Se estima que en la provincia argentina de Chubut, en la Patagonia, viven unos 7.000 bolivianos, dedicados en su mayoría a trabajar la tierra. Son el 82% de los que votaron a Evo Morales desde Argentina en las elecciones de octubre de 2019, poco antes del golpe de Estado que derrocó al entonces mandatario reelecto. Les dolió, dijeron a Sputnik.
"Sobrino, a mí me duele haber visto a uno de nuestros familiares pegarle desde arriba de una moto a una chola que llevaba en su espalda a uno de sus niños.
Porque tu bisabuela era chola, tu abuela era chola y tu madre era chola", respondió Edilberto a su sobrino cuando, desde la ciudad de Cochabamba, lo llamó entusiasmado para preguntarle "si se había enterado cómo en Bolivia le habían dado un golpe a Evo Morales".
Las cholas son las mujeres de vestimenta indígena de Bolivia. Unos días antes, Edilberto Herbas Conde o Edi, como lo conoce todo el mundo, había visto por televisión cómo su familiar golpeaba con un garrote a una chola. La indignación le corría por las venas porque su familia era descendiente directa de estas mujeres.
Para Edi, sin embargo, la agresión no lo sorprendió más porque se trataba de un familiar que provenía directamente del menor de sus hermanos, Raúl, con quien había dejado de hablar de política para evitar discusiones después de más de 25 años de irse a la ciudad patagónica de Trelew, ubicada en la provincia de Chubut, al sur de Argentina.
En aquel tiempo, Edi trabajaba de operario en la industria textil de la zona.
Los años habían pasado para ambos hermanos de una manera inclemente: Edi, en ese lapso, fue padre de cinco hijos y emigró todavía más al sur para trabajar en la construcción y mantener a su familia.
Encontró la paz económica pasada la primera década del 2000 cuando pudo capitalizarse con propiedades y una ferretería en Trelew, gracias al verano económico vivido entre 2003 y 2015.
Mientras tanto, Raúl se convirtió en un importador mayorista de cosméticos que fue creciendo año tras año gracias a mujeres que compraban sus productos con dificultad para revenderlos casa por casa a sus conocidas.
Según Edi, el odio de su hermano contra Evo Morales comenzó cuando el expresidente ordenó que las sirvientas, como la que tenía en su casa, recibieran un salario formal en vez del pan y la ropa vieja con la que antes le pagaba.
"Pero lo que más le dolió fue que, con Evo, las cholas ocuparon cargos de poder en el Congreso, departamentos e incluso se convirtieron en alcaldesas, como la que lincharon en Vinto, Cochabamba", observó.
"Las cholas ahora estudian, son abogadas, escribanas, pero siguen siendo cholas. Para la familia de mi hermano fue como quitarles privilegios", agrega Edi.
El boliviano radicado en Argentina es abuelo de 16 nietos y evoca el pasado que lo une con su hermano Raúl: haber sido huérfanos de una madre chola que murió en un accidente; y un padre fallecido a sus 16 años por una enfermedad respiratoria que adquirió trabajando en una mina de estaño en Potosí (centro sur de Bolivia).
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Edilberto Herbas Conde emigró de Potosí, Bolivia, para evitar trabajar en la mina de estaño que mató a su padre con una enfermedad pulmonar
Para no sufrir el mismo destino, Edi viajó al sur patagónico en 1968, a Pico Truncado, Santa Cruz, uno de los epicentros de las explotaciones petroleras en Argentina.
Allí llegó tirando caños a los pozos y se fue haciendo capataz de construcción, con una jubilación y unos ahorros que le permitieron instalar su ferretería en Trelew. En esta ciudad habita la mayoría de su familia e Irma, la mujer de su vida.
Edi pertenece a la oleada de inmigrantes bolivianos que llegaron a una Argentina que crecía y necesitaba mano de obra barata no calificada para todo tipo de tareas en el interior del país, según lo describe la investigadora Susana María Sassone en un trabajo titulado "Bolivianos en Argentina; entre la precarización laboral y el empresariado étnico".
Inmigración en la Patagonia: un cambio en el paisaje
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Verónica Rodriguez, hija de campesinos bolivianos que se instalaron en el Valle Inferior de Chubut para trabajar la tierra
En este perfil de inmigrantes también encajan los padres de Verónica Rodríguez, que rotaron del noroeste a la región pampeana y patagónica al ritmo de las cosechas, hasta que en 1986 se instalaron en las afueras de Trelew, en una rica porción de tierras que pueden trabajarse de agosto hasta mayo cuando ya empiezan a caer las heladas con el invierno.
Hasta allí llegaron en 1865, 153 colonos galeses atraídos por los beneficios migratorios otorgados por el gobierno de la época y la posibilidad de resguardar su cultura en una tierra inhóspita pero fértil, rodeada de la desértica estepa patagónica.
Hoy, esas tierras, con sus caminos, redes de riego y pueblos con nombres galeses, son trabajadas por familias de campesinos bolivianos, como la de Verónica, que emigraron de departamentos de Bolivia como Chuquisaca, Potosí, Sucre, La Paz, Oruro, Santa Cruz y Cochabamba por la imposibilidad de vivir de la producción agrícola en sus campos.
El origen quechua de la familia de Verónica es lo que, según ella, hizo sentir a su padre más boliviano, y con más derechos en Argentina que en su país natal, porque allá, a las personas de su etnia, antes de Evo Morales, los llamaban "indios colla, raza maldita".
Por eso, cuando el líder cocalero irrumpió en la escena boliviana se ilusionaron con que "uno de ellos se candidateara".
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Verónica Rodríguez es ingeniera agrónoma
"Por primera vez, el pueblo había sentido que había votado, que había elegido a uno de los suyos y no que había sido usado para elegir a alguien más", sostiene Verónica, de 29 años, frente a uno de los tantos cultivos que tiene la chacra que arrienda su familia y en la que ayuda como ingeniera agrónoma.
Pero en el golpe contra Evo "los golpistas llegaron quemando la bandera whipala, que representa a todas las etnias en Bolivia, como un símbolo de conquista". Madre, padre e hija lloraron de rabia cuando el líder golpista Luis Fernando Camacho ingresó al Palacio de Gobierno con una biblia, como si el país hubiera retornado al pasado.
"La policía quemaba la whipala intentando mostrar que se habían liberado de un Gobierno dictatorial que imponía la cultura colla, desconociendo que representa a todas las etnias que hay en Bolivia", dice Verónica.
"Con esa bandera además se creó una nueva Constitución que establece al Estado como Plurinacional, donde se incluye no solo a las etnias aymara, quechua, sino también a los guaraníes y la población afrodescendiente, por ejemplo.
Para unos pocos privilegiados, el intento de incluir a todos fue dictatorial", remarca esta mujer que desde niña lidió con el choque cultural de ir a una escuela argentina en la que se festejaba el Día de la Raza en honor al desembarco de Cristóbal Colón, hito histórico que recuerda la colonización de los pueblos originarios.
Hoy en las escuelas de Trelew ya no se festeja el Día de la Raza, sino el Día de los Pueblos Originarios y el paisaje del Valle Inferior del río Chubut ha cambiado drásticamente.
Según la investigadora Silvina Weise, las grandes extensiones de cultivos de papa, cebolla y pastizales para engorde de ganado y producidos por descendientes de galeses, españoles y portugueses, fueron sustituidas por las coloridas huertas de hortalizas y frutas de los campesinos bolivianos.
Chubut es la séptima provincia de Argentina que más bolivianos ha recibido, con cerca de 7.000 de los 345.000 que el país registró en el censo de 2010 (diez años después La Federación de Asociaciones Civiles Bolivianas estima que esa cifra supera largamente el millón).
En una ciudad como Trelew, con más de 100 mil habitantes, esta ola migratoria se puede observar en la zona de chacras, donde padres e hijos trabajan la tierra de sol a sol, pero también en los carnavales de febrero donde la comunidad boliviana participa con comparsas en las que hombres y mujeres bailan en lentejuelas y carrozas.
El temor a una nueva ola migratoria por el golpe
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Evo Morales, el expresidente de Bolivia
Juan Carlos Garnica, 40 años de edad, llegó a trabajar en el campo cuando tenía 25 años. Luego pasó a la construcción y finalmente, cuando se hizo con el dinero suficiente, instaló una venta de verduras y frutas en la avenida Muster, una vieja calle de tierra que el vertiginoso crecimiento de la ciudad reconvirtió en una asfaltada arteria vial del municipio.
Con hijos de 12 y 14 años nacidos en Trelew, se le hace difícil pensar en un retorno a Bolivia, pero sí recuerda que los gobiernos anteriores a Evo Morales permitían el contrabando de alimentos de Perú, Chile y Argentina, haciendo imposible que un campesino pudiera vender lo que producía.
"Hoy, luego que Evo haya dado facilidades al campo, como construcciones de rutas y mejoras en las redes de riego, quienes le dieron el golpe aplican la misma política de aduanas libres que demostraron ser un rotundo fracaso", afirma Garnica, que además fue presidente de la Asociación Civil de Bolivianos en Trelew.
De ese rol también recuerda cómo Evo Morales facilitó que los bolivianos en Argentina pudieran trabajar de forma legal gracias a acuerdos como el Plan Patria Grande, firmado por Evo Morales y Néstor Kirchner en 2006, que regularizó la situación de 100.000 bolivianos.
Por eso le preocupa que el gobierno de facto afecte a la comunidad cortando el gas que exporta a Argentina o perjudicando los acuerdos migratorios que durante sus años como representante le permitieron normalizar la situación de 1.000.
"Si ellos no hubiesen quemado la whipala, no hubiesen masacrado, y no hubiesen actuado para aniquilar a quienes apoyan a Evo, podrían ganar por todo lo alto. Aquí en Argentina quien se oponía a Evo, de nuevo, lo apoya porque ha visto de lo que son capaces".
En Trelew, esto mismo se vio cuando los días posteriores al golpe, miembros de la comunidad boliviana salieron a protestar contra la destitución de Evo Morales.
Por un día, los que reactivaron la producción agrícola del Valle, los que llaman la atención de los locales por su testarudo empeño en trabajar hasta en días feriados, pararon sus tareas con el fin de descargar su impotencia en una ciudad en la que vive parte de ese 82 % de bolivianos que en Argentina votaron por el dirigente cocalero en las últimas presidenciales.
Porque sienten que quienes hoy gobiernan Bolivia son los mismos que con su racismo, y sus decisiones para pocos, los obligaron a emigrar a miles de kilómetros en la Patagonia en busca de una vida digna para ellos y los suyos.
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