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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

La soberanía alimentaria y la pandemia en Nicaragua


“Un pueblo que no produce lo que come no es libre”.
Fausto Torrez, Asociación de Trabajadores del Campo


Varias agencias de la Organización de Naciones Unidas (ONU), anticipan una pandemia de hambre mundial provocada por el confinamiento durante el COVID-19, a tal punto que el jefe del Programa Mundial de Alimentos dijo que “existe el peligro real de que más personas puedan morir por el impacto económico del COVID-19 que por el virus en sí”.[1] 

 Se anticipa que al menos 10 millones de latinoamericanos serán agregados a los 3,4 millones que ya sufren de inseguridad alimentaria crónica en la región.[2] Estos efectos devastadores serán de largo plazo, ya que se prevé que cada punto porcentual de disminución del PIB mundial provoque un retraso en el crecimiento de 0,7 millones de niños, a causa de la desnutrición.[3]

Hay señales claras de que la escasez de alimentos ha llegado. 

Se ven banderas (que se están usando como contraseñas del hambre), fuera de los hogares desde Colombia hasta el Triángulo Norte de América Central[4]. Mientras, en países como Honduras[5] y Chile[6] ha habido protestas contra el hambre, las que han sido violentamente reprimidas. Como dijo un vendedor ambulante en El Salvador: “Si no nos va a matar el virus, nos va a matar el hambre”.[7]

Pero en el segundo país más pobre del continente, Nicaragua, no ondean las banderas del hambre. Los puestos de los mercados están llenos, los consumidores llegan a comprar y los precios están estables. Las y los campesinos nicaragüenses producen casi todos los alimentos que consume la nación y hay algunos sobrantes para la exportación. Examinaremos cómo es esto posible.

En el lanzamiento del Informe: Políticas sobre las repercusiones de la COVID-19 en la seguridad alimentaria y la nutrición (del 9 de junio de 2020), el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, no sólo pidió que se adopten medidas urgentes para hacer frente a esta crisis de hambre, sino también que se aproveche la oportunidad para cambiar a sistemas alimentarios más sostenibles.[8] 

Esta transición es algo que las y los campesinos del mundo han estado exigiendo desde que fundaron La Vía Campesina (LVC) en 1993. Ahora es urgente escuchar lo que más de 200 millones de campesinos, mujeres agricultoras, pueblos indígenas y afrodescendientes, pescadores y pastores han estado diciendo sobre nuestros sistemas alimentarios:

“La pandemia pone de relieve otro problema creado por la situación en que los países se vuelven demasiado dependientes de las grandes industrias alimentarias internacionales [y sus cadenas de suministro]. Durante décadas, los gobiernos hicieron poco para proteger a pequeñas fincas y productores, que fueron expulsados del negocio por estos gigantes corporativos cada vez más disfuncionales.(…) 

Se mantuvieron inactivos mientras que sus países se volvían cada vez más dependientes de unos pocos proveedores importantes de alimentos que obligaban a los productores locales a vender sus productos a precios injustamente bajos para que los ejecutivos de las grandes corporaciones pudieran seguir aumentando sus márgenes de beneficios”.[9]

El agronegocio también agrava los problemas más complicados del mundo: las operaciones de alimentación confinada, con animales hacinados con problemas de inmunidad debido al estrés, los hace susceptibles a los virus que pueden pasar a los humanos[10]; las prácticas de alto uso de combustibles fósiles y productos químicos, son ahora responsables de más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global[11]; y se sabe también que las semillas transgénicas disminuyen la biodiversidad. Ahora durante la pandemia del coronavirus, la agroindustria contribuye al aumento de los precios en los sistemas comerciales de alimentos de América Latina.[12]

La respuesta de La Vía Campesina es la soberanía alimentaria, que se define como “el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, producidos de forma sostenible, y el derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo”.[13] Prioriza 1) 

La producción agrícola local para alimentar al pueblo; y 2) El acceso de los campesinos con o sin terrenos, a la tierra, el agua, a las semillas y al crédito. Este enfoque realmente funciona para combatir el hambre, ya que las y los campesinos y pequeños productores producen entre el 70 y el 75 por ciento de los alimentos del mundo en menos de una cuarta parte de las tierras agrícolas del planeta.[14] Cuando el movimiento campesino se asocia con un gobierno progresista, los resultados pueden ser sorprendentes, como en el caso de Nicaragua.

El movimiento campesino en Nicaragua

La Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) se fundó durante la guerra para derrocar la dictadura de Somoza, que fue apoyada por los Estados Unidos, un año antes de la victoria de la Revolución Popular Sandinista en 1979. Reunió a las y los campesinos, tanto a los pequeños agricultores que deseaban adquirir su propia tierra, como a los trabajadores agrícolas que se organizaban para luchar por sus derechos sindicales. La ATC ha seguido representando a estos grupos de trabajadores a lo largo de sus 42 años de historia y fue una de las organizaciones que fundó La Vía Campesina en 1993.[15]

Marcha de campesinos en los años ochenta (crédito foto: Asociación de Trabajadores del Campo)

En la década de los ochenta, el gobierno revolucionario de Nicaragua lanzó un programa masivo de reforma agraria, que distribuyó cerca de la mitad de la tierra agrícola del país (más de 2 millones de hectáreas) a 120.000 familias campesinas. 

Varios otros grupos de campesinos se formaron durante esa primera década de la revolución a medida que el movimiento cooperativista prosperaba, llegando incluso a incluir a las familias de los antiguos combatientes de la contra, los ex adversarios del sandinismo. 

Más tarde, durante los gobiernos neoliberales de 1990 a 2006, estos grupos trabajaron para defender las conquistas de la revolución, incluyendo ocupaciones de fincas estatales para evitar que fueran privatizadas. Para el año 2006, e inspirados en la Constitución de 1987 que garantiza la protección contra el hambre[16], unas 73 organizaciones nicaragüenses se habían unido al Grupo de Interés por la Soberanía y la Seguridad Alimentaria y Nutricional (GISSAN) que abogaba por una Ley de Soberanía Alimentaria. Varios de ellos ayudaron al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a ser elegido de nuevo para ocupar la presidencia a finales de ese año.[17]

La Soberanía Alimentaria desde 2007

En la etapa actual de gobierno sandinista, que comenzó en 2007, la estrategia de aumentar la soberanía alimentaria mediante el suministro de tierras ha continuado. Entre 2007 y 2019 se entregaron casi 140.000 títulos de propiedad de tierra (algunos procedentes de terrenos distribuidos durante la reforma agraria de los años ochenta) a pequeños productores.

 Las mujeres se han beneficiado especialmente al recibir títulos de propiedad de sus tierras (55 por ciento) y, además, 304 comunidades indígenas y afrodescendientes de la costa del Caribe han recibido títulos colectivos. La superficie de todos estos terrenos con títulos asciende a 37.842 Km2, o el 31,16 por ciento del territorio nacional.[18]

Los programas sociales que ayudan a los pequeños agricultores a alimentarse a sí mismos y a sus comunidades han imbuido la vida en el campo con dignidad y han reducido el hambre. Estas iniciativas se inspiran en la visión de Augusto C. Sandino de una economía basada en la agricultura de los campesinos e indígenas organizados en cooperativas o terrenos propios, un componente central del Programa Histórico del FSLN. La Ley 693 de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional, promulgada en 2009, fue una de las primeras en América Latina en reconocer el concepto de soberanía alimentaria y construirlo con el apoyo firme del gobierno.[19] El compromiso del gobierno del FSLN con la soberanía alimentaria ha dado lugar a docenas de programas para mejorar los medios de vida y la autonomía de los campesinos, al tiempo que se fortalecen los sistemas alimentarios locales.

La iniciativa emblemática es el programa “Hambre cero” o “Bono productivo”, que comenzó en 2007 y proporciona cerdos, vacas, gallinas, plantas, semillas y materiales de construcción a las mujeres de las zonas rurales para que diversifiquen su producción, mejoren la dieta familiar y fortalezcan las economías de los hogares encabezados por mujeres.[20] Para 2016, el programa había beneficiado a 150.000 familias o 1 millón de personas, aumentando tanto la seguridad alimentaria de esas familias como la soberanía alimentaria de la nación.[21]


Unas 150.000 familias en el programa Hambre Cero han recibido animales de granja e insumos agrícolas (crédito foto: Susan Meiselas para la Fundación Entre Mujeres)

Las entrevistas realizadas en el marco de un proyecto de testimonios[22] de algunas afiliadas de la ATC en la comunidad de Marlon Alvarado, muchas de los cuales son también beneficiarios de programas gubernamentales, ilustran el impacto de “Hambre cero”. Por ejemplo, dijo una mujer:

“En mi vida siempre he estado organizada, desde cuando era joven. (…) con la ATC nos capacitaron sobre emprendimiento de la mujer. (…) Entonces también el mismo gobierno nos está impulsando que siempre cultivemos nuestras tierras, que tengamos nuestros alimentos. Nos dan cítrico. Nos dan plátano, papaya, limón. Tenemos jocote, tenemos mango. El gobierno siempre sigue ese bono productivo para que se siembre. En el solar que tenemos, siempre se cultiva algo”.

Otra mujer de la misma comunidad señaló:

“Tengo dos cerdos sementales, machos, verraco con la idea de que si otra persona tiene una cerda se la trae al verraco y yo recibo a cambio un cerdito. Por cada cerda que le traen al verraco, un cerdito. O si alguna persona me dice, ‘Tengo encargados todos los cerditos, ¿qué dice usted? ¿Le doy el dinero?’. ‘Está bien le digo’. Nos ponemos de acuerdo”.

Además, el Ministerio de la Economía Familiar, Comunitaria, Cooperativa y Asociativa (MEFCCA) y las alcaldías organizan ferias campesinas para mejorar los ingresos de los campesinos y, al mismo tiempo, poner a disposición de los consumidores alimentos nutritivos y de producción local, que se producen sin agrotóxicos.

 El Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA) trabaja en el mejoramiento y mantenimiento del material genético del país mediante la organización de bancos comunitarios de semillas[23], y el Instituto Nacional Tecnológico (INATEC) ofrece títulos técnicos gratuitos en agricultura, ganadería, procesamiento para valor agregado y apicultura, entre otros.[24] Un nuevo programa llamado “NICAVIDA” llegará a 30.000 familias rurales con herramientas, cercas, tanques de agua, gallinas y otros materiales para mejorar la dieta familiar y la economía de los hogares en las zonas del Corredor Seco que están particularmente afectadas por el cambio climático.[25]

Emerita Vega de la comunidad de Marlon Alvarado en Santa Teresa Carazo, coordinadora del grupo de mujeres de ATC, en su parcela de piñas (piñas proporcionadas por un programa del gobierno de diversificación de parcelas a través del INTA) (Crédito foto: Asociación de Trabajadores del Campo)

La amplitud y el alcance territorial de estos programas mantienen a las y los campesinos y pequeños productores de Nicaragua libres de la dependencia de los mercados mundiales. Su producción diversificada se organiza para alimentar a sus familias y comunidades locales, con un acceso cada vez mayor a las semillas, el agua, el crédito, etc., lo que crea las condiciones para construir la soberanía alimentaria.

Un programa de lucha contra la pobreza y el hambre dirigido a los residentes urbanos es el de “Usura cero”, que forma parte del ecosistema alimentario nacional, ya que sirve a muchos que trabajan en los mercados populares. Este programa, administrado por el MEFFCA, otorga préstamos a bajo interés y donaciones a los pequeños empresarios (principalmente mujeres) y ofrece capacitación gratuita en materia de emprendimiento, financiada en parte por Venezuela y otros países del ALBA. Más de 800.000 mujeres se han beneficiado del programa desde 2007, un componente fundamental del éxito de la economía popular (trabajadores de cuenta propia, campesinos, empresas familiares y cooperativas), que representa más del 70 por ciento del empleo en el país.

El activista de larga trayectoria y actual asesor presidencial Orlando Núñez explica la filosofía de estos programas y el secreto de su éxito:

“El principal corazón del programa ‘Hambre cero’ es entregarles a las familias productoras medios de capital. Una vaca es un capital porque se reproduce. Los cerdos, las semillas o las gallinas se reproducen. El primer mensaje es no tratar al pueblo como pobre, aunque sea pobre porque lo han empobrecido. (…) Ofrecerle un vaso de leche o un pan es ofrecerle el cielo, no es hacer la revolución. (…) Lo revolucionario con el ‘Hambre cero’ en Nicaragua fue no tratarlos como pobres sino tratarlos como productores (…) Es el mensaje más revolucionario de la revolución sandinista”.[26]

Las iniciativas de esta segunda fase de la Revolución Sandinista se complementan con el trabajo de base de los movimientos sociales. La ATC y La Vía Campesina han establecido un campus del Instituto Agroecológico Latinoamericano (IALA) en Nicaragua para las y los jóvenes de Nicaragua y de toda la región de Mesoamérica y el Caribe. La escuela no sólo imparte formación técnica sobre cómo cultivar alimentos y criar animales de forma agroecológica. 

También incluye formación política e ideológica para que los estudiantes lleguen a comprender el choque actual entre los dos modelos de agricultura: uno, el modelo del agronegocio, en que los alimentos son un negocio en beneficio de las empresas transnacionales; y otro, el modelo de la soberanía alimentaria, en que los alimentos constituyen un derecho humano para todos. El programa anima a los campesinos a enseñarse mutuamente y a ejercer protagonismo en sus propias vidas, rescatando su identidad y cultura campesina. Es una formación que se centra en la permanencia en el campo y en la producción de alimentos para el mercado local.

En todo el país, la ATC y otras organizaciones campesinas han venido organizando talleres locales para capacitar a promotores agroecológicos; apoyar a las cooperativas de mujeres en la comercialización de sus productos agrícolas; formalizar los títulos de propiedad de las tierras de las y los campesinos; preparar biofertilizantes y abonos orgánicos en las fincas, etc. Todo esto apoya la construcción de la soberanía alimentaria.


Estudiantes del Instituto Agroecológico Latinoamericano “IALA Ixem Ulew” en Santo Tomás, Chontales (crédito foto: Instituto Agroecológico Latinoamericano “IALA Ixem Ulew”)

Jóvenes de la ATC aprenden a hacer biofertilizante en un taller de agroecología, en Santa Emilia, Matagalpa, 2015 (crédito foto: Asociación de Trabajadores del Campo).

Resultados del hambre en Nicaragua y en Centroamérica

Todo indica que estos programas han producido una población mejor alimentada en Nicaragua. En su Plan Estratégico 2019-2023 para Nicaragua, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas dijo que “en la última década (…) Nicaragua es uno de los países que más ha reducido el hambre en la región”[27]. Mientras, el gobierno informa que la desnutrición infantil crónica bajó de 21,7 por ciento en 2006 a 11,1 por ciento en 2019 para los niños menores de 5 años.[28] Nicaragua fue también uno de los primeros países en alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio número 1 de reducir la desnutrición a la mitad, bajando esa cifra de 2,3 millones en 1990-1992 a 1 millón en 2014-2016. Esto sitúa al país entre las naciones de la región que más han reducido el hambre en los 25 años anteriores. También se eliminó la deficiencia de vitamina A en niños menores de 5 años.[29]

Los avances de Nicaragua se reflejan en el “Mapa del hambre” de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.[30] Lamentablemente, ese mapa muestra que los países vecinos Honduras y El Salvador no alcanzaron el Objetivo de Desarrollo del Milenio relativo a la reducción del hambre, y que Guatemala ni siquiera avanzó. Este estancamiento puede estar relacionado con el hecho de que las exportaciones de los Estados Unidos a los países del Triángulo Norte aumentaron sustancialmente desde la firma del Tratado de Libre Comercio de la República Dominicana y Centroamérica (CAFTA-DR). Estos tres países importaron alrededor de 5.900 millones de dólares de productos agrícolas en 2016, incluidos frijoles y productos lácteos de Nicaragua, además de maíz, harina de soja, trigo, aves de corral, arroz y alimentos procesados desde los EEUU. Las importaciones de muchas de estas categorías de alimentos de los EEUU aumentaron en un 100% o más entre 2006 y 2016, llegando a constituir el 40 por ciento de las importaciones de comida de esos países.[31]

Lamentablemente, los precios de los alimentos en esos países están aumentando precisamente cuando la gente tiene menos ingresos para comprar alimentos debido a las cuarentenas por COVID-19 en sus países y en EEUU, este último desde donde las naciones centroamericanas reciben remesas. Algunas zonas de Guatemala reciben la mitad de las remesas que percibían en esta época el año pasado.[32] Incluso el vecino sureño y más adinerado de Nicaragua, Costa Rica, se ha vuelto dependiente de la importación de frijoles, arroz, carne de res y maíz después de abrir su mercado a través de los acuerdos de libre comercio. En una reciente reunión regional de LVC, un líder campesino costarricense habló de lo vulnerable que se ha vuelto el país, diciendo que “el COVID nos hace desnudarnos”. No sólo van en alza los precios de los granos mientras que los cultivos de hortalizas se pudren porque no pueden llegar a los consumidores, sino que se pronostica una duplicación del desempleo del 12,5 por ciento al 25 por ciento[33] . Además, el 57 por ciento de los costarricenses reportan que sus ingresos no les alcanzan para vivir.[34] Esto trae consigo una gran preocupación por el aumento del hambre.

La soberanía alimentaria y la pandemia en Nicaragua

El noventa por ciento de los alimentos que se consumen en Nicaragua se producen dentro de las fronteras nacionales, el 80 por ciento por campesinos.[35] Esto incluye todos los frijoles, maíz, frutas, hortalizas, miel y productos lácteos, mientras que hay suficiente excedente de frijoles y lácteos para exportar. La autosuficiencia alimentaria de Nicaragua va creciendo, precisamente cuando otros países en desarrollo se han vuelto más dependientes de la comida importada porque se han convertido en agroexportadores de unos pocos cultivos (por ejemplo, piña o banana). El arroz es el único componente de la dieta básica nicaragüense que no es completamente producido en casa, pero incluso este producto ha pasado de satisfacer el 45 por ciento de la demanda del país en 2007 al 75 por ciento de la demanda en la actualidad. El gobierno está trabajando con los productores para llevarlo al 100% en 5 años. En efecto, Nicaragua está muy cerca de lograr la soberanía alimentaria, el verdadero modelo anti-hambre, lo cual es un buen indicio para tiempos de crisis como los actuales con los impactos económicos de la pandemia y la interrupción de las cadenas de distribución de alimentos en otros países.

En el contexto de la pandemia, tanto el gobierno como las organizaciones de los movimientos sociales están decididos a llevar la soberanía alimentaria al siguiente nivel. Por ejemplo, el gobierno acaba de poner en marcha un Plan Nacional de Producción centrado en el aumento de la producción de granos básicos para cubrir todas las necesidades alimentarias internas, y también garantizar la producción de cultivos para la exportación.[36] Las existencias de alimentos están a niveles normales y los precios estables. La producción ha continuado normalmente ya que no ha habido una cuarentena que detenga a la economía y la mayor parte de los alimentos se producen en pequeñas unidades familiares. 

Además, las lluvias han comenzado para lo que parece ser una buena temporada de siembra. 

Mientras tanto, las organizaciones nicaragüenses miembros de La Vía Campesina están poniendo en marcha el “Corredor agroecológico”, un proceso de territorialización de la agroecología basado en los intercambios entre campesinos como respuesta a las amenazas que plantea el cambio climático.[37] Dado que la formación de los jóvenes también debe continuar, los cursos del emblemático Instituto Agroecológico Latinoamericano de La Vía Campesina se están llevando a cabo a través de internet[38]. Mientras, el campus del instituto pone en práctica un plan completo de producción de alimentos que incluye granos, tubérculos y animales. La LVC también ha lanzado una campaña de emergencia llamada “Volver al campo”[39] que se adoptará no sólo en Nicaragua, sino a nivel internacional.

Trabajo tradicional del campo con una yunta de bueyes en un maizal (no transgénico) en el departamento norteño de Madriz (crédito foto: Amigxs de la ATC).

Otros desafíos para Nicaragua durante la pandemia

COHA ha informado anteriormente sobre la sólida respuesta del gobierno nicaragüense al COVID-19 en el ámbito de la salud, en medio de una vigorosa campaña de desinformación emprendida contra la población y el gobierno en lo que claramente parece ser una operación de cambio de régimen financiada por EEUU.[40] Ese esfuerzo de cambio de régimen está sin duda parcialmente inspirado en la política de soberanía alimentaria de Nicaragua, que amenaza el dominio del agronegocio corporativo estadounidense en todo el mundo. Por ejemplo, la USAID ha inundado los sistemas alimentarios con semillas transgénicas de Monsanto (ahora Bayer) en países que van desde la India[41] e Iraq[42], hasta varios países de África[43] y América Latina.[44] Este enfoque podría verse socavado si más países en desarrollo deciden producir sus propios alimentos mediante prácticas agroecológicas, como hace Nicaragua.

La USAID fue uno de los organismos que financió a los grupos de oposición que participaron en un violento intento de golpe de Estado en Nicaragua en 2018, tal como queda documentado en el libro Nicaragua 2018: ¿Levantamiento popular o golpe de estado?[45] No es de extrañar, pues, que el representante de Cargill en Nicaragua y jefe de la Cámara de Comercio EEUU-Nicaragua fuera una de los líderes de la oposición durante el intento de golpe de Estado.[46] Si bien Nicaragua no tiene ni el petróleo ni los minerales que llaman la atención internacional sobre Venezuela y Bolivia, la agroindustria es enormemente rentable y los campesinos nicaragüenses están dando un poderoso ejemplo al rechazarla, a la vez que alimentan a su pueblo.

Combatir una campaña de desinformación mientras el país se enfrenta a la misma pandemia que ha abrumado a países mucho más ricos, será sin duda un reto para Nicaragua, sobre todo porque las medidas coercitivas unilaterales impuestas ilegalmente por los EEUU bloquean el acceso a los fondos de ayuda. Pero al menos el pueblo nicaragüense tiene el consuelo de saber que no va a haber muertes por hambre. De hecho, el sistema alimentario ha resistido recientemente una prueba formidable durante el intento de golpe de Estado de 2018, cuando unos violentos controles de carretera mantuvieron bloqueadas todas las vías y carreteras del país. Gracias a los sistemas locales de producción y distribución de alimentos, y el empeño ingenioso de sortear los “tranques”, las personas que utilizaban la economía popular todavía podían obtener alimentos y a precios relativamente estables, aunque las cadenas de supermercados propiedad de Walmart tenían estantes vacíos.

En una entrevista a finales de abril de 2020, se preguntó a la lideresa de una organización de mujeres campesinas sobre el manejo del coronavirus en Nicaragua. Su preocupación no era tanto de enfermarse por el virus:,

“Vamos a tener comida. Cierto que va a ser duro; probablemente tengamos una recesión. Pero lo importante es que tenemos todos los alimentos básicos. Los nicas no estamos todavía el 100 por ciento autosuficientes en comida. Pero nosotras [de la Fundación Entre Mujeres] haremos todo lo posible para ser lo más autosuficientes posible, de manera que el gobierno no tenga que brindarnos ayuda y que pueda dársela a otros más necesitados. Estamos adoptando una postura de dignidad y de ser parte de la solución”.[47]

Esa actitud, junto con el compromiso para con la agroecología y la soberanía alimentaria, es lo que tiene preocupados a Monsanto/Bayer, Cargill y sus guardianes en la USAID.

Esta gráfica de la Fundación Entre Mujeres (FEM) del norte de Nicaragua explica la diferencia entre el sistema alimentario de Mercado y el sistema de Agroecología.



Rita Jill Clark-Gollub, Editora Asistente/Traductora de COHA, reside en Washington, DC

Erika Takeo, parte de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la Asociación de Trabajadores del Campo y Coordinadora de la red de solidaridad Amigxs de la ATC, reside in Nicaragua

Avery Raimondo, afiliado de la red de solidaridad Amigxs de la ATC, reside en Los Angeles, California

Las siguientes personas ofrecieron comentarios profesionales sobre el texto:

Christina Schiavoni es investigadora independiente sobre el tema de la soberanía alimentaria y activista.

Magda Lanuza, es nicaragüense y vive en El Salvador. Tiene maestría en Desarrollo Sostenible Internacional de la Universidad de Brandeis y cuenta con varios años de experiencia en el desarrollo social y la protección ambiental en América Central.

[Foto principal: Lucila Reyes de la comunidad Marlon Alvarado en Santa Teresa, Carazo, aquí en su huerto. Las mujeres son protagonistas en la construcción de la soberanía alimentaria a través de las organizaciones campesinas y programas estatales (crédito foto: Asociación de Trabajadores del Campo)]

Notas al pie de página

[1] “Pandemia alimentaria: Terrorífica cifra de la ONU: podrían morir de hambre 300.000 personas por día”, https://www.clarin.com/viste/terrorifica-cifra-onu-podrian-morir-hambre-300-000-personas-dia_0_E2LBkq8QO.html


[3] “Informe: Políticas sobre las repercusiones de la COVID-19 en la seguridad alimentaria y la nutrición”, https://www.un.org/es/coronavirus/un-secretary-general



[5] “Reprimen manifestantes que exigían comida en medio de crisis por coronavirus”, https://notibomba.com/honduras-reprimen-manifestantes-que-exigian-comida-en-medio-de-crisis-por-coronavirus/




[9] “The Solution to Food Insecurity is Food Sovereignty,” https://viacampesina.org/en/the-solution-to-food-insecurity-is-food-sovereignty/

[10] “Factory farms: A pandemic in the making,” https://uspirg.org/blogs/blog/usp/factory-farms-pandemic-making

[11] “Agriculture is one of the biggest contributors to climate change. But it can also be part of the solution. https://investigatemidwest.org/2019/09/27/agriculture-is-one-of-the-biggest-contributors-to-climate-change-but-it-can-also-be-a-part-of-the-solution/ and “Lessons from the Green Revolution,” https://nature.berkeley.edu/srr/Alliance/lessons_from_the_green_revolutio.htm



[14] “Hungry for land: small farmers feed the world with less than a quarter of all farmland,” https://www.grain.org/article/entries/4929-hungry-for-land-small-farmers-feed-the-world-with-less-than-a-quarter-of-all-farmland

[15] Website: Friends of the ATC, History, https://friendsatc.org/history/


[17] Araujo and Godek, “Opportunities and Challenges for Food Sovereignty Policies in Latin America: The Case of Nicaragua,” in Rethinking Food Systems – Structural Challenges, New Strategies and the Law, (New York: Springer, 2014), 51-72.

[18] “Nicaragua’s human rights achievements over the last 10 years,” http://www.tortillaconsal.com/tortilla/node/6571

[19] Araujo y Godek.

[20] CELAC website, Food and Nutrition Security Platform, https://plataformacelac.org/en/pais/nic

[21] “Revolución Sandinista restituye derechos a mujeres y los campesinos”, http://www.tortillaconsal.com/tortilla/node/7702


[23] McCune, Nils (2016): “Family, territory, nation: post-neoliberal agroecological scaling in Nicaragua,” available from: https://www.researchgate.net/publication/314022520_Family_territory_nation_post-neoliberal_agroecological_scaling_in_Nicaragua


[25] “Proyecto de Desarrollo Sostenible de las Familias Rurales en el Corredor Seco de Nicaragua (NICAVIDA)”, https://www.ifad.org/es/web/operations/project/id/2000001242

[26] “Revolución Sandinista restituye derechos a mujeres y los campesinos”, http://www.tortillaconsal.com/tortilla/node/7702

[27] “Draft Nicaragua country strategic plan (2019-2023),” https://docs.wfp.org/api/documents/WFP-0000100987/download/

[28] “Al Pueblo de Nicaragua y al Mundo, Informe sobre el Covid-19 y una estrategia singular – Libro Blanco”, página 34, https://www.el19digital.com/app/webroot/tinymce/source/2020/00-Mayo/25%20MAYO/AL%20PUEBLO%20DE%20NICARAGUA%20Y%20AL%20MUNDO-%20INFORME%20SOBRE%20EL%20COVID-19.pdf

[29] “Nicaragua Interim Country Strategic Plan,” https://docs.wfp.org/api/documents/WFP-0000020983/download/

[30] “FAO Hunger Map 2015,” http://www.fao.org/3/a-i4674e.pdf


[32] “How Covid-19 is threatening Central America’s economic lifeline,” https://www.bbc.com/news/world-latin-america-52550389

[33] “Desempleo sube y llega a su mayor porcentaje en 10 años todavía sin reflejar los efectos de la covid-19,” https://www.nacion.com/economia/indicadores/desempleo-sube-a-su-maximo-valor-en-10-anos/N5FIK7DHLVBJJGQIW67BANJIWQ/story/

[34] “Desempleo y reducción de ingresos agobian a costarricenses durante la crisis del COVID-19,” https://www.ucr.ac.cr/noticias/2020/04/28/desempleo-y-reduccion-de-ingresos-agobian-a-costarricenses-durante-la-crisis-del-covid-19.html




[38] “Peasant Training Doesn’t Stop: IALA Ixim Ulew Now Online,” https://friendsatc.org/blog/peasant-training-doesnt-stop-iala-ixim-ulew-now-online/

[39] “CLOC-Via Campesina: Volver al Campo”, https://viacampesina.org/es/cloc-via-campesina-volver-al-campo/

[40] “Nicaragua Battles COVID-19 and a Disinformation Campaign,” http://www.coha.org/nicaragua-battles-covid-19-and-a-disinformation-campaign/

[41] “USAID, Monsanto, and the real reason behind Delhi’s horrific smoke season,” https://www.ecologise.in/2018/10/20/the-real-reason-for-delhis-annual-smoke-season/

[42] Henry Kissinger’s Food Occupation of Iraq Continues to Destroy the Fertile Crescent,” https://mintpressnews.ru/kissingers-occupation-iraq-destroys-agriculture/226407/



[45] Kaufman, “Mecanismos de financiamiento EEUU para derrocar el gobierno de Nicaragua”, en Nicaragua 2018: ¿Levantamiento popular o golpe de estado? https://secureservercdn.net/198.71.233.161/jwp.e46.myftpupload.com/wp-content/uploads/2019/07/nicaragua_2018_levantamiento_popular_o_golpe_de_estado.pdf

[46] Zeese y McCune, “Corrigiendo la historia: ¿Qué está pasando realmente en Nicaragua”, en el capítulo “Nicaragua 2018: los acontecimientos y su contexto” de Nicaragua 2018: ¿Levantamiento popular o golpe de estado? https://secureservercdn.net/198.71.233.161/jwp.e46.myftpupload.com/wp-content/uploads/2019/07/nicaragua_2018_levantamiento_popular_o_golpe_de_estado.pdf

[47] “NicaNotes: Peasant Women Take Stance of Dignity in Face of Crisis,” https://afgj.org/nicanotes-peasant-women-take-stance-of-dignity-in-face-of-crisis


Por Rita Jill Clark-Gollub (Washington), Erika Takeo (Managua) y Avery Raimondo (Los Angeles)

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