No había terminado ayer de lamentar cómo algunos periodistas son mal tratados, ignorados, utilizados y abandonados por las cabezas intelectuales del terrorismo, que pretende destruir Nicaragua, a pesar de que estos sean convertido en peldaños para promocionarlos como falsos salvadores de la patria, cuándo otra vez, se puso sobre la mesa el tema de la inmensa corrupción que existe en la acera de ese fracasado oposicionismo que no sabe hacer otra cosa que mentir y falsear para justificar ante su padrino, Donald Trump, que desembolsa millonadas de dólares para destinarlos a financiar la fastuosa y palaciega vida de individuos que lo único que saben hacer es arrebatarle la paz a este pueblo.
Mi reclamo sobre el tema del periodismo oposicionista, claramente no correspondido, es que mientras estos padecen, los que deberían estar atentos de ellos, son falsos líderes que no saben lo que es el agradecimiento y menos la solidaridad, porque no digiero que mientras los cabecillas del terrorismo gastan y derrochan a manos llenas, comen en costosísimos restaurantes, viven en mansiones, alquilan vehículos de lujo, ni siquiera arriesgan los propios, andan con choferes elegantemente uniformados, con guardaespaldas, celulares con cuentas ilimitadas iban y venían en aviones y en primera clase cuando se podía viajar, y otras bondades que les financia el imperio, tengamos que lamentar que sus ardorosos voceros de a pie y al raid, andén extendiendo la mano y pidiendo públicamente centavos para poderse internar en hospitales privados.
A mí me llena de indignación no la oposición porque siempre será sana para cualquier gobierno en la búsqueda de los balances y contra balances, sino los componentes del oposicionismo que hay en esta Nicaragua que por supuesto tiene mucho que reclamarles.
Esta rara amalgama, que ni siquiera alcanza el nivel de un zoológico habitado por especies que son más inteligentes que los llamados y supuestos “salvadores de la patria”, es pasto de crítica y rechazo hasta de alimañas que vienen de su propio serpentero porque entre ellos no discuten que es lo más conveniente para el país, sino quien será la sigla que ponga al suspirante presidencial, quienes serán los diputados, los magistrados, los contralores, los alcaldes, los concejales, pero más importante que eso la tajada que a cada quien le corresponde de los más de 30 millones de dólares que el imperio les ha entregado para que conspiren contra la paz del país, para que debiliten al partido gobernante, y para que se unan y organicen para ir a las elecciones del 2021 contra un FSLN y sus aliados súper fortalecidos, pues ya lo del golpe blando que intentaron en el 2018, ni hablar, porque no pudieron ni podrán.
Por supuesto que si este servidor, Moisés Absalón Pastora, escribe y habla de éste tema pudiera no ser tan atractivo porque no es la primera vez que recaliento el menjunje a los que sin duda alguna están resultando chollados y es comprensible, pero que lo diga alguien que en Miami glorificaba al oposicionismo fascista de aquí en Managua y que se hizo rodear en la gusanera de gentes que se le acercaron para ver qué garrotazo le daban y que ahora se dio cuenta que le sobrevolaban zopilotes de aquí y zopilotes de allá, ya es otra cosa, porque la podredumbre en el oposicionismo llenó de tanto biogás el barril que hizo explotar la podredumbre de un manjole que no resistió una gota más de la puercada oposicionista.
De quien hablo es Sophia Lacayo una nica que gracias al 6% estudió en la UCA en 1994.
Posteriormente se fue a Miami tras fracasar profesionalmente en Nicaragua e hizo vida en la gusanera dedicándose a labores varias hasta que un día, se le ocurrió probar, en el contexto de elecciones propias del condado Dade, correr por el distrito de Sweetwater, un barrio ubicado sobre la calle Flagler y sin imaginarlo, ni siquiera sospecharlo, resultó concejal con una votación de 7.51, es decir lo logró, aunque sea de arrastrada.
Miami como sabemos está habitada por muchas nacionalidades y entre estas resalta la comunidad nica entre la que hay rémoras que siempre nadan buscando que agarrar de los desperdicios que no gustan a los escualos y no faltaron por supuestos aquellos dizques “manejadores de imágenes” que le ofrecieron el cielo y la tierra prometiéndole llevarla al Congreso de los Estados Unidos para que fuese ella la Ileana Ros Lethinen, versión nica, para que desde el capitolio fuese la lideresa que tumbara al gobierno legítimamente electo de Nicaragua.
Pues bien esta Sophia Lacayo, con “H” intercalada, tras su elección de pronto se vio rodeada de aduladores, algunos se fueron desde aquí a ponérsele a la orden como maestros de ceremonia y agitadores de los mítines antisandinistas y así empezaron a montarle recepciones que por supuesto pagaba ella de su propia cartera, los aduladores comenzaron a entregarle pergaminos, órdenes, medallas enchapadas, le dedicaban discursos, les ponían alfombras rojas, en fin la tenían mareada en un nicho inalcanzable hasta que la concejal fue casi elevada a la condición de la última coca cola del desierto para gente que se estaba creyendo el cuento que la gusanera estaba descubriendo a la lideresa que desde Miami tumbaría a Daniel Ortega.
Pes bien los que desde aquí se fueron buscando qué agarrar regresaron más rápido que temprano; los aduladores no volvieron a hablar de ella; las fastuosas recepciones se fueron diluyendo; ya la concejala no fue más merecedora de reconocimientos por ninguno de quienes la elevaron hasta como gran Dariana y ella Sophia Lacayo, con “H” intercalada, como para que suene más exótica, más política, comenzó a recuperarse económicamente porque se dio cuanta, al fin, que cuando algunos le decían “Pichoncito lindo” era en realidad para desplumarla.
Sophia Lacayo, Commissioner of Sweetwater City, se hartó de lo que del oposicionismo nicaragüense conoció en carnes propias y preguntó, a propósito del fracaso que percibe de los falsos líderes que se venden como salvadores de la patria, donde están los más de 30 millones de dólares que Estados Unidos ha entregado a personas, que falsamente dicen representar a organizaciones y que no han hecho absolutamente nada, pero absolutamente nada, por enfermos que siendo de ellos sufren el Covid-19, como el caso de algunos periodistas, ni por los indigentes que están en Costa Rica abandonados y durmiendo en las calles de San José como si fuesen perros, ni por los supuestos “presos políticos” de los que tanto hablan pero a los que no han sido capaces ni de llevar aunque sea una gota de agua, pero eso sí, a los que ni vergüenza les da cuando se pelean como perros y gatos cuando unos reclaman a otros por una plata cuyos montos se conocen porque el imperio descaradamente ha mandado 10, 13 y hasta 18 millones de dólares, en tres partidas diferentes, que según el flamante embajador de Estados Unidos aquí, dice que son para fomentar la “democracia” en Nicaragua, por supuesto una “democracia” que mata, que tortura, que destruye la economía, que te desnuda y hace correr bajo una lluvia de morteros, que te secuestra, te masacra, te asesina, esconde tu cadáver, pare obispos y sacerdotes que bendicen y promueven el odio y por su fuera poco ante la incapacidad para tumbar al gobierno legítimamente electo que tiene un poderoso sustento y base popular entonces llaman a que se agreda, se intervenga y de invada al país porque la millonada que les dieron para vencer a Daniel Ortega se la metieron a la bolsa los que robaron ayer, los que roban hoy y los que robaran siempre.
No es difícil deducir en qué terminará esto que aquí se ha dado a llamar oposición porque por sus hechos los conocemos y no desde ahora. Tampoco es difícil deducir lo que serán los resultados de las elecciones del 2021 porque estas no serán tan comunes y corrientes como otras.
Aquí lo que le viene a este oposicionismo impresionantemente corrupto no es una derrota porque a la vuelta del tiempo, sabiendo que toda campaña nunca es igual a otra, toda derrota se puede revertir, pero lo que aquí está a vista es que el oposicionismo va rumbo a su extinción definitiva y todos estos dinosaurios que ya tienen más de medio siglo de hablar de relevos, ya arrugados y amarillentos por el tiempo, sin mover un dedo para ponerse el enorme traje holgado de líderes en el que puedan caber, van rumbo al crematorio político porque hoy por hoy, aun sin llegar a las elecciones del 2021, ya son cadáveres políticos a los que no pocos quisieran ver en un ataúd redondo para llevarlos a patadas al cementerio, tal es el daño que hicieron a un país que como este nunca les hizo nada.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.