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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Chile: Luz Arce Sandoval, Agente DINA/CNI



Alias: "Mariana del Carmen Burgos Jiménez"

Luz Arce Sandoval, pasó de militante del PS a agente de la DINA. Sobrevivientes la recuerdan presente en las sesiones de tortura en Villa Grimaldi, Londres 38 y Cuatro Alamos. Continuó su trabajo en la CNI y en 1990 se puso a disposición de los tribunales para declarar en casos de desaparecidos. 

Hoy vive en México.

Luz Arce fue detenida y llevada a la DINA el 17 de marzo de 1974. Después de ser torturada y amenazada durante su detención, se transformó en colaboradora con la DINA. En sus inicios, su colaboración era el entregar la información que ella conocía con relación a la ubicación de sus compañeros, posteriormente fue sacada a "porotear" y llevada a participar en detenciones de militantes de izquierda. 

Son varios los detenidos desaparecidos que fueron entregados por esta mujer, también se ha logrado establecer que participó en detenciones junto al "guatón" Osvaldo Romo, ex militante del partido comunista que se convirtió en colaborador y agente de la DINA. 

El 15 de agosto de 1974 Luz Arce participó en la detención Alvaro Barrios Duque (quien hasta hoy se encuentra desaparecido).

Desde su posición de delatora, muy pronto se fue integrando mas al aparato represivo de la DINA, estando presente y participando en sesiones de tortura. 

Participó activamente, armada con sub-ametralladora, en operativos armados como el de la parcela de Malloco donde se encontraba la dirección del MIR y donde fue asesinado Dagoberto Pérez, en diciembre de 1975.

En su escalada al interior de la DINA y sin quitar importancia a la relación amorosa que mantenía con uno de los jefes de Villa Grimaldi, elcoronel Rolf Wenderoth Pozo, llegó a ser instructora de la Escuela de Inteligencia de la DINA, ubicada en La Rinconada de Maipú

En mayo de 1975, Luz Arce oficialmente paso a ser miembro de la DINA, y Manuel Contreras la ubico junto a las otras ex delatoras y también nuevas agentes de la DINA, en un departamento en la torre 12 de la Remodelación San Borja. 

Allí vivió hasta 1977. 

Durante un largo periodo trabajo en la oficina de la Dirección Nacional de la DINA en Belgrado No. 11, bajo las ordenes de Italo Secatore, quien era el jefe del Departamento de Informática y Computación. 

En ese lugar participó en la digitación de toda la información de la DINA y CNI. Luz Arce llegó a ser jefa de sección

La primera confesión desde el interior de la DINA

Habla Luz Arce, militante socialista que doblegada por la tortura entregó a sus propios compañeros.

Llegaría a ser jefe de sección de la DINA.

Introducción.

A pesar del terror que impregnaba el ambiente que lo rodeaba, Álvaro Barrios Duque, estudiante de Pedagogía en inglés decidió casarse un día 3 de julio de 1974. 

Ese día, Gabriela Zúñiga, la joven esposa, construyó una burbuja y gozó de la felicidad olvidándose que en la calle, en la universidad y en la mayoría de las casas de sus amigos, la sobrevivencia diaria era un gran desafío. 

Fue un día maravilloso.

Álvaro y Gabriela se olvidaron que existía un 11 de septiembre y simplemente se amaron. 

Pero la burbuja duro tan sólo cuarenta y dos días.

El 15 de agosto de 1974 la casa de Álvaro Barrios fue visitada por dos de sus amigos y compañeros de actividades políticas: Patricio Alvarez, estudiante de Medicina y Luz Arce Sandoval. 

Ante la presencia del padre y el hermano de Álvaro, este salió a conversar con sus amigos fuera de la casa. Caminó cerca de doscientos metros, donde esperaba una camioneta Chevrolet con toldo y sin patente. 

Ojos curiosos del vecindario lo vieron subir al vehiculo acompañado por la pareja y partir velozmente del lugar.

Cuando Gabriela regresó al hogar, no se inquietó. Supo que su marido estaba en buena compañía. 

Luz Arce y Patricio Alvarez eran personas que vivían desde hacia tiempo en el barrio y compartían con la joven pareja inquietudes y proyectos. 

Gabriela se ocupó de su casa y volvió al trabajo.

Cerca de las 20 horas Álvaro Barrios volvió apresurado y nervioso, según relataron su padre y su hermano, pero esta vez acompañado por personas desconocidas. 

Ante el asombro de su familia les informó que estaba detenido en una base militar. 

Con un nerviosismo creciente y torpes movimientos, Álvaro se puso una parka, saco a la pasada unos panes de la cocina y pidió cigarrillos, saliendo a la carrera de su casa.

Desde la puerta, su padrastro y su hermano lo vieron subir a la parte trasera de una camioneta Chevrolet con toldo que se perdió en la oscuridad. 

Esa sería la última vez que la familia lo vería con vida. Cuando Gabriela regresó no sabia que a partir de ese día seria una viuda sin certificado, tan sólo la mujer de un detenido-desaparecido.

Al alba del 16 de agosto Gabriela comenzó la búsqueda. Supo que otros vecinos habían sido detenidos poco después que su cónyuge y por el mismo grupo. 

La figura de Luz Arce se repetía en cada detención.

Sin embargo, ella también había desaparecido. Durante años la joven mujer fue buscada por las familias de varios detenidos a la espera de que les entregara la verdad de lo sucedido. 

Mientras los tribunales de justicia se negaban a acoger los recursos de amparo y el Ministerio del Interior insistía en que Álvaro Barrios y los otros detenidos no figuraban en las listas de prisioneros políticos, testimonios de sobrevivientes indicaban que Luz Arce había sido vista en los recintos de detención de la DINA.

Luz Arce se convirtió, a partir de ese momento, en una figura mitológica. 

Odiada y temida, y, sin embargo, ansiosamente esperada por aquellos que buscaban una pista, un testigo, una simple confirmación de que su familiar desaparecido estaba aun con vida. Cientos de historias se contaron en torno a ella. 

Con el transcurso de los días, los meses y los años, todas fueron configurando casi un cuento de misterio. 

No faltaron aquellos que pensaron que la mujer no existía. Lo que todos ignoraban es que en esos mismos días Luz Arce era también prisionera de la DINA.

La leyenda se hace testimonio. Dieciséis años mas tarde, cuando en Chile se respiraban, al fin, espacios de libertad, una mujer de belleza apagada y ojos tristes, hecha un ovillo en el piso de un automóvil, con el miedo lacerando cada uno de sus músculos, sintió detener la marcha y esperó. 

Minutos más tarde ingresó al edificio de calle Arturo Prat, donde funcionaba la Comisión de Verdad y Reconciliación.

Con los rostros de aquellos que había visto desaparecer desde los cuarteles de la DINA golpeando intermitentemente en sus sueños y en el desvelo, Luz Arce se decidió a ponerle fin a su prisión y, haciendo acopio de toda su fuerza, se enfrentó a ese grupo de extraños y habló.

Sin duda, los que la escucharon supieron desde el primer momento que se trataba del testimonio más importante -y largamente esperado- sobre lo que sucedió al interior de los recintos de la DINA.

 Otra parte de la verdad comenzó a develarse. 

El fin de la lucha. Sentada en un incómodo sillón, Luz Arce retrocedió y como si fuera tan sólo ayer comenzó a recordar. 

Fue un día ajetreado de abril de 1972 cuando la joven de 22 años, con paso erguido y llena de energía, traspuso la puerta de La Moneda. 

Su interlocutor fue el intendente de Palacio, el socialista Enrique Huerta. 

Desde ese día, Luz Arce se convirtió en una secretaria más al servicio del gobierno de la Unidad Popular.

Su trabajo -diría- la llevó a estar cerca del GAP desde mayo a septiembre de 1972. A través de ese contacto, sus simpatías por el MIR se acrecentaron y muy pronto cambió La Moneda por el despacho de la secretaria del Director de Ferrocarriles, el socialista Alfredo Rojas Castañeda.

 En esos días de fines de 1972, el paro de los transportistas y la polarización política que se vivía, la fueron moldeando cada vez más critica de las posiciones del PS, lo que la llevó finalmente a renunciar a su trabajo a comienzos de 1973, en plena campaña parlamentaria.

Cambió su labor administrativa por la de activista de la campaña senatorial de Carlos Altamirano, incorporándose a la Brigada Elmo Catalán.

Luz Arce relato así aquellos días: "Ya se estaban viendo bastantes desastres sobre los cuales nosotros estábamos conscientes, como las colas y la fuga de dólares, que eran una realidad evidente. 

Había períodos de alerta, enfrentamientos con Patria y Libertad, y en varias ocasiones nos quedamos haciendo guardia, cuidando el local de la octava comuna. Fue un período bien difícil y critico y espontáneamente empezamos a conectarnos con gente con quien compartíamos la misma visión".

"Luego del llamado 'tanquetazo' me habían solicitado para un grupo de seguridad del partido, el grupo especial de apoyo. Eramos ocho personas que cumplíamos dos funciones, una pública de capacitación y otra encubierta de educación política y militar. 

Este grupo era dirigido por Wagner Salinas (de nombre Político 'Silvano'), quien murió el 11 de septiembre de 1973".

(Wagner Salinas, integrante del equipo de seguridad de Salvador Allende, fue tomado prisionero por el Ejército en las afueras de Curicó el 11 de septiembre de 1973. 

Trasladado a la cárcel de esa ciudad, posteriormente fue llevado a Santiago donde lo ejecutaron agentes del Estado el 5 de octubre de 1973. Del Informe Rettig).

La ausencia de Wagner Salinas el día del golpe militar dejó a Luz Arce y su grupo sin contacto con la dirección del PS. Pero eso no los desmovilizó. Llamaron esa misma mañana a La Moneda, ya sitiada, para recibir instrucciones. 

Al grupo se habían incorporado 25 obreros de la construcción. Tenían sólo cuatro fusiles AKA y cuatro armas cortas. 

La orden desde La Moneda fue tajante, relató Luz Arce: "Me dijeron que despachara a la gente y que más adelante habría que reconstituir el partido. La orden fue 'caletearse'. Los viejos no se querían ir, pero no teníamos ni palos para pasarles".

El grupo pequeño se fue al Cordón Cerrillos en tres vehículos y llegó a la industria Mademsa.

"Fue bien emotiva la situación, ya que cuando los obreros nos vieron llegar con autos, Akas y pistolas, rápidamente nos hicieron entrar. La planificación previa indicaba que Altamirano iba a estar ahí. A la hora que nosotros llegamos no estaba y nadie lo había visto. Constatamos que no había plan ni nada. Nos sentamos, alguien nos señaló que estaba hablando el Presidente. Escuchamos el discurso y decidimos que teníamos que hacer algo".

Se fueron a Villa México. Helicópteros sobrevolaban la ciudad y las casas donde llegaban estaban atestadas de gente. Junto a su hermano y otro joven, partieron en dirección a La Moneda, que era bombardeada. Sólo pudieron llegar a tres cuadras del Palacio Presidencial que ya estaba envuelto en llamas. El auto quedó abandonado en la calle mientras Luz Arce y su hermano se encerraron en su casa durante los tres días que duró el toque de queda.

"Esos días -contó Luz Arce- creo que eramos zombies. Estábamos conscientes pero era ir, ver la televisión y quedarse mirando. Apenas levantaron el toque de queda nos fuimos a mirar la sede del partido (en San Martín con Agustinas). Todo estaba quemado. Cuando levantaron el toque de queda, mi padre levantó el teléfono y me dijo: 'estoy llamando a Investigaciones para entregarlos'. Me fui. Mi hermano no siguió participando". 

La clandestinidad y la prisión. "Tomé una pieza en avenida España y luego en Catedral. Durante ese período me financiaba el partido. Yo apoyaba como enlace en actividades partidarias. De a poco se fue armando algo", continúa el testimonio.

Sin siquiera darse cuenta de cómo transcurrían los días, el 17 de marzo Luz Arce concurrió a la fuente de soda La Ruca ubicada en Independencia con Nueva de Matte, para un importante contacto con la organización de su partido. El hombre que esperaban llegó acompañado. Fue el fin de la libertad. La joven fue detenida. Poco después era llevada hasta el local de la DINA que funcionaba en Londres 38.

Los tres días que Luz Arce permaneció allí estuvo desnuda. Ella contó: "Nos sacaron la ropa y a garabato limpio me decían: "estas putas se meten las cosas en la vagina" . Escuchaba que habían más detenidos. Nos dejaron con un guardia cerca. Traté de crear una historia más o menos creíble. Fueron a comprobar el domicilio que les había dicho y rápidamente supieron que la dirección era falsa. Cuando el vehículo volvió, me preparé. Empezó el interrogatorio esa misma noche y la pregunta más repetida era ¿donde esta Miguel?, refiriendose a Miguel Enríquez".

La mujer fue llevada en vilo hasta un camastro de metal donde le aplicaron corriente. El dolor y la venda incrustada en la lengua y los labios le impedían responder a las preguntas. Luz Arce no estaba sola. El joven con que cayó detenida estaba a su lado. Luz recordó:"Escuchaba gritos viscerales... Estaban torturando a Toño, lo que fue bastante peor para mi. Todo se decía en tono grosero. Tuve la certeza que Toño estaba en la parrilla ya que en un minuto alguien empezó a decir: "Mira, el huevón sucio, se cagó" . Otro señalaba "¡Que se la coma!"; lo hicieron comer lo que había defecado. Toño vomitó. Luego me empezaron a interrogar. Preguntas, insultos, todo matizado con corriente y cosas obscenas, como 'vamos a ver si es virgen, metiéndome cosas por la vagina y golpes. Le seguían pegando a Toño. Presionaban a uno para hacer hablar al otro. Fue muy largo y no recuerdo el final... Al día siguiente, continúa la cosa de igual manera. Allí ya nos torturaron juntos. Llegó alguien que yo desconocía y dijo: 'listo, las huellas. Con el tiempo logré identificar a esta persona como Miguel Krasnoff, quien a esa fecha era teniente y entiendo estaba a cargo de uno de los grupos de la DINA".

"Al tercer día, entregué mi nombre y fueron a mi casa a registrar, pero mi hermano ya había limpiado, así que no encontraron nada. Le informaron a mi madre que estaba detenida y que me encontraba bien. Mi madre me envió un charlón... Sentí la llegada de detenidos y a nosotros nos llevaron hasta Tejas Verdes. Esto ocurría el día 19 de marzo en la tarde.

"En Tejas Verdes nos vieron las enfermeras muy conmovidas, ya que yo tenía huellas físicas de mi tortura. Al parecer en algún momento me pusieron mal la venda en la boca y me mordí la lengua. La tenia muy hinchada. Cuando la enfermera me pidió que abriera la boca, se emocionó bastante".

"Un día en Tejas Verdes (el 27 de marzo), dan una patada a la cabaña y dicen: 'Luz Arce, afuera'. Abrazos de despedida. Como había comido muy poco, me sentí mareada en el viaje, por lo que no lo hice muy consciente". Fue regresada a Londres 38.

"En Londres, como a las diez y media de la noche, mientras me interrogaban, se produjo una discusión entre los agentes: 'la interrogo, ¿o no la interrogo?' . Alguien disparó un balazo, el que me dio en un pie. Tengo la idea de que no reaccioné, sólo me acurruqué un poco más. Escuché decir: "si por lo menos se hubiera parado, es ley de fuga".

"Entre dos personas me llevaron herida al subterráneo. Creo haber estado en la sala grande que da al oriente. Lo que llamo subterráneo es un lugar cerca del baño que queda tres peldaños mas abajo que el resto del primer piso. Entre medio hubo un cambio de guardia y un suboficial de Investigaciones, al verme, me preguntó quién era y que hacía. Salió, volvió y dijo: 'yo no asumo esta responsabilidad'. Me tomaron entre dos, me subieron a una camioneta y el hombre me dijo 'tranquila, te llevo al hospital bajo mi responsabilidad'. Él me salvó la vida".

Testigo de cargo. Luz Arce despertó en una habitación. Fue entonces que vio llegar a otro detenido. Se trataba de Gonzalo Toro Garland.

(Gonzalo, un profesor universitario de 47 años, había sido detenido el 4 de abril de 1974 frente a la Casa Central de la Universidad de Chile, por agentes de la DINA. Desde entonces, estaba desaparecido).

Luz Arce, relató ante la Comisión de Verdad y Reconciliación su encuentro con Toro Garland: "Toro Garland estaba herido, tenía como cinco balazos. Lo único que yo le pregunté era si quería que yo le mojara los labios y me dijo que si. Le pregunté si podía hacer algo más por él y me dijo: 'nunca te olvides de mi nombre'. Él debe haber estado en la pieza 304, en la que yo había estado inicialmente. Cuando le pregunté al guardia por qué me habían cambiado de pieza, se me dijo que era para que estuviera en la pieza de mi compañero. Se referían a José Tohá".

Mientras Luz Arce se encontraba recluida en el Hospital Militar, recibió una importante visita. Jamas la olvidaría. "Un día sábado llegó un señor con suéter de lana blanco, me saludó y preguntó mi nombre; se sentó en una especie de sillón y me preguntó si sabía quién era él. Le dije que no. El se refirió a sí mismo como "jefe de todos los detenidos de este país". Me preguntó por qué estaba ahí y se sonrió...Me dijo: 'bueno chiquilla, si no tienes nada que ver, vas a salir pronto libre' . Me pareció un señor muy bonachón. Con el tiempo sabría que se trataba de Manuel Contreras".

La imagen que Luz Arce se forjó de Contreras se vio reforzada cuando el 7 de julio, ya recuperada, salió en libertad. Una semana mas tarde -relató la mujer- fue nuevamente detenida en las cercanías de su hogar. Era el 18 de julio de 1974. A Luz Arce le tocaría conocer ahora, Villa Grimaldi.

Esa noche la joven escuchó que dos guardias conversaban sobre un detenido. Hablaban en forma despectiva de alguien que se había tirado de La Torre. En ese momento ella no sabía que La Torre era el recinto reservado para los presos que recibían el trato más duro y el de mayor aislamiento.

En las oficinas de la Comisión Rettig, el testimonio de la joven fue interrumpido y un set de fotografías se presentó ante sus ojos. Poco después, Luz Arce continuó su testimonio.

"Reconozco su fotografía del set que se me exhibe. Se trata de Rodolfo Valentín González Pérez".

(Rodolfo González se encontraba haciendo su servicio militar obligatorio en la Fuerza Aérea de Chile y era agente de seguridad de dicho organismo a la fecha de su detención, cumpliendo labores de guardia de prisioneros en el Hospital Militar. De 19 años y soltero, fue detenido el día 24 de julio de 1974 en Santiago, en un lugar que no se ha podido precisar. Desde entonces se ignoraba su paradero. Era un detenido-desaparecido).

Luz Arce develó lo sucedido. "Él me contó la historia de su hermano. Yo pensé que era una trampa... Cuando yo decaía, él me daba ánimos, cuando me dolía mucho, el igual. Se las arreglaba con sus compañeros para estar mas días conmigo. 

En el hospital me habló varias veces de su hermano que estaba asilado en la Embajada de México y me preguntaba que le recomendaba yo que hiciera, con quien hablar. Eso me hizo sospechar que estaba mandado para que yo entregara información. 

El no tenía idea de nada. Cero capacitación, imposible que hubiese sido del MIR. 

Él era quien llevaba cartas a mis familiares cuando estaba en el hospital y a su vez traía cartas que la familia nos enviaba. Lo mismo hacía con Toro Garnbi "

"Estuve con Rodolfo González en La Torre de Villa Grimaldi. Tenía su pierna derecha enyesada, lo que me hace suponer que en verdad trató de escapar. Mientras estuvimos en La Torre me pedía por favor que hablara lo que ellos quisieran. Me decía: "Saben todo". Cuando fui interrogada, me preguntaban sobre lo que Rodolfo González me había dicho acerca de la DINA. La verdad es que el nunca me dijo nada".

"En un momento, el capitán Raúl Carevic, cuando ya me habían sacado la venda, estando colgada, sin ropa y con el estomago quemado, me dice: 'Pero él te contó de su hermano'... Oí permanentemente que lo iban a matar. Se referían a el como traidor... Un día se lo llevaron. No lo volví a ver nunca más. Años después, los oficiales de la FACH destinados en la DINA, me culpaban a mi de su muerte".

La tortura no había terminado para la joven. Al interior de una pieza de la casa de calle Arturo Prat ella siguió recordando, como si fuera sólo ayer.

"Mientras estuve en "La Torre" fui torturada por Gerardo Urrich... yo seguía colgada, permaneciendo doce días sin comer. A diario me preguntaban si hablaría, pero también cada día los guardias me daban agua o un pedazo de manzana" .

Un día Luz Arce fue nuevamente llevada a Londres 38. Vendría un periodo en que transitaría, a bordo de una camioneta, entre la casa conocida como "Yucatán" y Villa Grimaldi.

Una nueva víctima. Por esos días, ante los ojos de Luz Arce desfilaron muchos detenidos. En su memoria quedó grabada una escena.

"En uno de esos viajes, viniendo de Villa Grimaldi a Londres 38, en la misma camioneta en que me trasladaban, traían a un detenido de apellido Chanfreau".

(Se trata de Alfonso Rene Chanfreau Oyarce. Profesor de Filosofía, de 23 años, casado y padre de una hija, fue detenido en su casa el 30 de julio de 1974, a las once de la noche, por miembros de la DINA. A pesar de estar consciente de lo que le esperaba, tuvo la entereza para convencer a sus captores de que no se llevaran a su esposa, Erika Hennings y a su pequeña hija, de tan sólo un año y dos meses. Antes de abandonar la casa, los agentes le cortaron la cabeza a todas las muñecas que encontraron. Su mujer después también fue detenida. En Londres 38 encontró a su marido horriblemente torturado. Lo escucha decir: "Negra, yo soy shakesperiano, no te preocupes si me escuchas gritar". Lo vio por ultima vez el 13 de agosto, antes de ser expulsada del país. El está desaparecido).

Luz Arce también lo vio después. "No sé si venía vivo, muerto o desmayado, pero desconozco si lo bajaron junto a mí o si se lo llevaron a otro lugar. Cuando se subieron los guardias, escuché decir: 'corre a ese huevona', sé que era Chanfreau porque uno de los guardias le dijo al otro, durante el trayecto, su apellido. Supe después que "la Flaca Alejandra" (se trata de Marcia Alejandra Merino) había sido compañera de Chanfreau y creo que en Londres 38 habló con él. Recuerdo también que, cuando los guardias se subieron al vehiculo, uno le contó al otro que a este detenido le habían pasado una camioneta por encima".

Pero Luz Arce no tuvo tiempo para pensar en Alfonso Chanfreau ni en nadie más. Porque al llegar a Londres 38 encontró detenido a su hermano. 

La militante se quiebra. Junto a su hermano, la mujer se sintió mucho más vulnerable. Un día irrumpió en el rincón donde se encontraba uno de los jefes operativos de la DINA, el oficial de Carabineros Ricardo Lawrence, quien los condujo a una oficina. La mujer relató el ofrecimiento que les hizo el oficial.

"Nos planteó la posibilidad de salir libres en un periodo corto, con la pena de relegación. Podíamos irnos con la familia, siempre que prestáramos colaboración. Para ello, nos dijo que bastaba con entregar una lista de compañeros. Si no la entregábamos -agregó- tendría que matarnos. Nos pidió un café nos dio un cigarrillo y nos dejó...".

No imaginaba que a partir de ese momento ya nada sería igual en su vida. Sólo tenía conciencia de algunas cosas: "Estando detenida, yo me reconcilié con el mundo. Cuando estábamos en la clandestinidad tentamos el mito de que lo único que sostiene frente a la tortura es la educación política y estudiábamos para eso. Estando presa, me di cuenta que no hay capacidad para pensar; lo único que sostiene es no querer ver a quien uno conoce".

En ese momento Luz Arce no podía mirarse en un espejo. No podía ver las huellas de la tortura, ni en su cara, ni en su cuerpo, pero si vio las que surcaban el cuerpo del hermano que tenía al frente.

"Así llegamos al acuerdo, en ese momento, de colaborar con la DINA, a cambio de vivir".

Pocos días después, Luz Arce comenzó a ver las primeras consecuencias de la lista que entregaron. Los nuevos detenidos ingresaban directo a la sala de interrogatorios. Ella fue trasladada a un nuevo centro de detención de la DINA. Se trataba de un antiguo edificio en la zona céntrica de Santiago.

"Allí se nos dio a beber un café, el que al poco rato produjo un extraño efecto, como de droga, que me hizo perder la conciencia por un tiempo no determinado. Estando en ese estado, escuchaba los gritos de un niño que yo creía era mi hijo, el que pedía que por favor no le siguieran quebrando los dedos. El niño decía: "Mamita, habla". .. Frente a mi, una persona me hace extender mis manos y apretar una llave... Cada vez que la respuesta a lo que preguntaban no los satisfacía, me aplicaban corriente en las manos. Las preguntas que me hacían eran para entregar más gente.. . Después nos devolvieron a Londres 38. El jefe de grupo que me trasladó era Juan Morales, entonces capitán de Ejercito".

A su regreso a Londres 38, Luz Arce se enteró que Álvaro Barrios Duque, su amigo, su compañero de aventuras y de proyecto, seguía detenido. Ella dijo en la Comisión de Verdad y Reconciliación:

"Álvaro Barrios Duque cayó como consecuencia de la lista que nosotros entregamos con mi hermano".

No fue el único. La misma nómina sirvió para detener a Sergio Alberto Riveros Villavicencio.

(Sergio Riveros tenía 32 años, era tipógrafo y militante del Partido Comunista. Su actividad sindical lo llevó a ser dirigente del Sindicato de Gráficos y delegado ante la CUT. Fue detenido en su casa el 15 de agosto, por agentes de la DINA, en presencia de su esposa y dos hijos. A partir de entonces, su nombre integró la lista de detenidos-desaparecidos).

El Mismo día, los agentes Osvaldo Romo, el Troglo y el Negro Paz, integrantes del grupo Aguila de la DINA, llevaron a Luz Arce al domicilio del joven estudiante secundario Rodolfo Espejo Gómez. Único hijo varón, ese día le había anunciado a su madre que posiblemente haría un viaje con un bombero de la compañía a la cual él acababa de ingresar. También le dijo que quería invitarla al cine pues pronto sería su santo. Su madre, Elena Gómez, no olvidaría jamás aquella tarde del 15 de agosto cuando tejía en compañía de sus hijas y escuchó a una de ellas decir: "Mama, a mi hermano se lo llevan en una camioneta". La señora Elena no interrumpió su tejido, no quiso perder el punto. Tranquila, pensó que se trataba del anunciado viaje. No sabia que ya nunca más vería a su hijo con vida. Durante muchos altos, no fue capaz de tomar un tejido. Sólo lo retornó cuando nació su primer nieto y sintió que se estaba sometiendo a una tortura, a la misma que durante años ha imaginado se le aplicó a su hijo.

(Rodolfo Alejandro Espejo era militante del Partido Socialista y tenia 18 años. Se encuentra en calidad de detenido-desaparecido desde el 15 de agosto de 1974).

Luz Arce describió ante los representantes de la Comisión de Verdad y Reconciliación al agente de la DINA, apodado Troglo. "Recuerdo -dijo- que usaba el pelo como Príncipe Valiente y podría haber sido cabo primero".

Le pasaron fotografías. Su gesto fue instantáneo. De inmediato lo reconoció. Era el suboficial Basclay Humberto Zapata Reyes.

Osvaldo Romo fue uno de los agentes de la DINA que se ocupó de los nombres que entregaron los hermanos Arce. Luz recuerda que en dos oportunidades fue a detener a Óscar Castro Videla. Ya parecía que el hombre buscado había eludido el cerco de la DINA cuando finalmente, Romo logró su objetivo.

(Óscar Manuel Castro tenía 40 años en 1974. Era casado y tenía nueve hijos. De profesión fotógrafo, militaba en el Partido Socialista. El 16 de agosto de 1974 fue detenido en su hogar, en presencia de testigos. Cinco días después los mismos agentes de la DINA que lo hablan detenido, retornaron con él a su casa, para allanarla. A partir de ese momento Castro se convirtió en un detenido-desaparecido).

Si bien su familia no tuvo mas noticias de Óscar Castro, Luz Arce sí supo de él. Ella relató "A Óscar Castro lo detuvo Osvaldo Romo, el Troglo y otro de su equipo. Lo sé porque a mí me llevaron a su detención, junto a mi hermano, porque nosotros lo conocíamos. Castro vivía donde actualmente está la Plaza del Mulato Gil. Al momento de su arresto, hablamos con su esposa Rosa y no lo vi hasta que Miguel Krasnoff nos careo".

"El se encontraba vivo en el local de detención de la DINA ubicada en calle José Domingo Cañas. Fue después de la Parada Militar de septiembre de 1974 cuando allí fuimos careados por Miguel Krasnoff. Me da la impresión que Óscar Castro murió ya que era una persona que de repente presumía mucho de sus contactos con fuerzas armadas. Lo vi con un pantalón clarito, color beige, estaba con las manos atrás, amarrado. En el careo, nos sacaron las vendas y nos preguntaron si nos conocíamos. Yo asentí. 

Una nueva etapa. Frente a la Comisión de Verdad y Reconciliación, Luz Arce no tuvo tiempo para contar lo que sintió cuando vio desfilar -en calidad de detenidos- a aquellos que canjeó a cambio de su vida. Pero algo exteriorizó.

"A raíz de los fracasos, yo me sentía mal físicamente. Al parecer los guardias sacaron todas las colchonetas y las pusieron sobre mí. Uno de ellos se paro sobre ellas, me hizo abrir la boca y sentí el cañón de la pistola. Presionó varias veces el gatillo sin que saliera disparo. Recuerdo que esa noche una doctora pedía atenderme. Con posterioridad, supe por la "Flaca Alejandra" que durante días y noches hablé incoherencias... Entre sensaciones entrañas escuché que mi hermano reclamaba en voz alta y que lo golpeaban. Fue la época en que a todos los detenidos se nos rompió la boca, ya que un guardia nos ofreció un día a todos café, el que había sido confeccionado con nuestra orina"

Los hermanos Arce entendieron que el trato no se estaba cumpliendo y le pidieron a Ricardo Lawrence, hablar con el jefe. Fueron llevados a Villa Grimaldi (Terranova) y depositados en la oficina del jefe: el oficial de Ejército Marcelo Moren.

Antes de enfrentarse a la mirada fría y dura de Moren Brito y escuchar su inconfundible voz ronca, Luz Arce detuvo sus ojos en un muchacho que se encontraba detenido en ese mismo cuarto. Era Joel Huaiquiñir.

(Joel Huaiquiñir Benavides era instructor de seguridad industrial en el mineral de El Salvador, hasta el golpe de Estado. Militante del Partido Socialista, a los 28 anos ya era secretario regional y miembro de su Comite Central. Casado padre de dos hijos, fue detenido el 27 de julio de 1974 por agentes de la DINA. Tiempo después el Ministerio del Interior informó el recurso de amparo

oficiando a la Corte de Apelaciones de Santiago que Huaiquiñir habría sido detenido y puesto en libertad. El régimen militar, tiempo después, a través de Sergio Diez, embajador en las Naciones Unidas, lo declaró "sin existencia legal". Hasta hoy se encuentra en calidad de detenido-desaparecido).

En presencia de Joel Huaiquiñir, los hermanos Arce Sandoval le plantearon sus quejas a Marcelo Moren, a quien le pidieron un trato distinto. Después de la conversación, los hermanos fueron nuevamente llevados a Londres 38.

Al regreso, Luz Arce vio nuevamente a la "Flaca Alejandra". Se sentaron juntas y a partir de ese momento, sin explicitarlo, intentaron que no las separaran. Desde entonces, no sólo las unía su calidad de detenidas, sino también su colaboración con la DINA.

A Londres 38, por eso días, ingresarían nuevos rostros que Luz Arce fue archivando en su memoria. Lejos estaba de imaginar que 17 años mas tarde esas fotografías en su memoria entregarían una pista importante para informar sobre el rastro perdido de varios detenidos-desaparecidos.

La cara de Máximo Gedda, y su cruz judía, Luz Arce la recordó nítidamente al interior de Londres 38.

(Máximo Antonio Gedda Ortiz era periodista y militante del MIR. Cuando tenía 27 anos fue detenido un 16 de julio de 1974 por la DINA. En 1975 su nombre figuró en una lista de 119 chilenos -publicada en el extranjero- a los que se hacia aparecer como ejecutados por sus propios compañeros. La verdad era que su rastro se perdió en un recinto de la DINA en Santiago).

En el archivo fotográfico que Luz Arce conservó también estaba el rostro de Sergio Tormen.

(Sergio Daniel Tormen Méndez integrante del seleccionado chileno de ciclismo, 25 anos, fue detenido el 20 de julio de 1974. El 5 de agosto, el jefe de Zona en Estado de Sitio informó de su detención. Así consta en la Corte de Apelaciones de Santiago. El 21 de noviembre de 1974 el diario El Mercurio informó que había quedado en libertad. Sin embargo, tiempo después, Sergio Diez declara en la ONU que ésta persona carecía de "existencia legal". Hasta hoy se encuentra en calidad de detenido-desaparecido).

A Luz Arce le tocaría después conocer el centro de detención de Cuatro Alamos. Allí la cara de Mónica Llanca no se le olvidaría.

(Mónica Chislayne Llanca Iturra era funcionaria del Gabinete de Identificación. Tenía 23 arios de edad cuando fue detenida por agentes de la DINA en su domicilio, el 6 de septiembre de 1974. Desde entonces se encontraba en calidad de detenida-desaparecida).

Luz Arce recordó la ultima vez que la vio con vida en Cuatro Alamos: "En septiembre de 1974 estuvimos en la misma pieza. Se identificó como funcionaria del Gabinete de Identificación. Tenía bastante miedo. Fue sacada de la pieza con un grupo de detenidos. Ese día sacaron a bastante gente. No regresó ya más. En ese periodo, el jefe de Cuatro Alamos era un gendarme de apellido Manzo más conocido como "Lucero".

De Cuatro Alamos, Luz Arce se trasladó a un nuevo centro de torturas y detención de la DINA que comenzaba a funcionar: la casa de José Domingo Cañas, que había pertenecido al militante socialista Teothonio Dos Santos. En honor a su nueva situación, fue presentada ante el jefe del local, el oficial Ciro Torres. Para ese entonces ya dejan de torturarla pero aun recibe algunos golpes. Luz Arce contó que el oficial Krasnoff siempre desconfió de ella.

El 5 de octubre de 1974 Luz Arce lo recordó con nitidez ante sus interlocutores de la Comisión de Verdad y Reconciliación. Hubo mucho movimiento en José Domingo Cañas -dijo- y nos amarraron a todos".

Fue el día en que mataron a Miguel Enríquez y Luz Arce recordó que en ese operativo participaron todos los agentes. "Me dejaron sola en una pieza. La oficina de operaciones, instalada en una especie de cuarto para guardar cosas, quedó justo al frente de donde estaba, separada solo por una piscina de unos 15 metros. Escuchaba la radio y me enteraba de lo que ocurría. En esa oportunidad, escuché Aguila y Halcón, los grupos de Lawrence y Krasnoff respectivamente".

Del recuerdo de Miguel Enríquez, Luz Arce pasó de inmediato a Lumi Videla, con quien compartía celda aquella mañana del 5 de octubre de 1974.

(Lumi Videla Moya estudió filosofía y sociología en la Universidad de Chile donde se destacó como dirigente del MIR. Era casada y madre de un hijo, Dagoberto Pérez, cuando en septiembre de 1974 fue detenida por agentes de la DINA. El 4 de noviembre de 1974, poco después de la muerte de Miguel Enríquez, su cuerpo sin vida, con huellas de atroces torturas, fue lanzado al interior de la embajada de Italia en Santiago provocando conmoción entre los numerosos asilados que repletaban esa sede diplomática).

El 5 de octubre Lumi Videla aun estaba con vida, en una celda de la casa de José Domingo Cañas junto a Luz Arce.

"Ella estaba en muy malas condiciones físicas y pensaba que la iban a matar. Por eso me regaló su chaqueta de cuero, la que siempre llevaba consigo. Luego, su ropa fue repartida en el local y después supe que su cuerpo sin vida fue lanzado al interior de la embajada de Italia. Ella estaba a cargo de Miguel Krasnoff, junto con Ricardo Lawrence y Marcelo Moren Brito.

Luz Arce relató que en la misma celda de Lumi Videla se encontraba otra detenida. Una joven de cabellos rubios, de baja estatura y de ojos claros. Se veía frágil y dulce. Era María Cristina López Stewart.

(María Cristina López Stewart era estudiante de pedagogía en historia y militaba en el MIR. Tenia 21 años cuando fue detenida el 22 de septiembre de 1974 junto a Rosalía Martinez y Julio Laks, en su domicilio de calle Alonso de Camargo en la comuna de Las Condes. Rosalía, que sobrevivió diría después que pudo identificar entre los aprehensores a Osvaldo Romo. Fueron trasladadas a la casa de José Domingo Cañas y allá permanecieron juntas hasta el 5 de octubre de 1974. Rosalía testimonió: "María Cristina no se encontraba bien. Estaba enferma de anemia aguda y no se le daba ningún tratamiento. Estaba muy preocupada por su madre. El día de su cumpleaños la hicieron llamarla por teléfono pero no pudo decirle donde se encontraba. María Cristina quedó muy emocionada y triste". La madre de María Cristina tampoco olvidaría esa llamada: "Nos dijo que se encontraba bien, pero que no podía indicar el lugar donde se encontraba... Se puso a llorar...". El rastro de María Cristina se perdió allá Era una nueva detenida-desaparecida).

Luz Arce también dejó de verla ese día 5 de octubre. La casa de José Domingo Cañas sería desmantelada días después de la muerte de Lumi Videla. A mediados de noviembre, Luz Arce regresó a Villa Grimaldi junto a un cargamento de detenidos, para los cuales se habían habilitado unas enormes barracas.

Por esos días, la mujer conoció a un joven cuyo principal pecado era ser cuñado del dirigente del MIR Andrés Pascal Allende. Se trataba de Guillermo Beausire.

(Guillermo Roberto Beausire Alonso era un joven hermoso y sereno de 24 años. Tenía doble nacionalidad chileno-británica. Era ingeniero de profesión, trabajaba en la Bolsa de Comercio y estudiaba Economía. Por información de testigos fue posible confirmar su detención en el aeropuerto de Buenos Aires el 2 de noviembre de 1974. A su familia, las autoridades del régimen militar siempre le negaron su detención. Hasta hoy es un detenido-desaparecido).

Mientras ante los tribunales el Ministerio del Interior certificaba que Guillermo Beausire no estaba detenido y registraba una salida del País, Luz Arce, al interior de Villa Grimaldi, lo veía aun con vida.

"Desconozco cómo lo detienen. Supe de su hermana porque los agentes que allanaron su casa nos llevaron muchos cosméticos de regalo. Supe que se llamaba Mary Anne (la compañera de Andrés Pascal que logro escapar de Chile).

En esa época estaba a cargo de la cantina de Villa Grimaldi, que consistía en manejar los remedios. En eso me encontraba cuando alguno de la guardia me señaló: "Hay uno con problemas en el oído. No oye".

Fui a ver a la persona mencionada y le pregunté su nombre mientras le hacía un lavado de oídos. Me dijo: "Soy Bill Beausire"

Entre los detenidos que Luz Arce encontró en Villa Grimaldi también estaba Carmen Bueno.

(Carmen Cecilia Bueno Cifuentes era cineasta y tenía 24 anos de edad cuando el 29 de noviembre de 1974 partió a su trabajo a Chile Films. Fue detenida en plena vía pública y trasladada a Villa Grimaldi donde la vio María Antonieta Castro . Esta ultima declaró ante los tribunales: "Permanecí en un calabozo en Villa Grimaldi desde el 30 de noviembre hasta el 11 de diciembre junto a mi madre y Carmen Bueno. El 6 de diciembre fue trasladada a Tres Alamos. El día del traslado me encontré con Carmen en un baño y me fijé que los guardias la metieron en la pieza numero 5. Yo estaba en la numero 4. El 31 de diciembre fui trasladada a la celda numero 5, Carmen ya no estaba. En la pared encontré su nombre escrito al parecer con un alfiler. Debajo de su nombre había seis rayitas". Fue lo único que quedó de ella cuando su rastro se perdió. Después, su nombre apareció en la lista de los 119 chilenos como "exterminados por sus compañeros" en el exterior. La verdad era que había desaparecido desde un recinto de la DlNA después de interminables sesiones de tortura).

Luz Arce contó: "Los miembros del grupo Aguila de la DINA consultaban permanentemente a la "Flaca Alejandra" y a "Carola" por esta detenida. Supe que ella había caído con un varón o algo así pues la preocupación del equipo era la existencia de una vinculación internacional".

(Al margen del documento que la Comisión de Verdad y Reconciliación envió al tribunal correspondiente, se dejó constancia que de acuerdo a los antecedentes que se disponen, Carmen Bueno habría sido detenida junto a Jorge Müller Silva, por quien se hizo una gran presión internacional para obtener su libertad).

A fines de 1974 el oficial de Ejercito Rolf Wenderoth fue destinado a Villa Grimaldi. La vida de Luz Arce tendría nuevos cambios. Tanto Wenderoth como el teniente "Pablito", Laureani, la tomaron bajo su protección. Luz Arce se fue a trabajar a la oficina del primero.

En diciembre de 1974 Luz Arce grabó en su memoria un nuevo nombre: María Teresa Eltit Contreras.

(María Teresa Eltit Contreras tenía 22 años y era estudiante de secretariado en el Departamento Universitario Obrero y Campesino, DUOC. Fue detenida el 12 de diciembre de 1974 en Santiago por agentes de la DINA. Desde entonces fue una detenida-desaparecida).

Luz Arce supo de ella al interior de la Villa Grimaldi. En esos días de diciembre de 1974, Luz, la "Flaca Alejandra" y Carola, tres mujeres militantes de partidos de izquierda a las que habían llevado a la colaboración, formaban un grupo aparte, y estaban no menos prisioneras. Luz recordó que sus dos compañeras le comentaron de María Teresa Eltit en razón del pésimo estado físico en que se encontraba y por las continuas consultas que les hacían Krasnoff y sus hombres acerca de ella. 

El horror continúa. Fue por los días del Año Nuevo de 1975 cuando Luz Arce supo que un nuevo detenido se hallaba en Villa Grimaldi. Se trataba de Claudio Thauby.

(Claudio Francisco Thauby Pacheco, estudiante universitario, era militante del Partido Socialista y tenia 24 años en ese día 31 de diciembre de 1974, cuando pasó la tarde con su amigo Jaime Robotham. Tomaron once juntos y conversaron de sus proyectos truncos, de los amigos que desaparecían o se iban al exilio, de la vida que se escapaba y de como revertir la situación. También rieron y se hicieron bromas hasta que llegó el momento de despedirse. Cada uno esperaba pasar la noche con los seres más queridos. Robotham acompañó a Thauby hasta la esquina. Un auto se detuvo cerca de los jóvenes. En su interior Manuel Alejandro Cuadra, detenido poco antes por el teniente Fernando Lauriani de la DINA, lo escuchó ordenar al chofer que se detuviera pues había reconocido en Thauby a su ex compañero de la Escuela Militar. Los dos jóvenes fueron detenidos con violencia y llevados a Villa Grimaldi. Manuel Cuadra declaró haber estado tres días en la misma celda con Claudio Thauby quien había sido atrozmente torturado. Muchas personas se rieron en los tribunales de la declaración de Cuadra cuando relató que a Thauby le habían enterrado algo en el ombligo y luego lo cortaban hacia arriba y los costados. "De esa manera -testimonió- le habían hecho verdaderos dibujos en la zona abdominal". La imaginación, comentaban, no tiene límites. Nadie amparó a Claudio Thauby. Desde entonces es un detenido desaparecido).

Pero la imaginación no le había jugado una mala pasada al joven Cuadra. Luz Arce describió así su encuentro con Thauby: "Le decían El Gato y era militante socialista del Regional Cordillera. Sé que fue compañero de curso de mi hermano y del teniente Laureani en la Escuela Militar. Fue muy torturado por cuanto se le consideraba traidor a las fuerzas armadas y al Ejército. En un momento me lo mostraron para saber si yo sabía algo de él. Era interrogado por Krasnoff en primera instancia y es posible, que por su condición de socialista, se lo hayan pasado a Lawrence".

"Con un yatagán le rompieron a Thauby todo el pecho. Tenía un círculo, y al interior una cruz. Todo estaba roto. Laureani le dijo que así aprendería de cómo mueren los traidores. Laureani tenía el yatagán en las manos y hacía que Thauby levantara la cabeza con la punta del yatagán en el mentón. Lo vi sólo en una pieza, sentado en el suelo, con las manos amarradas atrás, la cabeza caída, pero vivo...".

En enero de 1975 Luz Arce se encontró con un viejo conocido en muy mal estado. Era el militante del MIR Hugo Martínez González.

(Ramón Hugo Martínez González, estudiante universitario, soltero, tenia 24 altos y era miembro del Comite Central del MIR. El 6 de enero de 1975 fue detenido y herido a bala en calle Bascuñán Guerrero por agentes de la DINA. Falleció el 13 de enero, sin que recuperara su libertad).

Luz Arce lo vio en ese lapso al interior de la Villa Grimaldi. "Lo vi en lo que se llamaban 'las casas Corvi', con una herida de bala en la mano derecha. Presioné para que me permitieran administrarle antibióticos, por cuanto la condición de su herida y la temperatura indicaban una grave infección. Se me autorizó con el argumento de que era necesario que viviera aun unos días para que continuara declarando".

"Unos días después, en medio del patio, encontré tirada una de las sandalias que él usaba, eran de tipo artesanal de un modelo que antes no había visto. Me preocupé de revisar el informe de la plana mayor de ese día y ya no aparecía como detenido en Villa Grimaldi, por lo que creo que murió". 

La cacería. Para Luz Arce ese mes de enero de 1975 fue agitado. Así lo recordó "En enero o febrero de 1975 se produjo un operativo masivo en el que participaron las Agrupaciones Caupolicán y Purén con apoyo aéreo, de helicópteros de la Aviación y del Ejercito. El objetivo era detener a Dagoberto Pérez Vargas, quien vivía en calle Venecia, junto a Nelson Gutiérrez; ambos dirigentes del MIR. La casa quedaba a la altura del 1.700 entre Freirina y Quezada Acharán. El operativo fracasó pero la DINA tomó posesión del inmueble. A mí me consta que esta casa fue utilizada posteriormente como recinto de detención. En enero o febrero de 1977 el jefe de ese cuartel era Ricardo Lawrence. Lo sé porque en una ocasión se me solicitó ir a ese recinto para analizar una documentación que cayó con unos detenidos".

"Puedo agregar que durante 1977, no puedo precisar el mes, un vecino del sector, un joven que era enfermo mental fue violado en forma reiterada por un agente de la DlNA. Se creó un escandalo que obligó a abandonar el lugar como cuartel de detención. Posteriormente, la casa fue entregada a un agente de la DINA, Mirta Espinoza Carrasco cuyo cargo formal era de secretaria, pero que en varias oportunidades viajó al extranjero, y en una de ellas a Estados Unidos, en misión oficial de la DlNA".

En ese mismo mes de febrero de 1975, Luz Arce se cruzó con otro detenido: Allan Bruce.

(Allan Roberto Bruce Catalán, estudiante de Ingeniería Civil de la Universidad Católica, tenía 24 años, era casado y tenía un hijo cuando el 13 de febrero de 1975 fue detenido por agentes de la DINA en su domicilio ubicado en la comuna de Las Condes. Desde entonces, se encontraba desaparecido).

Luz Arce lo vio al interior de Villa Grimaldi: "Vi cuando lo llevaban hacia una de las oficinas. Recuerdo que Marcelo Moren Brito estaba indignado. Bruce era su sobrino y tenía un resentimiento especial en su contra. No recuerdo que haya comentado lo que iba a hacer con él".

La operación colombo. Luz Arce no quiso darse un respiro cuando testimonió en la Comisión de Verdad y Reconciliación. Mirando fotografías de personas detenidas a comienzos de 1975, de improviso se detuvo, observó largamente el rostro de un hombre y dijo: "Reconozco a Alfredo Rojas Castañeda, a quien conocí cuando trabaje en Ferrocarriles. Como la DINA sabia que habla sido su secretaria me llevaron en el vehiculo que fue a su casa a detenerlo. Fue muy temprano, antes que él saliera a trabajar. Iba Romo, lo que significa que fue la unidad de Krasnoff la que lo detuvo. Romo lo detuvo y Alfredo no opuso resistencia. Un agente de la DINA se fue manejando el vehículo de Rojas".

(Alfredo Rojas Castañeda fue detenido por primera vez en septiembre de 1974 y luego el 4 de marzo de 1975. Había sido director de Ferrocarriles durante la UP y era ingeniero. Tenía dos hijos pequeños y su mujer se encontraba embarazada de siete meses. Su carnet de identidad apareció en 1978 en Buenos Aires, entre las pertenencias incautadas al agente de la DINA, Enrique Arancibia Clavel. A pesar de los numerosos testigos que declararon haberlo visto vivo en Villa Grimaldi, nunca se reconoció su detención. A través de los archivos de la DINA, se supo que su nombre formaba parte del listado de la Operación Colombo).

Luz Arce lo vio y se enfrentó a su mirada. Así reconstruyó ese día: "Vi a Alfredo en el baño de Villa Grimaldi. Estaba sentado, amarrado de pies y manos y se notaba que había sido golpeado y torturado. Su rostro se veía bastante decaído. Un agente le dijo: "Bueno, vamos a empezar a colaborar". Rojas con la cabeza contestó negativamente; me miró a mí y no dijo nada. Esa fue la única vez que lo vi, aparte del momento de su detención.

"Cuando me fui de Villa Grimaldi, en julio de 1975, el auto de Alfredo Rojas aun permanecía allí en poder de alguna de las unidades 'rascas' ".

Antes de ser sacada de Villa Grimaldi, Luz Arce tuvo conocimiento de un hecho que la impactó profundamente. Un detenido fue asesinado al ser inyectado con el virus de la rabia.

En esos días, vio a Jorge Isaac Fuentes Alarcón, el Trosko.

(Jorge Fuentes, sociólogo, de 28 años, casado y padre de un hijo, miembro del Comité Central del MIR. A fines de 1973 se refugio en Argentina y el 17 de mayo de 1975 fue detenido por la policía paraguaya en Asunción. En septiembre de ese año fue trasladado clandestinamente a Chile y fue interrogado por agentes argentinos, uruguayos y chilenos, según consta en los archivos de la DINA incautados en Buenos Aires. Su rastro se perdió para siempre en Villa Grimaldi).

Luz Arce recordó haberlo visto al interior de una especie de jaula: "Habla sido pelado al rape y estaba en muy malas condiciones físicas, al ser contagiado por diversas enfermedades. El responsable de este detenido era Marcelo Moren Brito".

En la Villa Grimaldi, Luz supo que su ex compañero de partido, Ricardo Lagos Salinas, también estaba detenido. Pidió hablar con él, se le autorizó siempre y cuando ella le pidiera que colaborara con la DINA.

(Ricardo Ernesto Lagos era contador y miembro de la Comisión Política del Partido Socialista. Tenia 24 años, era casado y padre de dos hijos. En junio de 1975 aun no se reponía del dolor que le provocó la ejecución de sus padres y un hermano en Chillan. Ricardo fue detenido por agentes de la DINA y su rastro desapareció en Villa Grimaldi).

"Ricardo Lagos me Pidió dulces, yo le consegui en la cocina de Villa Grimaldi. La conversación fue en el patio. Lo recuerdo perfectamente porque lo conocía de antes. En esa oportunidad estaba vestido con un terno azul. Tengo la impresión que Lagos sabía que lo iban a matar. No se veía mal, a pesar de estar desarmado y sucio. No lo volví a ver nunca mas".

Y Luz Arce agrego: "Ricardo Lagos me indicó que también estaban detenidos Ezequiel Ponce y Carlos Lorca".

(Carlos Lorca y Ezequiel Ponce eran los máximos dirigentes del Partido Socialista en Chile en 1975. Ambos fueron detenidos por agentes de la DINA en junio de ese mismo ano sin dejar rastro). 

La protección de Wenderoth. El último tiempo en Villa Grimaldi no fue placentero, ni para Luz Arce ni para sus dos compañeras, la "Flaca Alejandra" y "Carola". Wenderoth se fue fuera de Chite y quedo un oficial de Investigaciones en su reemplazo, Eugenio Fieldhouse.

La mujer relato: "Sufrimos una serie de malos tratos y amedrentamiento, al punto que estuve delicada de salud. Después conseguimos que se nos autorizara instalar la cerradura de la casa donde estábamos por dentro, y así poder controlar el ingreso a ella. Pero de todos modos, los agentes pateaban la Puerta, nos tiraban piedras, En realidad, Wenderoth ejercía una cierta Protección hacia nosotras".

"Cuando Wenderoth regresó le reclamamos por los apremios y el día 7 de mayo me mando a la casita, diciendome que le dijera a las niñas que se pusieran lo mejor que tenían, que se arreglaran porque ibamos a salir. Nosotros pensamos que nos iban a matar".

Pero no ocurrió asó El "paseo" fue a la sede central de la DINA en calle Belgrado Nº 11, donde las tres mujeres fueron recibidas por Manuel Contreras en persona.

"Manuel Contreras me planteo que habla decidido dejarme en libertad, hizo alusión a un papel que antes me había mostrado Wenderoth donde se decía que el MIR nos habla condenado a muerte. Luego me dijo que habla decidido contratarnos como funcionarias de la DINA y que viviríamos en la torre 12 de la Remodelación San Borja, cerca de la guardia permanente. No estoy segura pero ese departamento, al parecer, Perteneció a alguien del GAP o vinculado a la familia Letelier".

"Le pregunté a Manuel Contreras si había alternativa. El me dijo: "es sí o sí" . Luego me señalo que mi jefe directo seria Wenderoth. Termino diciendo que habla asignado una cantidad de dinero para que fuéramos a cenar con Wenderoth y Manuel Vásquez Chahuán al Caledonia, en La Reina".

"A fines de mayo de 1975, Wenderoth me mostró un ejemplar del Diario Oficial donde aparecía publicado un decreto que disponía mi libertad a partir del 5 de mayo".

Convivencia de a tres. En julio de 1975, la "Flaca Alejandra", "Carola" y Luz Arce, comenzaron a vivir en la torre 12 de la Remodelación San Borja. Allí vivió la testigo hasta 1977, cuando Manuel Contreras fue obligado a dejar la DINA y Odlanier Mena, el nuevo director, le pidió el departamento.

Luz Arce comenzó a ser en ese mes de junio de 1975, la secretaria personal de Rolf Wenderoth. Así describió Luz Arce la rutina diaria en la torre, hasta donde llegaba a visitarlas Manuel Contreras, por lo menos una vez al mes.

"Recuerdo que primero llegaba Juan Morales y Alejandro Burgos, quienes hacían un reconocimiento previo. Después llegaba el Mamo. En una oportunidad él nos Pregunto que Pensáramos en la idea de tener una entrevista con el embajador de Estados Unidos, para señalarle que eramos de izquierda, que estábamos vivas y en buenas condiciones. El plan aborto".

"Wenderoth pasaba a buscarnos alrededor de las 7:30 de la mañanas Llegábamos a Villa Grimaldi como a las 8 y permanecíamos allí hasta las 17:30 horas, cuando nos llevaban de regreso al departamento. No nos atrevíamos ni siquiera a abrir la puerta. Menos pensábamos en arrancarnos, sobre todo, después que lleve a vivir a mi hijo conmigo".

"Esto me creó problemas con 'Carola', quien no quería que viviera un niño. Ella habló con Pedro Espinoza y finalmente la trasladaron a otro departamento, ubicado en calle Estado con Huérfanos, en los altos del cine Astor, también de propiedad de la DINA".

"En marzo de 1976, me trasladaron de Villa Grimaldi al cuartel general. A la 'Flaca Alejandra' y 'Carola' las trasladaron a fines de marzo. Carola, como secretaria de Pedro Espinoza y "La Flaca Alejandra" quedo en la misma subdirección donde estaba yo, pero después empeño a trabajar con Raúl Iturriaga Neumann". 

Operaciones encubiertas. En el cuartel general de la DINA Luz Arce tenía acceso a informaciones secretas y a escuchar muchas conversaciones privadas. También lo registro.

"En el año 76 llegó a mis manos un documento, por error de una funcionaria que lo dejo en mi bandeja de papeles. Se trataba de un 'comunicado vía Cóndor', que era la denominación que recibía la red de inteligencia exterior de la DINA. Específicamente era un télex proveniente de Argentina, donde se decía que el servicio de Inteligencia argentino Ponía a disposición de la DlNA-Chile al detenido extremista Edgardo Enríquez".

(Edgardo Enríquez Espinoza era ingeniero, casado y padre de dos hijos y dirigente del MIR. Fue buscado intensamente después del 11 de septiembre de 1973. Viajó a Argentina, donde fue capturado por el Ejercito argentino. Fue visto en los campos de detención argentinos El Olympo, Campo de Mayo y Escuela Mecánica de la Armada. El 15 de marzo de 1976, según consta en los archivos de la DINA incautados en Buenos Aires, se activo la alerta roja de la Operación Cóndor para la captura de Edgardo Enríquez. A cambio de un télex que la DINA instalo en los servicios de inteligencia argentinos, para la conexión directa entre ambos organismos de seguridad, se Pidió la máxima colaboración para la detención de Enríquez. Desde ese entonces, se encuentra desaparecido).

El 15 de julio, Carmelo Soria, español acogido al decreto de doble nacionalidad, casado y padre de tres hijos, funcionario internacional (Celade), yerno del escritor chileno González Vera, fue detenido por agentes de la DINA entre su oficina y su hogar. Al día siguiente, su cadáver fue encontrado junto a su automóvil en el canal El Carmen, en Santiago. En el informe Rettig se señala: "Su muerte fue producto de la acción de agentes de la DINA, quienes desbarrancaron el automóvil para hacer aparecer la muerte como accidental".

Luz Arce también sabia de aquel episodio: "Ricardo Lawrence llego un dúa a visitar a Wenderoth. Entro mofandose y diciendo: 'despachamos al compadre'. Señaló que a esa persona le hablan metido una botella entera de pisco y después 'lo metimos en el auto y lo despachamos'. Lawrence agrego que alguien se subió al lado del detenido en el auto y cuando este cobró cierta velocidad el acompañante se lanzo y el auto siguió camino hasta chocar o desbarrancar".

Para los agentes de seguridad, el ambiente ya se relajaba en 1976 y empezaban a comentar de sus operaciones, en presencia de testigos. Fue asá como Luz Arce escuchó al mayor Juan Zanzani, encargado de la DINA en Valdivia, decirle a Rolf Wenderoth que había quemado la radio La Voz de la Costa porque "estaba molestando mucho". De la misma manera se entero por Wenderoth que la DINA habla quemado una carpa de teatro de Jaime Vadell.

Luz Arce también vio llegar desde el Correo Central, cada día, un saco con correspondencia. Eran las cartas que se estimaban sospechosas, las que eran procesadas por la DINA y luego trituradas o devueltas al correo.

Hubo otras conversaciones que la impactaron mucho. "Estando en la oficina de Wenderoth en el cuartel general, llego el mayor Jara, a cargo de la unidad de la DINA en Rocas de Santo Domingo. Al ser invitado a quedarse para almorzar, declino la incitación, argumentando que cierta comisión. que no precisó haría un viaje de inspección al camping de veraneo del Personal de la DINA a esa localidad, y que por lo mismo, tenga que desenterrar 'unos fiambres' para depositarlos en otro lugar que no señaló"

El fin del túnel. En 1977, siendo analista de la DINA, Luz Arce fue enviada a la Escuela de Inteligencia, cursos que se desarrollaban en el local del fundo La Rinconada de Maipú. A su regreso se produjo el terremoto: la salida de Contreras. Ella decidió capear el temporal en Arica, donde se encontraba su hijo.

Al volver a Santiago, Odlanier Mena le informo que pasaba de analista a jefa de sección.

Pero las cosas no eran igual que antes. La mujer tuvo problemas con algunos de sus jefes y recurrió al oficial de Ejercito Italo Secatore, quien la llevó a trabajar a la unidad de computación de la DINA, conocida como L-5.

En octubre de 1978, Luz Arce supo de las manifestaciones que familiares de detenidos-desaparecidos realizaron frente al Congreso. En esos días su nombre apareció por primera vez en la prensa, vinculado a la detención de algunos desaparecidos.

"Presente mi renuncia a la DINA en ese mes de octubre de 1978. No se me acepto pero me relevaron de mis funciones. Me fui a casa de mi madre a la espera de nuevas Órdenes".

"Después me llamó Italo Secatore quien me dijo que Odlanier Mena me ofrecía la libertad a cambio de tres años de trabajo en el exterior. Me ofreció irme a vivir a una casita ubicada al interior del cuartel de Borgoño y la posibilidad de recibir la instrucción que me faltaba para irme al extranjero. En definitiva, se me ofreció la posibilidad de cumplir una misión de la CNI en Argentina por tres años. Antes de instalarme en Argentina, debía previamente estar un año en Uruguay, a fin de desconectarme y eludir la acción de la Vicaría. En Uruguay tenía que procurarme infraestructura e identidad que me permitieran cumplir la misión que fue denominada Operación Celeste".

Con una nueva identidad, Mariana del Carmen Burgos Jiménez, y tres mil dólares en el bolsillo, Luz Arce viajo a Montevideo el 11 de febrero de 1979, vía Lan Chile. En esa ciudad abrió una cuenta en dolares en la que mensualmente la DINA le depositaba, a través del Banco Sudamericano de Santiago, 350 dólares.

"Las ordenes desde Chile me las daba Atalo. Recuerdo que cuando aun estaba en Borgoño me fue a ver Odlanier Mena, para transmitirme instrucciones, dándome sugerencias tales como que me convirtiera en amante de Massera en Argentina".

Dificultades en los depósitos y cambio de interlocutores, provocaron desconfianza en la mujer. El 13 de octubre de 1979 decidió regresar a Chile. En el aeropuerto la esperaban Italo Secatore Pero no era para un recibimiento oficial. Italo ya no estaba en la CNI. "Volví a plantear mi renuncia por escrito. Italo me dijo que estaba de acuerdo conmigo, aconsejandome que me fuera. Después de un mes Arturo Ureta, quien me había planteado un trabajo de espionaje muy malo, me comunico que mi renuncia se habla aceptado".

A partir de ese momento, Luz Arce inicio una nueva vida. Se emparejo y comenzó a trabajar en un instituto de computación. La tranquilidad terminó en mayo de 1982, cuando los tribunales despacharon una orden de detención en su contra en virtud de un proceso patrocinado por la Vicaria de la Solidaridad.

"Me tuve que presentar en el local de la CNI de calle República, donde el coronel Rivera me informo sobre lo ocurrido. Senté que nuevamente cala en poder de la CNI, lo que no quería por ningún motivo. A fin de evitarlo, me fui a vivir con mi pareja a una casa ubicada en calle Rondizzoni, frente al Parque O'Higgins, a la que llegue una noche, escondida, permaneciendo asó sin salir a la calle, hasta febrero o marzo de 1983", época en la cual me traslado a vivir a la calle Antonia Lope de Bello, desde donde salgo sólo a diligencias necesarias como por ejemplo a control medico por el embarazo de mi segundo hijo que nació el 16 de junio de 1983".

En 1984 nuevamente cambio de domicilio. Ese año terminó por desconectarse de todos aquellos que la ligaban con su vida anterior. Sólo Wenderoth mantiene con ella una relación personal. La visita y le escribe desde Alemania, cuando en 1987 se hizo cargo de la Agregaduría Militar en ese país.

En 1989, Rolf Wenderoth, de regreso en Chile y militar en retiro, comienza a trabajar como director de un colegio industrial, de propiedad de la Sofofa en Maipú. Luz Arce trabajó con el hasta octubre de 1989. Días después, dirigentes del Colegio de Profesores denunciaban en los diarios la presencia de ambos ex funcionarios de la DINA en cargos directivos de un establecimiento educacional.

"A esa fecha, yo aun no tenía documentos de identidad. Llame a Italo para que me ayudara a obtenerlos, el que me contacto con un mayor de Ejercito de la Brigada de Inteligencias del Ejercito. Se hizo contacto con Rodrigo Salas, alias Aníbal adscrito de la CNI en una oficina del Registro Civil y un mes mas tarde me entregaron mi cédula de identidad".

"A fines de 1989 recibí un llamado de Manuel Provis Carrasco, quien me dijo que venia llegando de Israel, siendo su nueva destinación el Ministerio de Defensa, y que uno de los primeros papeles que encontró fue el informe de la entrega de mi cedula de identidad . Me ofreció trabajo en la BIE. Lo rechacé".

"Aproximadamente en mayo o junio de 1990, me llamó Ítalo por teléfono. Me preguntó si tenía toda mi documentación en regla. Le dije que me faltaba la licencia de conducir. Me pidió que nos juntáramos a conversar en un café de Plaza Italia, cita a la que fui con mi pareja. Italo me planteó que había ascendido y que estaba en condiciones te ayudarme. Me of recio asesoría te abogados a raíz de unas publicaciones en que aparecíamos Wenderoth y yo en el Colegio te Maipú".

"Me preguntó ademas que haría si la Comisión de Verdad y Reconciliación me citara a declarar. Le señale que lo haría. El me señalo: "Como tu no sabes nada, nada podrás decir". Al despedirse dijo que conseguirla financiamiento y algunos nombres de abogados para que yo escogiera. Fue la última oportunidad en que hablé con el. Nunca mas volvió a llamarme". Luz Arce nada le dijo a Italo Secatore de lo que había descubierto. A través de un amigo se consiguió acceso a la carpeta con sus antecedentes personales en poder de la CNI, donde encontró hojas de vida, fotos de sus hijos y de cada momento de su vida en los últimos anos. En los documentos se describe la Operación Celeste y junto a su renuncia habla un of icio con la evaluación respecto de su futuro. Luz Arce leyó que allá se planteaba la posibilidad de matarla en Chile o en el extranjero, alternativa que finalmente se descarto.

Cuando una de las principales testigos de la Comisión de Verdad y Reconciliación termino su extenso relato, sólo hubo un comentario final. Con voz trémula, Luz Arce declaró "Declaro por un deber de conciencia, porque tengo una deuda y me parece necesario hacerlo si con esto contribuyo -de algún modo- a reparar mis acciones derivadas de mi colaboración con la DINA. Me importa contribuir al esclarecimiento de la verdad y a la realización de la justicia, en un contexto de reconciliación. Desde hace varios años, he experimentado un proceso de encuentro con el Señor y he vivido, profundamente, mi compromiso con la fe cristiana. Por eso, dentro de mis posibilidades, quiero ser fiel con los dictados de mi conciencia".

En algún lugar del mundo, Luz Arce intenta hoy día poder vivir como un ser humano. Difícil tarea. 

Los hombres que actuaron.Luz Arce llegó a la DINA un 17 de marzo de 1974 en calidad de detenida. Al cabo de algunos años Luz Arce llegó a adquirir de sus estracturas, modus operandi y agentes, puede ser un aporte para descifrar las claves que faltan en la búsqueda de los detenidos-desaparecidos.

En marzo de 1974 en el cuartel de Londres 30 (Yucatán) los hombres que ella vio operar fueron Miguel Krasnoff y Ricardo Lawrence. Bajo las órdenes de Krasnoff, estaban Zapata Reyes, alias el Troglo, y Osvaldo Romo.

Después Luz Arce conoció al teniente Fernando Laureani, alias "Pablo", y a "Gerardo Godoy", alias "Cachete chico" o "Marcos".

Cuando se instala el recinto de la DINA ubicado en calle José Domingo Cañas el jefe es Ciro Torres, oficial de Carabineros. Y como su adjunto habría asumido Fernando Laureani, "el teniente Pablito". Desde ese cuartel tambien Luz Arce vio actuar a Krasnoff, Lawrence y Godoy.

Aproximadamente a fines de octubre de 1974 -dice el testimonio- Torres fue destituido de la jefatura de José Domingo Cañas y en su reemplazo Contreras designó al oficial de Ejército Francisco Maximiliano Ferrer Lima, alias "Max Lenou". La casa se cerró a maediados de noviembre de 1974. Todos los detenidos fueron trasladados a Villa Grimaldi.

En Villa Grimaldi el jefe será "don Rodrigo", el comandante Pedro Espinoza Bravo, y bajo su mando actúan dos brigadas: "Purén", al mando del mayor Raúl Iturriaga Neumann, y Caupolicán, al mando de Marcelo Moren Brito. Dependiendo de la Brigada Caupolicán existían cuatro unidades operativas o agrupaciones: Aguila, a cargo de Krasnoff, Halcón a Cargo de Lawrence, Tucán, a cargo de Godoy y Vampiro, a cargo de Laureani.

En la Brigada Purén, al mando de Iturriaga Neumann, Luz Arce vio trabajar al mayor Raúl Carevic, al teniente Rolando Mosqueira, al teniente Marco Antonio Sáez, al oficial del ejército, Germán Barriga, quien se habría hecho cargo de la represión al Partido Socialista, y a la oficial de Carabineros, Ingrind Olderock. Actuando para la misma brigada y en la Brigada de Inteligencia Metropolitana, Luz Arce vio a Gerardo Urrich y al mayor Raúl Carevic.

Años más tarde -diría Luz Arce- la Brigada Purén a cargo del oficial Iturriaga, y que integraban civiles nacionalsitas, habría trabajado un estudio destinado a crear una base social de apoyo para el gobierno militar. Luz Arce se entreró de que parte de ese trabajo fue utilizado por Pinochet para su discurso en Chararillas.

La estructura de Villa Grimaldi ("Terranova") se mantuvo todo el año 75 y se modificó en 1976 cuando Pedro Espinoza fue reeemplazado por Marcelo Moren Brito. Después de un corto viaje, espinoza se instaló en el Cuartel General haciéndose cargo de la nueva Dirección de Operaciones, que coordinaba toda la acción operativa de la DINA y analizaba la situación nacional diaria.

En el cuartel general, Manuel Contreras tuvo como ayudante a Alejandro Burgos de Beer y como segundo al oficial Hugo Acevedo. Dependiendo directamtne de Manuel Contreras, estaba Telecomunicaciones, a cargo de Vianel Valdivieso, el departamento jurídico donde trabajaban los abogados Víctor Manuel Aviles Mejías, Miguel Angel Poblete, Guido Poli, Miguel Angel Parra y Víctor Gálvez Gallegos.

El tercer departamento que dependía directamente de Contreras era el Económico a cargo de Raúl Ituarriaga Neumann.

Vianel Valdivieso siempre estuvo -dice Luz Arce- en el cuartel general al lado de Manuel Contreras. Lo mismo sucedía con el oficial Saldía Stappung, a cargo de Logística, y el capitán Julio Cerda, a cargo dela unidad de seguridad del Cuartel General.

Aún más cercano a Manuel Contreras y dependiendo exclusivamente de él estaba el mayor Juan Morales, jefe de su grupo de escoltas. Su secretaria personal durante todo su período en la DINA fue Nélida Gutiérrez.

Carlos Parera Silva también trabajó siempre en el Cuartel General y a cargo de una unidad especial. El mismo secreto rodeaba la actividad del oficial Marcelo Escobar.

La subdirección de Inteligencia interior (C), a cargo de Rolf Wenderoth tenía varias secciones. Una a cargo de Augusto Diechler (C1), otra encargada de movimientos subversivos (C2), y la sección C3, dedicada a gremios y sindicatos. La sección C4 se ocupaba de la Democracia Cristiana y del MIR.

La subdirección de Inteligencia exterior estuvo a cargo un tiempo del comandante Arturo Ureta, allí trabajaba el capitán Willike, quien estuvo a cargo de la DINA en Argentina y Uruguay.

Luz Arce dijo también que en el año 1976 se habilitó otro cuartel de la DINA, en calle Bilbao, en cuyo frontis lucía un placa con el nombre de IMPLACATE y que estuvo comandado por el oficial Nelson Haase.

La jefatura de plana mayor de la DINA estaba a cargo de Rolf Wenderoth, que despendía directametne de Pedro Espinoza. De esa unidad emanaba un listado diario de detenidos. Junto a Wenderoth trabajaba Eugenio Fieldhouse, que actuaba como su mano derecha.

En el año 76 se organizó el archivo de Villa Grimaldi, mecrofilmado, el que quedó bajo la tuición (sic) de la subdiección. Posteriormente, en 1978, se creó la unidad de computación que funcionó en un departamento en la esquina de Vicuña Mackenna y Belgrado. La unidad se denominó L-5. En el departamento de computación se vanagloriban de tener a uno de los genios en la materia: el ingeniero Andrés Terrisse Castro. En ese archvio existe un listado llamado LIDES, que es el de desaparecidos.

También existía un catastro de todas las propiedades que la DINA había usurpado a partidos políticos y particulares, de los cuales se disponía para su uso o para entregarlo a gente cercana a Contreras.

Según la testimoniante la DINA también recibió regalos. Es el caso de la casa ubicada en calle Rafael Cañas 214 al 218, que fuera sede de Patria y Libertad y que Pablo Rodríguez le cediera a la DINA que la destinó para residencia de mujeres asimiladas".

También la DINA se preocupó de tener su propia atención siquiátrica. La necesidad de mantener un férreo control sobre las emociones y la lealtad de los agentes motivó la contratación del médico siquiatra Roberto Lailhacar.

La DINA también creó un departamento de Agitación y Propaganda, donde trabajan varios periodistas, encargado de difundir y reforzar las políticas de gobierno. En algunos casos -afirmó Luz Arce- se hacían actuaciones conjuntas con las unidades operativas, como por ejemplo, tirando miguelitos y panfletos falsos que se atribuían al MIR. Todo el intento de limpiar al gobierno en el caso Letelier se trabajó desde allí.

Tres mujeres en la DINA. La DINA las reunió en calidad de detenidas. La tortura las acercó y finalmente el difícil camino de la colaboración con los servicios de seguridad las enlazaría de una manera indivisible. Es la historia de Luz Arce Sandoval, Marcía Alejandra Merino Vega, más conocida como la "Flaca Alejandra" y María Alicia Uribe Gómez, "Carola".

Las tres jóvenes, militantes de izquierda, deberían en 1974 renunciar a todo su pasado para sobrevivir. Muy pocos queren recordar la energía, la fuerza y la pasión que la "Flaca Alejandra" ponía en su entrega política, menos serán los que querrán revivir las sesiones de adiestramiento militar junto a la fría y extraordinaria analista política que fue "Carola". Y otros tendrán obligadamente en estos días que pensar nuevamente en lo que fue Luz Arce, aquella que conocieron en aquellos tiempos imborrables de la brigada Elmo Catalán.

Para los agentes de la DINA Luz Arce era "Ana María Vergara", Marcía Merino es "Marta Vergara" y Marcía Uribe es "Gloria Vilches". Para Rolf Wenderoth la inteligencia de Luz Arce le permitió avanzar en su trabajo, para el oficial Raúl Eduardo Iturriaga Neumann y otros oficiales de la DINA la vitalidad de Marcia Merino era inigualable y para Pedro Espinoza, la capacidad como analista política de "Gloria" o "Carola" era insuperable.

Dos vidas contrapuestas que no se pueden conciliar. Luz Arce se decidió y optó por romper con esa esquizofrénica división. Marcia Merino deambulaba intentando alcanzar un mínimo equilibrio y Marcia Uribe, o "Gloria!", o "Carola", ¿recordará su verdadero nombre desde que en 1979 cambió su apellido?, sigue aferrada a una opción: la de la nueva lealtad.

La DINA y la Colonia Dignidad. Luz Arce también entregó información importante en relación a la vinculación de la DINA con Colonia Dignidad.

"En enero de 1975 se produjo la detención de un grupo de dirigentes del MIR en Valparaiso, el cual fue conducido a Villa Grimaldi. Entre los detenidos recuerdo a Carabantes y Erick Zott".

(Horacio Neftalí Carabantes Olivares era vendedor de artículos de escritorio, casado y padre de tres hijos. Fue detenido el 21 de enero de 1975 por la DINA en Viña del Mar y trasladado a Villa Grimaldi, donde permaneció recluído en "La Torre" hasta el 20 de febrero, cuando fue sacado con destino desconocido. Desde esa fecha está desaparecido).

"Con posterioridad, Erick Zott fue trasladado a Colonia Dignidad (a los pocos días de su detención). La impresión que me dio es que viajaron varios oficiales, de los cuales me consta que fue Ferrer, alias "Max", porque éste me ofreció viajar a Colonia Dignidad, casi a título de vacaciones, describiéndome el lugar como paradisíaco. Como yo no quiese viajar fue la "Flaca Alejandra", quien me contró después que en ese lugar se interrogaban detenidos. Me contó que hasta allá habían llevado a Eirck Zott. Comentó que le habían preguntado antecedentes sobre Erick Zott para su interrogatorio".

"Me dio la impresión de que había algún acuerdo en términos de llevar gente a Colonia Dignidad. Yo sé que la Colonia después de lo que relato, incluso hasta el año pasado (1989), era lugar frecuente de veraneo de oficiales allegados a Manuel Contreras, entre ellos Rolf Wenderoth y Marcelo Moren Brito. Existe una versión en el sentido de que un ejemplar de las confesiones de Manuel Contreras estaría en Colonia Dignidad".

(Erick Zott sobrevivió y ha dedicado gran parte de estos años a denunciar la tortura que se practicaba en Colonia Dignidad. Su testimonio, hasta hoy, no ha sido acogido por los tribunales de justicia chileno). 
Las memorias del Mamo.

Existe en Chile una verdadera leyenda sobre el poder del general (r) Manuel Contreras Sepúlveda. Se dice que habría enviado al exterior baúles con información que compromete a muchos militares, incluyendo al propio general Pinochet en actuaciones irregulares. El testimonio de Luz Arce también entrega antecedentes al respecto.

"Por Rolf Wenderoth supe que Manuel Contreras redactó sus confesiones mientras estuvo detenido en el Hospital Militar por el caso Letelier. Sé que Wenderoth tiene una copia de ellas y que alí cuenta todo, desde el día en que se empieza a gestar el golpe militar. Wenderoth me dijo que él no las había leído y que ni siquiera había sacado el papel en que está envuelto el paquete".

"De estas confesiones Wenderoth también me comentó que existían cinco copias, de las cuales hay tres en el exterior. Yo pienso que nadie en el Ejército desconoce la existencia de estas cinco copias".

"El objetivo de Contreras al hacer estas confesiones es porque se siente traicionado por el general Pinochet, quien se deja asesorar por gente que Contreras reiteradamente le ha señalado como no conveniente, como es el caso de Jaime Guzmán". 
Notas, datos biográficos y militares.

Gerardo Ernesto Godoy García: integrante de la Dina y luego de la CNI. Trabajó en la Brigada Purén.

Ciro Ernesto Torres Sáez: según consta en un documento de Controloría, este oficial de Carabineros permaneció en la DINA desde abril de 1974 hasta 1977, siendo en una época jefe del local de José Domingo Cañas. El 16 de marzo de 1990 se dispuso su retiro absoluto.

Francisco Maximiliano Ferrer Lima: del arma de infantería, nombrado oficial el 1º de mayo de 1964. Se integró en la DINA en agosto de 1974, donde fue miembro de su Estado Mayor y por un tiempo jefe de Villa Grimaldi. Integrante del directorio de la Sociedad Pedro Diet Lobos en Buenos Aires. Actualmente se encuentra en servicio activo con el grado de coronel [dato de marzo91]

Pedro Octavio Espinoza Bravo: del arma de Infantería, fue nombrado oficial en 1953. En 1973 era integrante de Servicio de Inteligencia del Ejército y después del golpe se integró a la DINA. Fue jefe de Villa Grimaldi y director de Operaciones. Está vinculado al asesinato de Orlando Letelier e integró la comitiva de Sergio Arellano Stark. En 1986 fue destinado a Sudáfrica y en 1988 regresó a Chile, a disposición de la Comandancia en Jefe.

Rolando Mosqueira Jarpa: se integró a la DINA en 1974. En 1978, lo hacen aparecer como el verdadero usuario del pasaporte a nombre de Alejandro Romeral, alias del capitán Armando Fernández Larios. En 1986 era mayor y estaba en la Escuela Militar. Acutalmente es coronel y se encuentra en Servicio activo [Mar91]

Marco Antonio Sáez Saavedra: se integró a la DINA en 1974, cuñado del mayor Joaquín Molina, que murió en un incidente con el hijo del general Manuel Contreras. Actualmente es teniente coronel y está en servicio activo [Mar91].

Germán Barriga Muñoz: perteneció a la DINA entre 1974-1977. En 1982 estaba en servico en Punta Arenas; en 1985, en la Comandancia en Jefe del Ejército y en 1988 fue gobernador subrogante de la provincia de El Loa. En mayo de 1990 era coronel y comandante del regimiento de Calama.

Ingrid Felicitas Olderock Vernhard: ingresó como voluntaria a la Comisaría de Menores de Carabineros en 1962. En 1968 es teniente y estuvo en el Departamento de Policías de Menores. En 1973 es capitán y subcomisario, luego se fue a la DINA. En 1978 es capitán y subcomisario, luego se fue a la DINA. En 1978 pasó a la dirección de Inteligencia y en 1982 al Departamento de Comisiones Transitorias. Actualmente está en retiro [Mar91].

Hugo Acevedo Godoy: compañero de curso de Augusto Pinochet Hiriart en la Escuela Militar. Ingresó en la DINA desde su fundación y actualmente se encuentra en servicio activo [Mar91]

Vianel Valdivieso Cervantes: ingeniero, fundador de la DINA. Socio de Contreras en negocios particulares, fue director de Entel. Pasó a retiro en mayo de 1987.

Juan Saldías Stappung: artillero, integró la DINA y se encuentra en retiro desde 1980.

Julio Cerda Carrasco: del arma de Infantería fue nombrado oficial en 1967. Fue miembro de la DINA y actualmente es coronel y comandante del regimiento de Infantería Aysén de Coihaique.

Carlos Parera Silva: comando y paracaidista, formó parte de la DINA siendo jefe de su Departamento Exterior. Fue director de la Escuela de Paraidistas y Fuerzas Especiales en 1981 y en 1985 fue agregado militar en Francia. Ascendió a general en 1986. En 1989 asumió como comandante en jefe de la Guarnición de Santiago. En noviembre del año pasado, Aylwin vetó su ascenso a mayor general. Actualmente, se encuentra en Sudáfrica como agregado militar [Mar91]

Marcelo Escobar Fuentes: artillero, nombrado oficial en 1967. Fue jefe de Contrainteligencia de la DINA. Años después se encontraba en el Instituto Geográfico Militar. Actualmente es coronel y está en servicio activo [Mar91].

Christoper Willeke Fleent: integró la DINA desde 1974, trabajando en su departamento exterior. Fue jefe de la red DINA en Buenos Aires y contacto del terrorista italiano Stephano delle Chiaie.

Nelson Haase Mazzei: ingeniero, integrante de la DINA a cargo de una brigada fue nombrado oficial en 1967. En 1988 se encontraba en Osorno en el Regimiento Ingenieros.

Miguel Krasnoff Marchenko: siendo un joven oficial, el 11 de septiembre de 1973 participó en el asalto de Tomás Moro y fue uno de los fundadores de la DINA. Fue uno de los que dirigió el operativo contra Miguel Enríquez, secretario general del MIR. En 1988 asumió como comandante del Regimiento Tucapel en Temuco y actualmente se desempeña como jefe del Estado Mayor de la IV División del Ejército con asiento en Valdivia [Mar91]

Raúl Carevi: oficial del Ejército, uno de los fundadores de la DINA, hermano del teniente Luis Francisco Carevic, muerto el 23 de abril de 1979 cuando desactivaba una bomba en el local de Borgoño de la CNI.

Gerardo Urrich: integrante de la DINA desde 1974. En 1986, siendo coronel, fue designado agregado militar en la RFA.

Ricardo Lawrence Meires: oficial de Carabineros, durante el gobierno de la UP integró el Grupo Móvil. Uno de los fundadores de la DINA. En 1988 era comisario de la Tercera Comisaría de Santiago y en 1989 fue trasladado a Los Andes.

Juan Hernán Morales Salgado: capitán de Ejército y gobernador de Constitución en 1973. Fundador de la DINA y de la Sociedad Pedro Diet Lobos, sociedad pantalla de ésta. Fue jefe de la escolta personal del General Manuel Contreras. Artillero, fue nombrado oficial el 1º de octubre de 1963. En 1977 fueenviado a Punta Arenas y en 1979 fue trasladado a Santiago. En 1981 fue nombrado comandante del Comando Antártico del Ejército.

Basclay Zapata Reyes (a) Troglo: Cabo del Ejército, oriundo de Chillán, integró la primera dotación de la DINA. Con su característico corte de pelo al estilo Principe Valiente se hizo famoso al intrior de la DINA por su brutalidad.

Osvaldo Romo: En tiempo de la UP era un dirigente ultraizquierdista en la población Lo Hermida, donde fue conocido como el "Comandante Raúl". Al interior de la Brigada Caupolicán de la CINA fue el brazo derecho de Miguel Krasnoff. Su nombre aparece como aprehensor en numerosos casos de detenidos-desaparecidos. Su rastro se pierde en un viaje realizado a Brasil en compañia de un oficial de Ejército.

Marcelo Moren Brito alias El Ronco: en 1973 era mayor del regimiento Arica de La Serena. Se integró en la DINa y formó parte de la comitiva del general Sergio Arellano Stark, en su viaje al norte. En 1976 fue adscrito al servicio exterior y en 1977 agregado militar en Brasil. Regresó a la Comandancia en Jefe y permaneció en la Guarnición de Santiago hasta 1984 cuando fue destinado a Arica. En 1985 integró el Estado Mayor General del Ejército. En la actualidad, tiene 55 años y está en retiro [mar91]

Jorge Manzo Durán: gendarme, integrante de la DINA desde octubre del año 1973 hasta mayo de 1977, donde era conocido como "Lucero". Jefe del campo de prisioneros de Cuatro Alamos, sección incomunicados. En 1977 regresó al servicio de prisiones.

Rolf Wenderoth Pozo: ingeniero, fue nombrado oficial el 1º de octubre de 1958. Fundador de la DINA, fue jefe de su estado mayor. En 1980 fue gobernador de la provincia de Osorno. En 1986 creó la unidad especial antisubversiva del Ejército. Fue agregado militar en la República Federal Alemana (RFA) y a su regreso se acogió a retiro.

Fernando Lauriani Maturana: Nació en Washington en 1949. Ingreso en la DINA desde sus comienzos. En 1978 era capitán y en servicio en la Comandancia en Jefe del Ejército. Acutalmente está en servicio activo y tiene el grado de teniente coronel [Mar91].

Eugenio Fieldhouse: funcionario de Investigaciones, formó parte de la DINA en la que llegó a ser el segundo de Wenderoth en la división de inteligencia interior. Actualmente, es subprefecto y se desempeña como enlace entre la dirección de Investigaciones y el Ministerior de defensa [Mar91]

Manuel Vásquez Chahuán: fue nonmbrado oficial el 1º de agosto de 1967. En 1973 servía en el regimiento Tucapel de Temuco y aparece vincualdo a ejecuciones realizadas después del golpe de Estado. Se integró a la DINA, donde llegó a ser jefe de Brigada. En noviembre de 1989 era teniente coronel y comandante del Batallón Logístico Nº 3 de Concepción.

Alejandro Burgos de Beer: del arma de Caballería, fue nombrado oficial el 1º de mayo de 1964. Se integró a la DINA sirviendo como principal ayudante del general Contreras. En 1989 era coronel y fue jefe de plaza en las elecciones presidenciales, en el distrito de Peñalolén y La Reina. El 3 de julio de 1990, siendo director de la Dirección General de Fomento Equino recibió de manos del general Pinochet la medalla "Misión Cumplida".

Raúl Eduardo Iturriaga Neumann: uno de los más experimentados comandos del Ejército chileno. Luego de pasar por Fort Gulik, en Panamá, regresó allí en calidad de instructor. En 1973 era subdirector de la Escuela de Paracaídistas y se integró a la DINA, donde fue jefe de la Brigada Purén y del departamento económico. También fue jefe de departamento exterior. En 1980 fue comandante de la Guarnición de Putre; en 1983, agregado militar en Francia y en 1988, comandante de la VI División de ejército e intendente de la I Región. En 1989 ascendió a mayor general y fue director general de Movilización. En octubre pasado fue llamado a retiro [Mar91]

Italo Seccatore Gómez: ingeniero politécnico militar, con estudios de Ingeniería Nuclear en España. Fue director de la Compañía de Teléfonos, de la Compañia Chilena de Generación Eléctrica, de ECOM y Colbún-Machicura. Integró la DINA y la CNI y en 1981 fue jefe de Informática del Ejército. Subsecretario de Telecomunicaciones entre 1982 y 1985. Después asesoró al general Herman Brady en la Comisión Chilena de Energía Nuclear. En 1990 aparece como jefe de Informática y Computación del Ejército, siendo brigadier.

Arturo Ramón Ureta Bire: artillero, se integró a la DINA con el grado de coronel, donde fue director de la Escuela de Inteligencia, miembro de su estado Mayor y jefe del Departamento de Análisis Exterior.

Esta información fue publicada originalmente en la revista APSI de Santiago de Chile, en su número 380 de Marzo de 1991

Gabriela Zuñiga, 23 de julio de 2008 

Colaboracionismo y Dictadura

Leer este libro de Michael Lazzara ("Luz Arce: Después del Infierno") permite entrar de lleno en una reflexión acerca de los distintos ámbitos en que se dio tan menospreciada práctica durante los 17 años de dictadura y en nuestra pactada y colaboradora democracia. La entrevista como género literario se transforma aquí un el instrumento que nos permitirá debatir, a partir del habla de la protagonista, acerca de los alcances del colaboracionismo en la dictadura. Una zona en donde víctima y victimario se confunden, donde los roles se mezclan y llegar a definirlos se hace una tarea difícil. Creo que no hay resistentes ni colaboradores químicamente puros.

El colaboracionismo con el terrorismo de estado se ejerció con particular ahínco y vehemencia por instituciones hasta hoy sacralizadas e intocadas, la Prensa, la Academia, los Tribunales de Justicia, los Partidos Políticos, hasta aquel hijo o hija de vecino que no quiso ver, que no quiso saber lo que ocurría en la casa aledaña a la suya en donde claramente algo estaba pasando. 

Dolorosamente hay que incluir aquí, a quienes por las razones que sean, pasaron de comprometidos y comprometidas militantes a colaboradores, dando lugar a una extensa gama, desde los que se transformaron en entusiastas funcionarios hasta los “sálvese el que pueda”, para ellos y ellas habrá un valoración ética y moral acorde con los códigos que nos rigen en nuestra cultura. Serán sus testimonios, sus memorias y desmemorias, sus acomodos, sus aggiornamientos, sus mitos los que valoraremos como herramientas útiles para la obtención de la Verdad y la Justicia, para devolverles la dignidad a tantos y tantas y a un proyecto político, silenciado desde las esferas oficiales, la Unidad Popular.

Desde distintas esferas se tiende a responsabilizar de las violaciones de los derechos humanos a moros y cristianos, los hay incluso que exigen que nos hagamos un mea culpa quienes participamos como activos militantes de izquierda, fácil receta que diluye en la pluralidad de actores la responsabilidad de la implantación en Chile de un modelo genocida. Todos y nadie habríamos colaborado con la dictadura.

Pero así como en el plano jurídico se busca determinar si se actuó con o sin discernimiento, en los planos políticos, morales y hasta de relaciones interpersonales, hacemos lo mismo, por tanto adjudicamos mas o menos responsabilidad a unos y otros. 

No será lo mismo la confesión obtenida bajo tortura, que aquella que una vez torturada no solo confesó, sino que después se dispuso a colaborar con quienes la torturaron, cobro un salario por su actividad y se relacionó afectivamente con su victimario. El refranero popular , en su sabiduría nos dice: “Hechos son amores y no buenas razones”.

Los aportes, algunas personas, algunas colaboraciones, usted póngale las razones

La prensa

Un caso emblemático es el titular de La Segunda, perteneciente a la cadena de El Mercurio, que en julio de 1975 titulaba en portada, “Exterminados como ratas”, haciendo referencia a lo que ahora conocemos como Operación Colombo. Se hicieron eco de esta mentira preparada desde las oficinas de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), el mismo Mercurio y La Tercera. Los periodistas no reportearon, no cotejaron la información, no investigaron, justificando así la desaparición de 119 de nuestros familiares.

Hoy se habla de un “juicio ético” a los profesionales que participaron de esta y otras maniobras tendientes a manipular maliciosamente la realidad, por cierto, la mayoría de ellos goza de buena salud.

La democracia colaboró sin siquiera un gesto de mal de gusto con estos medios entregándoles el avisaje estatal, permitiendo que sucumbieran los que durante la dictadura denunciaron sus arbitrariedades . La Época, Análisis, Apsi, la Bicicleta, Cauce, entre otros, se acaban por falta de financiamiento.

Los Tribunales de Justicia

Mas de 9000 recursos de amparo se presentaron, todos ellos rechazados, sin siquiera la intención de investigar, desde la comodidad de sus oficinas en el Palacio de los Tribunales, fueron denegados.
Si hasta un Presidente de la Corte Suprema, quedará apodado por el resto de sus días como el Curco Bórquez, haciendo alusión a la respuesta que da a los familiares que reclaman justicia…”Me tienen curco con eso de los desaparecidos”.

El rol de la Justicia sigue siendo cuestionado, ha hecho caso omiso de los irrefutables antecedentes que prueban la existencia de un estado terrorista. Prescripciones, medias prescripciones, amnistías y condenas que no se condicen con la gravedad de los delitos cometidos, son, salvo excepciones, el granito de arena que gentilmente hacen a la dictadura, antes y ahora.

Nuevamente la democracia no se queda atrás, jueces como Alfredo Pfeiffer quien hace una profesión de fe en favor de los perpetradores, son postulados para ascender a la más alta magistratura.

Los Partidos Políticos

El soporte ideológico de la dictadura está en la derecha política, la que durante el período de la Unidad Popular, se despojó de sus ropajes pseudo- democráticos e incentivó el golpe de estado, participando activamente en el apoyo financiero, político y comunicacional del dictador. 

Esa misma derecha populista de hoy, beneficiada por la Constitución del 80 y el sistema binominal, vota en contra, en noviembre de 2007, de la ratificación de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas…¿Alguna duda acerca de su colaboracionismo?

La Academia

Desde las aulas se justificó, se entregó, se expulsó, se marginó a todos aquellos que no levantaban loas a la dictadura. Las Universidades dejaron de ser el punto de inflexión del pensamiento, la cultura cayó en el concepto de “enemigo interno”… 

Gonzalo Vial Correa, historiador, periodista y abogado, ayuda en la redacción del Libro Blanco donde se denuncia un mentiroso Plan Z para justificar la represión, una vez más nuestra recuperada democracia colabora, esta vez nombrándolo como integrante de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación….acudamos nuevamente a la sabiduría popular, esta vez diríamos “el gato cuidando la carnicería”.

El mundo de las cosas no dichas

Podría seguir con infinitos ejemplos de colaboracionismo y colaboracionistas en particular, la dictadura se jugó por quitarnos todo rasgo de humanidad, trató de aniquilarnos, con mayor o menor éxito, eso dependerá de la óptica y estoy segura que habrá muchas, casi tantas como seres humanos hay, pero históricamente se han dado aquellos sujetos que se pasaron al otro bando, que traicionaron lo que eran sus principios, tienen nombre genéricos, yanaconas, Malinches, cobardes, Judas, ninguno de ellos alude a sus posibles virtudes.

Sin duda, el espanto nos recorre con testimonios como los de Osvaldo “El Guatón” Romo, los alicates para apretar pezones no pueden dejar indiferentes a nadie, pero ocurre que en este mundo de cosas no dichas, nadie asume el rol de accionar el enchufe para picanear, nadie dio una patada, nadie practicó el submarino con los prisioneros. Los que ahora dicen aportar con su testimonio fueron analistas, choferes, administrativos, desde esa asepsia del lenguaje no se sienten vinculados con la máquina de matar.

Colaboracionista no es una palabra neutral, de hecho las palabras no son neutrales, los silencios no son neutrales, la memoria no es neutral, yo no puedo ser neutral, por tanto, desde mi no neutralidad, permíteme decirte LUZ ARCE SANDOVAL, que tus palabras, las que usaste en el transcurso de todos estos años de entrevista, no te exculpan, por el contrario, me ponen frente a una mujer camaleónica, acomodaticia, egocéntrica y manipuladora.

Si tomo en serio tu testimonio, todo ocurrió por el factor “suerte”, todo ocurrió por el factor determinista del destino, todos eran tontos como dices de algunos de tus jefes, menos tú. Aquellos que tu entregaste y que hoy no están, de pura “mala pata”, total parece que eso de ser “sujeto de tu propia historia” no va contigo.

¿Pero sabes Luz Arce? Había alternativas, te cuento, Carlos Contreras Maluje prefirió tirarse bajo las ruedas de un bus antes de entregar a sus compañeros,, Sebastián Acevedo prefirió inmolarse por denunciar que en Chile se torturaba, solo por darte algunos ejemplos extremos. Sabemos de tantos y tantas otras que en medio de esos tormentos, encontraron un espacio de que asirse para mantener su consecuencia, una canción repetida miles de veces, un recuerdo repetido hasta el cansancio, por tanto, de haber….había.

Pero en un rasgo de clemencia para contigo y para no aparecer ahora yo como una poco comprensiva con lo que te pasó, acepto lo que hiciste, caíste presa cuando eras una experta en marxismo, una eximia conocedora del Manual del Guerrillero Urbano, y armabas fusiles AKA como quien arma un juguete LEGO, por tanto nada sabías lo que ahora sabes en tu nueva condición de católica practicante……..el libre albedrío, es decir, la libertad para tomar una decisión y claro tomaste las tuyas cuando eras una materialista dialéctica.

Lo lamento, creo que la historia no te absolverá, pero de los arrepentidos será el reino de los cielos, cada cosa tiene su contraparte.

Yo, la Gabriela Zúñiga, esposa de Alvaro Barrios Duque, ese militante de la periferia según tus propias palabras, a quien entregaste, perdón, no fuiste tú, tú solo acompañaste a Patricio Alvarez a mi casa, porque era tan poca cosa que según tus cálculos no era para hacerlo desaparecer y quien desde el 15 de agosto de 1974 no está, YO…..ELIJO NO PERDONARTE.

El Siglo

Para no olvidar: El "escalafón femenino" de la tortura en Chile

Junto a los torturadores consumados, entre los agentes más crueles en la sala de torturas aparecen las mujeres que se pusieron al servicio del terror. Un número muy importante estuvo en labores administrativas que permitieron el funcionamiento de los aparatos represivos, pero también las hubo en funciones operativas directas, en secuestros, torturas, ejecuciones y desaparición de prisioneros. Esta es una muestra.

Ingrid Felicitas Olderock Benhard, quien tuvo a cargo el entrenamiento del perro pastor alemán ´Volodia´ que se usó para violar a varias prisioneras en la ´Vendy Sexy´. Simultáneamente a poner en operación el ´Cuartel Ollagüe´, la DINA también puso en operación este centro de torturas conocido entre los detenidos como ´ la Venda Sexy ´, aludiendo al hecho que una parte importante de las torturas que aquí se llevaron a cabo tuvieron relación con violaciones y aberraciones sexuales, entre las cuales estuvo el adiestrar a un perro ovejero alemán -al cual los agentes pusieron el nombre de Volodia, en referencia a un entonces alto dirigente del Partido Comunista- para que éste violara a las detenidas que eran forzadas a asumir una posición que facilitara la penetración por parte del animal.

La ´Venda Sexy´, al igual que el ´Cuartel Ollagüe´, fue anteriormente una residencia particular en un sector de clase media. Este centro de torturas funcionó continua y sistemáticamente entre los meses de agosto a diciembre de 1974, aunque siguió siendo utilizada ocasionalmente en fechas posteriores. Durante el período en referencia una treintena de personas fueron muertas como producto de las torturas que les fueron aplicadas, o simplemente, fueron asesinadas.



Rosa Humilde Ramos. El importante caso del secuestro de Miguel Angel Sandoval se une al conocido como "de los 119", por el número de quienes se intentó hacer aparecer como muertos en riñas internas en Argentina en la denominada "Operación Colombo". Testigos del secuestro de Sandoval relatan haberlo visto en Villa Grimaldi hasta el 10 de febrero de 1975, día en que es sacado junto a María Isabel Joui Petersen, María Teresa Eltit Contreras, Renato Sepúlveda Guajardo, Jorge Herrera Jofré y Claudio Silva Peralta, todos desaparecidos.


El testimonio de María Isabel Matamala entrega otro dato: fue detenida por Osvaldo Romo y llevada a Villa Grimaldi, torturada durante 15 días por el mismo Romo y Basclay Zapata, e interrogada por Moren, Krassnoff, Laureani, Ricardo Lawrence, Ferrer y una mujer apodada "la comandante", cuyo nombre era Rosa Humilde Ramos.

La sobreviviente María Salinas Farfán señala que vio a muchos detenidos que hoy están desaparecidos y que, entre los agentes, puede reconocer a Romo, Laureani, Krassnoff, Moren Brito, Luz Arce, Marcia Merino y Alicia Gómez (María Alicia Uribe Gómez), "la Carola".


Osvaldo Romo reconoce que entre los torturadores de Villa Grimaldi estaban César Manríquez, Wenderot y Palmira Almuna. Basclay Zapata, alias "el Troglo", declara que "en 1975 se casó con Teresa Osorio Navarro, también funcionaria del organismo" y que salía junto a Luz Arce a "porotear" en un vehículo por las calles de Santiago. Teresa Osorio dice haber "ingresado como empleada civil de la Armada en 1974, siendo destinada a trabajar en la DINA, en el cuartel de Villa Grimaldi, como secretaria de Krassnoff. Supo que los agentes de la DINA estaban divididos en grupos, denominados ‘Halcón’, ‘Purén’, ‘Aguila’ y otros, llamándose ‘Caupolicán’ el conjunto de éstos. Reitera sus dichos en careo con Eugenio Fieldhouse (también agente), insistiendo que ella no salía a detener".

Fieldhouse, proveniente de Investigaciones, admite que entre los agentes de Villa Grimaldi se encontraban Teresa Osorio, Rosa Humilde Ramos y Palmira Almuna. Mientras que el sobreviviente Raúl Flores Castillo relata que fue detenido "por sujetos armados, uno de los cuales se identificó como Osvaldo Romo, lo subieron a un vehículo en el que había más personas, una mujer a la que le decían ‘la negra’ (Teresa Osorio) y un sujeto al que llamaban ‘el Troglo’".

Si bien muchas de las mujeres que pertenecieron a la DINA realizaron labores administrativas, existe un equipo que ha sido catalogado por los sobrevivientes como "las más sádicas y crueles". Entre ellas destacó la subteniente de Carabineros Ingrid Felicitas Olderock Oelckers, quien fuera instructora de torturadores ya en la escuela inicial de Tejas Verdes. Como integrante de la Brigada Purén fue adiestradora de los perros usados en las vejaciones sexuales cometidas contra hombres y mujeres en el cuartel secreto "Venda Sexy".

Palmira Isabel Almuna Guzmán, alias "la Pepa", También subteniente de Carabineros, fue integrante de la Brigada Purén y torturadora en José Domingo Cañas bajo las órdenes de Ciro Torré Sáez, posteriormente trabajó bajo las órdenes de Pedro Espinoza Bravo. Era la encargada de seleccionar e instruir a futuras agentes, que eran infiltradas como mujeres frívolas y bonitas en diversos ámbitos de relevancia política nacional. Pasó a la CNI y en 1985 retornó a Carabineros, desempeñándose en un centro correccional de menores en Iquique con el grado de comandante del escalafón femenino. Fue denunciada en su casa de Luis Beltrán 1000, en Pudahuel, el 31 de mayo de 2003, luego de lo cual no se le ha vuelto a ver por el barrio, probablemente viviría en Iquique.

Nélida Gutiérrez Rivera fue secretaria privada y amante de Manuel Contreras. Luego de la detención de su jefe, continuó como su secretaria a media jornada en las oficinas que éste tenía en la calle Ricardo Lyon, el resto del tiempo lo dedicaba a su Boutique "Mané" (Manuel y Nélida) en el caracol de Lyon y Providencia.

Si bien no se conoce con certeza el rol que cumplió Viviana Pincetti Barra, que aparece recibiendo sueldos de la DINA y es hija de Osvaldo Pincetti Gac, alias "charla", su padre la llevaba de "visita" a Villa Grimaldi y otros cuarteles del organismo represivo.

Variados testimonios hablan del terrible rol que cumplió Marcia Alejandra Evelyn Merino Vega, alias "la flaca Alejandra", como agente tras ser militante del MIR. Por estos días vive en una zona insular de Chile, desde la que viaja a Santiago para prestar declaraciones en los diversos juicios contra la DINA.



Luz Arce Sandoval, Convertida en agente pasó de militante del PS a la DINA. Sobrevivientes la recuerdan presente en las sesiones de tortura en Villa Grimaldi, Londres 38 y Cuatro Alamos. Continuó su trabajo en la CNI y en 1990 se puso a disposición de los tribunales para declarar en casos de desaparecidos. Hoy vive fuera de Chile y retorna circunstancialmente para aportar datos en procesos judiciales.















María Alicia Uribe Gómez, alias "Carola", de militante del MIR pasó a ser agente de la DINA, luego de la CNI y después de 1990 fue integrada al DINE. Junto a otras colaboradoras efectuaban verdaderos "desfiles de moda" con la ropa de prisioneras asesinadas en los cuarteles de la DINA. Fue vista en Villa Grimaldi, Cuatro Alamos y José Domingo Cañas.

Como "la comandante" era conocida Rosa Humilde Ramos Hernández, torturadora en José Domingo Cañas y Villa Grimaldi e integrante de la Agrupación Aguila de la Brigada Caupolicán. Su recuerdo es imborrable entre los sobrevivientes por su apariencia masculina y el sadismo que aplicaba en las torturas. Cruel es también María Teresa Osorio, alias "Soledad" o "la negra", esposa de Basclay Zapata.

En la Brigada Purén, dedicada a la represión del PS, el PC y la DC, aparecen con funciones la detective Ximena San Juan, Elsa del Tránsito Lagos Salazar, Francisca del Carmen Cerda Galleguillos y Nancy Edulia Vásquez Torrejón, alias "Pelusa".

En la Agrupación Halcón II de la Brigada Caupolicán, grupo que participó en el enfrentamiento con Miguel Enríquez, estaba María Gabriela Ordenes, alias "Marisol", a quien se vio presente en sesiones de tortura.

Agentes en funciones administrativas eran Mirtha Espinoza Caamaño, secretaria de la DINA, que trabajó bajo el mando de Augusto Deitchler en la Subdirección de Inteligencia Interior. María Gabriela Coll Webar, secretaria del staff del Cuartel General. Marta Smock Teixido, secretaria del staff del Cuartel General en la Subdirección de Inteligencia Económica. Sandra Montecinos Sepúlveda, secretaria del staff del Cuartel General. Eliana Quilodrán, alias "Ely", agente de la Dirección de Operaciones que actuaba bajo el mando de Pedro Espinoza Bravo en la sección de Educación e Informática. Teresa Aburto, secretaria de la Sección C-2, que continuó trabajando en la CNI y luego en el DINE. Enriqueta Salazar Contreras, secretaria de la Subdirección de Inteligencia Interior con labores directas con Rolf Wenderoth y que luego sería integrada a Carabineros. Maribel Maringue Moya, secretaria del Subdirector tras la salida de Wenderoth, y que posteriormente continúa cumpliendo funciones en la dirección de la CNI.

También aparecen Ana María Rubio de la Cruz, alias "Carmen Gutiérrez", Suboficial del Ejército y secretaria de la Subdirección de Inteligencia Exterior, implicada en el asesinato del general Carlos Prats y su esposa. María Eliana Moncada Prieto, secretaria de la Subdirección de Inteligencia Exterior, que luego se integra al Departamento de Contrainteligencia. Sara Aguila Márquez, asistente social de la Subdirección de Personal. Carmen Avila Ferrada, Secretaria de Arturo Ureta Siré en la Subdirección de Inteligencia Exterior, posteriormente pasa a cumplir el mismo cargo en la CNI, bajo el mando del Coronel Suau. Alejandra Damián Serrano, que utilizaba el alias "Roxana", era secretaria de Michel Townley.

La enfermera María Eliana Bolumburú Taboada (Bolumburó según la lista de "Elissalde y Poblete") integró la Brigada de Salubridad de la DINA, trabajando en las clínicas clandestinas junto a varios médicos que asesoraban las torturas. El último dato de su paradero la ubicaba trabajando en una empresa farmoquímica de la calle Ejército y viviendo en una villa de Maipú.



La chica del Comando Conjunto

Parece que la única mujer del Comando Conjunto es la famosa Pochi, a quien se le vio vestida de uniforme escolar preguntando por personas que luego serían secuestradas. También estuvo activa en las torturas que se le infligieron a decenas de prisioneros en los centros clandestinos de tortura conocidos como Nido 20 y Nido 18.

Viviana Lucinda Ugarte Sandoval, fue soldado (r) de la FACH, con destinación a la DIFA y al Comando Conjunto. Esposa del general Patricio Campos Montecinos, Director General de Aeronáutica Civil hasta la denuncia realizada por el diario La Nación. Procesada en dictadura por el ministro Cerda como autora de asociación ilícita criminal y cómplice de la desaparición de Reinalda Pereira y Edrás Pinto, amnistiada por el juez Manuel Silva Ibáñez. Por estos días sigue siendo involucrada en los procesos que se llevan contra el Comando Conjunto.

La Nación

30 de Agosto 2011

Luz Arce: Socialista y Delatora
Por estos días los movimientos de derechos humanos levantan con fuerza su voz impugnando la decisión de la Comisión Valech, por incluir como beneficiarios de dicha instancia a Luz Arce y Miguel Estay Reyno, más conocido como el Fanta. Ambos personajes con un currículum como agentes de los organismos de seguridad de la dictadura de Pinochet. Al denominado Fanta no lo conozco. Sólo manejo información pública sobre su pasado de militante comunista y luego colaborador de los servicios represivos de la junta de Gobierno.

A Luz Arce, la trate durante un tiempo. Me fue presentada por el sacerdote José Aldunate, figura destacada en la defensa de los derechos humanos. El primer encuentro fue en la residencia de los padres jesuitas en Alonso Ovalle. Frente a mí, la mujer que tenía en si una historia como militante
socialista y luego como agente. No fue fácil saludarle de mano o con beso en la cara. Ella captó esa reticencia expresando que conocía y entendía el
rechazo que producía su persona. La describo como mujer muy inteligente tanto intelectualmente como también en labores prácticas. Se conducía
extraordinariamente veloz en temas computacionales, memoria prodigiosa, amigable, asertiva, servicial. Lo descrito lo fui constatando en encuentros diarios que sostuvimos en su departamento.

Por aquellos días tenía obsesión de trabajar reconstruyendo las estructuras de la DINA y la CNI, nombres, cargos, direcciones,casos. Concurría días enteros ante magistrados que necesitaban su testimonio. La vi enfrentarse a torturadores como Basclay Zapata o Miguel Krasnoff y encararles su responsabilidad en torturas y desapariciones. Pregunté sobre el destino de los detenidos desaparecidos. Su respuesta siempre fue no saber nada.
Ante mi reproche por haber sido amante de uno de los jerarcas de la Dina, respondió: “Tú no sabes lo que es ser violada día a día por un batallón, es preferible ser violada en una cama por uno”. Varias veces, desde el tercer piso, en el departamento facilitado por los curas dominicos, vimos como personal civil vigilaba su departamento.

Luz Arce, con toda su amabilidad, siempre dejaba una estela de misterio. Su extrema gentileza, espíritu de servicio, se presentaba como expresión de congraciarse con quienes la rodeaban, de ganar un lugar, mostrar en cada gesto el “yo no fui” aunque sus acusadores le enrostraran que aquella noche ella hacía las veces de jefe de grupo, cuando detuvieron a tal o cual, y desde ese momento detenido desaparecido Luz Arce sostenía que hizo lo enseñado en el Partido Socialista. En caso extremo debían caer los peones pero nunca la reina. La vi reunirse con familiares de víctimas de la dictadura, relación de amigos con Lautaro Videla. Soy testigo de cuando concurrió al Partido Comunista y fue recibida en la Sede de calle San Pablo por tres dirigentes del Comité Central.

Sé que fue torturada salvajemente. En uno de sus pies tiene la huella de bala que Contreras le propinó para que nunca olvidara dónde y con quién estaba. Su hijo fue raptado por los represores y su hermano torturado. Recuerdo un acto en la Biblioteca Nacional. Luz Arce fue encarada por estar presente. La doctora Paz Rojas, figura emblemática en defensa de los derechos humanos, defendió a la ex agente diciendo que la tortura es tan feroz que nadie la resiste. Expresó que otros también delataron, hablaron, no resistiendo la tortura, sólo que nadie dijo sus nombres. Ante esa lógica suscribo que Luz Arce fue víctima de la tortura por agentes del Estado y corresponde estar beneficiada por la Comisión Valech.
Desde hace mucho tiempo que no sé nada de ella. Viajó a residir en México. No tenía trabajo ni ella ni su esposo minusválido. Esta columna no es defensa de ella. Pero no apunto con el dedo a quien fue salvajemente torturada junto con su hijo y hermano.

La Nación

Domingo 28 de Agosto 2011

AFDD y PC Exigen Revisión del informe Valech por Aparición del “Fanta” y Luz Arce

La Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) y diputados comunistas rechazaron que en la lista del último Informe Valech aparezcan como beneficiados, Miguel Estay Reyno, alias "el Fanta" (en la foto) y la ex agente de la Dina, Luz Arce, acusados de cometer torturas durante la dictadura.La presidenta de la AFDD, Lorena Pizarro, criticó al Gobierno expresando que "está permitiendo que califiquen (en el Informe 
Valech) sujetos que estuvieron vinculados al terrorismo de Estado".
"No aceptamos y demandamos la revisión de aquellos nombres de sujetos que están vinculados al terrorismo de Estado y que es una ofensa a las víctimas en esta condición cuando ellos son responsables de delitos de lesa humanidad", expresó la presidenta de la AFDD.
Pizarro también dijo que demandan "la revisión de los listados del último Informe Valech porque resulta inaceptable que de más de 32 mil víctimas que van a hacer la denuncia por haber sido ofendidos, humillados, maltratados por el Estado, hoy se reconozca la condición, y solamente un tercio de ellos sean calificados, entre ellos, a agentes de la dictadura", expresó Pizarro.
Por su parte, el presidente del Partido Comunista y diputado, Guillermo Teillier, dijo que esa colectividad política "no va a aceptar que un individuo llamado el Fanta, que cometió crímenes tan alevosos contra compañeros nuestros, aparezca en las lista que van a hacer beneficiados por las reparaciones que la ley le otorga a quienes fueron víctimas de torturas. Nos parece increíble que un criminal como éste pueda ser pagado y financiado con los dineros de todos los chilenos. Hay que investigar toda la lista para ver si hay otros casos. Se quiere igualar a los victimarios con las víctimas", sostuvo el diputado.Por su lado, el diputado PC, y abogado de Derechos Humanos, Hugo Gutiérrez, dijo que "el Fanta tomó la decisión de ser parte de una política de Estado, de una política terrorista, genocida, y la toma de manera voluntaria. En consecuencia que haya sido un 
torturado con antelación no tiene relevancia alguna. No estamos de acuerdo que sea beneficiado o reparado por el Estado, sería estar reparando a alguien que formó parte de la política terrorista de Estado de Chile".
Estay, entonces militante del Partido Comunista, fue detenido en 1975 y tras ser torturado se convirtió en colaborador y miembro de la DINA y contribuyó a la desaparición de muchos de sus compañeros. En el listado también aparece Luz Arce, ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), quien delató a muchos de sus compañeros tras ser detenida y torturada, pero con el retorno de la democracia en 1990 manifestó su arrepentimiento y prestó testimonio voluntario ante los tribunales.

Que Pasa

Agosto 2011

Luz Arce, del Informe Valech a las librerías de Estados Unidos

La mítica ex militante PS Luz Arce Sandoval es uno de los 9.800 casos que quedaron calificados -de los 32 mil que se presentaron- en el segundo Informe Valech de Prisión Política y Tortura, que fue entregado la semana pasada al gobierno. La inclusión de su nombre fue ampliamente discutida por los miembros de la comisión ya que la mujer, tras ser torturada, se convirtió en colaboradora de la DINA y se le acusa de entregar a varios miembros del socialismo y del MIR.

Su testimonio, que saltó a la fama en 1990 cuando fue una testigo clave de las violaciones a los DD.HH. en el Informe Rettig, ha inspirado novelas como La vida doble (2010) de Arturo Fontaine.

Pero su caso también ha cobrado interés internacional. En marzo de este año, el académico norteamericano Michael J. Lazzara -PhD de la Universidad de Princeton y profesor de Literatura en la Universidad de California Davis- lanzó su libro de investigación Luz Arce and Pinochet's Chile: Testimony in the Aftermath of State Violence, que se vende en las principales librerías de Estados Unidos. El texto de Lazzara -quien se ha especializado en la historia reciente de Chile- reúne una serie de artículos sobre Arce y el tema de la delación.

La Imperdonables

Marcia Alejandra Merino, alias "la flaca Alejandra", fue una de las tres principales dirigentes mujeres del MIR hasta el Golpe de Estado. Después, fue detenida en dos oportunidades. Aunque advirtió que no sería capaz de soportar la tortura y pidió permiso para asilarse, el MIR mantuvo su política de prohibir que sus militantes salieran del país. En mayo de 1974, la DINA la secuestró y la sometió a brutales torturas. Desde entonces se transformó –junto a otras dos militantes de izquierda– en una activa colaborada de los servicios de seguridad de la dictadura. Varias amigas de ella y militantes del movimiento fueron detenidos y desaparecidos gracias a la información que entregó. En 1992, una vez en democracia, la Flaca Alejandra confesó el rol que había jugado y colaboró con la justicia. Sólo algunos la perdonaron; otros no. En ella está inspirado el personaje de la serie “Los archivos del cardenal” transmitido el jueves 21, en el que una mujer confirma que Fabián es militante del MIR y lo insta a colaborar con la dictadura. Esta es la historia real de esa delatora.

En 1990, el Presidente Patricio Aylwin creó la Comisión de Verdad y Reconciliación y las causas judiciales por violaciones a los derechos humanos comenzaron lentamente a desempolvarse. Abogados de la Comisión y policías de Investigaciones, por orden de algunos jueces, iniciaron la búsqueda de información. Así dieron a fines de 1991 con el paradero de Marcia Alejandra Merino, la Flaca Alejandra. La dirigente del MIR reconoció, desde la primera declaración, que había entregado a camaradas suyos en la tortura, varios de los cuales desaparecieron, y que luego se convirtió en colaboradora de la DINA y la CNI, con sueldo y vacaciones pagados por esos servicios de seguridad.

En noviembre de 1992, Marcia Merino ofreció una conferencia de prensa en la Comisión Chilena de Derechos Humanos. “Pido perdón”, dijo ese día, pero hoy, casi 20 años más tarde, la petición sigue incomodando y dividiendo a los hombres y mujeres a quienes iba dirigida.

En su historia, y la de otros ex militantes que se transformaron en colaboradores de los servicios de seguridad de la dictadura, está basado el personaje de la mujer que vive con Fabián en las Torres de San Borja en la serie “Los Archivos del Cardenal”. En el capítulo transmitido 21 de agosto pasado, el personaje que se inspira en Marcia Merino es quien confirma que Fabián es militante del MIR y lo insta a colaborar con los servicios de seguridad de la dictadura.

"la Flaca", la dura

Marcia Merino es oriunda de Concepción, la menor de tres hermanos. Su padre murió cuando ella tenía cuatro años. Su madre, una profesora básica, puso a sus hermanos mayores en un internado. Marcia creció en medio de muchas dificultades económicas como una niña enfermiza, sola y tímida. Sólo cambió de personalidad cuando entró a la universidad, a comienzos de los 60. Allí conoció el MIR y abrazó la militancia con un compromiso completo y sin reservas. En su libro “Mi verdad… Más allá del horror; yo acuso”, admitió que “llegué a ser una militante rígida y dura”, para quien cualquier gesto de vacilación de sus camaradas constituía una “traición”.

Cuando el movimiento se lo pidió, Marcia Merino abandonó sus estudios y se trasladó a Santiago, semiclandestina. Hacia fines de los 60, ya se había convertido en una de las pocas mujeres dirigentes del MIR. Santiago se había dividido en cuatro Grupos Político–Militares (GPM). Ella fue nombrada la jefa del GPM–1, que abarcaba la zona sur de Santiago.

“Era una mujer muy asertiva, con un discurso político y una oratoria impresionante”, recuerda a condición de anonimato una ex militante, entonces bajo las órdenes de Marcia Merino. “Siempre andaba rodeada de un grupo de muchachos, sus favoritos, a los que otorgaba los privilegios de su confianza. Era dura y no tenía vida al margen del partido. Con los altos dirigentes, era a la inversa: cariñosa, afectiva”.

Enérico García, ex GAP y ex encargado de la seguridad del líder del MIR, Miguel Enríquez, recuerda que Marcia Merino tenía llegada directa a la casa donde operaba la Comisión Política (CP) del movimiento.

“La Flaca Alejandra tenía una tremenda capacidad de organización. Incluso antes del Golpe, no todo el mundo tenía acceso ni sabía donde se reunía la CP. Marcia Merino era una de las pocas que llegaba libremente allí. Fue pareja de Alfonso Chanfreau, con quien en un momento hizo una especie de compromiso público, que fue ‘santificado’ por Bautista Van Schouwen”.

Galdys Díaz, entonces dirigente en otro GPM en Santiago, recuerda que había apenas tres mujeres con ese nivel de relevancia en la dirección del MIR: La Flaca Alejandra, Lumi Videla y la propia Gladys Díaz. Ellas eran un referente y un orgullo para el movimiento.

De prisionera a colaboradora

Marcia Merino ha relatado que en los primeros días tras el Golpe fue detenida, pero no fue torturada ni sus aprehensores parecían saber sobre su militancia, así que prontamente quedó en libertad. Después de un breve lapso en que el MIR la mantuvo “congelada”, se le ordenó que reorganizara la estructura partidaria entre Curicó y Chillán.

El 1º de Mayo de 1974 fue arrestada nuevamente y trasladada a Curicó, donde fue torturada con electricidad por órdenes del fiscal militar Lautaro Bache. Fue así como comenzó a ceder y reconoció ante el fiscal que era militante del MIR, dijo cuál era su responsabilidad en la zona y reconoció que su partido tenía dos conscriptos infiltrados en el Ejército.

“Cuando por primera vez le reconocí la información a Bache, sentí que había traicionado a mi partido. Mi mundo se derrumbaba absolutamente. Así como mi entrega a la revolución y al partido había sido total y absoluta, el haber dado antecedentes, aún conocidos por ellos, significaba para mí un quiebre también absoluto”, relata Merino en su libro.

El fiscal la trasladó posteriormente a la cárcel de Curicó. Allí escribió un informe a la Comisión Política del MIR en papel de cigarrillos, relatando que “no había podido tolerar la tortura y había reconocido algunas de las cosas que me preguntaban; que estaba desesperada”. El MIR, cuya política era que sus militantes no debían asilarse, guardó silencio.

Marcia Merino continuó en la Cárcel hasta el 1º de agosto, cuando fue “dejada en libertad” por el fiscal y secuestrada en el mismo lugar por civiles que la trasladaron al cuartel clandestino de detención conocido como Londres 38, donde conoció las formas más extremas de tortura. Un grupo comandando por Osvaldo Romo –uno de los agentes más sanguinarios de la DINA– la interrogó aplicándole corriente, particularmente en los genitales. Otras veces la colgaban o la ponían en la parrilla boca abajo. Hasta que comenzó a hablar.

“La verdad es que desesperadamente buscaba en mi mente algo que decir para detener la tortura. Di los domicilios de María Angélica Andreoli Bravo (…) También di el domicilio de Muriel Duckendorf Navarrete”. Ambas eran amigas de Marcia Merino y actualmente están desaparecidas. Además, mencionó el nombre de Adriana Urrutia, quien sobrevivió. La DINA la obligó a reconocer sus domicilios y a colaborar en los arrestos de ellas tres.

Luego comenzó la espiral. Entregó nuevos domicilios y cuando no tuvo más información que conociera personalmente, los agentes de la DINA la sacaban a “porotear”. Es decir, la llevaban a puntos de encuentros de dirigentes miristas. En cuanto ella reconocía a algún conocido, comenzaba a temblar. Así los agentes confirmaban la información que necesitaban. De este modo, cayeron secuestradas decenas de personas, muchas de las cuales se encuentran hoy desaparecidas. Entre ellas, su amiga Lumi Videla.

Después de varios meses de torturas y de entregar información sobre los militantes que conocía, Marcia Merino fue instalada en Villa Grimaldi junto a su amiga María Alicia Uribe Gómez, la “Chica Carola”, quien pertenecía a la estructura de Informaciones del MIR, y a Luz Arce (ex militante socialista). Las tres comenzaron a recibir privilegios (mejor comida, baño, fin de los “parrillazos”) en su calidad de colaboradoras. Marcia Merino relata que cada vez que podían, los agentes se jactaban de su colaboración ante los prisioneros, como una manera de demoler la moral de los detenidos.

Cada una de las colaboradoras cayó bajo la protección de algún jerarca de la DINA: Luz Arce, de Rolf Wenderoth; la “Chica Carola”, del subdirector Pedro Espinoza y Marcia Merino, de Miguel Krasnoff Marchenko, el agente operativo encargado de eliminar al MIR.

En julio de 1975, fueron dejadas “en libertad”, pero en las oficinas de Belgrano, el cuartel Central de la DINA, Manuel Contreras les ofreció, personalmente, continuar trabajando como empleadas de la estructura que él comandaba para eliminar a los partidos de izquierda. Las tres aceptaron y fueron enviadas a vivir juntas al departamento incautado al ex GAP Max Marambio, en las Torres de San Borja, muy cerca del edificio Diego Portales. Hacia 1978 Marcia Merino se mudó a otro departamento con Alicia Uribe, la “Chica Carola”, “en la Torre 4 o 5 de la remodelación San Borja, Nº 194, que era de Federico Willoughby”.

“Hubo hechos que me iban destruyendo cada vez más y que me hacían sentir como ‘la traidora’. Esto era acrecentado por la DINA , que me mostraba constantemente panfletos del MIR en los que se mentía respecto de mis ‘privilegios’ y se me condenada a muerte”, afirma Marcia Merino en su libro.

Merino, Arce y Uribe vivieron juntas por un largo tiempo y eran visitadas mensualmente por Contreras. En ese periodo, las mujeres se involucraron sentimentalmente con agentes, redactaron documentos proponiendo formas de fortalecer el apoyo social a Augusto Pinochet, asistieron a cursos de inteligencia financiados por el Ejército y fueron premiadas en una ceremonia. “En la graduación participó Mónica Madariaga, la que me hizo entrega del premio correspondiente, al segundo lugar o segunda antigüedad”. En 1977 Mónica Madariaga era ministra de Justicia. El hecho es que estas colaboradores consiguieron tal nivel de confianza que se les encomendaron tareas de inteligencia en el exterior. Su trabajo era remunerado y salían de vacaciones, como cualquier funcionario.

Las ex prisioneras, afirma Marcia Merino, temían a la posibilidad de ser citadas a declarar y, en lo que a ella respecta, siempre se negó a colaborar con las investigaciones judiciales cuando la oportunidad se le presentó. Hasta que llegó la democracia y, a pesar de que aún era controlada por la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), se atrevió a dar el paso. Lo mismo hizo la ex socialista Luz Arce. Alicia Uribe, la “Chica Carola”, continuó sumergida en la sombra de protección de los ex aparatos de seguridad.

La conferencia liberadora

Un día de noviembre de 1992, la periodista Gladys Díaz –hoy sicóloga–, recibió un extraño llamado en su casa. Era el presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, Jaime Castillo Velasco (la Vicaría se había disuelto en 1990), conminándola a presentarse en la sede de esa entidad al día siguiente muy temprano. No le dijo por qué.

“Yo llegué un poco atrasada y al entrar a la sala donde se me esperaba, me encontré con una nube de fotógrafos y periodistas. En la testera había comenzado a hablar una mujer, sentada junto a Jaime Castillo, a quien no reconocí. Sólo cuando dijo: ‘Pido Perdón’ me di cuenta que era ella, la Flaca Alejandra”, recuerda Díaz.

Díaz gozaba de gran prestigio entre sus camaradas por haber tenido la conducta opuesta a la de Marcia Merino. A pesar de que su pareja desapareció y de haber sido brutalmente torturada en la temida Torre de Villa Grimaldi, se negó a colaborar con sus captores. Incluso cuando en una ocasión le llevaron a la Flaca Alejandra a la celda para que la conminara a hablar, Gladys Díaz respondió con desdén: “Esta es una colaboradora. Qué ascendencia puede tener sobre mí. Cómo se les ocurre pensar que ella me va a convencer de nada”. En otra ocasión, Marcia Merino le puso un cigarrillo en la boca y Gladys Díaz lo escupió.

“Sentada ahí, en esa conferencia de prensa, me di cuenta de que cualquier gesto que yo tuviera, tendría enormes consecuencias. Hice un esfuerzo tremendo para discernir qué era lo que sentía que debía hacer. En ese momento, fue una consideración casi funcional. Me di cuenta que ella tenía información muy valiosa que entregarnos y que si yo no la acogía, iba a quedar en terreno de nadie. Así que me paré y la abracé. Para ella fue un momento muy impactante. Todo se dijo en ese abrazo”, relata Díaz.

Con el tiempo, afirma la ex dirigente del MIR, ha elaborado con mayor profundidad el gesto que tuvo y, a pesar de que le costó la crítica de muchos de sus ex camaradas, sigue defendiéndolo.

“Yo pienso que lo que ella hizo fue tremendo. No lo justifico. Tuvo un costo altísimo para nosotros, pero yo no puedo dejar de ver que el quiebre que ella sufrió se debió primordialmente a la tortura”, dice.

Díaz, que soportó los peores tormentos sin delatar a sus compañeros, afirma que hacer frente estoicamente a la tortura no depende de la voluntad, ni del compromiso político de las personas, sino que de algo que normalmente está fuera de su control, como sus características biográficas.

“Ella era una mujer muy frágil. Ella le mandó a decir al MIR después de la primera tortura que sufrió que sabía que no iba a poder soportar una segunda sesión y pidió permiso para asilarse, pero no la escuchamos. Primó la consigna ‘el MIR no se asila’. En su quiebre somos todos responsables”, agrega.

Según el análisis de la profesional, las carencias afectivas de la infancia, la ausencia del padre, convirtieron a Marcia Merino en una presa fácil de la DINA que hizo un estudio de sus debilidades para explotarlas. “Yo me niego a creer que esta es una historia entre valientes y cobardes”, subraya.

La jodida vida

Para Díaz, el período posterior, en que Marcia Merino, Luz Arce y María Alicia Uribe se convirtieron en empleadas a sueldo de los servicios de seguridad se explica por el miedo. El miedo corrosivo e inmenso a la muerte.

Para empeorar las cosas, dice, el MIR condenó a muerte a Marcia Merino y a otros ex militantes que habían colaborado con los servicios de inteligencia. Entre ellos, Hernán González, Humberto Menanteaux, Cristián Mallol y Hernán Carrasco, quienes fueron forzados a dar una conferencia de prensa en 1975, en que declararon la derrota del MIR y pidieron poner fin a la resistencia armada (ver galería inferior).

Menanteaux y Carrasco, cuando quedaron en libertad, informaron a la dirección del MIR sobre la forma en que fueron obligados a dar esa conferencia de prensa –en que Bernardo de la Maza actuó como entrevistador– e intentaron pedir ayuda para salir al exilio. Sus comunicaciones fueron interceptadas por la DINA, que volvió a capturarlos y fueron asesinados arrancándoles en carne viva las entrañas, según han testificado judicialmente las ex colaboradoras.

La terapeuta que trató a Marcia Merino durante cuatro años, relata a condición de anonimato que la ex mirista sufría de constantes crisis de angustia y de pánico, pues temía que si no la mataba la DINA o la CNI, lo harían sus ex camaradas. Agrega que el temor la siguió aún después de decidirse a declarar públicamente. Sólo cuando se careó con Krassnoff y lo acusó como su victimario, logró romper con los sentimientos contradictorios de miedo y seguridad que él le provocaba.

Sin embargo, aún hay quienes no creen en la sinceridad de su arrepentimiento. “La vida no se hace sobre la base de discursos y convicciones”, afirma una ex mirista y ex prisionera, que conoce a Marcia Merino desde antes del Golpe de Estado. “La vida está constituida de pequeñas y cotidianas experiencias. Yo puedo comprender que ella se haya quebrado en la tortura, como muchos. Lo que no entiendo es lo que vino después. Cómo hizo para ganarse la confianza de la DINA al punto de que le pagaran sueldo y la dejaran tomar vacaciones. Qué les decía cuando salían de farra, cuando se metía con ellos. Por qué no tomó ninguna de las oportunidades que se le presentaron para escapar. Y por qué, si tomó conciencia del daño que hizo, no se enfermó, ni enloqueció en la contradicción entre lo que supuestamente creía y lo que hacía”.

Enérico García dice que no tendría valor para mirar a Marcia Merino a la cara: “No me siento capaz de perdonarla. Yo no tengo autoridad para perdonar en nombre de las decenas de personas que cayeron por causa suya”.

Marcia Merino estuvo en terapia por cuatro años después de romper sus lazos con la DINA, la CNI y la DINE. Al igual que Luz Arce, hizo largas declaraciones judiciales entregando información sobre los prisioneros que cayeron por su causa y los que vio en distintos centros de reclusión, muchos de los cuales hoy se encuentran desaparecidos. También entregó nombres de agentes y su posición en la estructura de los servicios de seguridad.

No obstante, los ex militantes que la acogieron fueron contados con las manos. Por ejemplo, Viviana Uribe y Erika Hennings, ex prisioneras y familiares de desaparecidos, pagaron un alto costo entre sus amistades por haberla protegido y hoy prefieren abstenerse de otorgar nuevas entrevistas sobre el tema.

Marcia Merino vive actualmente en Isla de Pascua con su esposo. Luz Arce se mudó a México, con su esposo e hijos. Alicia Uribe sigue oculta en algún lugar de Santiago, probablemente con identidad falsa.

El Mercurio

18 de Diciembre de 2004

Contreras: Al cura Hasbún no lo conozco 

El general (r) sostuvo que todo fue un invento de la ex agente Luz Arce, ya que "la tienen amenazada de muerte".

El ex director de la DINA, Manuel Contreras Sepúlveda, dijo no conocer al sacerdote Raúl Hasbún, quien fue citado a declarar como inculpado por el ministro Alejandro Solís en la investigación por desapariciones desde Villa Grimaldi.

La citación se produjo a raíz de declaraciones prestadas ante la justicia hace dos meses por la ex agente Luz Arce Sandoval, quien sostuvo que el presbítero concurría al menos dos veces al mes a las oficinas del cuartel general de la DINA y entraba directamente a la dirección general.

Contreras sostuvo: "al cura Hasbún no tengo el gusto de conocerlo, nunca lo he saludado, no me lo han presentado, jamás estuvo en Villa Grimaldi ni otro edificio de la DINA ni fue mi confesor. Y yo no miento", declaró a este diario.

Amenazas

El general en retiro, que en los próximos días debiera comenzar a cumplir condena por el caso Sandoval Rodríguez, aseguró que Luz Arce "ha estado mintiendo desde que la despacharon de la CNI, porque sus ex grupos (se refiere al Partido Socialista) la amenazaron de muerte a ella y a su hijo si no decía lo que ellos le ordenaban", aseguró.

Comparó el caso de Luz Arce con el de Alejandra Merino.

Contreras insistió en que la justicia debía averiguar quién está detrás de las amenazas a la ex agente de la DINA, que, según él, la han obligado a mentir "en las 58 declaraciones que ha prestado en contra nuestra".

Hasbún debía declarar ante el ministro Alejandro Solís el miércoles 15 de diciembre en el Palacio de Tribunales, pero la posibilidad de que pudiera ser víctima del asedio periodístico hizo que sus abogados solicitaran suspender la diligencia, que quedó fijada para la próxima semana.

La Nación

8 de mayo 2011

Los amores de la DINA: relaciones sentimentales en tiempos de sangre

La muerte de Enrique Arancibia Clavel sacó a la luz antecedentes de su vida sentimental, la que llevó adelante intensamente incluso cuando era agente represor. Una historia que se repite al interior del organismo: ex detenidas que iniciaron romances con sus torturadores y otros que encontraron el amor verdadero son parte de esta historia.

EL AGENTE HOMOSEXUAL

Para la Policía Federal Argentina no hay dudas: las 34 puñaladas que le dieron muerte a Lautaro Enrique Arancibia Clavel, tuvieron un móvil pasional. Por estos días, las pesquisas se centran en un joven de 19 años quien confesó ser la pareja del ex agente de la desaparecida DINA.

El violento crimen reflotó la intensa historia sentimental de Arancibia, la que llevó adelante incluso con desfachatez. Vivió su homosexualidad abiertamente incluso en los momentos más álgidos de su colaboración con la DINA (como jefe de información clandestina en Buenos Aires) y a pesar de ser parte de un círculo social conservador en materia valórica.

A principios de 1974 (a poco de iniciar su trabajo en la DINA) conoce al peluquero y bailarín Humberto Zambelli, quien trabajaba para Susana Jiménez, una de las principales estrellas del ambiente artístico y de la TV argentina hasta hoy.

Todo comenzó a la salida de un espectáculo en el que el Zambelli participaba:

“Me espera una persona joven, de sexo masculino. Me invita varias veces a tomar café y charlar. Con el correr de los días acepto la invitación e incluso lo llevo a la casa de mis padres, en Lanús. Así fue como entramos de lleno en una relación amistosa con quien resultó ser Enrique Arancibia Clavel”, dijo alguna vez Zambelli, consignado por la periodista Mónica González en Ciper.

Tiempo después se fueron a vivir juntos a un departamento en Buenos Aires. También, y para descansar, se hicieron una casa en el sector de Tortuguitas a unos 40 kms de la ciudad capital.

Ese 1974 sería importante para Arancibia, no solo por iniciar su trabajo para la policía política sino porque debió enfrentar la preparación del asesinato (30 de septiembre) del ex comandante en jefe del Ejército, Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert. Por este crimen sería condenado a cadena perpetua.

Muchos años después, sin Zambelli a su lado, y una vez salido de la cárcel el 2007 (gracias a beneficios de la justicia trasandina que computo al doble sus años en la cárcel), Arancibia siguió con su vida. A propósito de su muerte y de las investigaciones que se hicieron, varios testigos afirmaron que Arancibia gustaba de la vida bohemia y de frecuentar a jóvenes homosexuales.

CUANDO EL MAMO ENCONTRÓ EL AMOR
Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda llevaba 20 años casado cuando en 1973 se hizo cargo de crear la Dirección de Inteligencia Nacional –DINA-.

A su mujer, María Teresa Valdebenito Stevenson, la había conocido en unas vacaciones en Quillota en 1949, recién salido de la Escuela Militar. Ella le dio cuatro hijos (tres mujeres y un hombre) y llevaban una vida normal.

Sin embargo una vez que Contreras asumió oficialmente la dirección de la DINA (junio de 1974) todo cambió. No solo por las labores que le tocó realizar, sino porque entabló una relación con su secretaria Nélida Gutiérrez Rivera.

Con el tiempo, ésta pasó de fiel colaboradora (miembro del estrecho círculo íntimo de Contreras en la DINA) a ser la amante “oficial” del “jefe”.

En medio de muertes, torturas y crueldad nació una relación fuerte que con los años se fue afianzando e incluso abarcó el rubro comercial.

Una vez disuelta la DINA, Nélida pasó a ser la secretaria privada de Contreras –todavía casado- en los negocios que éste emprendió. Además, con dinero aportado por él, puso una boutique de ropa llamada Mané (Manuel y Nélida) en el caracol Lyon, en Providencia.

En 1985 dieron el paso: se fueron a vivir juntos y Contreras abandonó a su mujer. En 2010, con Contreras en el penal Cordillera pagando por sus crímenes, decidieron casarse.

A través de un poder notarial y con separación de bienes ambos dieron el “sí”. “Cumplimos un sueño de cualquier pareja que se ha amado toda la vida, en las buenas y en las malas. No queríamos que algún día se dijera que nosotros sólo convivimos”, dijo Gutiérrez aquella vez.

AMAR DESPUÉS DE LA TORTURA

Luz Arce Sandoval; María Alicia Uribe Gómez (“Carola”) y Marcia Merino Vega (la “Flaca Alejandra”); tienen varias similitudes: a principios de los 70’ apoyaron a la Unidad Popular (la primera era del PS las dos últimas del MIR); tras el golpe de Estado de 1973 fueron detenidas y atrozmente torturadas; luego, y para salvar la vida, pasaron a colaborar con la DINA entregando a varios de sus ex compañeros; y por último iniciaron relaciones sentimentales con algunos de sus captores.

Si bien ellas lo niegan, testigos de la época, sostienen que tuvieron más de un romance con hombres de la DINA.

Luz Arce fue pareja del coronel (R) Rolf Wenderoth Pozo, integrante de la brigada Mulchén de la DINA que estuvo en Villa Grimaldi y participó en el crimen del funcionario de la CEPAL, Carmelo Soria.

María Uribe, quien jamás mostró arrepentimiento por su labor en la DINA y que siguió trabajando para los servicios de inteligencia del Ejército hasta bien entrada la democracia, mantuvo una relación con el brigadier (R) Pedro Espinoza Bravo, director de Operaciones de la DINA, de quien (al igual que los casos Arce y Gutiérrez) fue su secretaria.

Según testigos, la relación entre ambos era bastante paternal, en especial porque Uribe resentía la dura infancia que le tocó vivir sin su padre, que no la reconoció, y sin madre que no pudo vivir con ella.

De hecho, el por entonces coronel Espinoza jugó un papel importante en un episodio clave para la mujer, cuando en 1975 su padre decidió reconocerla. Se dice que Espinoza obligó al hombre a punta de pistola.

De la “Flaca Alejandra” se dice que habría estado relacionada, entre otros, con Manuel Vásquez Chauán (de la Brigada Purén); Juan Morales Salgado (jefe de la Brigada Lautaro e involucrado en el crimen de Prats) y con Eugenio Fieldhouse (uno de los jefes de Villa Grimaldi).

Eso es negado por Merino en forma tajante. En una carta a La Nación sostuvo que “desmiento haber tenido algún tipo de relación sentimental o similar con oficiales de alto o bajo rango, o con cualquier otro miembro de la DINA mientras estuve como prisionera. Jamás en ese periodo tuve una relación de ese tipo”.

Cómo el Mamo conquistaba

Este es un fragmento del libro “El Infierno” de Luz Arce, que retrata la relación que existía entre Manuel Contreras, el todo poderoso director de la DINA y el personal femenino que estaba adscrito a la organización de inteligencia. El relato corresponde a una fiesta en el otoño de 1976:

“Durante una recepción me sacó a bailar e inició la conversación.

-Luz, eres la más linda de mis detenidas.

-Coronel, gracias. Pero pensaba que era funcionaria y para serle franca, preferiría que dijera la más inteligente-, dije riendo.

-La más hermosa de las detenidas que pasó por la DINA, quise decir, y también muy inteligente. Y de verdad eres, no sé si bella, pero sí muy atractiva y puedes tener todo cuanto quieras. Sólo pídelo.

-Gracias, coronel. Imagino se refiere a cosas materiales.

-¡Claro! Todas esas cosas que hacen la vida agradable. Ropa, dinero y todo lo que se pueda comprar con él.

-Y, dígame coronel, ¿Cuál es el precio? porque imagino que hay uno.

-Que sea amable y cariñosa.

-¿Sabe, coronel? Yo me regalo si me da la gana, pero no me vendo.

-¿Está rechazando a su director, Luz?

-Sabía que transitaba por un terreno delicado. Así es que tratando de aparecer muy sonriente y hasta coqueteando, dije:

-No. No rechazo al director. El director se cambió de sombrero y se puso en el plano de hombre. Por eso yo como mujer puedo decir no.

Rió, mientras seguíamos bailando, aparentando una cordialidad exagerada y una alegría que por cierto dentro de mí no había.

 Momentos después el coronel nos pidió a las tres que lo rodeáramos. 

María Alicia a su izquierda, Alejandra a su derecha, yo sentada en el suelo frente a él. 

Los oficiales de pié rodeándonos: el coronel brindó por nosotras tres y dijo algo acerca de que nos había dado la vida.

 Que era como un padre para nosotras. Que a su alero nada debíamos temer”.

http://www.memoriaviva.com/criminales/criminales_a/arce_sandoval_luz.htm

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