón más para apartarse e irse a disfrutar de lo mucho que ya tiene y esa razón es su propia esposa. En lo personal, estando en la Alianza Unidad Nicaragua Triunfa, muy orgullosamente, no debería ofrecer esta recomendación, pero existimos quienes creemos que la política hay que hacerla proponiendo actos que la dignifiquen para que los que la ensucien no empañen el mérito cerebral de aquellos que hacemos de ella un ejercicio cotidiano por encontrar en la sabiduría la mejor herramienta para gobernar para todos basados en el bienestar de la mayoría.
María Fernanda Flores, que me escucha, no será capaz de entender lo que digo porque querrá suponer que le hablo en chino, porque así es la terquedad, pero la gran verdad es cada quien cosecha lo que ha sembrado y si ella sembró vientos hoy recibe tempestades y el desprecio hasta de los suyos porque después que María Aidé hizo rodar su cabeza, varios de los supuestos corifeos votaron a favor de destituirla, otros como queriendo y no se abstuvieron lo que habla mucho de lo tóxico de esta gritona que ya no aturdirá con sus peroratas al hemiciclo donde llegaba a pegar alaridos de honestidad y honradez teniendo a sus espaldas, a Bayron Jeréz, quien facturas en mano tiene todo un historial que demuestra la corrupción a granel de esta quien políticamente está pulverizada.
Por: Moisés Absalón Pastora.