Llegó a su fin el intento democratizador que dio comienzo en 1982 y las honras fúnebres de hoy –27 de enero del 2018– quedarán grabadas en los corazones de todos los hondureños como el acto más siniestro y deshonesto de la historia moderna. De aquí en adelante todo es mentira, todo es trampa… Todo se acabó.Sigue la otra historia, la que como pueblo debemos empezar a construir hoy.
César Indiano
EL LIBERTADOR
Ya se llevó a cabo la ceremonia más triste, diabólica, deleznable y burlesca del mundo… El acto oficial funerario en el cual la democracia de Honduras murió.
Con la participación servil de miles de cómplices (en su gran mayoría delincuentes infernales del aparato público) y ante la presencia de ninguna persona valiosa, fue ungido el nuevo Leviatán de La Nación Cachureca.
Nadie, ningún dignatario importante y serio tuvo hígados para asistir a ese rito burlesco en cual las personas más malvadas y cobardes de este país indefenso, le entregaban la banda presidencial a un criminal sin escrúpulos.
A un traidor desalmado que tuvo la osadía de modificar las leyes y redactarlas a su antojo con el vil propósito de montar una Dictadura Cachureca de Siglo XXI.
Ya todo está hecho, a partir de hoy la gente se puede ir olvidando de las sutiles bondades que ofrece la democracia y de los pocos respiros que se pueden disfrutar en un Estado de Derecho.
Llegó a su fin el intento democratizador que dio comienzo en 1982 y las honras fúnebres de hoy – 27 de enero del 2018 – quedarán grabadas en los corazones de todos los hondureños como el acto más siniestro y deshonesto de la historia moderna. De aquí en adelante todo es mentira, todo es trampa… Todo se acabó.
Y es que todos sabemos que este sujeto que hoy se auto nombra “Presidente de Honduras” no ganó las elecciones y que su triunfo electoral es más falso que una pastilla de harina, esto lo sabe su mujer aunque ponga cara de jolota agripada, esto lo saben los sacerdotes aunque le lancen agua bendita sacada de pozos turbios, esto lo saben los periodistas asalariados, los comandantes rastreros, los activistas nefastos, los matones a sueldo, los policías delictivos, los pastores alineados, los ricos vendidos, los pobres comprados, los bufones de la corte y hasta los directores de orquesta…
¡Todo el mundo lo sabe y por eso todo el mundo nos ve desde lejos y se tapa la boca con asombro, mientras nosotros lloramos! Hoy vimos en vivo y a todo color la ceremonia más vil de la historia de Honduras. Hoy murió la libertad, la verdad, la independencia, la autonomía y la dignidad.
A partir de hoy comienza la tenaz cacería secreta de toda persona, organismo, instituto y organización que no se amolde a los mandatos y a los designios de este bandido que se ha robado la banda presidencial de un país humillado. A partir de hoy la vida no vale y el destino se pacta entre matones, testaferros y espías.
A partir de hoy quedan suspendidas las garantías básicas de la vida, del comercio, de la propiedad, de la locomoción y de la interacción. Todo, absolutamente todo (las miradas, las palabras, los mensajes y los guiños)… Todo, compatriotas, queda enrejado en las nieblas del miedo calibrado y la prudencia conveniente.
A partir de hoy desaparece la libertad de cátedra y la libertad de expresión. Todo queda suspendido en esa maraña de sospecha, trama, temor, recelo y conjura. No era eso que lo que habíamos deseado para nuestras vidas siempre vulnerables, no era este el escenario idóneo para criar a nuestros jóvenes hijos, no era éste el ambiente oscuro y perverso que hubiésemos deseado para vivir y envejecer –pero ya ves– los malos son más y los cobardes abundan…
Sigue la otra historia, la que como pueblo debemos empezar a construir a partir de hoy.
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