Existen muchos mitos acerca de Cristóbal Colón que necesitan ser desmentidos para conocer la verdadera historia del falsamente llamado "Descubridor de América".
El 12 de octubre es una fecha contradictoria en la historia de América.
Por un lado, la opinión pública apela a la inclusión y busca poner freno a la discriminación en cuanto a la forma de tratar a los demás.
Pero la otra cara de la moneda es un tanto diferente, ya que tal día se conmemora el "Descubrimiento de América" y se le rinde una especie de culto al hombre que llegó a este continente en 1492 a bordo de tres grandes y ostentosas carabelas con la finalidad de arribar a la India, causándole una gran alegría el ver que aunque no llegó a su destino, había encontrado una nueva tierra rodeada de mar y de nativos, bárbaros e incivilizados cuya vida era muy distinta a la suya, incluso llegó a pensar que era una raza casi prehistórica.
Sin embargo, algunos países de América han decretado que el 12 de octubre no se celebre el descubrimiento como tal, puesto que Cristóbal Colón y su tripulación no descubrieron nada, simplemente abrieron los ojos a aquello que no conocían.
En Chile se le conoce como el "Día del encuentro de dos mundos", en Venezuela desde el 2002 es el "Día de la resistencia indígena". En Argentina, a partir de 2010 se conmemora el "Día del respeto de la diversidad cultural" y en México es simplemente llamado "Día de la raza".
No obstante, hay un país que no celebra el día ni siquiera con otro título: Cuba.
La isla caribeña decretó que el genocidio que Colón inauguró no era una fecha digna de celebrar, puesto que no existió algo parecido a una "unión" de culturas y tampoco una explosión de conocimientos, sino una persecución cultural a los pueblos originarios y la posterior invasión de España, Portugal e Inglaterra al continente.
En su lugar los cubanos festejan el 10 de octubre en honor al día en que comenzó la guerra de Independencia contra España en 1868.
De este modo, la isla se niega a reconocer a Colón y su navío gritando al mundo que el navegante no descubrió ningún sitio y que, incluso, la historia ha maquillado la travesía del navegante con hechos y datos que no son del todo reales, tratando de suavizar la historia; conoce algunos de los siguientes mitos, desmentidos por historiadores y estudiosos del polémico navegante:
Su llegada no fue el 12 de octubre
El calendario por el que se regía Europa entonces, llamado juliano y creado bajo la supervisión del emperador Julio César, presenta una diferencia de una semana o un poco más con respecto al gregoriano. Fue hasta 1582 (es decir, 90 años después de la llegada de Colón a América) que el Papa Gregorio XIII instauró el sistema que actualmente se utiliza en el mundo para medir los días, meses y años. Eso implica que la verdadera fecha de la llegada a América fue el 20 o 21 de octubre.
Colón no fue el primero en hallar América
Además del encuentro entre civilizaciones asiáticas y americanas previo a la Conquista, el primer europeo en suponer que las tierras a las que había llegado Colón no eran parte de Asia fue el hombre por el que el continente se llama así: Américo Vespucio.
En 1499 junto al explorador Alonso Ojeda y su colega Juan de la Cosa, organizaron un viaje al continente que estaba del otro lado del mundo y realizaron otros 3 viajes más.
De igual manera, hubo otro grupo visitante incluso antes de Vespucio.
Hablamos de un asentamiento vikingo que dejó vestigios en una isla canadiense conocida como Terranova.
En ese lugar hallaron herramientas hechas con metal que en América no existían, por lo que fue fácil suponer la procedencia del objeto: Escandinavia.
Era un pésimo calculista y geógrafo
El mito cuenta que un joven y astuto Cristóbal Colón hacía planos y mapas con gran destreza y sin errores.
Sin embargo, tanto las matemáticas como la geografía no representaban talentos especiales para el navegante.
Tanta era su falta de destreza en estas áreas que llegó a contemplar la idea de que la Tierra tenía forma de pera y que China se encontraba en el tallo.
Entre sus desafortunados cálculos se encuentra una teoría sobre el tamaño de los continentes, a los que llamaban en aquel entonces “tierra firme”, y él aseguraba que cubrían mucho más espacio que los océanos y mares.
Por ello, tuvo que pedir financiamiento para sus viajes muchas veces antes de autorizar su viaje a la India, el cual terminó en América, y a pesar de llevar buenas noticias sobre su “descubrimiento” fue castigado y encarcelado puesto que que no llegó a la tierra que había prometido.
Colón navegó los mares por interés, no por amor a la exploración
En la historia oficial, Cristóbal Colón era un amante de la navegación cuyo principal objetivo era encontrar nuevas tierras para poder explorarlas y ampliar sus conocimientos, además de que así podría dejar un aporte a la humanidad.
La realidad es que Colón, como muchos navegantes de su tiempo, esperaba hallar rutas marítimas que conectaran las riquezas de países como China y la India con España para agilizar el comercio. Sin embargo, luego del viaje a América sólo pudo llevarse algodón y algunos esclavos.
Las pocas riquezas que logró obtener fueron decomisadas por la corona española y él se quedó únicamente con una pequeña parte del tesoro.
La corona española no lo apoyaba del todo
Ella jamás lo encomendó a que realizara dicha expedición, por lo que todo fue en realidad orquestado por el propio Colón, quien dedicó todos sus esfuerzos a conseguir el financiamiento.
Si la reina se lo negó en repetidas ocasiones era por sus problemas de cálculo y por no estar segura de querer gastar los recursos de la corona en un viaje en el que no veía más que desastre y una futura desilusión.
Aún con eso en su contra, Colón la convenció y pudo llevar su navío de tres carabelas al otro lado del mundo.
Era un estafador
Cuando las carabelas zarparon con Colón al mando, los navegantes que acompañaban al explorador eran principalmente piratas y ladrones, la única tripulación que había conseguido para obtener la aprobación de la corona.
Para que el viaje tuviera mejor rendimiento, la corona española ofreció 10 mil maravedís (la moneda de aquel entonces en España) a la primera persona que avistara tierra firme.
El propio Colón escribió en sus diarios que el marinero que logró visualizar tierra después de cruzar el Atlántico fue Rodrigo de Triana.
Todo el mundo le aplaudió y él ya sentía las monedas en sus manos.
Sin embargo, al regresar a España y rendirle cuentas a los reyes, Colón aseguró que él había sido quien avistó tierra, por lo que se quedó con la recompensa del marinero, quien prefirió dejar a Colón su crédito y el dinero para volverse pirata.
Fue arrestado por los Reyes Católicos por no cumplir su cometido
Luego de haber llegado con algodón en lugar de oro, la corona española le tuvo tanto coraje que optaron por enviarlo como Virrey a la isla La Española, lo que hoy se conoce como Haití y República Dominicana.
En aquel lugar, Colón tenía el control total de las riquezas y de la población.
Al ser un ambicioso navegante no dudó en abusar con malos tratos y nepotismo a todo aquel que viviera en su isla.
La noticia llegó a los reyes españoles y enojados por el abuso de poder que ejercía, enviaron a Don Francisco Bobadilla para frenar la rebelión y reprender a Colón.
Sin embargo, al llegar a la isla no sólo se encontró con un caos gracias a los abusos del navegante, sino que tanto como él como sus hermanos escondían algunos secretos sobre el dinero y su relación con el pueblo.
Fueron enviados a España y permanecieron encarcelados por un tiempo.
Los nombres de las carabelas
Dos de sus carabelas no se llamaban como las conocemos, “La Niña” y “La Pinta”. En la España del sigo XV era común que las embarcaciones tuvieran nombres de santos y vírgenes, por lo que sólo “La Santa María” mantuvo su nombre oficial.
Gracias a los escritos se sabe que “La Niña” era un apodo que los marineros la dieron por llamarse “Santa Clara”, pero “La Pinta” (el apodo para la tercera carabela) no tiene un nombre oficial ya que se ha perdido en los diarios.
En realidad, siempre se les conoció con los sobrenombres.
Cuando Colón salió de la cárcel ya nadie lo reconocía en España, por lo que se alejó de las grandes ciudades para terminar en una pocilga, solo y pobre a las afueras de Valladolid.
Las ganancias que había generado le fueron negadas por las atrocidades que cometía en su virreinato y por el incumplimiento de su promesa en los viajes que realizaba.
Murió de 54 años de edad y en ese momento sus herederos pidieron a la corona real que su padre tuviera el reconocimiento que se merecía; sin embargo, tuvieron que pasar muchos años, pleitos y disputas para que España así lo hiciera.
Terminaron por hacerlo para colonizar los pueblos americanos con el argumento de que era un español el que había descubierto sus tierras y les había dado a conocer al mundo.
El resto es historia.
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