El Derecho Internacional Público (DIP) estipula claramente cuáles son las leyes internacionales, es decir, aquellas que tienen carácter universal y aplican para todos los países del mundo (ius cogens).
Pero para que las mismas tengan justamente ese carácter de universalidad y de obligatoriedad, antes debe cumplir 2 condiciones básicas:
1. Que hayan sido acordadas, discutidas, consensuadas por los Estados parte del concierto internacional. Ejemplo: La Carta de las Naciones Unidas, que establece los principios universales para una cooperación y convivencia pacífica mundial.
2. Una vez se dio el paso 1, los Estados deben de aceptarlas, adherirse a ellas y ratificarlas, siempre y cuando lo hagan desde su soberana, libre y espontánea voluntad, es entonces que esos acuerdos internacionales se convierten en Derecho y como es bien sabido el Derecho genera dos cosas, el derecho mismo adquirido (que era el fin mismo del acuerdo) y la correspondiente obligación o deber, es decir los Estados se obligan a cumplir lo pactado (pacta sunt servanda).
Ejemplo: El Estatuto de Roma, donde los Estados establecen la Corte Internacional de Justicia y se someten voluntariamente a su jurisdicción.
¿En qué momento los Estados del mundo, incluyendo a Nicaragua, han firmado algún tratado o acuerdo que diga que las leyes gringas (leyes domésticas de jurisdicción interna) apliquen para todos? La respuesta es NUNCA.
No se puede NUNCA tratar de imprimir carácter extraterritorial a una ley doméstica, pues de ser así está estaría en contraposición directa con el Derecho Internacional Público y se convertiría inmediatamente en una violación al mismo, atropellando los más básicos principios (erga omnes) como la soberanía, la independencia y la libre autodeterminación de los pueblos.
Es decir, que los gringos no pueden interferir mediante sus leyes internas en la vida política, económica y soberana de ningún país. Por tanto, toda actuación leguleya de espaldas al DIP es una violación al mismo y es un delito internacional que debe de ser condenado por el mundo entero.
Las mal llamadas "sanciones", a través de la historia han demostrado ser un rotundo fracaso, sino veamos el ejemplo del criminal bloqueo imperialista impuesto a Cuba durante ya 58 años, ¿ese crimen ha logrado su objetivo? No.
Ha logrado todo lo contrario, en vez de aislar a Cuba los yanquis se han aislado a sí mismos, prueba de ello es que en noviembre de 2019, 187 países del mundo votaron en la ONU en contra de Estados Unidos y su bloqueo criminal.
Las mal llamadas "sanciones" unilaterales son actos que constituyen delito, sean estas dirigidas a personas específicas, instituciones del Estado o al país entero, como el caso de la NicaAct o las dirigidas esta semana contra la Policía Nacional.
En particular, las mal llamadas "sanciones", que en realidad son agresiones, dirigidas contra la Policía Nacional y sus mandos, solo demuestran una cosa: que los gringos con su política imperialista siguen estando al margen de toda ley y que se ubican –como siempre en su historia injerencista– al lado de los delincuentes.
Dos casos que lo demuestran:
– En Siria: los yanquis dicen estar enviar tropas a ese país (que nadie le ha pedido que lo haga) para "combatir el terrorismo".
Sin embargo, hay suficientes y contundentes evidencias que es el mismo Estados Unidos quien creó, entrena, financia, respalda, defiende y protege a los terroristas que asolan la nación siria (ISIS, Al–Nusra, etc..), precisamente creadas para atacar al Ejército constitucional y legítimo de Siria, que ha defendido con éxito y valentía la soberanía nacional del Estado sirio y al pueblo sirio. Son las fuerzas armadas sirias las que ha infringido grandes derrotas a las fuerzas terroristas proyanquis.
– En Nicaragua, los imperialistas hacen exactamente lo mismo, al agredir a la Policía Nacional que combatió y derrotó en 2018 a las fuerzas terroristas que asolaron el país entre abril y julio de ese año, también creadas, protegidas, apoyadas, entrenadas y financiadas por el gobierno de Estados Unidos.
Los casos de Siria y Nicaragua demuestran que el imperialismo yanqui es el más grande terrorista y violador de todos los derechos de la humanidad, por lo cual carece de moral para señalar a cualquier país o institución.
La historia y el derecho darán la razón a Nicaragua ante esta nueva arremetida imperialista que Nicaragua está sufriendo.
Mientras tanto, para forzar a los yanquis a cambiar su actitud criminal hacia nuestra Patria, Nicaragua se inspira en Andrés Castro, en los fusiles implacables de Zeledón y del General Sandino, la fuerza de la vanguardia roja y negra creada por el Comandante Carlos Fonseca y nuestra consigna de ¡Patria Libre o Morir!.
¡Muerte al imperialismo!
¡Viva Nicaragua Libre!
¡No pudieron, ni podrán!
Por David Mendoza Balladares.
Máster en derecho internacional