Las máximas autoridades de la Iglesia católica, con gran presencia en plataformas como Facebook y Twitter, han impuesto un riguroso cerco mediático, bloqueando desde sus cuentas a aquellos feligreses que no piensan como ellos o simplemente no respaldan su simpatía política y acciones conspirativas que atentan contra el progreso y la paz en Nicaragua.
Los religiosos (perfilándose como activistas políticos) adeptos a partidos de ultraderecha y quienes apoyaron una intentona golpista en el país centroamericano, le han puesto mordazas a aquellos católicos que piensan diferente o confluyen con el partido de izquierda, FSLN.
En sentido figurativo, los religiosos han "excomulgado" de sus redes sociales a estas personas, las han excluido de sus comunidades virtuales de fieles. "Aunque las características de la excomunión pueden variar: en ciertos casos, al excomulgado se lo expulsa del grupo y se le impide ser partícipe del mismo", como en efecto ha sucedido.
Sacerdotes como Silvio Báez, Rolando Álvarez y hasta una famosa monja tuitera (Xiskya), han bloqueado y censurado a miles de ciudadanos nicaragüenses, construyendo un Apartheid Ideológico, donde excluyen a aquellos que alzan la bandera sandinista y apoyan al gobierno constitucional del Presidente Daniel Ortega.
Más allá de este conflicto, resulta preocupante cómo la Iglesia católica viene proliferando nuevas formas de intolerancia, implantando una hegemonía de sus propias ideas, y no tiene escrúpulos en condenar al Apartheid a determinadas personas.
Gran parte de los nicaragüenses han vivido en carne propia la discriminación y han sido coartados por razones políticas, por el solo hecho de pensar diferente o decir cosas distintas de las que la iglesia quiere escuchar.
La participación de la iglesia en el fallido golpe de Estado fue evidente en Nicaragua. Muchos religiosos (no todos), llamaban a la violencia y la ruptura del orden desde sus redes sociales.
Quienes vivieron la reciente historia del fracasado golpe, fueron testigos de la complicidad de los obispos al convertir los templos en guaridas de delincuentes y centros de acopio de armas de grueso calibre.
Desde los campanarios se posicionaban los francotiradores o sicarios pagados por la derecha, y el redoble de las campanas era la señal para atacar al pueblo, siendo víctimas mortales decenas de sandinistas y policías.
La descarada participación de los líderes religiosos en estas acciones criminales fue aún más evidente con sus mensajes y directrices mediáticas a través de las redes sociales.
Actualmente miles de familias católicas han dejado de seguir las cuentas personales de los religiosos; sitios además plagados de robots (bots) o cuentas falsas que difundían local e internacionalmente la narrativa golpista de la Iglesia.
Derrotado el golpe, la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) ha mantenido una aparente distancia sobre la coyuntura política, ante la serie de investigaciones ventiladas en diversos países del mundo, donde se ha comprobado la culpabilidad de algunos religiosos en casos de pedofilia y violaciones.
EL BLOQUEO A MILES DE FELIGRESES:
https://resistenciadigitalnews.blogspot.com/2018/10/el-apartheid-politico-de-la-iglesia.html?m=1