No solo es la mala influencia de sus asesores sionistas, Mike Pompeo y John Bolton, lo que tiene comprometido a Trump en el conflicto con Irán, ni tampoco los $259 millones de dólares donados por algunos de los principales partidarios sionistas del Partido Republicano —como Sheldon y Miriam Adelson, Paul Singer y Bernard Marcus— que impulsaron su campaña en 2016 y las campañas republicanas en el Congreso y el Senado en 2016 y 2018.
Además, hay otro factor que tiene a Trump condicionado a favor de Israel y su operador oculto, la nobleza negra internacional. Pues como han señalado Philosophy of Metrics, Forbes y Bloomberg: “No debe considerarse como una mera coincidencia la conexión entre el barón Edmond de Rothschild, uno de los principales inversores originales de Resorts International y Rothschild Inc., que permitió a Donald Trump retener la ‘propiedad’ sobre sus casinos de Atlantic City, para salvarse así de la bancarrota.”
Además, como ya han expuesto la denunciante del Banco Mundial, Karen Hudes, el ex-agente de contrainteligencia ruso, Daniel Estulin, y el historiador ruso, Andrei Fursov —entre otros—, los Rothschild son agentes de la vieja aristocracia europea y trabajan como testaferros y administradores de la corona británica, el Vaticano y sus operadores de la nobleza negra internacional. Como escribe Philosophy of Metrics, “Donald Trump es un recurso valioso que se puede utilizar, especialmente como factor sorpresa, para obtener ciertas ventajas. Y aunque se le ha promovido como presidente anti-establishment, es un presidente del establishment.
La diferencia es que su establishment se basa en los intereses bancarios internacionales y no en los intereses de las élites nacionales estadounidenses, que están más representadas por los Jeb, los Mitt, los Ted e incluso Hillary.” En cuanto a la bipolaridad estratégica, las contradicciones y el grotesco arte teatral de Donald Trump contra el establishment estadounidense y el globalista, no son síntomas de rebeldía revolucionaria auténtica, sino una estrategia perfectamente diseñada y calculada para desmontar el sistema financiero actual y llevar al mundo al nuevo sistema que la nobleza negra ya tiene pactado con China, y que contempla un colapso económico controlado, el reseteo de la economía global, y el regreso al patrón oro controlado por la Inteligencia Artificial.
La relación entre Donald Trump y el dinero sucio de Edmond de Rothschild
En 1987, Donald Trump compró sus primeros intereses de casino cuando adquirió el 93% de las acciones de Resorts International. Resorts International tiene una historia sórdida que comenzó a principios de la década de 1950 cuando evolucionó a partir de una compañía de la CIA y del Mossad establecida con el propósito de lavar dinero con las ganancias del narcotráfico, los juegos de azar y otras actividades ilegales.
Los beneficios de ingeniería socioeconómica de la manipulación masiva de la población a través de la adicción a las drogas, los juegos de azar y otros vicios, superan con creces los proporcionados por el lavado de dinero solo. Se puede suponer que el lavado de dinero actuó como una ventaja secundaria de la misma manera que la subyugación de la población china a través de la propagación del opio benefició financieramente a East India Trading Company siglos atrás.
El 30 de octubre de 1978, el periódico The Spotlight informó que los principales inversores de Resorts International eran Meyer Lansky, Tibor Rosenbaum, William Mellon Hitchcock, David Rockefeller y el barón Edmond de Rothschild.
En su libro “La Nueva Jerusalén: El poder sionista en los Estados Unidos”, Michael Collins Piper ha hecho un excelente trabajo al describir la relación entre Donald Trump y Resorts International. El siguiente extracto resume la relación:
“En 1987, tras la muerte del veterano jefe de la CIA, James Crosby, el jefe nominal de Resorts International, el joven magnate de bienes raíces de Nueva York Donald Trump entró en escena y compró el interés de Crosby en el imperio del juego.”
“Trump pronto se convirtió en un nombre familiar, con su personalidad colorida y la extravagancia de nombrar una variedad de hoteles de lujo, casas de apartamentos y otras empresas comerciales con su propio nombre. Pero mientras el nombre ‘Trump’ apareció en los titulares, los nombres de los verdaderos motores detrás de Resorts International permanecieron ocultos a la vista del público.”
La conexión entre el barón Edmond de Rothschild —uno de los principales inversores originales de Resorts International y Rothschild Inc.— que permitió a Donald Trump retener la “propiedad” sobre sus casinos de Atlantic City, salvándolo así de la bancarrota, no debe considerarse una mera coincidencia.
Wilbur Ross, el agente Rothschild que salvo a Trump hace 25 años
El primer presidente multimillonario de la historia de los Estados Unidos, trajo consigo a algunos amigos multimillonarios también. Uno de ellos es el inversionista de activos en dificultades Wilbur Ross, quien fue elegido para la Secretaría de Comercio de la Administración Trump. Su amistad se remonta a más de 25 años, según informa la revista Forbes.
Trump hizo una apuesta audaz en Atlantic City cuando abrió allí un tercer casino, el colosal Taj Mahal, en abril de 1990. Aunque fue todavía más arriesgado financiar el proyecto con $675 millones en bonos basura a una tasa de interés del 14%. En unos meses, Trump estaba luchando para hacer los pagos masivos de bonos mientras Atlantic City se tambaleaba.
Wilbur Ross, el entonces jefe del equipo de asesoría de bancarrota de Rothschild Inc., representó a los tenedores de bonos, quienes estaban considerando la posibilidad de obligar al casino a declararse en bancarrota involuntaria y destituir a Trump.
Al parecer, Ross vio a las multitudes presionadas contra las ventanas de la limusina de Trump para echar un vistazo al magnate, y se dio cuenta del valor de la celebridad de Trump.
Ross logró un acuerdo de quiebra preenvasado: Trump renunciaría al 50% de su participación en el Taj, pero recibiría mejores términos de deuda y mantendría el control.
Donald volvió así al negocio, y finalmente hizo tratos similares para sus otras propiedades con problemas y salió de la deuda y volvió a la lista de los 400 más ricos de Forbes.
Esta historia fue cubierta por Bloomberg el 22 de marzo de 1992.
Para aquellos curiosos que se preguntan sobre el señor Wilbur L. Ross Jr., él pasó 24 años en la oficina de Rothschild Inc. en Nueva York. A fines de la década de 1990, comenzó un fondo de $200 millones en Rothschild Inc. para invertir en activos en dificultades.
En el 2000, el día de los inocentes, Ross recaudó $450 millones adicionales para invertir en compañías con problemas. El momento de esta estrategia no podría haber sido mejor, como lo indica este informe de la revista New York Magazine:
“El colapso del mercado de valores móvil del 2000-20011, el 11 de septiembre, y una recesión sincrónica a nivel mundial empujaron a decenas de empresas a la bancarrota. Los highfliers de New Economy, como Enron, WorldCom y Global Crossing, se fueron a pique. Pero también lo hicieron los baluartes de la Vieja Economía en industrias como el acero y los textiles, víctimas de exceso de capacidad, competencia global y generosos contratos sindicales.”
Así que no sorprende que el inversionista multimillonario Wilbur L. Ross Jr. apoyara la nominación de Donald Trump para presidente en este artículo de Bloomberg del 9 de marzo de 2016.
Parecería que los Rothschild decidieron apoyar a líderes como Ross y Trump, que son talentosos en el mundo de las finanzas y la política.
Las proclamaciones de Trump para devolver empleos a Estados Unidos ayudarán a “industrias como el acero y los textiles” y apoyarán tanto el crecimiento interno como el aumento de la riqueza para aquellos que, como Ross, han invertido en activos estadounidenses en dificultades.
Donald Trump es así “un recurso valioso que se puede utilizar, especialmente como factor sorpresa, para obtener ventajas”, y aunque se le ha promovido como presidente anti-establishment, es un presidente del establishment.
La diferencia es que su establishment se basa en los intereses bancarios internacionales y no en los intereses de las élites nacionales estadounidenses, que están más representadas por los Jeb, los Mitt, los Ted e incluso los de Hillary.
Trump tiene una razón de $259 millones para bombardear a Irán
Global Research Institute ha publicado que además de la influencia de los “halcones” neoconservadores sionistas Mike Pompeo y John Bolton, hay otra influencia omnipresente en Trump:
“$259 millones donados por algunos de los principales partidarios del Partido Republicano para impulsar su campaña en 2016 y apoyar las campañas republicanas en el Congreso y el Senado en 2016 y 2018.”
Esos fondos provinieron de los sionistas Sheldon y Miriam Adelson, Paul Singer y Bernard Marcus, donantes que no han mantenido en secreto su apoyo a la acción militar contra Irán, sino también su deseo de que Estados Unidos destruya la República Islámica.
Adelson, quien junto a su esposa Miriam son los mayores donantes para Trump y el Partido Republicano, aportó $205 millones a los republicanos en los últimos dos ciclos políticos y, según se informa, envió $35 millones al Future 45 Super PAC que apoyó la candidatura presidencial de Trump. Su papel como el mayor financiador de las campañas republicanas de la Cámara de Representantes y el Senado lo convierte en un aliado vital para Trump, que confió en las donaciones de la campaña de Adelson para mantener una mayoría republicana en el Senado y frenar las pérdidas republicanas en la Cámara de Representantes en la elección de 2018.
Trump proclamó los Altos del Golán para la corporación Genie Energy de los Rothschild
El territorio de los altos del Golán era parte de Siria hasta el año 1967, cuando cayó bajo control israelí después de su ocupación en la guerra de los Seis Días.
Desde entonces, ciertos órganos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han urgido al régimen israelí a desocupar la zona y respetar la soberanía y la integridad territorial de Siria.
La decisión unilateral del presidente Donald Trump de reconocer el pasado 21 de marzo la soberanía israelí sobre los Altos del Golán es un movimiento político ilegal y descarado para aumentar las posibilidades del primer ministro israelí convicto, Benjamin Netanyahu, antes de las elecciones israelíes.
Pero además, al proclamar el derecho de Israel sobre el territorio del Golán que pertenece a Siria, Donald Trump confirma una vez más que está comprometido con el sionismo y con la familia Rothschild (cabalistas de la nobleza negra), como venimos advirtiendo desde 2017 (1, 2, 3, 4, 5, 6). Al justificar la ocupación de la región de los Altos del Golán por Israel, Trump promueve la violación de las leyes internacionales, y esta situación podría desestabilizar la región, aislar a los Estados Unidos y disminuir aún más las posibilidades de paz árabe-israelí, que va contra la política no intervencionista de NESARA/GESARA.
Pero lo más cínico de toda esta agenda es que Afek Oil & Gas ha estado efectuando pruebas en el sitio de perforación Ness-2, en la región de los Altos del Golán. Genie Energy LTD, compañía matriz de Afek, representa a un vasto número de beneficiarios de guerra como el barón de los medios de comunicación corporativos Rupert Murdoch, el ex vicepresidente de los Estados Unidos Dick Cheney, y el cabalista y banquero del Vaticano Lord Jacob Rothschild. Y es ahí donde todo adquiere un giro esotérico. Genie (genio en español) es una palabra anglicizada que tiene su origen en el árabe: الجن, al-jinn y que significa “ocultar” o “estar oculto”.
En su significado más amplio, los jinns son espíritus o demonios, dependiendo de la fuente, aunque el concepto no es estrictamente islámico sino que representa creencias paganas integradas en el Islam. El insider y whistleblower de la Logia masónica Propaganda Due, Leo Zagami, se ha referido a los “jinn” descritos en la teología islámica como entidades interdimensionales o “genios que son criaturas con libre albedrío, por lo general invisibles a los humanos.” En cada época se les ha llamado de diferentes formas: demonios, jinns, espíritus, arcontes, dioses, extraterrestres, etc.
Estos jinns o genios aparecen como criaturas sobrenaturales en el folclore árabe y las enseñanzas islámicas, y ocupan un mundo paralelo al de la humanidad.
Los jinn no sólo pueden ver a los humanos, sino que también pueden poseerlos. Zagami dice que estas entidades pueden ser invocadas mediante protocolos muy precisos. Y que la élite sacerdotal lo hace para obtener favores de ellos.
En términos simples, la cábala es como el vudú de los judíos, brujería, magia negra. Historiadores y teóricos de la conspiración como Michael Hoffman, David Icke y David Wilcock, también se han referido a la magia negra como política gubernamental al argumentar que se trata de “una tecnología para acceder a lo que los magos consideran como entidades interdimensionales que les ayudan”, y que son invisibles para nosotros, aunque por tradición nos referimos a ellos como demonios, arcontes, espíritus, dioses o jinns.
De cualquier forma, incluso sin aventurarnos en las fronteras de la realidad interdimensional es incuestionable que al menos en esta realidad material 3D, la política intervencionista de Donald Tump está evidentemente asociada a la nobleza negra arconte a través de corporaciones como Genie Energy, que está dirigida por al menos un cabalista relacionado también con el Vaticano.
Como él, muchos supremacistas aseguran ser descendientes de “los dioses”, ya sean sumerios, ángeles caídos (nephilim), arcontes, annunakis, etc., y por lo tanto poseen un sueño de gobernanza patológico, desmesurado e indomable que los lleva a perder la perspectiva sobre lo que es el universo como un todo, y que los lleva a la prisión del ego conforme más se alejan de la conciencia absoluta.
Fuentes:
Philosophy of Metrics — How Rothschild Inc. Saved Donald Trump.
Global Research — Trump Has a $259 Million Reason to Bomb Iran.
Mente Alternativa — La amenaza geopolítica de Israel a expensas de EEUU y el cabildero John Bolton.