Si en Honduras hubiera justicia Billy Joya estaría preso o colgado de un árbol
Quienes vivimos la guerra sucia en los años 80 en Honduras sabemos de lo que fue y es capaz de hacer Billy Joya Améndola.
Recorrer el currículum de Joya Améndola es indispensable para entender la cultura política de los neoliberales que tienen secuestrado Honduras
En los años 80 Billy Joya Améndola era uno de los dirigentes principales del Batallón de Inteligencia 3-36, encargado del secuestro, desaparición y asesinato de dirigentes sociales y fundador de los escuadrones de la muerte “Lince” y “Cobra”.
Cubriendo esta función se convirtió en uno de los principales ejecutores de secuestros, torturas y asesinatos en Honduras, y se le acusó con certeza de al menos once ejecuciones bajo el pseudónimo de “Doctor Arranzola”.
Además, se le acusó del secuestro y tortura de seis estudiantes, cuatro de los cuales siguen aún desaparecidos.
El secuestro tuvo lugar el 27 de abril de 1982 en la casa del ayudante del Fiscal General de la República, Rafael Rivera, violando la inmunidad del número dos de la justicia del país, usando métodos de la dictadura argentina.
De hecho, si bien no hay pruebas de que Joya Améndola recibiera instrucción en los Estados Unidos, sí las hay de que trabajó en Argentina a las órdenes de uno de los principales represores, Guillermo Suárez Mason, conocido entre otras cosas por ser el principal organizador del secuestro de niños durante la última dictadura.
Además obtuvo una beca del ejército hondureño para estudiar en el Chile de Augusto Pinochet.
Posteriormente, desde 1984 hasta 1991 sirvió como enlace entre el ejército hondureño, los represores argentinos y los estadounidenses durante la guerra sucia.
El gobierno español solicitó la extradición de Joya Améndola varias veces desde 1985 a través de Interpol, sin embargo el sistema judicial hondureño (el mismo que ha presentado 18 denuncias contra Mel Zelaya) jamás cursó ninguna de ellas.
Pese a ello, cuando un juez de Tegucigalpa lo acusó de secuestro y tortura en 1994 y se emitió una orden de captura contra él en 1995, fue precisamente en España donde se refugió y se quedó como solicitantes de asilo hasta que en 1998 lo expulsaron.
En esos años trabajó como catequista en un colegio de Sevilla.