Israel, a diferencia de Corea del Norte, siempre ha tenido el beneplácito de los EEUU para desarrollar su programa nuclear y nunca fue objeto ni de sanción o amenaza.
La República Popular Democrática de Corea (RPDC) ensayó con éxito su sexto lanzamiento nuclear desde 2006. En esta ocasión, se trata de una bomba de hidrógeno diseñada para armar un misil balístico intercontinental con capacidad de alcanzar territorio norteamericano en el Pacífico Occidental.
Según las autoridades norcoreanas, su hipotético objetivo sería la isla de Guam que, con sus cuatro bases aeronavales, es la avanzadilla imperial más importante de los EEUU de submarinos nucleares, aviación estratégica y despliegue de los Navy Seal (tropas de élite) para el control de una zona vital en su disputa por la hegemonía frente a China.
El lanzamiento nuclear de Corea del Norte ha sido criticado unánimemente por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pero con posiciones claramente enfrentadas en relación a las formas de abordar con Corea del Norte la suspensión de pruebas nucleares.
De una parte, Rusia y China, que abogan por una salida diplomática al conflicto, manifestaron, en la reunión de los BRICS (Brasil, India, China, Rusia y Sudáfrica) celebrada en la ciudad china de Xiamen, su rechazo a imponer nuevas sanciones contra Pyongyang defendidas por EEUU, la UE y Japón, al tiempo que condenaban cualquier intervención militar contra Corea del Norte.
El presidente Putin advertía que la "histeria militar" de los EEUU podría conducir a una "catástrofe planetaria" a la vez que responsabilizaba a EEUU y Corea del Sur de elevar la tensión en la zona al realizar continuas maniobras militares cerca de la frontera con Corea del Norte y continuar con el despliegue del escudo antimisiles facilitado por el Pentágono.
Visto con perspectiva, se trata de un conflicto no resuelto desde 1953 cuando el país quedó dividido por el paralelo 38 tras un armisticio sin paz, que ponía fin a una guerra librada entre los EEUU y sus aliados con Corea del Sur frente a Corea del Norte, China y la URSS.
Desde entonces, ambas Coreas conviven separadas por una zona desmilitarizada y con periodos que han oscilado entre la distensión y cooperación y la tensión diplomática y militar.
La cuestión de fondo, la capacidad de Corea del Norte o de cualquier otro estado de hacerse con tecnología nuclear para uso militar, choca efectivamente con el Tratado de no Proliferación Nuclear (NPT), que abierto a la firma en 1968, restringía la posesión de armas nucleares solo a cinco estados: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, la entonces Unión Soviética y la República Popular China.
La condición especial de estos cinco países, los llamados Estados Nuclearmente armados (Nuclear Weapons States) se definió a partir de que eran los únicos estados que habían detonado ensayos nucleares hasta 1967.
Pero a pesar de esa limitación, lo cierto es que India, Paquistán, Israel y Corea del Norte alcanzaron la categoría de países con armamento nuclear, vulnerando claramente el tratado de No Proliferación Nuclear.
En este punto, conviene detenerse en el caso de Israel, que pone en evidencia el doble rasero de la Administración Norteamericana a la hora de abordar el necesario cumplimiento del TNPN.
Israel, un estado condenado reiteradamente por las Naciones Unidas desde 1948 por violaciones de derechos humanos, por ocupaciones ilegales, por acciones criminales en territorio palestino, por ejecuciones extrajudiciales, por secuestros, viene desarrollando armas nucleares desde 1958 en el Centro de Investigación Nuclear del Neguey contando según diversas agencias de inteligencia entre 100 y 200 cabezas nucleares.
Pero Israel, a diferencia de Corea del Norte, siempre ha tenido el beneplácito de los EEUU para con su programa nuclear y nunca fue objeto ni de sanción o amenaza para impedir su incursión en los programas militares nucleares.
Ese tratamiento con Israel, choca con el que se mantuvo por la Comunidad Internacional, liderada por los EEUU, respecto a Irán y su programa nuclear o con el caso reciente de las pruebas nucleares de Corea del Norte.
El verdadero problema, que afecta a toda la humanidad, es el relativo a impedir el uso de las 15.445 ojivas nucleares que existen hoy en poder de los Estados Nuclearizados.
Y, pese a que dos terceras partes de la Asamblea de las Naciones Unidas abogan por la prohibición total del uso del arma nuclear, los EEUU, Francia y Reino Unido, en declaración conjunta para mostrar su rechazo, argumentaban que “una supuesta prohibición del armamento nuclear sin abordar los problemas de seguridad que continúan haciendo necesaria la disuasión nuclear no dará como resultado la eliminación de armas nucleares y no aumentará la seguridad de ningún país, ni la Paz y seguridad internacional”.
He aquí la cuestión, estados poderosos que defienden la disuasión nuclear para hacer frente a los problemas de inseguridad mundial, cuando la disuasión nuclear es en sí mismo, uno y tal vez, el más serio problema de la inseguridad humana.
Personajes como Donald Trump, misógino, racista y ultraderechista, sería menos peligroso para la humanidad si no tuviera en sus manos la capacidad de autorizar el lanzamiento de misiles o bombas nucleares en cualquier parte del mundo.
Fuente: Willy Meyer, Mundo Obrero - España
http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=66164