Tras 56 días de la crisis política en Nicaragua, esta tarde grupos de la derecha integrados en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, anunciaron un paro nacional de 24 horas el próximo jueves 14/06/2018, con el objetivo de presionar al presidente Daniel Ortega para reanudar el diálogo nacional, basado en una agenda con más de 40 puntos que desconoce la constitución nicaragüense, la institucionalidad y la legitimidad del gobierno del presidente Ortega.
No es un secreto que esta alianza, integrada por la Coalición Universitaria, el movimiento campesino, las cámaras empresariales UPANIC, COSEP, AMCHAM, FUNIDES, FAGANIC, entre otros sectores de la sociedad civil, intenta promover una reforma política desde posiciones de fuerza e intransigencia, demandando la salida inmediata de Ortega, mientras mantienen en las calles un ambiente de violencia, que los obispos de la iglesia católica se empeñan en calificar como “manifestaciones pacíficas”.
En franco desconocimiento de las implicaciones que un paro nacional tendrá para el segundo país màs pobre de América Latina, este grupo de la derecha decidió convocarlo en sinónimo de “protesta”, olvidando el alto indice de desempleo, el alto por ciento de trabajadores informales y el daño que ya se registra en todos los rubros económicos del país, que hasta hace 2 meses solo reportaba estabilidad, tranquilidad ciudadana y un programa social impulsado por el Frente Sandinista para combatir la pobreza como principal linea de trabajo en política doméstica.
En palabras del economista Nèstor Avendaño, “una convocatoria a un paro nacional solamente lo pueden realizar sectores que no sienten amor por Nicaragua, sectores que no se afectarían en un primer momento porque integran la clase media alta y ante cualquier irregularidad pueden tomar un vuelo a Miami, donde los estragos de la crisis que han generado y promovido no llegarían”. Està claro que ese es el principal rasgo de la derecha que protesta hoy en Nicaragua, manejar reales que garantizan la movilización en las calles, el financiamiento a bandas delictivas para hacer el trabajo sucio contra la población, la “protección de los jóvenes universitarios”, las giras internacionales y la intensa guerra mediática desde las redes sociales, entre otras modalidades de la guerra no convencional.
Esta derecha en Nicaragua integra a figuras opositoras tradicionales deslegitimadas, jóvenes universitarios quienes se dicen tener “ideas progresistas y de izquierda” pero bajo el prisma de la influencia de los cursos de liderazgo de agencias norteamericanas, la controversial iglesia católica y el poderoso sector empresarial. Todos se han aglutinado, después del 18 de abril, en torno a la supuesta represión del gobierno de Ortega para sustentar una transición política que de otra manera hubiera sido imposible lograr porque no tienen capacidad, ni músculo para competir en elecciones democráticas.
A los grupos estudiantiles y “pro Derechos Humanos” se les olvidò, al parecer, que este sector empresarial es el mismo que orientò en el 2015 la masacre de los trabajadores de la Mina El Limón porque su discurso democrático no toleraba la petición de derechos gremiales, por solo citar un ejemplo de una extensa lista. Y es que entre los temas más complejos para entender hoy el panorama de Nicaragua se destaca el mensaje reiterado de los jóvenes universitarios de sentirse conduciendo una “revolución social”, al mismo nivel de figuras históricas de la talla de Carlos Fonseca Amador, fundador del Frente Sandinista. No dudo que en algún punto de su trayectoria política estos jóvenes pudieron tener alguna afinidad por la izquierda latinoamericana, o por figuras históricas de la revolución rojaynegra en Nicaragua. Lo que parecen haber olvidado con tantos cursos de liderazgo del NDI, o no haber aprendido, es el carácter humanista y antimperialista que caracterizó y caracteriza a todos los próceres latinoamericanos.
Coincido con los analistas que cada vez con mayor fuerza se plantean la interrogante de considerar a los estudiantes como parte de una “conspiración golpista de la derecha” en Nicaragua, aun cuando no hayan actuado de manera consciente en un primer momento, sino hayan caído en la trampa de la derecha tradicional y el sector privado, ahora con pocas opciones de retorno.
Un número significativo de argumentos sustentan este análisis: la alianza inicial con el sector privado y las oenegés opositoras, la súbita capacidad económica para montar conferencias en salones de hoteles de lujo o mantener una nueva vida sin tener ingresos, todas las manifestaciones de violencia cometidas en las últimas semanas bajo el slogan de manifestaciones pacíficas y el reciente llamado al paro nacional.
Es interesante señalar que el anuncio del paro se realiza a pocas horas de que abandonara Nicaragua el experto en transición política, Caleb McCarry, quien fuera enviado al país el pasado 9 de junio por Bob Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, para reunirse con los principales actores de la crisis, entre ellos la Conferencia Episcopal y la Alianza Cívica.
McCarry es conocido en el Establishment norteamericano como una pieza clave en la relación de Estados Unidos con países considerados “problemáticos”. Se destacó durante la Administración Bush como el coordinador de la Comisión para la Transición Democrática en Cuba, que en la práctica constituyò uno de los tantos intentos de Estados Unidos por derrocar al gobierno de la isla.
La convocatoria del paro también se realiza después de una controversial visita de varios opositores y líderes estudiantiles a Estados Unidos para demandar en el marco de la 48 Asamblea General de la OEA la inclusión del tema Nicaragua, propuesta que no alcanzó los 18 votos requeridos para ser aprobada al momento de la votación.
A través de un artículo publicado en el Salvador, se conoció que el viaje de estos jóvenes a Washington fue financiado por la organización Freedom House y coordinado por el especialista para América Latina, Carlos Ponce, quien se ha destacado por su activismo contra gobiernos progresistas de la región como Venezuela, Bolivia, Cuba y la propia Nicaragua.
Tomando en cuenta el viejo aforismo que versa “quien paga, manda”, Ponce definió de manera unilateral quienes viajarían a Estados Unidos para esta gira, asì como la agenda de trabajo que cumplirían en dicho país, la cual incluyó entrevistas con los congresistas de extrema derecha Marco Rubio, Ted Cruz e Ileana Ross-Lehtinen. De esta forma, los estudiantes, quienes son identificados en Nicaragua como hijos del COSEP, ahora podrían ser catalogados como hijos del Partido Republicano de Estados Unidos.
El estudiante nicaragüense de sociología, Harley Morales, miembro del comité de estrategia política de la Alianza Universitaria, uno de los cinco movimientos estudiantiles que componen la Coalición Universitaria y de la Sociedad Civil, no oculta el descontento de la alianza estudiantil con este viaje que califica como “rarísimo porque cuando se planificó ya había muchos actores queriendo intervenir en la agenda”.
En reciente entrevista ofrecida por este joven al periodista Carlos Dada, Harley reconoció que los fondos que le facilitan a la alianza llegan con trampa y provienen de sectores que intentan mover su agenda política a través de los estudiantes que han sido legitimados en las calles por la población.
El líder estudiantil también reconoció el alto número de presiones diarias que reciben y las manipulaciones por parte de figuras opositoras para hacerse visibles en este golpe fallido.
Refiere que desde el principio de la crisis había muchas organizaciones y políticos opositores más a la derecha disputando el liderazgo estudiantil y tratando de “asesorar”a los jóvenes. Reconoce que “todos los movimientos ahora tienen asesores, personas que se mueven, hijos de políticos y empresarios con una línea política muy clara”.
Refiere que desde el principio de la crisis había muchas organizaciones y políticos opositores más a la derecha disputando el liderazgo estudiantil y tratando de “asesorar”a los jóvenes. Reconoce que “todos los movimientos ahora tienen asesores, personas que se mueven, hijos de políticos y empresarios con una línea política muy clara”.
Estas declaraciones, sumado a toda la plataforma mediática montada desde las redes sociales bajo la premisa “hacer viral todo lo que nos pueda ser útil contra Ortega”, el abastecimiento de armas desde un primer momento a universitarios en la UPOLI y los reiterados intentos de la derecha para acercarse a los estudiantes con el objetivo de “iluminarlos en la conducción de su estrategia política”, desmontan un poco la tesis del movimiento espontáneo y “auto convocado” que intentan mostrar los medios de la derecha, en particular el canal 100 % Noticias, financiado por la oficina de la USAID en Nicaragua.
A casi dos meses de iniciada la crisis política en Nicaragua resulta interesante repensar algunas ideas en relación a los actores políticos, sus intereses y el rol que cada grupo ha venido desempeñando hasta la actualidad, tratando de legitimarse bajo la sombrilla de la “represión” y los “estudiantes fallecidos” en los enfrentamientos.
Se ha repetido una y otra vez las causas que desataron el conflicto y no deja de sorprendernos el hecho de haberse tratado inicialmente de una demanda ciudadana para reformar las medidas al INSS, que en menos de 48 horas pasó a ser mostrada por los medios de la derecha como una resistencia para promover una transición política en Nicaragua, sobre la base de la supuesta represión policial.
Más que conflicto, me gustaría llamarlo pretexto de la derecha tradicional para implementar el Golpe Suave, la cual nunca había visto en los últimos 16 años de gobierno sandinista una oportunidad para insertarse en la vida política del país, como el pasado 18 de abril, contexto que han venido aprovechando a golpe de manipulación hacia los estudiantes y el pueblo.
Ante esta realidad que la derecha intenta imponer desconociendo el clamor de màs del 38% de la población nicaragüense que se considera sólidamente sandinista, solo podemos decir #NicaraguaQuierePaz.
https://zonafrank.wordpress.com/2018/06/13/avanza-la-matriz-del-golpe-suave-en-nicaragua-la-derecha-eeuu-y-el-llamado-al-paro-nacional/