Creo que ilustran bastante las palabras de los profesionales de la hechicería, el sacerdocio, o chamanismo la desgracia que sufrió Argentina con la dictadura. Pero sigamos viendo el “arte” de los profesionales de vivir del cuento por sus acciones parasitarias que se pegan a la vida de los pueblos para exprimirlos, cuando no para exterminarlos.
Los curas no cambian, aunque a veces lo parece porque están tranquilos. Es sólo que no tienen la oportunidad de dónde clavar el diente.
En cuanto pueden vuelve a lo que saben hacer. Imponerse por la fuerza, atenazar a los más necesitados, obtener todo la riqueza posible y atrapar más poder, usando en muchas ocasiones el miedo a la muerte para asustar a los que les temen para hacerse valer como intermediarios con la historia de que haciéndoles caso y dándoles dinero no se va la gente al infierno.
Antes de pasar a otras latitudes vamos a continuar con América para recordar un genocidio olvidado contra los mayas en Guatemala perpetrado por la dictadura de Efraín Ríos Montt, los curas católicos, los archimandritas protestantes, The Natinal Fruit estadounidense, los militares guatemaltecos, el estado de Israel al proporcionar armas, el estado argentino que también proporcionó armas al ejército guatemalteco vía EEUU y la Democracia cristiana de Guatemala.
La excusa fue luchar contra cuatro guerrilleros del Ejército guerrillero de los pobres. Ríos Montt era miembro de la Iglesia del Verbo, una patraña protestante.
La información que tengo es de un misionero español, Carlos Santos, que dedicó la mayor parte de su vida a la labor misionera en Guatemala. Ha escrito un libro. “El silencio del gallo”.
Estos dos. Miguel Rossel y el ahora San Wojtila apoyaron el genocidio contra los mayas en Guatemala.
Vamos con la Guatemala olvidada de un genocidio actual cometido a finales del siglo XX. Otra vez por desgracias hay silencios cómplices repartidos por todos los continentes. Ahora ya no son los españoles. Violeta Parra en una canción exclama. “Ya no son los españoles los que nos hacen llorar: hoy son los propios chilenos…” (Levántate, Huenchullán o Arauco tiene una pena).
Mariano Rossel, Arzobispo en Guatemala, escribió una carta pastoral en 1954 “Sobre los avances del comunismo en Guatemala”.
Juan Gerardi, otro obispo en Guatemala, le contó a San Wojtila, alias Juan Pablo II, lo mal que estaban las cosas en esta nación por la terrible pobreza, pero Woytila continuó gustándole muy poco cómo se lo montaban los curas de la Teología de la liberación, entre los cuales se contaba a Gerardi, quienes en América estaban a favor de los pobres, existiendo a la contra muchos curas con el apoyo poderoso del Vaticano oponiéndose a los sacerdotes que ayudaban a los pobres. Juan Gerardi fue asesinado y se culpó por parte de la justicia a tres soldados y un sacerdote.
El Sacerdote Luis Gurriarán, sabiendo que el Vaticano no le daría credencial para presentar en la ONU una condena del gobierno genocida de Guatemala, recurrió a la Iglesia Ortodoxa que se la dio.
Una asociación de juristas les dio otra pues pretendía dársela a quien estuviera dispuesto a que la ONU condenara a los militares y terratenientes guatemaltecos, apoyados por el ejército que les hacía el trabajo sucio.
Rigoberta Menchú consiguió otra de los nativos de EEUU.
El 17 de diciembre de 1982, se aprobó la resolución que condenaba el régimen de Guatemala por matar, desplazar y quitarles los bienes a los indígenas masivamente.
Los militares mataron a más de veinte sacerdotes, tres o cuatro monjas y centenares de catequistas.
Por otro lado a trescientas sectas religiosas que apoyaban el genocidio, entre ellas la Iglesia del Verbo de Ríos Montt, les daban dinero varias multinacionales de EEUU.
Al Quiché ya no van misioneros católicos. A algunos los mataron los militares, otros dejan la Iglesia católica o no entran en ella por el celibato y otros no vienen debido a las presiones del Vaticano que siempre ha estado en contra de los mayas y a favor de los militares que los matan, los desplazan, los explotan hasta la esclavitud y les quitan las tierras.
Ratzinger, alias Benedicto XVI, cuando era cardenal, prohibió a los curas de la Teología de la Liberación que expresaran las injusticas de las que eran testigos.
Serrano Elías, otro de la cuerda de Ríos Montt, gana las elecciones. La Democracia Cristiana en Guatemala convivía con los militares genocidas. En 1991 perdieron las elecciones y las gana Serrano Elías muy parecido a Ríos Montt.
CIFRAS DE LA GUERRA EN GUATEMALA
200.000 muertos y desaparecidos
50.000 viudas
250.000 huérfanos
643 masacres
440 poblaciones destruidas
400 cementerios clandestinos
1.000.000 de exiliados fuera de sus casas
Quien quiera conocer más sobre este genocidio, le aporto los siguientes enlaces:
-COMISIÓN PARA EL ESCLARECIMIENTO HISTÓRICO (CEH) http://shr.aaas.org/guatemala/ceh/mds/spanish/toc.html), mantenida por el Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana del Avance de la Ciencia
EFEMÉRIDES DEL GENOCIDIO EN GUATEMALA
El fascismo al igual que en otros países como en España, Chile, Argentina, Guatemala… golpea matando, robando y suprimiendo los derechos democráticos, y cómo no, acompañado siempre de los curas que en todo momento, circunstancia y lugar están muy a gusto con los fascistas que van surgiendo en el planeta.
Otra vez estos curas emiten otro comunicado que significa muerte –se adjunta- apoyando a los asesinos de personas y de derechos de éstas. Es muy parecido a los comunicados y apoyos que emitieron en los países esos en los que los militares asesinos masacraron con cruentos golpes de estado.
Los ensotanados se excusan diciendo que desean recomponer el orden público y que también desean imponer que no se rompa la fe católica. No admiten la competencia de otras religiones y sobre todo, por encima de todo, dejando las excusas, no quieren perder sus privilegios que les aportaban sendas cantidades de dinero y propiedades.
VIDEO SOBRE EL GENOCIDIO
El 27 de noviembre de 1983, bajo el pontificado de Karol Wojtyla, alias Juan Pablo II, con responsabilidad de la iglesia católica y protestantes, durante el gobierno guatemalteco de Efraim Ríos Montt, fueron secuestrados, en la ciudad de Guatemala, y con toda seguridad están muertos, José Luis López Bran y Miguel Ángel Gómez, sindicalista del Sindicato de Trabajadores Azucareros del Ingeniero Pantaleón.
Su secuestro fue obra de miembros de ejército guatemalteco según la explica la Comisión para el esclarecimiento histórico. El Sindicato de estos dos trabajadores formaba parte de la Central Nacional de Trabajadores (CNT), que junto con la Federación de Trabajadores Unidos de la Industria Azucareza (FETULIA) y la Unidad Campesina (CUC) estaba dentro del Comité Nacional de Unidad Sindical (CNUS).
Y esta unidad sindical había conseguido aumentos de los salarios y condiciones de vida mejores para los trabajadores.
Pero los finqueros acusaron a los sindicalistas de guerrilleros e intervinieron las fuerzas represivas del Estado, especialmente la PAM.
El movimiento sindical acabó prácticamente desapareciendo mediante el asesinato de sus líderes y los pocos afiliados que quedaban fueron despedidos por los finqueros.
DOCUMENTACIÓN EXTRAÍDA DEL REPORTAJE DE LA COMISICIÓN PARA EL ESCLARECIMIENTO HISTÓRICO (CEH http://shr.aaas.org/guatemala/ceh/mds/spanish/toc.html).
Este website esta mantenido por el Programa de Ciencia y Derechos Humanos (web) de la Asociación Americana del Avance de la Ciencia (web).
Responsabilidad de la Iglesia por las muertes de unas ciento sesenta mil personas durante la lucha contra la guerrilla en Guatemala
El 24 de abril de 1962, el episcopado guatemalteco emitía la siguiente declaración, en el contexto del surgimiento de la lucha guerrillera que continuará hasta la firma de los acuerdos de paz en 1996:
“El Episcopado de la Provincia Eclesiástica de Guatemala, en vista de los últimos sucesos que han alterado la paz y fraterna convivencia entre los diversos sectores del pueblo, así como la grave amenaza del comunismo ateo, materialista y totalitario, que con las conocidas tácticas redobla esfuerzos por dominar al país; en cumplimiento de sus deberes pastorales, invocando las luces de lo alto, estima prudente hacer las siguientes advertencias para la preservación y salvaguarda de nuestro patrimonio cristiano:
1º. La lucha por implantar en el mundo entero la ideología comunista sigue siendo una de las características trágicas de nuestros tiempos, la más enconada y total que se haya registrado en la historia contra la doctrina cristiana.
Estos propósitos de dominación se han acentuado en el corriente año en algunos países hispanoamericanos vulnerando la unidad católica mayoritaria de nuestro continente; y dentro de estos Guatemala ha sido señalada como objetivo de inmediata conquista.
En consecuencia, es deber de todo cristiano estar alerta y actuar con ánimo firme para impedir que esta conspiración contra nuestras mejores tradiciones se realice.
Sobre el particular una vez más os recuerda que la Santa Sede ha declarado terminantemente excomulgado a todos los católicos que libremente den su nombre o favorezcan al comunismo; ya sea en entidades abiertamente comunistas o en aquellas que siguiendo la ideología comunista se escondan bajo diversas denominaciones.
2º. Es ajeno a sus deberes pastorales, el inmiscuirse en propiciar estructuras o formas de gobierno, tomar parte en actividades que favorezcan determinada tendencia partidista; pero está obligado a defender la fe y moral cristianas en las instituciones y estructuras estatales y particulares, y llamar seriamente la atención a los fieles para que no apoyen ni acuerpen los movimientos que pongan en inminente peligro esta misma fe y moral y el cumplimiento de la misión que Nuestro Divino Salvador le ha confiado.
Por ello, hace un llamamiento a todos los católicos en general para que unidos en el amor a Cristo eviten actitudes que “inmediatas o egoístas” pueden comprometer los intereses de nuestra Madre, la Iglesia.
3°. Es urgente que los católicos cooperen al restablecimiento del orden público, como deber grave en conciencia, tanto más cuanto que, aparte de cuestiones de orden meramente local de libre apreciación se registra el hecho de la audacia comunista, que puede aprovecharse para sus propios fines.
Deben los padres de familia orientar e instruir a sus hijos; y estos darles el honor y respeto merecido.
Los católicos miembros de diversas entidades deben responsabilizarse seriamente, meditando las implicaciones de su conducta que puedan cooperar al desorden y anarquía; en general todos los católicos deben acatar el principio de respeto a la autoridad legalmente constituida, siempre que ésta no actúe contra los dictados de la moral cristiana.
Nuestra Santa Madre la Iglesia, amantísima de sus hijos, se desvela y preocupa por la salvación eterna de sus almas; se duele con sus padecimientos; está atenta a sus inquietudes, deseando a todos el ambiente de la fraterna convivencia; el progreso dentro del orden, la paz como fruto de la justicia y el amor; y por estas razones insiste, por nuestro medio, para que todos los buenos católicos y los buenos patriotas, unifiquen esfuerzos para salvar su alta misión entre nosotros, buscando el Reino de Dios primordialmente y esperando que Dios, Nuestro Señor, libre a Guatemala del comunismo ateo, materialista y totalitario.
Aprovechando una vez más esta oportunidad para enviaros nuestro ferviente saludo de Pascuas de Resurrección y os bendecimos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Dado en Guatemala de Nuestra Señora de la Asunción a los veintitrés días del mes de abril del Año del Señor 1962.
Los miembros criminales de la conferencia episcopal eran:
Monseñor Mariano Rossell y Arellano, Arzobispo de Guatemala;
Mons. Raymundo M. Martín, Obispo de las Verapaces;
Mons. Angélico Melloto, Obispo de Sololá;
Mons. Rafael González Estrada, Obispo Auxiliar de Guatemala;
Mons. Humberto Lara Mejía, Obispo Auxiliar de las Verapaces;
Mons. Hugo Gebermann, Prelado Nullius de Huehuetenango;
Mons. Miguel Angel García Arauz, Obispo de Jalapa;
Mons. Constantino Luna Pianegonda, Obispo de Zacapa;
Mons. Celestino Fernández Pérez, Obispo de San Marcos;
Mons. Mario Casariego, Obispo Auxiliar de Guatemala;
Mons. Gabriel Viñamata C., Administrador Apostólico del Petén.