En los tiempos de las luchas nacionalistas de Sandino en Las Segovias, la jerarquía de la iglesia católica se implicó de una manera peculiar en el conflicto: lo único que pedían los obispos (nada más y nada menos) fue que el Ejército de Sandino dejara las armas, por supuesto acorde a los intereses del gobierno estadounidense y la oligarquía del país.
La iglesia, muy cercana al poder político de la época que se iba consolidando entorno a la familia de Somoza, apoyó una minoría de la población sin conciencia crítica.[1]
Al respecto, el General Sandino (1931)[2] escribió: “Por eso mismo usted verá que en estos momentos el clero está aliado con los Banqueros yanquis, y que por eso han venido muchos canónigos y otras clases de porquerías a Las Segovias, predicando mansedumbre en los humildes segovianos para que acepten la humillación de los banqueros yanquis”.
Y el mismo General Sandino no estaba equivocado cuando perseguía que la “época de las religiones y el dominio de los sacerdotes desapareciera”.
El General de Hombres y Mujeres Libres tenía una clara posición contra el clero, convencido de que la jerarquía católica mancomunada con las clases dominantes había contribuido al sostenimiento del sistema de injusticia y explotación.
Cuando triunfa la Revolución Popular Sandinista, en el año 1979, se integra la teología de la liberación como parte del compromiso de los cristianos revolucionarios.
Durante esta época se da una integración activa de sectores cristianos en el proceso revolucionario. Se trata de aquellas/os cristianas/os que ven la necesidad de aplicar las enseñanzas de Cristo de una manera más consecuente.
Sin embargo, alguno de los sacerdotes latinoamericanos que, en aquel momento, practicaban esta teoría fueron asesinados o expulsados de sus cargos, tal como ocurrió con Monseñor Oscar Arnulfo Romero en El Salvador y con algunos sacerdotes que fueron parte del gobierno revolucionario en los años ’80 en Nicaragua.
Todos los sacerdotes que practicaban esta tendencia fueron abandonados por la casa matriz y su más alto mandatario, el papa.
En el marco de los acontecimientos históricos revolucionarios, la conmemoración de nuestros caídos sandinistas durante los ataques terroristas del 2018 y a partir de la excarcelación de los políticos presos a partir de la Ley de Amnistía N°996, el sábado 15 y domingo 16 de junio de 2019 se presentaron una serie de acontecimientos en las afueras de la Catedral de León y Managua, respectivamente.
Las/os golpistas excarceladas/os utilizaron las instalaciones de la Iglesia Católica para seguir orquestando sus ataques terroristas. Considerando esto, no fue extraño tener la presencia de “golpistas opositoras/es” en las instalaciones de la Iglesia.
Tanto Mairena, como Carcache, y otros terroristas excarcelados, se encontraban organizando nuevamente los disturbios en inmediaciones de la Catedral de León y Managua. Al parecer no les queda claro lo que significa el artículo de la Ley de Amnistía que dice “No Repetición”.
Qué coincidencia que estos acontecimientos concuerdan justo con la reunión que llevara a cabo el actual embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Kevin Sullivan, quien manifestó en su cuenta de twitter: “Hoy me reuní con Medardo Mairena, Pedro Mena, y otros miembros del Movimiento Campesino.
Fue un gusto conocer a estos líderes después de sus liberaciones y conversar sobre sus aspiraciones para una Nicaragua democrática.”
Los golpistas siguen provocando y riéndose del pueblo de Nicaragua. En esta ocasión, provocaron al pueblo en las afueras de León y agredieron con morteros y piedras a la policía nacional desde la catedral de Managua.
El Pueblo, sin vacilar y teniendo bien presente lo sucedido durante el 2018, puede perdonar, pero nunca olvidar.
El Pueblo organizado acorraló a los golpistas en León y fue la policía nacional heroica quien terminó aconsejando y acompañando a los golpistas hasta un segundo punto de reunión donde iban a concentrarse.
El Pueblo organizado y cohesionado no titubeó en responder con decisión a esta minoría de golpistas que se encontraban “invocando al diablo en la casa de dios”.
Este mismo Pueblo es el que se encuentra encachimbado por todo el daño que le hicieron a Nicaragua, generando pérdidas catastróficas para toda la nación, principalmente para la gente más empobrecida.
Al parecer, piensan seguir manipulando al Pueblo con su estrategia mediocre de “estoy en misa en forma pacífica y recibo ataques del Gobierno y la Juventud Sandinista”, sin embargo, si piensan que la Iglesia Católica les seguirá sirviendo de bunker para organizar sus fechorías, están muy equivocadas/os.
La iglesia será recuperada por el Pueblo humilde.
Así como ocurrió con el Ejército de Sandino, la realidad actual responde a un complot que tiene la jerarquía de la iglesia católica (todavía) con las/os terroristas excarceladas/os vende patria y peleles del yanqui invasor.
Y así como ocurrió después del Triunfo de la Revolución, los sacerdotes que no están de acuerdo con la postura actual de la iglesia católica en Nicaragua se deben inspirar en Monseñor Oscar Arnulfo Romero (Homilía 09-09-1979), quien decía: “Es inconcebible que se diga a alguien “cristiano” y no tome como Cristo una opción preferencial por los pobres”.
“Siguen jugando con la dignidad y los puntos más sensibles de la población. La iglesia es del pueblo y no debería ser usada para organizar actos terroristas.”
https://www.redvolucion.net/2019/06/17/jerarquia-de-iglesia-catolica-y-golpismo/?fbclid=IwAR0SGupM54bohxYV8i4K77pdeSl5creNy-4NBFfCZaW9VgdxzdsXuZV2hTI