¿Qué diría Fidel Castro si supiera que en el año 2020, cuatro años después de su fallecimiento, y más de sesenta años después de su llegada al poder en Cuba, aún sigue siendo el centro del discurso político en Estados Unidos?
Parece cómico que el establishment político estadounidense no puede dejar de pensar en Fidel, aunque él se retiró del poder en el 2006 y las nuevas generaciones en Estados Unidos han crecido después de la Guerra Fría.
Es como una obsesión infantil que Washington no puede olvidar. Fidel y su revolución cubana sobrevivieron once presidentes estadounidenses —Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush, Clinton, W. Bush y Obama (aunque Fidel falleció cuando Obama aún era presidente, la revolución ha seguido).
Y de pronto, serían doce con Trump.
Parece cómico que el establishment político estadounidense no puede dejar de pensar en Fidel, aunque él se retiró del poder en el 2006 y las nuevas generaciones en Estados Unidos han crecido después de la Guerra Fría.
Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana.
Y cada administración estadounidense, cada jefe de estado, ha declarado a Cuba un ‘enemigo’ y ha continuado políticas hostiles contra la isla.
La única excepción fue Barack Obama, que hizo un esfuerzo durante su segundo mandato para descongelar relaciones, volver a abrir las embajadas, restablecer el intercambio, y hasta fue a La Habana, y se reunió con Raúl Castro, el entonces presidente. Sin embargo, Obama no logró levantar el bloqueo contra Cuba, ni alteró el discurso hostil hacia la isla.
Cuba ha sufrido mucho por las agresiones, amenazas y ataques desde Estados Unidos. El bloqueo económico impuesto por Washington en 1960 ha causado miles de millones de dólares en daños y pérdidas a la isla, y el pueblo cubano ha sufrido por la falta de ciertos productos necesarios, como medicinas y fuentes alimenticias.
Esa pequeña isla de 11 millones de personas en medio del mar Caribe ha sido una fuente de angustia, rabia y furia para Washington. Cuando Trump ganó la presidencia, casi de inmediato comenzó a desmantelar todos los avances de Obama con Cuba.
Volvió a cerrar las embajadas, expulsó diplomáticos cubanos de Estados Unidos, restringió los viajes de estadounidenses a Cuba y los vuelos comerciales, y apretó aún más el bloqueo. Aún sin Fidel o Raúl en el poder —ningún ‘Castro’ para señalar— Cuba seguía como blanco de la ira de la Casa Blanca.
Washington nunca ha podido aceptar que Cuba sea capaz de vencer, de sobrevivir, y de derrotar cada intento de destruir su ideología, su dignidad y su revolución.
Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana.
Washington nunca ha podido aceptar que Cuba sea capaz de vencer, de sobrevivir, y de derrotar cada intento de destruir su ideología, su dignidad y su revolución. No importa que Estados Unidos tenga todo el poderío militar del planeta, o que use todo su esfuerzo económico para asfixiar a la isla. El pueblo cubano sigue siendo victorioso, sigue venciendo.
Por eso, cualquier mención de Fidel le pica al establishment estadounidense. Cualquier recuerdo de su victoria, de la permanencia de su revolución, le vuelve loca a la Casa Blanca.
Y de repente, Fidel y su batalla de las ideas fueron insertados en el centro de la campaña presidencial en Estados Unidos de nuevo, ¡en el año 2020!
Claro, es culpa de un candidato izquierdista, un autoproclamado socialista-demócrata, aunque siempre se diferencia entre el socialismo de Cuba o de Venezuela, y el socialismo de Suecia, Noruega y Dinamarca.
Es culpa del Senador Bernie Sanders que el nombre de Fidel volvió a los titulares en Estados Unidos, y que todo la región del sur de la Florida – Miami, la Calle Ocho, el Westonzuela, etc – está en llamas con sus antorchas anti-comunistas, levantando la alarma sobre la amenaza roja sacudiendo el país.
Es culpa del Senador Bernie Sanders que el nombre de Fidel volvió a los titulares en Estados Unidos, y que toda la región del sur de la Florida está en llamas con sus antorchas anti-comunistas.
Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana.
¿Y cuál fue la chispa que despertó ese apasionado sentimiento anti-comunista en los medios, en los pasillos del Congreso, los búnkers de Wall Street y los cafecitos en la Calle Ocho? Fue Bernie, en una entrevista con Anderson Cooper para el programa «60 Minutes», en el canal CBS. Bernie, que al ser preguntado sobre sus declaraciones hace cuarenta años sobre Cuba, dijo que no todo era malo en la isla. Bernie, quien reconoció que al llegar al poder, Fidel promovió un programa que logró erradicar el analfabetismo en toda Cuba, y fue principalmente liderada por mujeres educadoras.
¡Qué horror!
Bernie hubiese sabido que al mencionar algo positivo de la Revolución Cubana y no satanizar completamente a Fidel, estaba metiéndose en un lío de grandes proporciones.
Y así, Estados Unidos entró en alerta roja. El candidato presidencial que está liderando las encuestas del partido demócrata dijo algo bueno sobre Fidel Castro. ¿Qué estabas pensando Bernie?
Días después, durante un debate televisado en vivo entre los principales candidatos demócratas, el nombre de Fidel llegó de nuevo a las pantallas estadounidenses. Bernie tuvo que defenderse de los ataques de sus colegas por haber reconocido que la educación de todo un pueblo es algo positivo.
La pobreza del discurso político en Estados Unidos es patético.
En el 2020, aún estamos hablando de Fidel en Estados Unidos. Aún estamos debatiendo sobre si la educación y la salud son derechos en Estados Unidos. Y aún, una mayoría de los políticos en el poder —o aspirantes al poder— piensan que no lo son.
Mientras tanto, Trump estaba de visita en la India con su homólogo Modi, conocido por sus tendencias autoritarias y sus ataques contra la población musulmana en su nación.
Y Trump no ha escondido su ‘amor’ por el líder norcoreano, Kim Jong Un, o por el reinado saudita, conocido por sus graves abusos de derechos humanos y sus brutalidades contra mujeres, periodistas y sus críticos.
Trump, quien está eliminando los subsidios alimentarios para millones de estadounidenses y quitando los desayunos gratis para los niños más necesitados en escuelas públicas.
Trump y los republicanos que quieren privatizar el seguro social, reducir los impuestos de los ultra ricos y las corporaciones y criminalizar a los sin techo.
Trump, que separa a los niños de sus padres y sus familias en la frontera, que deshumaniza a los migrantes y los pobres, y que promueve una cultura racista, xenófoba y misógina.
Pero, según periodistas prominentes de canales supuestamente liberales como MSNBC, Bernie Sanders es la ‘amenaza más grande a nuestro estilo de vida’.
La revista web Político, muy influyente en Washington, señaló que la política exterior de Bernie podría representar ‘una amenaza sin precedentes al estatus quo’ en Estados Unidos, agregando que hay una ‘creciente ansiedad’ en el complejo militar industria con la idea de una victoria presidencial de Bernie Sanders.
La Guerra Fría puede haber terminado hace décadas. Fidel Castro falleció hace años. Pero la batalla de las ideas que Fidel puso sobre el tapete mundial sigue muy vigente en Estados Unidos.
Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana.
Para el ‘estatus quo’, Trump, que carece de moral y ética, que es un presidente abiertamente racista, misógino, mitómano, cruel, depredador, abusivo, xenófobo e ignorante, está bien.
Está bien porque los ricos se han hecho más ricos. Pero Bernie, una persona comprometida con la justicia social y la igualdad, quien ha luchado casi toda su vida por los sindicatos y por los derechos a un salario digno, por la salud, la educación y la dignidad, es una ‘amenaza’.
La Guerra Fría puede haber terminado hace décadas. Fidel Castro falleció hace años. Pero la batalla de las ideas que Fidel puso sobre el tapete mundial sigue muy vigente en Estados Unidos.