Cumplidos casi 80 días de tensión e incertidumbre, en los que una vez más se ha puesto a prueba la solidez del sandinismo; algunos se preguntan si está en peligro la continuidad del gobierno revolucionario y del sandinismo.
Es claro que en momentos de zozobra, peligro o tensión, las dudas invaden nuestros corazones y a veces nos hacen trastabillar; pero también ponen a prueba nuestras convicciones y confianza en lo que somos y en la lucha que abanderamos.
En la marcha de este 04 de julio, el sandinismo demostró su fuerza y cohesión. Cientos de miles, llenaron las calles de Bolonia y de las principales ciudades del país en apoyo al gobierno sandinista, al grito de ¡El Comandante se queda!, el que seguramente está martillando los oídos de la derecha golpista y sus fuerzas terroristas, a pesar de que su sordera, solo les permite escucharse a sí mismos. Las marchas no eran para celebrar la independencia del pueblo norteamericano del imperialismo inglés y que tiene todo el merecimiento del caso; sino más bien una demostración de que el pueblo nicaragüense es también independiente y sigue sus propios designios desde el 19 de julio de 1979.
No se necesitó una convocatoria anunciada con mucha antelación, ni propaganda estilizada por medios de comunicación, ni redes sociales que cacarean de forma demencial, para que cientos de miles de sandinistas acudieran al llamado, sin presión, sin violencia, sin gritos aberrantes y vulgares; solo con una alta convicción, amor por la paz y fe en sus líderes.
Una vez más se ha demostrado que el sandinismo es el más grande movimiento social de Nicaragua, un movimiento de masas que se nutre de los más amplios sectores sociales como la juventud, las mujeres, trabajadores, pequeños comerciantes, campesinos, vivanderas, trabajadores de la salud; es decir de los históricamente marginados por los gobiernos burgueses y cuyos derechos solo el gobierno sandinista ha logrado restituir. Hablamos de cientos de miles de hombres y mujeres con ideales cimentados y no de un micropartido electorero que desaparece o cambia de bando o de bandera según las circunstancias o en dependencia de donde le suenen el cascabel.
El sandinismo no necesita de fotomontajes ni de usar fotos antiguas para hacer parecer que una marcha es multitudinaria. Ni los propios medios derechistas pueden ocultar la realidad, pues ya sea por simple curiosidad o para armar su argumentaría, seguramente se han camuflado entre las masas sandinistas y pudieron ver su fuerza arrolladora. Seguramente dirán barbaridades, buscarán justificaciones para deslegitimar la marcha.
La misma verborrea barata y los mismos ladridos, solo les llevarán a ahogarse en su propio vómito. Para los sandinistas, lo importante es que ha quedado muy claro que somos la inmensa mayoría y de que de aquí no nos mueve nadie.
Hoy por hoy a casi 80 días, la derecha y sus fuerzas terroristas están más desprestigiados que nunca y son ampliamente criticados por encabezar esta lucha sangrienta y sin sentido, que afecta los intereses de la mayoría de la población nicaragüense y que ha creado enorme descontento social. Los que han sido afectados por la violencia vandálica, los tranques y los paros fallidos, no perdonarán a la derecha golpista y a los auto-equivocados la destrucción y muerte que han provocado y tarde o temprano les pasarán factura.
El liderazgo y posicionamiento del Comandante Daniel en esta crisis, su constante llamado de paz y a la búsqueda del diálogo como única vía de salida a la misma, sumado a la alta disciplina mostrada por el sandinismo para contenerse de responder al odio con odio y a la violencia con violencia; ha fortalecido los ideales sandinistas, su vocación de paz, su respeto por la vida y su apego a los principios del cristianismo. Pero hablamos del cristianismo que tiene a Jesucristo como líder, que pregona el amor y la comprensión entre los hombres y cuyos principios por desgracia están siendo traicionados por los jerarcas católicos, como lo hicieran los sacerdotes del sanedrín contra el propio Jesús, hace ya dos milenios.
Definitivamente el sandinismo no está en peligro de extinción, pues de peores situaciones y reveses se ha levantado, y no solo se ha mantenido, sino que se ha consolidado. Ante este nuevo reto, el sandinismo saldrá fortalecido, pues es mejor un sandinista de corazón, que un sandinista de ocasión. Esto no significa que no tengamos que hacer un ingente esfuerzo para recatar a los vacilantes e indecisos, a partir de mejores estrategias de formación y educación política, del rescate de la autocrítica como práctica para el crecimiento, de la renovación del liderazgo y de la humildad revolucionaria como filosofía.
También es claro que el gobierno sandinista tampoco está en peligro, como quieren hacernos creer los líderes golpistas. Ni la burguesía, ni los demás grupos que impulsan la violencia en el país, pueden poner condiciones, ni emplazar a un gobierno respaldado por cientos de miles de nicaragüenses. Una cosa es no contestar los insultos e improperios, ni aplacar la violencia con el uso de las fuerzas del orden público (lo cual es constitucional) y otra es creer que el gobierno está temeroso y aterrado. La prudencia no es signo de cobardía, el silencio ante las provocaciones no es signo de miedo; sino un ejemplo de la más alta madurez política y del más inmenso amor por el pueblo.
Unos cuantos gatos creen tener en jaque al gobierno y al sandinismo, llaman a una ofensiva final, como si estuvieran en los albores de un triunfo inminente y en el que el enemigo está doblando las rodillas. Pero solo son gritos de desesperación e impotencia, porque el tiempo se les ha pasado, las estrategias no les han funcionado y su objetivo de tomar el poder por la fuerza y el terror; se ha venido diluyendo y es hoy solo un sueño de dementes.
Ahora esgrimen que el desempleo, los despidos laborales, la crisis que enfrentan los trabajadores por cuenta propia y las pequeñas y medianas empresas; es culpa del gobierno, como si este fuese el que ha provocado la ola de violencia, el que ha llamado al paro incesantemente o es el que ha levantado tranques en las carreteas y dentro de las ciudades. No señores, es la derecha golpista y sus fuerzas terroristas las que han encabezado estas acciones y por lo tanto son ellos los culpables de lo que pasa en el país.
Es una falta de seriedad y de vergüenza la del COSEP, culpar al gobierno de esta crisis, cuando son ellos los que han sembrado el terror y han provocado la crisis social que vive Nicaragua.
Definitivamente, el gobierno sandinista y el sandinismo no están en peligro, solo actúan con sensatez, con inteligencia, con madurez y responsabilidad para evitar un baño de sangre innecesario, pero claros de que no vamos a ceder ni mucho menos a renunciar a nuestros ideales, ni a desaparecer, porque aquí, hay sandinismo por siempre y para siempre.
Por Omar Aguilar
¡Aquí no se rinde nadie!
¡Ni un paso atrás, El comandante se queda!
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