No vale la pena, no tiene nada de nuevo… El capital-sionismo anglosajón urdió el nuevo orden mundial a principios del siglo pasado y aceleró su puesta en práctica a partir de la Segunda Guerra Mundial.
La reconstrucción de Europa, Bretton Woods, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la internacionalización del dólar estadounidense, su paso de moneda respaldada en oro a moneda fiduciaria –ya no tanto en la confianza en su solidez, como en el poderío de Estados Unidos–, la imposición del petrodólar, los tratados comerciales, entre otrtos, no son producto de inspiraciones puntuales, son la trama que soporta el sistema capitalista.
La creación de Israel en territorio palestino y su población por judíos europeos, no fue producto de buenas intenciones del gobierno británico.
El entramado de organismos multilaterales no financieros, vinculados o no con la ONU, poco tiene que ver con respetar soberanías y culturas, tomar decisiones colectivas, eliminar los males que aquejan a la gran mayoría de los habitantes del Planeta o mantener la paz.
La mundialización o globalización del capitalismo es resultado lógico del proceso de acumulación de capital, de la internacionalización a conveniencia de los grandes conglomerados polivalentes que controlan la economía mundial y de la expansión del modo de vida estadounidense.
Las crisis de ese capitalismo son igualmente resultado lógico del proceso de acumulación de capital. No hay liberalismo ni neoliberalismo ni posliberalismo que pueda evitarlas.
Solo las ha paliado la mercantilización hasta límites impensables de actividades “ilícitas” –corrupción y tráfico de personas, drogas, armas– que desde hace décadas han venido desplazando a las “lícitas”.
Nosotros estamos insertos en esa dinámica desde el primer momento. La existencia del “Primer Mundo” depende de la explotación y expoliación del “Segundo” y “Tercer” mundo. De allí las intolerancia absoluta frente a cualquier intento de rebelión, frente a la Revolución bolivariana.
¿A otro nuevo orden mundial?
Cualquiera que sea el que surja después esta crisis –sanitaria, y mucho más– no podrá ser peor.
Los nuevos “hegemones” tendrán que reinventarse y actuar muy cautelosamente para no destruirse y no destruir a toda la humanidad.
El despertar de los pueblos, el nuestro, definirá una nueva correlación de fuerzas capaz de darle un revolcón revolucionario al sistema y reorientar a la humanidad en favor de las grandes mayorías. Solo el pueblo salva al pueblo.
¿A ser atacado por el coronavirus?
Según los expertos, es muy probable que el virus invada a una gran proporción de la humanidad, por eso es importantísimo obedecer las instrucciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y demás autoridades, para evitar el contagio. Entre ellas: ¡Quédate en casa! Además: Un porcentaje altísimo de los contagiados se va a salvar. “Nadie se muere en la víspera”, como reza la sabiduría popular. ¡No tengas miedo, sigue luchando!
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Mariadela Villanueva Socióloga
https://correodelalba.org/2020/04/03/miedo-a-que/