Mientras el coronavirus hace ya estragos por toda Europa y Estados Unidos, China empieza a cantar victoria después de casi siete semanas de «guerra total» contra la epidemia. Para ello, no solo ha hecho falta cerrar desde el 23 de enero su epicentro en la ciudad de Wuhan y el resto de la provincia de Hubei, sino paralizar por completo la nación más poblada del mundo con cuarentenas masivas, restricciones de movimientos y estrictos controles.
Después de tan titánica lucha, China empieza a respirar y, poco a poco, las ciudades van recobrando el pulso. Pero aún de forma gradual y con la vida social limitada al trabajo y a lo imprescindible, sin ocio en restaurantes ni cines ni centros comerciales y las clases todavía interrumpidas.
Con la enfermedad Covid-19 acotada en Wuhan, el número de casos nuevos diarios lleva semanas descendiendo y el lunes registró otro mínimo: 19. A tenor de las cifras oficiales, que siempre hay que tomar con cautela en China, 17 fueron diagnosticados en Wuhan y los otros dos son importados.
Uno de ellos es un estudiante chino que volvió de España el sábado en el vuelo entre Madrid y Hong Kong y fue detectado al cruzar la frontera con Shenzhen. Con solo 17 fallecidos, todos en la provincia de Hubei, es el tercer día que no hay casos fuera del epicentro de Wuhan.
Para celebrar estos avances, que ya permiten ver la luz al final del túnel, el presidente Xi Jinping ha visitado este martes la ciudad de Wuhan por primera vez desde que estalló la epidemia.
Según informa la agencia estatal de noticias Xinhua, su primera parada ha sido el hospital de Huoshenshan («Monte del Dios del Fuego»), uno de los dos construidos en solo diez días con un total de 2.600 camas para atender la avalancha de enfermos del coronavirus. Allí ha visitado a algunos pacientes y a los médicos que han combatido la epidemia en primera línea.
A la espera de que la televisión estatal difunda imágenes, las únicas fotos distribuidas por Xinhua a primera hora de la tarde (primera hora de la mañana en España) mostraban a Xi «blindado» para la visita. Protegiéndose con una máscara, hablaba a una pantalla en lo que parecía ser una videoconferencia en el hospital mientras su séquito guardaba las distancias por seguridad.
A tenor de Xinhua, fue informado «de las operaciones del hospital, el tratamiento de los pacientes, la protección de los trabajadores médicos y la investigación científica», a los que «animó a reforzar su confianza para derrotar a la epidemia».
Tras la parada en el hospital, visitó también una zona residencial para dar su apoyo a los vecinos, que tienen órdenes de quedarse en casa para detener la propagación de la enfermedad.
Demostrando que la situación ha mejorado, las autoridades provinciales de Hubei ya se plantean levantar estas restricciones de movimientos en zonas con riesgo de contagio medio o bajo, según informa Reuters.
Para ello, se basarían en el «código QR de salud» que, a partir de una aplicación en el móvil, ya funciona en otras ciudades de China a modo de semáforo a la hora de salir a la calle. Si es rojo, hay que hacer cuarentena de dos semanas y, si es verde, puede uno moverse libremente.
Otra prueba de la remisión de la epidemia es el cierre de los 14 hospitales temporales para aislar a los enfermos con síntomas menos severos, que añadieron 20.000 camas en polideportivos y centros de convenciones para aliviar a los desbordados centros sanitarios de Wuhan. Este martes cerró el último de ellos, en el distrito de Wuchang, coincidiendo con la visita de Xi Jinping para marcar la victoria sobre el coronavirus.
Tras dejar más de 80.000 contagiados y 3.136 fallecidos, ahora empieza otra batalla igual de dura: la lucha por recuperar la normalidad y reactivar la economía, muy dañada, mientras la epidemia empieza a golpear al resto del planeta.
https://www.abc.es/sociedad/abci-presidente-china-llega-wuhan-para-realizar-inspeccion-sobre-respuesta-coronavirus-202003100823_noticia.html#vca=rrss&vmc=abc-es&vso=fb&vli=cm-general&_tcode=YnJpM28z