Nicaragua: “Oenegé” de Javier Meléndez Quiñónez facturó C$88 millones anuales

El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Los últimos estertores del imperialismo yanqui y del sistema capitalista



“Juan Comodoro, buscando agua encontró petróleo. Pero se murió de sed.”

Facundo Cabral.

Gringolandia no deja de sorprender al mundo.

Quién iba a creer que un puñado de peregrinos y marineros, casi muertos de hambre y de sed, sin esperanzas, arribarán a las agrestes costas de una tierra maravillosa y desconocida, huyendo de la pobreza extrema en que vivían en sus umbilicales Islas británicas y que poco tiempo después, enfrentarían y derrotarían a su antigua “madre patria” y luego, fueran tiroteando, segregando y robando a todos los dueños originales de esas tierras hasta exterminarlos como pueblos. Tierras y riqueza que al final heredaron a sus descendientes: Una melcocha de criollos y razas de una inmigración constante, unidas por la avaricia: Los gringos

Estos resultaron los peores vecinos que cualquiera puede tener, pues se robaron grandes pedazos de territorios de los países ubicados al lado de sus fronteras (al igual que tierras e ínsulas lejanas) y para usufructuarlas, compraron esclavos traídos de África, contrataron a gente de la China, de América Latina o de cualquier país a los que les pagaban un poquito pero –técnicamente- también seguían siendo esclavos.

Llenaron de máquinas y fábricas su territorio y empezaron a vender sus excedentes de producción. Su mejor mercancía fueron las armas. Así que cuando algunos países iniciaban alguna guerra entre ellos, los gringos las vendían a ambos bandos, La mayoría de esas guerras, se me olvidaba mencionar, eran instigadas calladamente por ellos mismos.

Los franceses normaron un sistema político que mucho antes, los griegos llamaban “Democracia”, que aún es un jueguito en el cual la mayoría de la gente que lo juega cree que manda, mientras entrega el poder de sus vidas a unos pocos.

 Los ingleses a su vez inventaron el Capitalismo, un sistema económico que consiste en que unos pocos vivan muy bien (trabajando poco o nada) del resto, que trabaja mucho y no le alcanza para vivir, pero piensan que son libres.

Los gringos no inventaron nada, pero se robaron ambas ideas, las pusieron en práctica y empezaron a prosperar. Mientras otros se mataban y empobrecían, los gringos se enriquecían y fabricaban más armas, sabiendo que como toda guerra llega a su final (mientras empieza la siguiente) los vencedores y vencidos quedarían en bancarrota y para reconstruir sus países tendrían que solicitar grandes créditos y caer en dependencia de… ¡Los gringos! 

Es justo reconocer que los ricos de ese país utilizaron como nadie ese componente del capitalismo financiero llamado “crédito”, le pusieron muchos nombres, aunque en esencia es otro jueguito mediante el cual (con papelitos o transacciones sin valor real) el banquero se queda con bienes y riqueza real del deudor.

 Llegaron a tener tanto dinero que el Capitalismo les quedó chiquito y se hicieron Imperialistas (Imperialismo, es un capitalismo más grande, a nivel mundial, donde los gringos exportan en vez de mercancía, dinero, capital). Colonizaron el mundo con sus grandes compañías de bienes y servicios y Bancos que vendían y compraban de todo, endeudaban a todo el mundo, transformándolo todo (y “todo” significa absolutamente todo) en mercancía. 

Los que se opusieron o se mostraron reticentes a esta nueva forma de vida colaborativa y beneficiosa, pues les mandaron (y todavía mandan) a sus muchachos, montados en sus cañoneras. Y aunque en la periferia ya estaba anclada la religión católica, judía, musulmana y budista, ellos los gringos, también mandaron misioneros cristianos y otras sectas “Made in USA”. 

Las dos grandes guerras del siglo pasado hicieron más grande, rico y poderoso al país del gringo: Gringolandia. Y este se convirtió en el amo del mundo.

Después de la Primera Guerra (mas europea que mundial), aunque murió un cachipil de gente inocente de todos lados, los gringos inventaron una tal Sociedad de Naciones con la cual querían organizar mejor el mundo, facilitar su dominio y sentarse en el lugar en donde, hasta hacía poco se entronizaban sus primos, los británicos. Sin embargo, los países todavía no eran tan dundos como ahora y propusieron que allí, en esa organización, el asunto era “con democracia”, es decir que cualquier cosa que decidieran hacer debía de ser por consenso. 

Al parecer, eso no les gustó a los gringos y decidieron no ser parte de este engendro multinacional que ellos mismos habían concebido y creado, lo cual condenó al fracaso a esa organización, creada para (supuestamente) evitar otra gran guerra, la cual diecinueve años después, reventaría sus primeros cañonazos.

Después de la Segunda Guerra Mundial (de verdad grande, con más contendientes y armas modernas), que fue horrible y dejó despoblado al mundo, sobre todo a la Unión Soviética que prácticamente peleó solita contra los nazis (todo porque no era un país capitalista, no obedecía a los gringos y quería construir un nuevo Sistema económico y social: El Socialismo) y al final de la conflagración, otra vez Europa y países grandes y medianos como Japón, quedaron en la miseria. Y ahí, como siempre, saltaron los gringos para prestarles toneladas de plata y regalarles otro montón, para que compraran cosas y armas a… ¡Los gringos! ¿Y a quién más, púes? 

¡Ahora sí que Gringolandia estaba en la cima del mundo! Pero les faltaba lo que su presidente Wilson no pudo hacer en 1920: Tener contentos a todos sus amigos y no amigos en una gran organización, donde todos estuvieran convencidos de que eran tomados en cuenta (como en la Democracia, Púes) y que para resolver cualquier intento de pelea e injusticia, solo bastaba una resolución de consenso.

Entonces los gringos hicieron dos cosas: 

Primero crearon dos bancos globales para “promover el progreso parejo entre las naciones” y así, con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional andando, ya no habría más pobres y todos tendrían sus rialitos, siempre y cuando trabajaran y pagaran sus deudas e intereses a tiempo.

 Lo que los gringos no contaron a sus socios y al mundo, fue que aunque el oro seguiría siendo el patrón monetario, el dólar (que como hasta los bebes saben, es la moneda de los gringos), sería la moneda de cambio universal.

La otra cosa que idearon fue a la Organización de Naciones Unidas (ONU). 

Con gran independencia y amplitud de acción, sólo que su sede estaría en Nueva York y los gringos serian los que más plata aportarían a su presupuesto, “sin pedir ningún privilegio para sí mismo”, claro. 

 Crearon un comité de cinco naciones poderosas, que con una que no estuviera de acuerdo en cualquier asunto pues hasta ahí llegaba la discusión. Los países miembros podían platicar en su amplio plenario de cualquier cosa y hasta podían gritar en el podio y mentarle la madre a los gringos. 

Es decir había “democracia”, pero no había o al revés. ¿Entendieron?

Alrededor del mundo y para cada región específica, los gringos crearon organizaciones más chiquitas y todavía más obedientes, algunas políticas como la OEA, otras militares como la OTAN. Todo para que la democracia funcionara como es debido.

A principio de los años setenta los gringos se cansaron de estar acumulando oro y de estar produciendo bienes en sus fábricas para hacerse más ricos. 

Ese esquema era muy cansón. Así que para que los ciudadanos gringos se dedicaran a pasear por el mundo y disfrutar su dinero, pues de un plumazo y como nadie se lo impedía, su gobierno (aunque en realidad en Gringolandia manda una élite, no los Presidentes, autoridades electas o sus gobiernos del partido que sean) decidió olvidarse por completo del patrón oro (es decir, el mecanismo que garantizaba que cada billete estuviera respaldado por una cantidad pactada internacionalmente de oro, con el cual se podía redimir el valor del papel moneda y así una onza de oro valía 35 dólares y viceversa, por lo cual ningún país podía endeudarse o comprar más allá de lo que sus reservas se lo permitían) y de ahí en adelante para comprar a dar un préstamo no fue necesario tener que producir bienes para conseguir más oro para a su vez, conceder a otros más préstamos.

Ese enredo se acabó “tan sólo” imprimiendo “papel-moneda”, dólares sin respaldo, únicamente con la confianza que su gente y las de otras naciones le debían tener a la " honradez" de los gringos. 

¡Estaba chiche! Además, lo que “fue genial” (como ellos acostumbran decir), es que obligaron -con tan sólo hacerles una seña- a los países petroleros a hacer todas sus transacciones en dólares. Dólares sin respaldo, dinero “fíat”, es decir FICTICIO.

Esa incalculable riqueza generó una capacidad de consumo, ahorro y sobre todo, poder que ninguna nación en la historia de la humanidad ha tenido y seguramente jamás tendrá. 

Basta decir que el producto interno bruto (PIB) pe- cápita (es decir, la suma de todo lo producido en dólares, incluyendo los servicios, durante un año y dividido entre toda la población del país) de Gringolandia, es casi diez veces mayor que la de México, que a su vez es cinco veces mayor que la de Nicaragua. 

También debemos exponer otro dato económico espeluznante: 

El consumo “por cabeza” de energía eléctrica domiciliar anual en 2017 de Gringolandia, fue de ¡31 veces mayor! que el per- cápita domiciliar de Nicaragua

 Gringolandia patentada ser una nación de ciudadanos derrochadores y contaminadores de los Recursos Naturales y el Medioambiente, que pertenecen a toda la Humanidad y a los seres vivos del Planeta.

Un poder militar apabullante, omnipresente en tierra, mar y cielo, que presume un Presupuesto militar anual inmenso, que en el 2019 año alcanzó la estratosférica cifra de $ 616 mil millones de dólares. 

Dinero tirado a la basura. Un país que con un tronar de dedos puede invadir a otro, asesinar a sus líderes, a su población, destruir su economía o amenazar con hacer estas cosas sin ninguna consecuencia y con el beneplácito o estupor del resto del mundo.

Como sucede hasta hoy, tal poder solo es el resultado de una historia tan asombrosa como canalla. Un país dirigido por personas y élites belicosas, egoístas y embrutecidas por ese poder ilimitado y omnímodo, dispuesto a subvertir el Orden natural, el Humanismo, la preservación de la Sociedad y sus reglas y la especie humana misma, obviamente, no puede ser eterno.

Todos los imperios anteriores han sido pulverizados por la historia. ¿Sucederá lo mismo con el Imperialismo gringo?

En el mundo biológico todos los seres, desde los más sencillos hasta los más complejos (como nosotros los Homo sapiens-sapiens) traemos un “código de caducidad”, de “obsolescencia programada” (como en las tecnologías comerciales de hoy en día), creado por la misma Naturaleza como un gen recesivo que limita nuestra vida personal envejeciéndonos hasta cumplir un ciclo, para que lo viejo de paso a lo nuevo y la vida se regenere, evolucione y continúe sobre la Tierra. 

Una generación tiene que irse para que llegue otra, mas apta. De esta manera, pareciera que la Sociedad y sus Sistemas económicos también están predestinados, programados para la implosión o “degeneración virtuosa”.

Dicen algunos economistas (que sueñan con la existencia eterna) que el gran error de los gringos y el Capitalismo mundial en general estriba en el abandono del patrón oro. 

Este limitaba la capacidad de endeudamiento y daba cierta “armonía” al Sistema. Obligaba a producir bienes para obtener riqueza y estar en el juego económico internacional. 

Pero los gringos al monopolizar el control de emisión ilimitada de dólares sin respaldo, perdió la necesidad de salir al mercado a vender cualquier mercancía para pagar sus deudas o crear capital para ampliar su producción, obtener ganancias y hacerla girar en el sistema financiero. 

Mucho dinero para gastar, sin trabajar como antes, sin agotar sus reservas de materia prima, lo que dirige al gran país inexorablemente a una desindustrialización y a al desbalance estructural. Para Marx y Lenin (y miles de millones de proletarios organizados en el mundo) esto es un chiste mal contado: 

El Capitalismo es un monstruo que se devora irremediablemente a sí mismo y su más avanzado engendro, el Imperialismo yanqui, esta de primero en la fila al cadalso de la Historia. 

Si tomamos el caso de China como ejemplo, tres décadas atrás, un país enorme, híper poblado, atrasado tecnológicamente y económicamente subdesarrollado (que para alcanzar niveles aceptable de desarrollo capitalista, por lo menos habría necesitado un siglo o siglo y medio de duro trabajo) sin embargo, su mano de obra barata garantizó a los gringos a través de importantes acuerdos, la necesaria producción para satisfacer su demanda de bienes y servicios y un lugar inigualable para invertir su enorme superávit financiero. 

Resultados: 

1.- Con los dólares gringos y del Sistema, China potencia su industria, moderniza sus procesos tecno-científicos, fortalece su economía, obtiene ingentes recursos y ganancias que reinvierte o los destina para el gasto social, la defensa del país y a la competencia por nuevos mercados, dentro del mismo campo capitalista, que al final crea una economía paralela imparable, más robusta, dinámica y avasalladora. Un jugador excepcionalmente fuerte e implacable ha surgido, igual como lo van haciendo otros países que hasta hace poco no contaban en el juego. Tienen recursos y un plan.

2.- Gringolandia se desindustrializa, se vuelve dependiente, crea competidores formidables, cayendo en un desbalance estructural. 

El presunto repunte de su economía actualmente, es una burbuja inflada por fenómenos económicos y financieros, puramente coyunturales y por las colosales remesas de dólares que a diario salen de sus imprentas e impuestos, que pronto tendrán que parar de imprimir y que los contribuyentes, con la caída de sus ingresos no podrán pagarlos en tiempo y forma respectivamente. 

Su economía, altamente subsidiada (el sector agrícola, por ejemplo), consumista y cada vez más vendedora de servicios, sufrirá pronto el tsunami de la desdolarización y la falta de productos industriales y tecnológicos competitivos que ofrecer al mundo. Gringolandia parece un alacrán venenoso, devorado sin escapatoria por sus propias crías hambrientas.

Al final, la globalización iniciada a mediado de los años ochenta (como dicen algunos autores), prosperó dentro de la “filosofía” del libre mercado, el cual solo tiene sentido en un ámbito donde las divisas estén respaldadas por el patrón oro. 

Las nuevas tecnologías que ayudan a reducir la brecha tecno-científica y cultural entre las naciones, juegan a favor de estos nuevos competidores. 

Los economistas burgueses claman a sus gobiernos volver al patrón oro, al dinero redimible o a algo parecido…Pero ya es tarde. 

El Imperio se derrumba y con él se va el Sistema, pues grandes economías como la japonesa, que se llenó de yenes y dólares, perdió el ímpetu industrial hace mucho, al igual que pequeñas economías como la española, que ahora sobrevive de una economía débil de Servicios y el Turismo.

Será no un entierro en tumbas individuales llenas de flores y coronas si no, la tosquedad de un fosa común, pues los lobos hambrientos ya olieron sangre y saben que la caída del dólar, como divisa dominante en el mercado (principalmente en la industria petrolera y transacciones globales financieras), es inevitable, pues su desplazamiento es condición sine qua non para el desarrollo sostenido de la Economía mundial, hoy animada principalmente por China, India y otros países que no son las tradicionales potencias del Capitalismo mundial.

Cualquier divisa que hoy circule con éxito dentro del Sistema, no garantiza a sus dueños la sobrevivencia sistémica, porque el Capitalismo va en ancas del mismo caballo desbocado en que los gringos y su “modo de vida” galopan al despeñadero. Esta certeza hace de los gringos un ente nacional más agresivo, irreflexivo y dañino. Lo vemos hoy en su política exterior, sin sentido y criminal, especialmente para con algunos países como Venezuela, que sufren y luchan desigualmente contra el monstruo agonizante. 

Y pongan atención a este “pequeño detalle”: Acá no hemos analizado el devastador “efecto dominó” que la pandemia del covid-19 (a partir de un virus inventado o no) está ya ocasionando a una economía mundial que venía “renqueando” desde una década atrás y que de seguro traerá resultados tan nefastos para el Capitalismo mundial (para decirlo más coloquialmente) como los que resultarían para un paciente que es trasladado de urgencia al hospital y la ambulancia choca, dándose vuelta por el camino.

La generación humana presente, seguramente, será testigo de la caída de Gringolandia como Potencia hegemónica mundial, sin que para esto tenga que mediar ninguna guerra y si la hay, todo será más rápido. Su “destino manifiesto” ya no es el de gobernar el mundo, si no de sobrevivir sus propios excesos, aunque los que sobrevivan y se levanten con la caída del gigante dentro del Capitalismo, también tienen su propio problema:

El Sistema capitalista ya no da para más. Los recursos se extinguen y los engranajes, aceitados por un Sistema inventado hace más de dos siglos atrás, se atascaron por fatiga y obsolescencia, el “gen recesivo” se lleva a la tumba al viejo cuerpo del Capitalismo para que renazca otra forma de convivencia mundial. Otra más humana e incluyente. 

P.D.

K. Marx nos develó el secreto escondido en el “éxito” del Capitalismo: El robo de la plusvalía, la porción del trabajo no pagado al trabajador y que origina el enriquecimiento del dueño de los medios de producción y también puso en claro que, como todo, este Sistema se rige por la Ley de la lucha de los contrarios, por la cual las contradicciones internas objetivas y subjetivas, se resuelven en una determinada etapa, únicamente a través de la extinción de lo viejo y el surgimiento de lo nuevo. Y esa etapa ha llegado.

¡Ahí radica el asunto!

Edelberto Matus.

Related Posts

Subscribe Our Newsletter