Las últimas horas han mostrado las presiones, en ocasiones contradictorias, a las que está sometido el nuevo presidente de Ucrania que, pese a sus contundentes victorias electorales, debe compaginar los intereses de quienes le han llevado a esa victoria y los de los socios extranjeros. Es el caso del enfrentamiento entre personalidades muy cercanas a Donald Trump, como su abogado personal Rudy Giuliani, y el oligarca Ihor Kolomoisky, a quien se considera el principal patrocinador de Zelensky, principalmente como vehículo para acabar con Poroshenko y recuperar su imperio económico perdido en la lucha interna con la anterior administración.
El caso del jefe de la administración de Zelensky, Andriy Bohdan, cuya dimisión o cese sigue en el aire, es una representación clara de ese fenómeno. El resultado de este episodio, y las consecuencias que pueda tener en las relaciones entre Bankova y la Casa Blanca en caso de que Kolomoisky se salga con la suya, será ilustrativo para ver la posición y capacidad de compaginar intereses enfrentados del nuevo presidente de Ucrania.
Un resumen cronológico de un caso por resolver
Artículo Original: Colonel Cassad
El jefe de la administración de Zelensky, Andriy Bohdan ha presentado su dimisión. El motivo es bastante trivial. Estados Unidos ha dejado claro que organizar una reunión entre Zelensky y Trump no sería posible mientras Bohdan, estrechamente vinculado a Kolomoisky, siguiera en su puesto.
Por otra parte, Klitschko, en cuyo cese del puesto de alcalde de Kiev sigue insistiendo Zelensky, recientemente ha viajado a Estados Unidos, donde se ha reunido con Giuliani [amigo personal de Trump y persona a la que se considera influyente en el presidente estadounidense-Ed].
Se puede decir que se trata de una representación gráfica de lo que quería decir el abogado de Trump, Rudy Giuliani, cuando acusó a Zelensky de estar rodeado de enemigos del presidente de Estados Unidos. Y así, sin más, un enemigo de Trump ya ha sido eliminado.
Para Kolomoisky, se trata de una mala señal, que aparentemente deja ver que ha fracasado en su intento de negociar con los Republicanos.
Es probable que esto sea también una mala señal para Biden, ya que la gente de Trump trata de demostrar que tienen influencia directa en la administración de Zelensky, que también parece dispuesto a bailar al son que marca la Casa Blanca.
Y si han conseguido acabar con uno de los cargos más altos con solo la “ley del teléfono”, queda claro que la cuestión de obtener la documentación necesaria y colaboración completa en el caso Burisma [el nombramiento a dedo de unos de los hijos de Biden en la compañía de gas privada más importante del país durante la etapa de vicepresidente y encargado de la política ucraniana de Joe Biden] no va a ser un problema.
La historia del cese de Bohdan “por voluntad propia” vuelve a demostrar la naturaleza de Estado vasallo del “Gobierno” ucraniano con respecto a Washington, que, si o necesita, cambia el Gobierno a su voluntad.
Sin embargo, Kolomoisky contraataca y afirma que la dimisión de Bohdan no es más que palabrería. Lo dice pese a que Bohdan ha presentado su carta de dimisión. Aparentemente, hay un intento urgente de revertir la situación y presionar a Zelensky para que mantenga a Bohdan.
Hay que recordar que Kolomoisky también tiene influencia sobre Zelensky, especialmente teniendo en cuenta que controla parte de la futura mayoría parlamentaria [el nuevo Parlamento no se ha constituido todavía-Ed], sin la que Zelensky no sería capaz de aprobar ninguna iniciativa legislativa seria en el Parlamento.
https://slavyangrad.es/2019/08/03/entre-dos-aguas/