El 14 de diciembre de 2004 se firmó en La Habana una declaración de principios, la cual, bajo el nombre de Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) fue un punto de partida para una «hermandad política y económica sin hegemonismo y dominaciones entre iguales»
El 14 de diciembre de 2004 se firmó en La Habana una declaración de principios, la cual, bajo el nombre de Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) fue un punto de partida para una «hermandad política y económica sin hegemonismo y dominaciones entre iguales», como diría hace algún tiempo Álvaro García Linera.
Con la dirección certera de los entonces presidentes de Cuba y Venezuela, Fidel Castro y Hugo Chávez, la creación del ALBA ocurrió justo en momentos de una gran arremetida neoliberal, cuando Washington intentaba imponer en nuestro continente la llamada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que favorecía a las ganancias de los capitales y empresas extranjeras, fundamentalmente estadounidenses, y no así al pequeño y mediano productor.
En el año 2014, el entonces secretario general de este organismo, Bernardo Álvarez, recordaba cómo esta idea fue, además, una respuesta a la manipulación estadounidense que intentaba convencer a los pueblos de que no tenían más alternativas para su desarrollo que las mostradas por ellos.
El ALBA, desde su formación, logró transformar la manera en que muchos gobiernos latinoamericanos y caribeños se relacionaban entre sí, comprendiendo los objetivos comunes que los unían y los enormes beneficios de esta integración.
También, a lo largo de la última década, cuando las alternativas ante el neoliberalismo consolidaron su fuerza y unión, han comenzado los ataques continuos e inescrupulosos del Gobierno estadounidense, enemigo a ultranza de la libertad de esos pueblos que siempre ha considerado su «patio trasero».
Han sido principios en su desarrollo el crecimiento de su membresía y el apego por una línea clara, fundamentada en el respeto de los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, así como la solución pacífica de controversias, la prohibición del uso y de la amenaza del uso de la fuerza, el respeto a la libre determinación, a la soberanía, la integridad territorial y la no injerencia en los asuntos internos de cada país, como bien se determinó en la última reunión del bloque comunitario.
En sus 15 años de fundada, el ALBA ha logrado un alto nivel de concertación política en organismos regionales y multilaterales, en defensa de los principios del Derecho Internacional, los postulados de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y la solidaridad mutua.
Pero más allá de estas posiciones, el mecanismo de integración tiene una obra palpable de profundo impacto en la vida de los pueblos de los países miembros. Prueba de ello es que tres naciones fueran declaradas como «Territorios Libres de Analfabetismo»: Venezuela (2005), Bolivia (2008) y Nicaragua (2009).
La Misión Milagro es otro ejemplo indiscutible de lo que es posible cuando nos damos las manos. Gracias a este programa se ha devuelto la vista de forma gratuita a más de 5 millones de personas, se han ofrecido más de 27 millones de consultas oftalmológicas y se han entregado más de 41 millones de lentes.
En el ámbito de la salud, también destaca el Estudio Clínico Genético Psicosocial de Personas con Discapacidad, mediante el cual se identificó a más de un millón de personas que se encontraban desprotegidas en seis países. Sin embargo, lo más relevante es que posibilitó la integración de numerosos pacientes a la sociedad, sin discriminación.
Se dice ALBA y se piensa ineludiblemente en los más de 2 000 jóvenes procedentes de América Latina, el Caribe y África que se forman como médicos comunitarios de profunda vocación social y con una alta preparación científica, técnica, ética y humanística en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), con sedes en Cuba y Venezuela.
El terremoto que afectó a Haití el 12 de enero de 2010 puso en evidencia la capacidad de un mecanismo de integración como el ALBA-TCP para, a pesar de las diferentes características de las naciones miembro, ofrecer ayuda y dar respuesta a situaciones de alto impacto.
La Alianza se ha propuesto la construcción y consolidación de un espacio de interdependencia, soberanía y solidaridad económica a través del Tratado de Comercio de los Pueblos, el Sucre y el Banco del ALBA; lo cual se une a posiciones de principios como la condena al bloqueo estadounidense contra Cuba, o la defensa del derecho de Venezuela a la autodeterminación y a la no injerencia en sus asuntos internos.
http://www.granma.cu/mundo/2019-12-13/historia-de-suenos-compartidos-para-america-13-12-2019-21-12-07